*Disclaimer: Pues como todos sabemos (si hay alguien que no sepa, no puedo comprenderlo xP) INUYASHA & los personajes de tal pertenecen a Rumiko T.

Habrá un que otro persona inventado por su servidora, ahora. . . siéntense y disfruten ;D


Capitulo 1: El claro

Que las dudas no te consuman, déjalo estar por el momento, el destino se hará cargo del resto, pues tú pasado ya esta labrado. Tus acciones pasadas repercuten en el

futuro, no lo dudes pues esto es lo que has logrado, no te cuestiones aunque sea parte de la naturaleza humana, debes ser más fuerte que un mortal.

. . . By:Meisa Akai. . .

Una mañana muy convencional, tuvo ése gran impulso de salir hacia un claro que se escondía al terminar una parte del inmenso bosque que rodeaba a las aldeas cercanas, a paso decidido y sola, como le gustaba estar cuando hacia sus visitas a ese hermoso claro que un día descubrió, solo ella lo conocía perfectamente, solo ella pasa y desperdiciaba su tiempo allí, éste ya se había vuelto un lugar muy especial para ella, donde podía disfrutar de la maravillosa vista que ofrecía del resto del bosque y donde podía ver el horizonte por donde el solo se ocultaba, donde disfrutaba de la naturaleza, la tranquilidad y la paz que ésta ofrecía. Si, ése claro era un lugar muy especial e importante para Rin.

-Es un día agradable. –Se dijo para sí, aspirando profundo con una sonrisa, caminó rítmica y felizmente. No sabía cómo, ni que era lo que la impulsaba ése día y como otros pasados a ir a ése lugar sin pensarlo, dejando todas sus faenas de lado. Lo que importaba era llegar ahí.

Al vislumbrar una luz muy potente cuyos rayos se colaban entre cortados por las espesas ramas, supo que había llegado, utilizo sus brazos y movió sus manos apartando varias ramas para abrirse paso.

Por fin salió al espacio abierto, su sonrisa se ensancho, no cabía en su rostro, era algo totalmente maravilloso, además su intuición femenina le había advertido que algo sucedería, algo que deseaba con tanto anhelo, ya que hacía dos meses lo esperaba con ansias, no identificaba mucho si era deseo, necesidad, pero lo anhelaba. No tenía ni la menor idea de que era esa ansiedad que sentía, pero lo atribuía a lo de siempre: Él era su salvador, le tenía un gran aprecio y siempre que pudiera le demostraría su gratitud.

Ahí parado viendo hacia el espléndido horizonte se encontraba un albino, largos cabellos plata, piel muy pálida, sus ropas hacían juego con toda su persona, pues eran de un blanco impecable, todo en armonía. Él observaba, aparentemente a la nada, pero sus ojos realmente podían ver mucho más, mucho más que cualquier otros, tenía ése fascinante don: ver lo que otros no a la distancia.

Rin al verlo, permaneció en su lugar, estaba realmente feliz de verle de nuevo, casi no podía creer que estuviera ahí, pero lo estaba, su corazón-sin ser ella consiente- empezó a latir un poco más acelerado de lo normal, con pasos cautelosos se acerco hasta quedar a dos metros de distancia detrás de él, éste no se había movido ni un poco, parecía que ni siquiera sabía que estuviera ella ahí, pero… claro que lo sabía, la había sentido desde que salió de su cabaña, pero solo continuo contemplando la magnitud del bosque.

Rin no cabía de felicidad, ya conocía como era Sesshomaru, así que no le incomodaba que éste ni siquiera volteara a verla.

-Hola, Señor Sesshomaru, me da mucho gusto que haya venido. –Dijo animada, viendo a donde se suponía, él veía. El youkai ni se inmuto. Rin lo observo por el rabillo del ojo.

-Es un lugar muy hermoso. –Dijo cerrando sus ojos y levantando sus brazos al aire se dejo acariciar por el viento. -¿Cómo ha estado?- Pregunto tratando de hacer hablar al demonio, no es que el silencio la incomodará, si no que deseaba oír su voz o como mínimo él volteara a verla. Espero por unos segundos que parecieron interminables.

-Bien. –Se escucho su fuerte y tranquila voz, ésa fue su esporádica respuesta. Pero para Rin fue como si hubiera entablado una conversación. Así que sólo sonrió abiertamente.

