Hola de nuevo! Antes de decir todo el rollo que Kenshin no sera jamas mio, debo devir GOMEN,GOMEN, GOMEN. El anterior fic, fue un pequeño juego que hice, sin fines de publicarlo. Asi que a todos los que hayan leido mi anterior fic GOMEN, GOMEN. .. . Me comprometo solemnemente a inscribirme en un curso de ingles urgentemente! Eso pasa cuando una no sabe ni los dolores en ingles.
Bueno, ahora si, este es mi primer fic, asi que no se rian! jejeje. Bueno, aki vamos..
CAPITULO 1: EL TÉRMINO DE LA RUTINA
El sol brillaba nuevamente en un lugar del pacifico Japón de la era Meiji. El cielo azul como ya no se ve, las nubes increíblemente blancas y se oía en las alturas el alegre trinar de los pajarillos. Nada podía romper la armonía de aquel nuevo día tan encantador. Nada, excepto…
-¡YAHIKO!!!!!!
-¡FEA! ¡NO VAS A CONSEGUIR QUE ME LAVE LA CARA!
-¡TU! ¡A QUIEN LE DICES FEA!
(n/a: ¬¬) … Bueno, categóricamente no era ese un ruido disonante con el ambiente del lugar. Un niño de aproximadamente 10 años, corrió alrededor de un patio volteando de rato en rato y sacando la lengua a una joven que frisaba ya los 19 años, la cual lo perseguía furiosa, armada "SOLAMENTE" con una espada de bambú. Su largo cabello negro ondeaba armoniosamente por el aire, mientras su ágil mano se preparaba para dar el golpe final con el fin de acabar con el molesto mocoso (corrección… con el travieso chiquillo ^^) Estaba ya a pocos centímetros de alcanzarlo y una sonrisa de victoria se esbozaba en sus labios…
-¡OROOOOO!-gritó un sorprendido joven de cabellos rojos, recibiendo un golpe bastante fuerte, cortesía de la chica que perseguía al pequeño Yahiko, en plena cabeza… y cayéndose en consecuencia.
-¡Kenshin discúlpame! – gritó sin detenerse la kendoka, dispuesta a no dejar que su presa se escape sin asearse. Otra vez se acercaba peligrosamente al niño, estaba tan concentrada en su tarea, que no vio un balde con algo de ropa que estaba en su camino.
-¡UAAAAAAAA!!!- dijo antes de caer estrepitosamente en el piso, soltando la shinai - ¡Yahiko Miyohin esto es tu culpa!
-¡Señorita Kaoru! ¡Señorita Kaoru! ¿Esta bien?- pregunto acercándose hacia la joven un adolorido, pero solícito pelirrojo
-No… ¿que crees? Estoy así por que me gusta ver el panorama desde abajo… - respondió irónica. Mas al ver el rostro de tranquilidad de Kenshin, una gota apareció en su frente y le dijo - ¡No te quedes ahí parado y ayúdame!
-¡Perdone, señorita Kaoru!- dijo disculpándose y dándole la mano para ayudarla a levantarse. Mientras tanto, Yahiko, miraba a Kaoru y se desternillaba de risa; cada vez que dejaba de hacerlo, miraba a su maestra y seguía carcajeándose con resurgidas ganas.
Definitivamente, la escena era muy graciosa: Kaoru se había ensuciado el traje de kendo con barro y tenía encima de la cabeza, la ropa recién lavada que Kenshin se disponía a tender…antes de ser bruscamente interrumpido en su tarea. Pero, lo que sin duda daba más gracia, era su rostro enfadado y furibundo y aquellos ojos azules que lanzabas chispazos de ira. Una vez que pudo pararse, se limpió el manchado traje y tomando un palo de escoba siguió con renovadas energías su momentáneamente paralizada persecución, para diversión de cierto joven de ojos violetas y para desesperación de un aterrado niño.
-¡ ME – LAS –VAS - A – PAGAR! gritó lanzando su escoba contra el pobre Yahiko, el cual al ser alcanzado por el palo, cayó de bruces, y su maestra se armó prestamente de un jabón y un balde con agua, procediendo a lavar a un semi-inconsciente niño, el maltrecho rostro.
