Capítulo 1
Aclaraciones: Los personajes de Naruto no me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto.
Adaptación.
Capítulo 1
— ¿Dónde está Sakura? — Le preguntó la madre superiora a una de las monjas que tenía a su lado.
— Debe estar corriendo hacia acá, nuevamente se le hizo tarde — Respondió con cansancio.
La mayor negó con la cabeza, siempre era lo mismo.
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Una joven novicia de cabellos rosas corría a toda prisa, por los grandes jardines de un orfanato, se dirigía hacia la iglesia, pues iba retrasada para la misa de la mañana. Entró a un pequeño pasillo en donde se quitó los zapatos, luego abrió con cuidado las grandes puertas de madera del recinto, y se deslizó en silencio hasta la banca del fondo, suspiró aliviada, no había llegado tan tarde después de todo.
Desvío su mirada hacia la derecha, y vio a una niña concentrada escuchando música con su reproductor, se sintió indignada, era una falta de respeto, con amabilidad se giró hacia la pequeña y le pidió entre susurros que apagara el aparato, ella pareció fastidiada e hizo todo lo contrario, le subió el volumen al máximo, Sakura entrecerró los ojos, y volvió a repetirle esta vez con gestos, pero la niña la ignoró. Cansada de la actitud poco colaboradora de la infante, se sentó detrás de ella e intentó arrebatarle el reproductor, la niña forcejeó dando como resultado que se desconectaran los audífonos, y el aparato rodara bajo la silla, ambas lo miraron sorprendidas, y la joven se tiró al piso para recuperarlo y así callar el escándalo que este emitía, la misa se detuvo ante tal interrupción, los sacerdotes y todos los demás presentes clavaron sus ojos en la pelirosa, que seguía su ardua labor de recuperar el aparatito, sin éxito. La madre superiora cubrió sus ojos, y negó con la cabeza, no sabía cómo pero esa chica era un imán para los accidentes de ese tipo. Sakura más que avergonzada se lanzó sobre el reproductor aplastándolo con su cuerpo, y cerrando los ojos en el acto.
— ¿Por qué siempre me pasan estas cosas a mí? — Se preguntó con amargura.
El grupo musical más famoso de Corea del Sur, llamado A. N. JELL iba en su camioneta, se trasladaban hacia la disquera luego del concierto que acababan de realizar, Naruto el baterista, Sai el guitarrista y Sasuke el líder y vocalista.
Sasuke tenía una expresión fastidiada y miraba con insistencia la nuca de Itachi el presidente de la disquera, que estaba sentado en el asiento del copiloto, el aludido lo miró por el rabillo del ojo y sonrió.
— ¿Cómo está tu garganta?, no debiste haber cantado todas las canciones, compusiste varias para el último álbum, pero no eres capaz de cantarlas en un tono que favorezca a tu voz.
— Estoy bien — Masculló fastidiado — Puedo cantar mis canciones a la perfección — Aseguró.
— A Sasuke le tembló la voz al final del concierto, pero las fanáticas no se dieron cuenta — Aseguró Sai, esbozado una pequeña sonrisa.
— ¿Estás enfermo de la garganta? — Naruto se acercó a él, no me había dado cuenta — Se rascó la cabeza y rió.
Sasuke ni se molestó en mirarlos, su atención seguía puesta en Itachi, el aludido prosiguió — He decidido contratar a un nuevo miembro, el doctor dijo que necesitabas descansar, así que ya escogí al nuevo integrante que te ayudará a cantar, firmará el contrato hoy mismo.
Sasuke lo fulminó con la mirada, El mayor solo sonrió y volvió a su posición original.
—¿Estás segura de que puedes ir sola a la ciudad? — Tsunade miraba con preocupación a la pelirosa que estaba subida en una motocicleta.
La joven asintió — No se preocupe madre superiora, solo iré a recoger mi boleto de avión y estaré de vuelta pronto — Sonrió para tranquilizarla.
— Muy bien, pero ve con cuidado, y no te tardes, nada de distracciones en el camino — Le advirtió.
Sakura asintió — Le prometo que no me meteré en problemas.
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La joven iba conduciendo con tranquilidad por la carretera, atravesaba una gran plantación, cuando un auto negro se colocó detrás de ella, se hizo hacia la izquierda para darle el paso, pero el auto no avanzó, repitió la operación a la mano derecha, sin embargo sucedió lo mismo, a Sakura le pareció extraño, pero siguió su camino con normalidad, segundos después el auto aceleró, la rebasó y frenó de repente frente a ella, la joven se vio obligada a imitarlo y casi sale disparada de la moto por lo inesperado del movimiento, con el corazón aún latiendole en la garganta, vio como un hombre rubio de unos 35 años bajaba del auto, se acercó a ella a paso lento y colocó una mano en el timón de la motocicleta, mirándola fijamente, ella no pudo evitar ruborizarse, era guapo su cabello le llegaba a la espalda y lo tenía recogido en una coleta alta, un mechón rebelde escapaba de esta, callendo sobre uno de sus deslumbrantes ojos celestes. Sakura tragó con dificultad su cercanía la ponía nerviosa, y ¿Si era un loco, un criminal que deseaba lastimarla?. Su miedo no hizo más que aumentar al ver cómo él le retiraba el casco y la miraba detenidamente, como si la reconociera, quería alejarse, salir huyendo, pero el miedo la tenía paralizada.