Sesshomaru camino hacia una roca que se encontraba a su lado y se recargo en ella. Rin lo observo disimuladamente, para después regresar su vista al frente. No se explicaba él porque, pero deseaba estar a su lado, tocarlo, escuchar su voz –Aunque esto último sería un poco difícil- pero ciertamente añoraba escucharlo, comenzó a sentirse incomoda con esa sensación de no querer apartarse de él ni un centímetro, así que decidió quedarse allí parada. Un par de segundos después vino a su mente un par de amiguitos muy peculiares.

-Señor Sesshomaru, ¿por qué Jaken, AH y UN, no han venido?.

-Se encuentran haciendo un encargo. –Contesto restando toda la importancia que podría o no tener.

Escucharlo realmente la animo ah entablar una conversación aun que fuera solo ella la que hablara, pero lo necesitaba, porque se sentía incomoda y no tenía idea del por qué.

-Hace unas semanas cumplí 17 años… –Dijo viéndolo por un instante y regresando su vista al frente poco después. Retorcía los dedos de sus manos entrelazadas frente a ella, recordó lo triste que se sintió de no haberlo visto, de que no le hubiera regalado su presencia.

Entendía que un Daiyoukai como él no tendría ni la más mínima obligación de ir a visitar a una humana en su día de cumpleaños, ya que eso carecía de importancia para un demonio, por eso no consintió su triste, pero aun así sentía ese vacío de él.

Suspirando un tanto fuerte -sin ser consiente- saco esa negatividad que se arremolinaba en su ser, no era el momento adecuado de sentirse triste ya que él estaba ahí el ahora es lo que más importa pensó.

Cerró sus ojos, suspiro imperceptible y volteo lentamente su cabeza hacia donde se encontraba el Inuyoukai, al abrir los ojos, enorme fue su sorpresa al verlo acercarse a ella a paso lento pero decidido.

Su cuerpo mando una señal de advertencia, haciéndola que pegará un brinco sin ser consciente de ello. No sabía cómo interpretar ése cosquilleo que seguidamente sintió en todo su cuerpo y el estrujamiento dentro de su ser, sentía que estaba al borde de una emoción demasiado fuerte que salía de su control y que nunca antes había experimentado. Lo observo verla directamente, su corazón dio una repentina acelerada, no tenía idea de que sucedía, no sabía que pasaría, su mente maquinaba situaciones a velocidad luz, situaciones que nunca le pasaron por la mente ni por mera casualidad.

Segundos después todo en su interior se esfumo cuando noto un dejo de curiosidad en los ojos ambarinos. ¿Curiosidad?, si, logró sentir eso en él. ¿Cómo no conocerla?, si ella era la persona más curiosa de toda la aldea.

Todo fue remplazo por la duda que crecía en su interior devorando todo sentimiento extraño que su cuerpo pudiera haber producir. Rin se quedo quieta viéndolo como él lo hacía, pero éste sin dejar de caminar hacia ella, pronto noto que él parecía ver atreves de ella, la duda en su cabecita ya no podía ser más que enorme y sólo se le vino a la mente hacerle una mueca de cuestionamiento, alzando un poco las cejas y abriendo igual los ojos.

Por su parte, Sesshomaru no prestaba atención a las muecas que su humana hacia pues ni las entendía, al dar un paso más, sintió como si alguien o algo lo detuviese, así que paro a dos metros de distancia de ella, la misma distancia en la que Rin había detenido sus pasos cuando se acerco a él. Intento dar un paso más sin poner esfuerzo, nuevamente sintió como algo lo detenía, pero ésta vez con una pequeña descarga eléctrica -que por cierto, no logro moverle ni un cabello-.

¿Que está sucediendo?, puedo sentir una presencia, pero no puedo captar su olor… Pensó el Youkai.

En el interior de Rin crecía cada vez más la duda, no entendía absolutamente nada, se encontraba ignorante de la situación, no sabía qué hacer, si terminar con la distancia entre ellos o esperar el segundo movimiento de Sesshomaru, éste la miro intensamente, Rin al saberse observada tan profundamente, sintió que el mundo se le venía encima, su interior estaba en total confusión al igual que su exterior, por dentro todas esas emociones que no sabía interpretar y solo hacia incrementa sus ansias por no saber cómo actuar.