-Ya estás presentable, "Yahiko chaaan"- dijo forzando su voz para tratar de parecer la de Tsubame, mientras retiraba los instrumentos de tortura del lugar de suplicio, perdón, de limpieza del lavadero.
-B – U – S – UUUU…- repetía débilmente el chico, volviendo a despertarse. Kaoru, se dirigió hacia el interior del dojo. Cuando ingresó a la sala, vio a Kenshin que terminaba de barrer ese ambiente. Kaoru dejó las cosas que llevaba en su lugar y el apuesto pelirrojo dejó caer el peso de su cuerpo sobre la escoba, dejando salir un suspiro de cansancio.
-¿Ocurre algo?- preguntó Kaoru, acercándosele.
- "La verdad es que no... solo despiértese todos los días a las cuatro y media de la madrugada para hacer las compras, preparar el desayuno, limpiar la casa, atender a las dos pequeñas niñas; lavar, cocinar y además, debo protegerlos de todo pobre diablo que se cree el mejor oponente de Battousai. Ni siquiera respeta los domingos…"– pensó un malhumorado Kenshin. Per si rostro no reflejó esta cólera. Sonriendo le respondió- Lo siento, señorita Kaoru. Es sólo un poco de cansancio...es todo.
Ken volvía con un aire triste, a su labor, mas en ese instante sintió un terrible golpe por sus piernas que casi lo tumban al suelo. Casi inmediatamente, otros dos brazos lo rodearon ahogándole. Medio asfixiado, cayó.
-¡Kenshin Onee chan! ¡Ya llegamos!- Gritaban alegres dos pequeñas niñas de 4 y 6 años respectivamente, mientras saltaban encima del pobre pelirrojo.
-Orooooo- se quejaba el antiguo Hitokiri completamente indefenso.
La joven kendoka, miraba la escena y suspiró. Definitivamente había cierta persona que necesitaba vacaciones. Últimamente lo veía bastante ojeroso, demacrado y más delgado que de costumbre. El gi semi-rosa se le caía, dando la impresión que era demasiado grande para el. A pesar que Kenshin nunca había sido corpulento, Kaoru casi podía jurar que cuando se conocieron tenia un poco más de físico que ahora. Pensó detenidamente la situación hasta llegar a una decisión... No era una mala idea. Claro que eso pondría bastante tristes a todos los componentes del dojo Kamiya, sobre todo a… bueno, tenía que confesarlo… sobre todo a cierto muchacho de cabellos castaños llamado Sanosuke. (Todos: EHHH???. Autora: Bueno…después de todo, Kaoru no cocina muy bien que digamos y una de las razones más importantes por las que Sano va al dojo es por las deliciosos platillos que prepara nuestro protagonista.) También, la ojiazul se sentía un poco triste, se le iba su amado rurouni. - No, no. En estas ocasiones hay que demostrar entereza – pensaba ella, quitando con energía de su rostro dos lagrimillas traviesas. Decidió hacerle saber su propósito ese día por la noche… después de todo, necesitaba que alguien preparara el almuerzo y la cena… Ella no estaba dispuesta a que alguien como Sanosuke, se pusiera verde e hiciera bromas tontas sobre su comida.
oooooooooooooooooooooooo ooooooooooooooooooooooooooooooooo ooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo
Por la tarde, nuestro el espadachín, veía con curiosidad la extraña actitud de los integrantes de su particular familia. Se veían tristes… En realidad, se veían bastante patéticos. Ayame y Suzume eran las que más demostraban su estado deprimente de ánimo. Todo fue desde que aquella mañana, Kaoru les comunicó, aprovechando que estaban todos y que Kenshin se encontraba afuera haciendo las compras para el almuerzo, su idea de mandar al pelirrojo a pasar una temporadita fuera de casa. Todos la miraron estupefactos. No podían creer que, ella, Kaoru Kamiya, haya propuesto semejante cosa. Sabían como amaba a la zanahoria asesina esa. Además no podían prescindir de el, ya que era de gran ayuda del dojo. A las preguntas insistentes de los habitantes del dojo, la joven respondía tristemente - Es necesario. Lo noto muy cansado… Además… ¡Salir no hace daño a nadie! Él no se queja… pero…es obvio que debe estar harto- decía ahogándose en sus lágrimas – debe estar harto de lavar la ropa pestilente de unos- dijo mientras dirigía una significativa mirada a Sanosuke, que se movió molesto de su asiento – y de encargarse de los quehaceres de otros – Yahiko también estaba fastidiado. Así era su maestra… fea y mala - Reconozco que soy muy exigente… será difícil, pero lograremos repartirnos efectivamente las tareas, para el descanso de Kenshin.