— Son idénticos — Murmuró, tomándola por sorpresa, el extraño levantó una foto y la mantuvo a la altura del rostro femenino — ¿Conoces a Haruno Sakumo? — Preguntó.
Ella dio un respingo por la sorpresa, ¿Que tenía que ver ese hombre con su hermano?.
Se inclinó un poco más hacia ella, y entrecerró los ojos — Responde, ¿Lo conoces?.
Fue una cuestión de segundos, Sakura estampó su pie contra la entrepierna del desconocido y arrancó la motocicleta, huyendo a toda velocidad.
Él profirió un grito y masculló una maldición, cojeó hasta el auto, lo más rápido que su dolorida virilidad le permitía, encendió el motor dándole persecución a la pelirosa, en poco tiempo la alcanzó, y se colocó a su lado, debía ser más inteligente esta vez, o no la convencería de ayudarlo.
— Hermana deténgase por favor — Pidió en tono casi suplicante — Soy amigo de su hermano, necesito hablar con usted sobre él.
Sakura lejos de detenerse, lo miró con desconfianza y aceleró, mientras él le seguía pidiendo que lo escuchara, en un cruce de caminos el hombre se vio en la necesidad de detenerse, porque otro auto se le atravesó, soltó un bufido de frustración, y le pidió en tono nada amable al otro conductor que se moviera, el aludido lo hizo, no sin antes enviarle una mirada envenenada por su mala educación. Persiguió a la joven alrededor de cinco minutos más, y cuando creía todo perdido, decidió decirle o más bien gritarle la verdad, tal vez así aceptara hablar con él.
— Su hermano sufrió un accidente, la necesita, necesita de su ayuda — Recalcó. Y vio con gran satisfacción como su plan daba frutos, ella se estacionó dándole a entender que lo escucharía.
— Gracias por escucharme hermana, lamento haber sido tan atrevido, me disculpo si la asusté mi nombre es Deidara, y soy el manager de Sakumo y del grupo en el que fue aceptado.
— No.. No se preocupe, ahora por favor dígame qué le ocurrió a mi hermano — Pidió con la súplica impresa en su voz.
Deidara le entregó la foto de Sakumo, que aún sostenía en una de sus manos— No se alarme, fue algo menor, pero lo tendrá convaleciente por un par de días — La joven suspiró aliviada — Pero necesito de su ayuda, verá Sakumo fue elegido como el nuevo vocalista de la banda A. N. JELL — Sonrió orgulloso, ella lo miró como si le hubiese hablado en otro idioma — ¿No sabe quienes son? — Le preguntó casi ofendido.
— Está más delgado — Murmuró, mirando la fotografía, luego levanto la mirada y negó con la cabeza — Lo siento, pero no, de igual forma me alegro de que mi hermano haya conseguido su sueño — Sonrió.
El mayor decidió omitir su comentario y continuó con la explicación — Así es, por eso es que me pidió que viniera a buscarla, porque sólo usted puede asegurar su ingreso al grupo.
— ¿Yo? — Lo miró sin comprender.
Deidara asintió — Sakumo y usted son idénticos, nadie se daría cuenta si usted toma su lugar, él tiene que firmar hoy el contrato con la banda, de lo contrario perderá la oportunidad, lo único que le pido es que se haga pasar por él, firme el contrato y listo.
La pelirosa le dedicó una mirada incrédula, ese hombre estaba loco, ¿Con qué clase de personas se estaba mezclando su hermano?, negó rápidamente con la cabeza — ¿Quiere decir que me tendría que disfrazar de hombre?, no por supuesto que no, yo no podría hacer tal cosa — Se alejó un par de pasos.
— Por favor hermana — Se arrodilló frente a ella — Se lo suplico.
— Yo… yo no soy hermana — Balbuceó sonrojándose.
— ¿Eh? — La miró sin comprender.
— Que aún no soy monja, yo soy solo una novicia — Le explicó.
— Entiendo — Murmuró — Aún así ¿Me ayudará? ¿Ayudará a su hermano? Entienda que esta oportunidad no volverá a presentársele.
Sakura se mordió los labios indecisa, soltó una gran bocanada de aire y luego asintió lentamente.
De camino a la disquera se repitió una y otra vez que hacía eso por el sueño de su hermano, que él se había esforzado por ganar ese importante lugar en esa banda musical, y que ella como siempre estaba allí para apoyarlo, con una nueva resolución, bajó del auto y no pudo más que asombrarse por el tamaño del edificio.
— Volveré en un momento, por favor espéreme aquí — Escuchó la voz de Deidara detrás de su espalda, ella susurró un está bien, y continuó contemplando la estructura frente a ella.
Caminó un par de pasos hacia la entrada, y miró con interés a un gran grupo de jovencitas, sentadas alrededor, todas llevaban carteles de apoyo al grupo A. N. JELL, sin mal no recordaba, algunas tenían disfraces de alas y aureolas, simulando ángeles, quedó maravillada, y juntó sus manos en un gesto de ternura, una de las chicas se le acercó.
— Es muy original tu disfraz — La recorrió con la mirada.
— ¿Disculpe? — Le miró sin comprender.
La rubia tocó parte de las mangas de su hábito — Me refiero a esto, a vestirte de monja — Explicó.
— Soy una novicia — La corrigió.
— Sí que es original — Una joven de cabellos castaños se acercó a ellas — ¿Por qué no se me ocurrió a mí? — Hizo un puchero — Seguro que los chicos de A. J. ELL lo amarán.
