Prologo.

En la oscuridad de la noche, una mujer corría por su vida y por la de su bebe a trabes de un enorme bosque tratando de llegar hasta su refugio ya que una muchedumbre los estaba persiguiendo porque pensaba que ellos eran los causantes de sus desgracias los perseguían armados hasta los dientes, no dejarían que llegaran al castillo de Drácula con vida; la mujer solo miraba al frente sin importarle las personas que venían detrás de ella, si no llegaba antes de que las nubes desaparecieran estaría en un peligro aun peor esos aldeanos enfurecidos, a pesar de haber llegar al castillo quedaban muy pocas nubes en el cielo y las enormes puertas estaban cerradas, a poco metro de ella los aldeanos se preparaban para matarla a ella y a su bebe pero cuando creía que todo estaba perdido vio un pequeño hueco donde cabía su bebe, coloco al bebe de tal forma que no se despertara hasta que todo acabara y se aseguro de que nada le pudiera pasar.

Los aldeanos vieron como la mujer los miraba con culpa de lo que estaba a punto de pasar, ellos se preparaban para todo lo que pudiera pasar todo menos que ella hablara.

– ¡Váyanse ahora que aun pueden!… él no será generoso si algo me pasa a mi o a nuestra hija, por favor piensen en sus hijo y váyanse ahora que aun pueden hacerlo – dijo asustada por lo que pudiera pasarle a esa personas a pesar de que la trataban de matar.

– Y ¿debemos creerle a un monstruo como tu? – dijo uno de ellos esperando una respuesta de la mujer, respuesta que no llego por parte de ella.

– Debieron creerle porque ahora no tienen oportunidad contra mi – dijo un hombre que acababa de salir del castillo con ojos color sangre, que denotaban su ira y enojo.

Los aldeanos lo reconocieron de inmediato, trataron de huir para su suerte lo lograron; mientras en la entrada del castillo estaban todavía el hombre y la mujer mirándose fijamente, hasta que él se atrevió a hablar.

– ¿A qué has venido? – dijo en un tono tranquilo y muerto.

– He venido a traerte algo que es tanto tuyo como mío – dijo la mujer casi inaudible mirando a aquel hombre que siempre amo – la e escondido cerca de la entrada, de tal forma que ni yo en mi otra forma la podría encontrar… cuídala mucho por favor – dijo casi en susurros in entendibles.

El hombre veía como la mujer moría de a poco, gracias a las heridas que esos humanos le causaron con sus armas de plata, vio como ella le sonreía y como movía sus labios pronunciando el nombre de su hija, a pesar de todo el dolor que debía sentir en esos momentos la tomo entre sus brazos la cargo hasta la puerta y dejo que ella le mostrar donde estaba su hija, en un casi imperceptible huequito estaba, se movía mucho lo que indicaba que se había despertado la miro con intriga ya que no parecía tener sus poderes como hija del rey de las tiniebla ni como la de la ex-líder de los hombres lobo; miro a su mujer como pidiendo permiso para sacar a su hija de donde estaba esta solo le sonrío, con un cuidado extremo la saco aun con su madre es su brazos y la coloco en los brazos de ella para que la sintiera por ultima vez la pequeña bebe dejo de moverse y se dejo querer por las ya casi inmóviles manos de su madre, Drácula entro a su hogar con su mujer y su hija sin que le importara que sus invitados le vieran ojos de asecho, tan solo una mirada fría y sin sentimiento vasto para que dejaran de pensar cosas que no eran; él nunca fue débil y mucho menos cuando tenia enojo e ira al máximo, justo como estaba en esos instantes no era por nada que lo nombraron el Rey de los monstruos, sus invitados hombres lobo notaron la presencia de la que alguna vez fue su líder, jamás entendieron porque se enamoro de un ser como era el rey de los monstruos y sobretodo sus deseos de tener una familia con él pero cuando notaron la presencia de la pequeña bebe se dieron cuenta que ese bebe era incluso más poderosa que sus padres juntos, algo que los inquieto ya que era una hibrida, un ser de sangre sucia y contaminante, en pocas palabra algo que no debía estar en la naturaleza.