El espadachin se quedo en shock cuando le dijeron eso... No comprendia la razon. Seguramente lo habian pillado cuando estaba espiando a Kaoru, cuando se bañaba. - Rayos, sabia que no debia hacer eso...Pero el no tenia la culpa que en el ruinoso dojo haya bastantes agujeros.
-¡Gracias por la comida! – dijeron casi al unísono. Kenshin parpadeó sorprendido. Parece que el era el unico que no habia terminado su porcion.
-"Algo pasa aquí" – se dijo, mirando nuevamente el triste espectaculo que le ofrecian. Suzume y Ayame lo observaban con tanto dolor, como pueda tenerla unas niñas pequeñas. De la misma forma lo miraban la señorita Megumi, Yahiko, Sanosuke y Saito. (n/a: perdón no se porque metí al hombre ese en esta escena familiar) Todos los miraban con pena. Kaoru sonreía. -Un minuto… ¿porque la señorita Kaoru ahora estaba tan feliz? Ummm, Ciertamente algo no andaba bien... -Kaoru (sonriendo siempre) lo miró, disponiéndose a hablar.
-Kenshin…verás…todos te estamos tan agradecidos por lo que has hecho por nosotros. Y… como… recientemente te ves tan cansado, nos preguntábamos…. si… te gustaría viajar un poco. Tú sabes, salir a divertirte…tomar aire fresco…
Kenshin la escuchó con la boca abierta y seguidamente miró a todos nuevamente. Las pequeñas sin resistirlo más, lloraban, Yahiko, Sano, Genzai y Megumi intercambiaban miradas sombrías…
-Sessha…
-No te preocupes - siguió Kaoru – Estaremos bien. Creemos que deberías descansar un poco. Hacerlo aquí es imposible. Podrías escribirnos para hacernos llegar tus noticias. Por favor…Tómalo como si fuera una retribución por lo agradecidos que estamos contigo.
-Ahhhh… bueno… en ese caso… Iré a preparar mi equipaje…-
-¡No es necesario!- Ya lo preparamos todo… Mañana puedes salir y regresar cuando quieras... Sólo procura… regresar…a salvo… ¿Entiendes? Trata de pasarla lo más pacíficamente posible… No nos perdonaríamos si te pasara algo. ¿Podrías…prometerlo?- terminó, mirándolo tímidamente.
El rostro de Kenshin, se iluminó con una gran sonrisa. No lo estaban echando, como creía en un principio. Simplemente lo dejaban libre. Se preocupaban por él, que extraño sentimiento. Se levantó de la mesa y una sonrisa de agradecimiento en los hermosos ojos violetas, les deseó buenas noches.
A la mañana siguiente, muy temprano, se sentia bastante actividad en el dojo. En efecto, los habitantes del mismo, levantandose (en contra de su costumbre), más temprano que el pequeño pelirrojo, se aprestaban a hacer los pequeños quehaceres. Cualquier cosa era buena, si eso te permitia olvidar que tu amigo, tu heroe o tu amado se iban esa mañana. Kaoru se encontraba en un estado de actividad, y entusiasta, hacía las diversas cosas que se le presentaban. Había barrido las hojas que habian amontonado gentilmente sus vecinos a las puertas de su hogar, ya había hecho tres intentos de desayuno... por supuesto... sin exito... y ya había dejado fuera de accion a Yahiko que se burlaba tristemente de ella.