— ¿Todas están aquí por ellos? — Preguntó sorprendida.
— Sí — Respondió la rubia — Desde hace tres días, pero no se han aparecido por aquí, seguramente hoy tampoco lo harán, y ya tenemos que regresar a clases — Su tono fue de tristeza.
— Vaya — Exclamó sorprendida, esos jóvenes si que eran populares, con razón su hermano tenía tanto interés en pertenecer a esa banda.
Se escuchó el sonido del motor de un auto, y pronto Sakura se vio envuelta en una marea humana, que se abalanzaba hacia el lado contrario en el que ella se encontraba, a una de las jóvenes se le cayó un papel con forma de alas, ella se apresuró a seguirla para devolvérselo, pero quedó congelada ante la visión, tres hermosos jóvenes bajaban de la camioneta blanca, el primero era de tez blanca, alto, de ojos negros y cabello negro azabache con un peinado que lo hacía ver rebelde, con un porte arrogante que lo haría distinguirse entre una multitud, pasó a su lado y la miró durante unos segundos por el rabillo del ojo, el segundo era también de tez blanca, más bien pálida, de ojos y cabello negro liso, le dedicó una pequeña sonrisa al estar frente a ella, y por último un rubio sonriente, de tez un poco bronceada y vivaces ojos azules, se detuvo frente a ella esbozando una amplia sonrisa, luego firmó el papel con forma de alas que sostenía en sus manos, y le susurró un gracias, para acto seguido darle alcance a sus amigos que ya se perdían entre la multitud.
Deidara llegó con una bolsa — No sabía que era fanática de A. J. ELL — Pronunció mirando el papel en sus manos.
— ¿Eh?, ¿Ellos serán los compañeros de mi hermano? — Preguntó aún atontada.
— Así es, ahora tome — Le entregó la bolsa — Allí están la ropa y la peluca, ahora vamos — La tomó por el brazo y la condujo hasta el interior.
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— Sakumo Haruno — Itachi miró a la pantalla frente a él señalando la fotografía del chico.
— ¿No te parece muy femenino? — Lo cuestionó un pelirrojo que se encontraba a su lado.
— Sasori, ahora a las jóvenes les gustan los muchachos así, él es perfecto — Aseguró — Y tienes que oírlo cantar, las fanáticas enloquecerán — Esbozó una media sonrisa, mientras paseaba la mirada entre la fotografía del pelirosa y el contrato que tenía en sus manos
— Si tu lo dices — Se encogió de hombros..
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Deidara se peinaba su flequillo con la mano, mientras miraba su reflejo en el celular, esperando a que Sakura saliera del baño, al verla no pudo quedar más que gratamente sorprendido — Eres idéntica a él, no cabe duda de que son hermanos gemelos.
La pelirosa iba vestida completamente de negro, a excepción de su gorra que era beige, con lunares negros — Me siento rara, estos pantalones están muy rotos — Señaló una de sus piernas en la que los agujeros llegaban hasta su muslo — Además me quedan anchos, siento que en cualquier momento se van a caer — Hizo una mueca de preocupación.
— Esa es la moda — La tomó del brazo y tiró de ella, para dirigirse a la oficina de Itachi.
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Sakumo Haruno, bienvenido, te estábamos esperando — Itachi sonrió, y tomó a la chica por los hombros — ¿Te sucede algo?, te ves tenso.
Sakura se mordió los labios mientras negaba con la cabeza, claro que le sucedía, estaba asustada, no quería ni imaginar lo que ocurriría si alguien descubriera la verdad.
— ¿Revisaste el contrato que te envíe? — Preguntó Itachi con amabilidad.
— Por supuesto, no hay ninguna falla — Se apresuró a contestar Deidara, antes de que la chica cometiera una torpeza.
— Muy bien — Sonrió el moreno — Entonces procedamos a firmar — Se sentó en una gran mesa circular, y Sakura lo imitó, Itachi firmó enseguida y le pasó el documento, ella le envió una mirada contrariada a Deidara y este frunció el ceño.
— ¿Qué sucede?, vamos firma, es la oportunidad que querías desde hace mucho tiempo — La apremió.
Mordiéndose el labio inferior y con manos temblorosas por fin firmó el contrato.
Itachi amplió su sonrisa, y el rubio sintió como un enorme peso se le quitaba de encima, todo había salido bien, hasta que las puertas se abrieron súbitamente, y por ellas entró Sasuke con una cara de pocos amigos.
— ¿Es él?, ¿Haruno Sakumo? ¿El de la voz angelical? — Preguntó con un deje de ironía.
En un par de zancadas llegó hasta donde estaba Sakura y se inclinó sobre la mesa, hasta que sus rostros quedaron a escasos centímetros de distancia — ¿De verdad eres tan bueno? — La cuestionó con arrogancia.
La pelirosa tragó con dificultad, no sabía qué responder, sólo podía pensar en que la la iba a descubrir, era casi un hecho.
El moreno tomó el contrato de la mesa y lo miró fijamente, Itachi y Deidara, lo miraban perplejos — Debo comprobar algo que es más importante que el contrato, y sin más rodeó la mesa, tomando a la asustada pelirosa por un brazo y llevándola casi a rastras al estudio de grabación.
Itachi y Deidara le pedían que se detuviera, pero este los ignoró olímpicamente, cerrando tras de sí, la puerta con seguro.
Sus dos compañeros lo miraban sin comprender, mientras el manager y el presidente vociferaban afuera, que les abriera la puerta.