Drácula era seguido por su suegro quien a pesar de ser el líder de los hombres lobo y quien más odiaba a su Rey, aun sentía el mismo amor por su hija a pesar de que se caso con el hombre más cruel e insensible, cuando noto que tenia cortes hechos con armas de plata se sintió furioso pero no con Drácula sino consigo mismo ya que obligo a su Rey a que sacara a la "traidora" como la denomino su gente, de ese castillo para la reunión anual como muestra de respeto ante su pueblo aun que quisiera verla pero ahora sentía ganas de matarse por lo que veían sus ojos; pero cuando la miro su rostro vio que le sonreía con mucho cariño y le extendía a duras penas a la pequeña bebe que segundos antes estaba en su regazo le susurro un casi inaudible "cuiden de ella" para pocos segundos después cerrar los ojos y morir.

Ni Drácula ni el padre de la Mujer que yacía muerta en esa habitación decían o hacían algo para expresar sus sentimientos, pero un llanto muy suave y delicado les llamo la atención, la pequeña bebé se estaba removiendo en los brazos de su abuelo, al parecer algo le dolía cuando notaron que los rayos de luna cubrían totalmente a la pequeña supieron el porque se movía tanto, ya que después de un minuto la pequeña tomo la forma de un cachorro de lobo pero para asombro de ambos hombre su pelaje era como el de su madre, era casi de un oro puro, pero en ese momento dos personas abrieron las puertas; uno de ellos es Cedric uno de los más nobles vampiros y líder de uno de los clanes más fuertes de todos; el otro era Henry un hombre lobo muy respetado y muy buen amigo de su líder; ambos miraron al pequeño lobito que estaba en los brazos del líder de los hombres lobo y notaron que su pelaje era de un color casi oro puro, los miraron como esperando saber quien era, como respuesta solo dejaron espacio para que miraran a la mujer que había muerto tan solo unos segundos antes.

– Lamentamos su perdida Mi señor – dijeron los hombres al saber de quien se trataba.

Ambos hombre se retiraron, dejado de nueva cuenta a sus líderes solos y con un pequeño dilema intranquilo, se miraron unos segundos para luego comenzar a reír.

– Es igual a ella, nunca se quedaba quieta, mírala ya hasta trata de morderme ja ja – dijo el hombre mayor mirando como su nieta trataba de liberarse de sus brazos, quien sabe para que.

– Ya veo como estaré dentro de unos meses con unas ojeras del tamaño de un barco – dijo Drácula mirando a su hija seguir insistiendo en liberarse – Haruka deja en paz a tu abuelo.

Como si eso fuera lo que quería, el pequeño lobito miro a su padre con eso ojitos verdes que eran muy parecidos a los suyos, se quedo quieta mirándolo pero en pocos segundos se movió en su dirección, algo que les dio más risa a los dos hombre que la miraban; Drácula la tomo en brazos y la llevo hasta la oscuridad provocando que volviera a su estado humanos sin dificultad.

– Estoy seguro de que esos campesinos solo fueron una pantalla, ya que ni una sola de su armas tenia de su sangre, debe de haber un cazador al acecho, mandare a investigar a los mejores de mis hombre, si quieres manda a los tuyo también pero no te entrometas en mi venganza – dijo con sus ojos de un rojo fuego, ardiendo de ira y dolor.

Nada más se dijo en ese cuarto solo se escuchaba la pausada respiración de la pequeña bebe que apenas y sabia cuan importante era para las persona ahí presentes, ni mucho menos el futuro tan determinante que cargaba sobre sus hombros, todo lo que vendría en su vida seria fuerte y doloroso sin contar la sangre que lo cubriría.