¿Debía preocuparse o simplemente esperar a que el destino hiciera su obra del día? Si, esa era Rin, tan ingenua y fuera de lugar. Pero no le dejaría todo al 'destino', según sabía, el destino lo labras tu misma con tus decisiones.

Rin hizo él ademan de dar un paso hacia él. -¿Sucede algo amo…? –Cuestiono dubitativa.

-Detente –Ordeno tajante. Rin se quedo estática, ahora si no sabía cómo actuar.

Dudo unos instantes, quería hacerle caso, pero también quería ya no sentir confusión, por lo que sus siguientes movimientos los realizo su inconsciente ganándole así la partida a su consiente. Ignorando la orden de su señor, dio un paso.

Sesshomaru la observaba con detenimiento, viendo como la humana desobedecía descaradamente, al igual veía como ella daba otro paso y se acercaba a él, sin problema alguno. Una enorme duda se arremolinaba en su mente.

-Detente –Volvió a ordenar, esta vez severo.

Creo que me eh pasado, espero que no me ponga una reprimenda por no hacerle caso Pensó Rin. Así que paro, estaban cercas pero no lo suficiente. Se sentía tonta, pero por una extraña razón no se apartaba del lugar, no sabía si preguntarle qué sucedía o simplemente quedarse ahí, en silencio, viéndose.

Todos sus pensamientos abandonaron su mente cuando vio a Sesshomaru dar un paso hacia ella, pero lo detuvo, dio dos pasos atrás y caminó otros tantos alrededor de Rin.

A la mente de la pelinegra vino la imagen de ella siendo la presa de una bestia que era detenida por vaya a saber qué o quién. Se limito a observar lo que el youkai hacia, lo vio acercarse de nuevo,- bien, todo lo había disimulado bien, además de confundir más a Rin- nuevamente detuvo sus pasos, dejando un metro y medio de distancia, menos de la que los había separado antes. Convencido, Sesshomaru dio un paso más poniendo un poco de fuerza -como si intentase correr- pero sintió como algo lo repelía, así que termino con ese paso y no dio ni uno más.

¿A caso es una clase de barrera?, deseo saber los motivos. Pensó Sesshomaru,pues por lo que había percibido hacía algunos instantes, estaba seguro que era algo alrededor de Rin, de su protegida.

-Debo marcharme. –Hablo con voz grave, sacando a Rin de su confusión y cuestionamientos.

-¿Q-qué? –Contesto automáticamente. –Pero…–Cuestiono dubitativa.

Sesshomaru permaneció en silencio, indagando en qué demonios sucedía con su humana y la pregunta de ésta.

-Vo-volverá –Pregunto decaída. Él se limito a verla y asintió con la cabeza.

A la pelinegra se le iluminaron los ojos de felicidad, nunca antes le había hecho esa pregunta, pues sabía que no era nadie para cuestionarlo -Eso se había incrustado en su mente cuando entro en la adolescencia.- Se sentía realmente feliz por la respuesta del demonio, a su manera, pero en fin era una respuesta.

No pudo contenerla más y se abalanzó al youkai, abrazándolo por él torso, éste no se lo esperaba, por lo que demostró su sorpresa abriendo un poco los ojos, pero nadie pudo ser testigo de ello. Por una milésima de segundo olvido que algo lo había repelido al acercarse a ella.

Al recordarlo se cuestionó: ¿Por qué ella si pudo acercarse a él, sin sentir descarga de energía alguna y él no pudo acercarse a ella, sin intentar poner resistencia? ¿Entonces no era un campo de energía? No, él era el gran Sesshomaru, no podía equivocarse, pero entonces. . . ¿Qué sucedía?, Estaba claro que ahí no encontraría respuestas.

Rin por su lado seguía inmersa en su felicidad, más aún porque Sesshomaru no la había despreciado al abrazarlo, el no apartarse de ella, era como si él le otorgara el permiso de tan descarado comportamiento, aun que no hiciera nada más que quedarse inmóvil. -¿Qué podría hacer él?-. Nunca antes había osado abrazar al Inuyoukai, se podría decir que era la primera vez, pues ni de pequeña lo había hecho.

Después de unos momentos, Rin se aparto de él, vio como el youkai le daba la espalda y empezaba a caminar hacia el borde del claro elevándose al cielo, partiendo del lugar sin despedirse, sin voltear a verla, pero Rin sabía que volvería y eso era lo único que le importaba.