La soltó con tal brusquedad, que casi cae sobre Sai, quien la miraba con curiosidad — ¿Eres Sakumo? — Le preguntó, colocándole una mano sobre su hombro.
Ella se alejó de él con rapidez como si su tacto quemara, pero no se fijó que en el proceso tropezaría con Naruto.
— Este chico es algo bajito — Murmuró, mientras media sus alturas con la ayuda de su mano.
Sakura volvió a alejarse asustada, encogiendo ambas manos sobre el pecho, y mirando a los tres como si fueran horribles monstruos.
Sasuke la miró entrecerrando los ojos, tomó una hoja de papel y casi se la estrelló contra la cara para que la tomara — Cantala — Exigió — No importa cuántos contratos firmes con el presidente Itachi, si yo no reconozco tu talento no te aceptaremos en el grupo — Se cruzó de brazos.
— El presidente Itachi ha hablado maravillas de ti, yo tengo mucha curiosidad por escucharte cantar — Sonrió Sai.
— Vamos canta, quiero ver si tu voz en tan maravillosa como dicen — La apremió Naruto.
Sakura no sabía qué hacer, se sentía acorralada, claramente ellos no la dejarían salir de allí sin antes escucharla cantar — Si no es de tu agrado puedes cantar lo que desees — Le sugirió Sasuke, con una mueca de satisfacción que le recordó a cuando un depredador acorrala a su presa y está a punto de devorarla.
Pasaron un par se segundos y ella no se animaba a cantar, no se sentía con la fuerza suficiente, temía arruinarlo todo.
— ¿Qué te sucede, no eres capaz? — Sasuke volvió a sonreír con burla.
Miró por la ventana, Deidara la alentaba diciéndole que ese era su sueño, que había luchado mucho por llegar allí, ella sabía claramente que esas palabras no las decía por ella, sino por Sakumo, se sintió mal no podía defraudar así a su hermano, ella era todo lo que él tenía y viceversa, desde pequeños se habían cuidado mutuamente, se cubrían las espaldas y esta vez no sería la excepción.
— Olvidado, no lo hará — Aseguró el moreno, mientras tomaba el contrato con ambas manos para romperlo.
Pero la voz de la pelirosa se dejó escuchar, cantó un coro de la iglesia, eran las únicas canciones que conocía. Naruto y Sai la contemplaban con la boca abierta, mientras que Sasuke luchaba por no demostrar demasiado su sorpresa, era hermosa, simplemente hermosa la voz que hacía eco en todo el lugar, cerró los ojos dejándose llevar por la letra de la canción y cuando los abrió pudo ver la sonrisa de Sai, la cara embobada de Naruto, y el clara sorpresa dibujada en la de Sasuke, quién bajó lentamente el documento que instantes antes pensaba romper.
Deidara, Sasori e Itachi entraron al estudio, el presidente no pudo más que reír cuando el moreno le entregó el contrato antes de marcharse, cabe mencionar que de no muy buena gana, era un claro golpe para su orgullo el reconocer que se había equivocado.
Sai le dio una palmada en el hombro a la pelirosa, era una forma de decirle bien hecho, y bienvenido al grupo.
Como era de esperarse el rubio hiperactivo se acercó hacia ella — ¿Qué fue eso?, tienes una voz increíble, me dieron escalofríos — Se abrazó a sí mismo — ¿De dónde viene esa voz? — Lo cuestionó pegándole en el pecho con suavidad, la joven se encogió con algo de temor. — Tal parece que Sasuke te ha aceptado en el equipo — Sonrió — Así que de ahora en adelante tendremos que trabajar duro — Posó una mano sobre su gorra, y la movió un poco, como cuando le revuelves el cabello a un niño pequeño.
Sakura no supo si sentirse halagada o asustada por todo aquello, pero en fin, sería su hermano quien tendría que lidiar con los jóvenes, no ella.
Sakura se encontraba sentada en un banco fuera de la disquera, ya vestida con su hábito de monja, Deidara llegó corriendo con un té para que se le calmaran los nervios.
— ¿Cómo se siente? — Le preguntó con amabilidad.
— Ya mis nervios se están calmando, gracias — Hizo una pequeña inclinación con la cabeza.
— Me alegra escucharlo, sabía que eran gemelos idénticos, pero no pensé que sus voces también serían iguales.
La pelirosa sonrió — Bien regresaré al convento a orar, dígale a Sakumo que cuando pueda venga a visitarme a Roma.
El rubio la miró perplejo — ¿A Roma? — Cuestionó sin comprender.
Ella asintió — Así es, me aceptaron en el convento de la orden Victoriana, allí completaré mi formación religiosa, para ser una monja y orar por todos — Juntó sus manos con ensoñación — Me iré este mismo fin de semana.
— No, no puede hacerlo — Estampó el vaso de té en el banco, con algo de brusquedad.
— ¿Disculpe? — Lo miró sin comprender.
— Sakumo tiene una rueda de prensa el domingo, será su presentación oficial.
— Bueno entonces dígaselo a mi hermano — Se levantó y comenzó a caminar en la dirección contraria.
— No puede ir — Casi gritó, se quitó las gafas de sol, y cubrió sus ojos con una mano, de forma dramática — Sakumo no puede cerrar los ojos.
— ¿Qué? — La joven se giró en su dirección con una expresión de horror.