-¿ Estará bien que se vaya?... Duele mucho cuando la persona que amas se va... Pero, no es el momento de echarse atras!. Despues de todo, necesitamos vacaciones y un tiempo para relajarnos... Pero.. pero.. no quiero que...
-Buenos días, señorita Kaoru- saludó un sonriente rurouni de hermosos cabellos rojos
-PLUM
-Oroooo
-¡Te lo mereces! ¡Eres un tonto, Kenshin! Cuantas veces te he dicho que no me asustes asi - La joven al ser sorprendida asi, habia reaccionado violentamente, dandole un golpe terrible en la pelirroja cabeza de Kenshin, el cual tendido en el suelo, se preguntaba de cuando por esos lares, era un pecado saludar.
-Ah! Pero si es Ken-san - dijo desde la puerta, una mujer alta, la cual se acercaba peligrosamente al espadachin- Mi querido Ken-san, buenos días. Espero que ahora que te vas, la tanuki me permita darte un gran beso de despedida.
Por su parte, la ojiazul estaba a punto de explotar, sin embargo se detuvo a tiempo (para suerte de Kenshin). Vió algo en los ojos de Megumi, asi que , simplemente asintió y huyó silenciosamente del lugar. Tenia que ir a su cuarto para arreglarse el rostro, rojo por las lágrimas que había estado derramando por mañana.
oooooooooooooooooooooooo ooooooooooooooooooooooooooooooooo ooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo
-Adios Ken-san. Recuerda que tienes que regresar pronto por mi - Megumi se reia, apareciendo en su cabeza, las tipicas orejas de zorro.
-Megumi... mas te vale que no te aproveches de tu posición. Espera cuando Kenshin se vaya... te haré pagar todas y cada una...
-Adios Ken-san. Espero que regrese pronto. - Una sonriente Tae, estaba tambien alli para despedirlo. Junto a ella, la pequeña Tsubame, sonreia a su pesar.
-BUAAAAAAA
Ya habia despertado el discipulo de la escuela Kamiya. Apareciendo en la puerta, y al ver como todos se despedian del rurouni, se echó a llorar, ante la mirada desaprobatoria de los presentes ¡Se le iba su heroe! Solo Kami-sama sabia cuando regresaria.
-Eh, bueno. Adios Kenshin. Espero volverte a ver- dijo Sanosuke para disipar el ambiente tenso que se formo, cuando el mocoso habia empezado a berrear. - Ve tranquilo, yo cuidare a Jou-chan, para que no venga ningun atrevido con malas intenciones.
-Sano, jeje, bueno.. sessha cree...
-Aunque ahora que lo pienso-dijo interrumpiendole Sanosuke, repentinamente meditabundo - Primero el pobre advenedizo tendría que soportar la furia y los golpes de Jou-chan, y si pasa la prueba, tendrá que probrar su insalubre comida. Bueno! Ve y no te preocupes, Kenshin, amigo. Dudo mucho que un simple mortal pueda sobrevivir esa terrible experiencia.
-SA -NO-SU-KE! -gritó fuera de sí, Kaoru, buscando la primera cosa que se encontrara en su camino. Es decir, la shinai de Yahiko
-OYE BUSU! No cojas mi espada. ¡Si quieres matar al cabeza de gallo, buscate otra cosa!
-A QUIEN LE DICES BUSU!
-A QUIEN LE DICES CABEZA DE POLLO, YAHIKO -CHAN!
-A QUIEN LE DICES YAHIKO-CHAN!
-..
Y asi, entre golpes, gritos, peleas, risas y buenos deseos, el espadachin salió del dojo, a disfrutar de unas cortas vacaciones...
TO BE CONTINUED
--------------------------------
N.A: bueno, que les parece? espero que les guste mi primer fic. No lean el otro por favor... no se como sacarlo aiyy. Espero actualizarlo pronto, cualquier duda, problema, criticas destructivas o parabienes en los rewiers.. Nos lo vemos!
------------------------------------------- ----------- ------------------------------------