— Bueno, es que yo le dije que se hiciera un retoque, algo mínimo en los ojos, por las fanáticas — Se señaló los párpados — Pero la cirugía salió mal, y ahora no puede cerrarlos, viajó a Estados Unidos a que le hicieran una nueva cirugía para corregir esta, pero su recuperación tardará un mes aproximadamente, y necesito que usted tome su lugar durante ese tiempo.
— Y por tomar su lugar significa que tendré que bailar y cantar con ellos, y vestirme como un hombre…
— Así es, y vivir con ellos, pero tranquila yo la ayudaré en todo — Pronunció con tranquilidad, intentando infundirle confianza.
— No, no puedo — Negó frenéticamente con la cabeza.
— Sí puede — La miró casi suplicante.
— No, no puedo, y no lo haré — Salió corriendo despavorida.
— Hermana, hermana espere — Corrió tras de ella, pero no logró darle alcance.
La joven estaba orando, ya era de noche y desde que regresó de la disquera, se había encerrado en la iglesia, esa acción era lo único que la mantenía en paz consigo misma.
La madre superiora llegó hasta ella y se colocó a su lado — Lo único que has hecho luego de regresar de la ciudad ha sido orar y orar, ¿Le ha sucedido algo malo a Sakumo?.
— Algo así, pero ya no puedo hacer nada para ayudarlo, nada — Enfatizó la última palabra , como si quisiera convencerse a sí misma — Este fin de semana me iré a Roma y seré una monja — Pronunció con resolución.
— ¿Por qué quieres ser monja? — La cuestionó la mayor.
— Porque, porque… es la voluntad de Dios — Resolvió al final.
— No te estoy preguntando sobre su voluntad, sino sobre la tuya.
— Yo… yo.. — Desvío la mirada, ese siempre había sido su sueño, no entendía porque en tan solo un día las cosas habían cambiado.
— Todavía eres muy joven, tienes tiempo para mirar, para conocer muchas cosas.
— No, desde pequeña he vivido en este orfanato, y he soñado con ser monja, como usted — Esa es la voluntad de Dios — Aseguró.
— Nadie puede estar completamente seguro de cuál es su voluntad — Le sonrió.
Sakura le dedicó una mirada derrotada, siempre había sido un libro abierto para la mujer frente a ella, estaba segura de que podía ver su confusión, su duda, como si llevara un enorme cartel en la frente.
El sábado en la mañana Sakura avanzaba con paso firme por el aeropuerto — Esta es la voluntad de Dios, me iré a Roma — Pronunció con firmeza, levantando el mentón.
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Por otro lado en el mismo aeropuerto, Sasuke, Sai y Naruto caminaban a paso firme, seguidos por el manager Deidara, y el presidente Itachi, el moreno llevaba puestas gafas de sol, y una bufanda que cubría su cabeza y parte de la cara, para ocultar su identidad, o por lo menos intentarlo, a su lado sus amigos parloteaban sin parar, él por su parte llevaba puestos sus audífonos escuchando las nuevas canciones que había compuesto recientemente, la música siempre lograba relajarlo, era como un sedante para él.
— Ya que iremos a Japón, podemos entretenernos un rato luego de la presentación, salir a algún bar, no sé — Sugirió Naruto — De todos modos es fin de semana.
— No, recuerda que tenemos que volver pronto, mañana es la conferencia de prensa — Le recordó Sai.
El rubio hizo una mueca — Sakumo Haruno — Pronunció con algo de fastidio — ¿Crees que el presidente nos persiga si decidimos no asistir? — Una sonrisa traviesa curvo sus labios, como cuando un niño planea hacer alguna travesura — Seguramente la prensa dirá que no nos agrada — Recapacitó — Bueno aunque creo que a Sasuke no le agradó mucho.
— A Sasuke no le agrada nada — Sonrió, y Naruto contuvo con dificultad una carcajada — Lo aceptó sólo porque no le quedó más opción — Apuntó con obviedad.
— Me adelantaré, quiero comprar un café — Los interrumpió el moreno, caminando más a prisa, y sin darles tiempo a que le respondieran.
Ambos intercambiaron una mirada cómplice — Parece que no está escuchado, pero siempre presta atención a lo que le interesa — Aseguró Sai.
Naruto sonrió en respuesta, asintiendo con la cabeza.
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Sakura caminaba distraída, y no se dio cuenta del joven que se acercaba en su dirección, hasta que ambos tropezaron, su boleto cayó al suelo, y el reproductor del muchacho también, aterrizando en sus pies, estaba tan nerviosa que no se percató de cuando lo tomó, se iba a disculpar, pero al verlo palideció al instante, era él, el mismo de la disquera, aquél que prácticamente la había obligado a cantar, debía alejarse, no podía permitir que la viera o la carrera de su hermano acabaría.
Sin detenerse a recapacitar, tomó su maleta y emprendió la huida, para entonces Sasuke reaccionó, y miró su espalda alejarse por el amplio pasillo.
— Hermana, hermana espere, su boleto — Comenzó a correr tras de ella, pero la perdió de vista entre tanta gente.
Su celular sonó, eran sus dos compañeros — ¿Qué te sucedió? te estamos esperando nuestro avión saldrá pronto — Lo interrogó Sai.
— Tropecé con una monja, tiró su boleto, estoy buscándola para devolvérselo — Explicó con voz fastidiada.
— ¿Una monja? — Preguntó Naruto — No creo que sea difícil de localizar, te ayudaremos.
El moreno colgó la llamada, y los tres empezaron a recorrer el aeropuerto, en busca de la pelirosa.
Sakura huyó despavorida, entrando a una de las salas de espera, se agachó esperando a que el joven se marchara, tomó una gran bocanada de aire intentando tranquilizarse, cuando lo vio avanzar en dirección contraria a la suya.
La pelirosa salió a toda prisa, debía abordar el avión, dentro de poco saldría, reparó en su mano derecha, en la que minutos antes sostenía el boleto, dio un respingo al darse cuenta que en vez del papel aferraba un reproductor de música, ahogó una exclamación de sorpresa eso debía pertenecerle al joven con el que había tropezado, entonces… Se asomó por la puerta, viendo con horror como él sostenía su boleto cerca de la cara.
Oh por Dios, ahora tendría que quitárselo, sin que la reconociera. Suspiró con pesadez, y se deslizó con cuidado, ubicándose tras de él, a una distancia prudente, su mente estaba concentrada en el moreno, cuando vio con preocupación, cómo se acercaba otro muchacho, lo recordó al instante, era el que le había sonreído de forma cálida, como queriendo tranquilizarla, caminó hacia otro lugar y contempló con horror al rubio hiperactivo, oh no, ahora debía esconderse de los tres y de paso recuperar su su boleto.
Después de jugar por un rato al gato y al ratón, Sakura estaba exhausta, respiraba con dificultad, y se sentía acorralada, vio con terror como los tres se acercaba hacia ella, y corrió a esconderse detrás de una columna, cerró los ojos rogando por un milagro, y pareció ser escuchada, el moreno recibió una llamada, era Itachi, anunciándole que ya debían abordar, Sakura suspiró con pesadez al ver a los jóvenes alejarse, y como Sasuke guardaba el papel en el bolsillo trasero de su pantalón, adiós a su viaje a Roma, tuvo que contener el llanto, y las enormes ganas de gritar de frustración.
Se sentó en un lugar apartado y reparó en el aparato que hasta entonces llevaba en la mano, conectó sus audífonos y seleccionó una de las canciones, se escuchó una voz masculina. Pista número tres, del álbum seis, Recuerdos. Le dio reproducir, cerró los ojos disfrutando de la melodía, se relajó sin darse cuenta, perdida en la voz y la letra de la canción, se notaba que el autor transmitía en ella todos sus sentimientos.
Un par de lágrimas mojaron sus mejillas, y se sorprendió, no se había dado cuenta de cuándo había comenzado a llorar, ni porque su pecho dolía tanto como si apretaran su corazón. Se retiró las húmedad, para luego ponerse de pie, ya no tenía ningún caso seguir allí, con amargura reparó en la pantalla donde se anunciaban los vuelos, el de Roma había partido hacía más de una hora.
— ¿Sabe por qué Sakumo quería convertirse en cantante? — La pelirosa paró en seco, conocía bien esa voz, pero no se giró para mirarlo, el hombre continuó — Por qué desea encontrar a su madre, cree que si lo escucha cantar volverá a su lado, piense bien en la decisión que tomó, de ella depende el futuro de su hermano.
Sakura continuó su camino sin mirar atrás, sin embargo las palabras de Deidara habían calado hondo en su ser, un recuerdo de su infancia vino a su mente, Sakumo y ella se encontraban en el orfanato, rodeado por varios niños que les gritaban cosas ofensivas y se reían de ellos.
— Hermano ¿Es verdad que somos unos mendigos? — Preguntó escondiendo el rostro en el pecho del niño.
— Claro que no, lo dicen solo por molestar — La apretó más contra sí — Nuestro padre murió, y nuestra madre ha desaparecido, pero te prometo que me convertiré en un gran cantante y así la encontraré, te lo prometo Sakura — Besó su cabeza con ternura.
El ansiado domingo llegó, los periodistas se reunieron, esperando el tan anunciado suceso, Itachi los recibía con amabilidad, mientras que en un baño cercano Sakura se despojaba de su hábito y de la cadena adornada con un dije en forma de crucifijo.
Se miró por unos instantes en el espejo, contemplando su reflejo — A partir de hoy seré Sakumo Haruno — Pronunció con seguridad. Procedió a cortar su cabello, a colocarse el traje para la ocasión, era completamente blanco, incluso la corbata y los zapatos, se perfumó y peinó, su ahora corto cabello, le sonrió a su reflejo, infundiéndose ánimos.
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— Muchas gracias a todos por venir — La grave voz de Itachi resonó por toda la estancia — Este es un momento muy importante para nuestro grupo, a continuación presentaremos al nuevo integrante del grupo más famoso de Asia, A. N. JELL. Los aplausos no se hicieron esperar, al igual que las luces de las cámaras, tomando un sin número de fotografías, y estas solo aumentaron al ver descender por una escalera a Sasuke, Sai y Naruto, se sentaron junto a Itachi, a la espera de la llegada de la pelirosa.
— Y ahora denle la bienvenida a Sakumo Haruno, el nuevo vocalista de A. N. JELL. Todas las miradas se posaron en las puertas por la que tendría que entrar Sakura, pero los segundos pasaron y las puertas permanecían cerradas, los murmullos comenzaron a escucharse, preguntando que sucedía, Itachi sonrió un poco nervioso, Sai y Naruto se miraron entre sí sin comprender, y Sasuke solo esbozó una minúscula sonrisa arrogante, ni siquiera se molestó en mirar, seguramente ese cobarde se había arrepentido, y era una sabia decisión según él.
Contrario a sus predicciones, las puertas se abrieron dando paso a un guapo joven de cabellera rosada, que miraba a todos con tranquilidad, aunque en su interior temblaba como gelatina.
Los periodistas se abalanzaron sobre el recién llegado, tomando tantas fotografías como les era posible, ella permanecía allí, mirándolos como si toda su vida hubiese lidiado con aquello.
— Ahora que está vestido así, se ve bien — Le susurró Naruto a Sai.
El moreno asintió — Se ve masculino — Sonrió.
Sasuke por su parte gruñó por lo bajo, e hizo una mueca de desagrado con la boca.
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En una lujosa habitación se encontraba una elegante mujer tomando un vaso de whisky, mientras veía la entrevista por televisión, enfocaron a Sasuke y a Sakumo, y ella esbozó una sonrisa socarrona — ¿De verdad ese chico se parece a mí? — Se preguntó en voz alta, para luego darle otro sorbo a su bebida.
Sakura abrió su armario y no pudo más que quedarse con la boca abierta, era del tanmaño de una habitación completa, y lo mejor tenía una cantidad de ropa, mayor a la que había poseído en toda su vida, estaba segura que el armario era del mismo tamaño de la habitación que ella tenía en el convento, realmente esos jóvenes eran famosos y adinerados, buscó su pequeña maleta, sacando un par de cosas, hasta que se topó con el reproductor de música — Esto es de ese joven — Murmuró — Lo mejor es que se lo regrese.
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Abrió la puerta de la habitación del moreno con sigilo, al estar en su interior no pudo más que dejar escapar un "wao", si la suya le parecía grande, esta duplicaba su tamaño, se acercó a una mesa y pasó el dedo sobre la superficie de madera — Vaya, ni una mota de polvo — Miró asombrada, movió la lámpara que se encontraba sobre el escritorio y se sobresaltó al escuchar pasos acercándose, corrió despavorida hasta el baño, viendo con horror como Sasuke entraba a la estancia, él se sentó frente al escritorio y tomó un lápiz, se disponía a comenzar a escribir, cuando algo captó su atención, su lámpara no estaba en el lugar en el que la había dejado, la colocó de forma correcta y miró por el rabillo del ojo en dirección al baño, alguien estaba allí. Sakura dio vueltas y vueltas buscando donde ocultarse, pero ya era tarde pues el moreno había entrado y la fulminaba con la mirada.
— ¿Qué haces aquí? — La cuestionó arrastrando las palabras, cruzó los brazos sobre el pecho y compuso su mejor mueca de desagrado.
— Yo… bueno… yo — Retrocedió sin mirar atrás, chocando contra el inodoro, apretó unos botones que éste tenía, y se vio empapada al instante por un chorro de agua, que procedía del mismo, Sakura se giró en su dirección, cubriéndose la cara con las manos, e intentando en vano detener el agua que seguía brotando, Sasuke miraba todo el espectáculo con una ceja enarcada, sin duda ese chico era un torpe — No debía de tardar más de 30 segundos, consultó su reloj, pero tal parecía que el inodoro se hubiese descompuesto, pues continuaba bañando a la pelirosa, que le suplicaba que se detuviera.
Cuando paró ella se acercó a él visiblemente avergonzada, el cabello se le pegaba a la cara, y su abrigo estaba totalmente mojado.
— ¿Decidiste venir aquí para tomar una ducha con el inodoro? — Cuestionó incrédulo, pero sin borrar esa mueca de desagrado que casi siempre adornaba su rostro.
— Discúlpeme, le pido mil disculpas por haber entrado aquí sin su permiso — Se inclinó hacía él varias veces seguidas, a modo de disculpa, salpicándolo en el proceso.
El moreno se alejó unos pasos con cara de asco — Te diré cómo funcionan las cosas aquí, así que presta mucha atención — La miró fijamente — Primero, no me pongas las manos encima sin mi permiso, segundo, no entres a mi habitación sin mi permiso, y tercero, no toques mis cosas sin mi permiso, ¿Entendiste? — Frunció el ceño.
Ella tragó con dificultad, susurrando con dificultad un sí.
— Muy bien, ahora sal de aquí — Espetó.
— Sí, lo siento — Pasó por su lado casi corriendo, y él la vio alejarse por el rabillo del ojo.
— Molestia — Masculló.
Itachi decidió hacer una fiesta en honor a Sakumo, los cuatro integrantes del grupo, Deidara, Itachi, Sasori, y otros miembros del equipo de la banda se reunieron en un lujoso bar, los jóvenes se veían muy entretenidos disfrutando del ambiente y las bebidas, claro todos menos Sasuke, y Sakura para quien todo ese mundo era completamente nuevo, una de las jóvenes del grupo le ofreció una copa de champaña y ella la aceptó, tomó un trago y cerró los ojos al sentir la bebida deslizarse por su garganta, no estaba tan mal como pensaba.
Todos reían animados, ella ya había perdido la cuenta de cuantas copas llevaba ingeridas, de lo que sí estaba consciente era de que todo a su alrededor comenzaba a moverse, se levantó de la mesa y se vio rodeada por varias jóvenes quienes le sonreían coquetas, Deidara se acercó a ella y la tomó del brazo.
— ¿Estás borracho? — La miró incrédulo.
— No — Negó rápidamente — Solo un poco mareado.
— ¿Es ella? — Una chica se acercó hasta ellos, la tomó por la barbilla y examinó su rostro — Es bonita — Concedió y sin previo aviso le tocó sin pudor los senos a Sakura, quién se cubrió asustada — Pero si son pequeños, no será mucho problema ocultarlos.
— Tranquila ella es de mi confianza — Le aseguró Deidara.
— Soy Konan, la estilista del grupo — Esbozó una media sonrisa.
— Mucho gusto señorita.
La aludida asintió con la cabeza — Iré a buscar otro trago — Anunció, antes de marcharse.
— Yo iré a buscarte un vaso con agua fría, no te ves nada bien, espérame aquí, no se te ocurra moverte — Le advirtió el rubio.
Ella asintió débilmente, recostándose de la pared, el mareo se estaba intensificando, de repente sintió náuseas, un baño, necesitaba un baño con urgencia.
Deambuló por el local sin mucho éxito,sintió un calor insoportable recorrerle todo el cuerpo, y tuvo que quitarse el saco, lo extendió hacia atrás, y unas manos masculinas lo sostuvieron.
Ella se giró bruscamente, encontrándose con la cara sonriente de Sai — Si tienes calor deberías quitarte también la camisa — Sugirió, con su característico tono amable.
Ella dio un respingo, negando con la cabeza — No, así estoy bien — Aseguró.
Él amplió su sonrisa — Lo digo porque ya sabes hay que mantener la imagen, no deseas que te vean en esas condiciones.
La pelirosa tomó el saco de las manos de Sai — Tienes razón, debemos mantener la imagen — Respondió nerviosa.
— Te buscaré un café para que se te pase un poco el malestar, espérame aquí.
Sakura volvió a sentir la horrible sensación de que devolvería todo el contenido de su estómago, y salió tropezando de allí, en el camino se encontró a Naruto quien la miraba de forma extraña.
— ¿Dónde se supone que vas? — La tomó por el brazo deteniéndola.
— Al baño — Contestó con simpleza.
— De verdad que estás borracho — Negó con la cabeza — Ese es el baño de mujeres — Bufó — Ven te diré donde está el de los hombres. Ella se dejó conducir como si fuese una muñeca.
— Hace mucho calor — Murmuró.
— Si quieres puedes ir al balcón, queda por allá — Señaló hacia la derecha — Llegamos — Anunció, dejando a la pelirosa frente al baño de hombres.
Se tuvo que sostener nuevamente de la pared, de lo contrario estaba segura de que hubiese caído al suelo, el calor seguía siendo insoportable, así que se dirigió al balcón, llegó allí tropezando con todo lo que tenía a su paso, Naruto y Sai la vieron dirigirse hacia allí, y se preocuparon al ver el estado en que se encontraba, podría caerse del balcón, era muy peligroso que estuviese allí sola, ambos decidieron acercarse.
Sakura estaba recostada del barandal del balcón, mirando hacia la ciudad, en un movimiento vacilante perdió el equilibrio, y si no fuese porque Sasuke la tomó por el brazo y tiró fuerte de ella, el desenlace hubiese podido ser fatal.
Lo fulminó con la mirada, en verdad ese chico solo le causaba problemas, lo miró con ojo crítico, estaba tan borracho que ni podía coordinar bien sus movimientos.
— Tks — Eres un fastidio.
Se disponía a marcharse, pero la joven hizo el ademán de vomitar, Sasuke se alarmó, buscó rápidamente un recipiente antes de que el sujeto frente a él hiciera un desastre, arrancó una plantita del envase y se lo entregó al joven, quien vomitó en el, el moreno sintió su estómago revolverse, y sin mirar lo que hacía colocó la planta nuevamente en su lugar, sacudiéndose las manos, mientras componía una mueca de asco.
— Gracias, ya me siento mucho mejor — Sakura sonrió.
Sasuke pensaba insultarla, pero Naruto y Sai aparecieron.
— ¿Estás bien? — La cuestionó el rubio.
Ella asintió, caminó hasta una banca, recostada al barandal y se subió en ella — Que lindo está el cielo, siento que casi puedo tocarlo — Estiró la mano hacia el firmamento y nuevamente perdió el equilibrio.
Los tres jóvenes se apresuraron a evitar que cayera.
Sakura estaba en el jardín del convento, pero no como Sakumo, sino como una joven, su cabello largo llegaba a su espalda y usaba un lindo vestido blanco, bajaba del cielo como si flotara, y caminaba por el jardín, allí se encontraban Naruto Sai y Sasuke, caminó frente a ellos sonriente, mientras ellos la miraban embobados.
Despertó del hermoso sueño con una gran sonrisa.
— Madre superiora he soñado con tres hermosos ángeles — Dijo en su mente. Miró a su alrededor encontrando que tanto ella como sus tres compañeros se encontraban acostados en una especie de alfombra en el piso, ellos continuaban dormidos, amplió su sonrisa — Aunque tal vez, no sea un sueño después de todo.
Hola a todas mis queridas lectoras, por aquí vuelvo con esta adaptación de uno de mis doramas coreanos favoritos, deseo sea de su agrado y me dejen sus comentarios, para saber que tal les pareció, y si desean que lo continúe.
Quiero preguntarles una cosita, en la historia original no hay lemon, entonces quiero saber si desean que lo incluya, de ser así el fic continuaría siendo T, y sino lo bajaré a K+.
Así que ya saben espero sus opiniones, y veamos cómo se desarrolla la trama del fic.
Nos leemos pronto.
Besitos.