Siguió inmóvil durante un rato más, viendo en dirección donde el youkai había desaparecido. Fue cayendo lentamente de su nube de 'la felicidad'.

-Seré un tanto distraída, pero de verdad que esto ha sido muy extraño, no pue-edo simplemente ignorarlo.- Trataba de explicarse qué demonios había sucedido, permaneció por media hora más en ése lugar, indagando, tratando de buscar un pensamiento coherente, pero nada arribaba elocuente a su mente.

-Hola Rin.

-A-AH Kagome, ¿cómo me has encontrado? –Sus cuestionamientos se disiparon de momento.

-Bueno pues te eh estado buscando e InuYasha me ah dicho por donde sería mejor buscarte.

-Vaya, excelente olfato.- Bromeo la pelinegra.

-Si, por supuesto.-Dijo Kagome riendo con Rin. –Vamos, que la comida ya esta y no es saludable que te mal pases.

Rin se limito a sonreír, le agradaba que Kagome fuera atenta con ella, la hacía sentir cómoda y feliz y agradecía demasiado tener en la aldea a alguien como ella, se podría decir que se identificaba con la sacerdotisa. Comenzaron a caminar en dirección a la aldea.

-¿Que hacías aquí?

-El señor Sesshomaru ah venido, y pues. . . –Corto sus palabras, pensando en lo extraño de su pequeño encuentro.

-Ya veo –Dijo sonriendo- pero no lo vi en la aldea, como supiste que estaba aquí tan lejos. –Decía con un dedo en su mejilla.

-Ah, pues. . . no sé, debo confesarte que no sabía que estaba aquí –Contesto dubitativa- Quiero decir, es como si algo me trajese directamente aquí sin pensarlo. . . –Kagome la observaba con una sonrisa en su rostro- emm, ¿por qué me miras así?

-¿Es que acaso serás sacerdotisa? –Emoción en su voz.

-¡Claro que no!, ¿cómo podría? Esas cosas no les pasan a personas como yo.

-¡Oh Rin! Ahora no se sabe que pueda pasar, ya ves yo, no tenía idea de que era lo que sucedía conmigo, ni porque a mí.

-Sí, pero es diferente, me contaron que eres la reencarnación de una sacerdotisa, yo. . . –Dijo bajando la cabeza- en cambio yo, ni siquiera sé las raíces de mi familia, solo tengo vagos recuerdos de mis padres y hermanos. –Kagome la miraba con melancolía. Coloco una mano sobre el hombro de Rin mostrando su sentir.

-Lo siento.

-No tienes por qué disculparte. –Contesto, regalando una sonrisa a la sacerdotisa.

-Bueno. . . pues es un demonio muy poderoso, es el gran Sesshomaru. –Dijo riendo, tratando de animarla y olvidarse así de la visita que la melancolía le hizo a Rin- Tiene un gran youki y tal vez pudiste haberlo sentido.

-Mmm, Los humanos normales no tenemos la capacidad de sentir tal cosa, así que pienso que fue mera coincidencia –Dijo sonriendo.

-Si tú dices –Contesto rindiéndose- Aunque difiero de tú punto de vista, ya que fue una 'coincidencia' muy grande, tratándose de Sesshomaru. Además, ¿por qué no te aviso? Es decir, ¿solo se quedo esperando a que llegaras hasta él, sin siquiera haberte avisado? –A la sacerdotisa la empezaba a carcomer la duda y empezaba a ponerle demasiada importancia, según pensaba Rin.

-Creo que solo estaba descansando, ya iría avisarme, pero me adelante, además ese es un lugar que me gusta visitar mucho, ya que nadie se aleja tanto de la aldea por ese motivo casi nadie conoce ése lugar y debo decir que es perfecto para relajarme, me gusta mucho estar ahí. –Quería terminar de una vez con las dudas de Kagome ya que ella no le encontraba sentido alguno, estar con Sesshomaru le estaba afectando.

-Ya veo, ya veo, es un lugar que. . .

-Kagome –Fue interrumpida por Rin.

-Eh, ¿qué pasa? –La voz de su amiga había cambiado a un tanto dudosa.

-Quiero contarte algo que ah pasado. –Dudaba, pero si no le contaba a ella en quien confía, ¿entonces a quien sería? Y necesitaba el punto de vista de alguien más, no podía pecar de ignorancia.

-Te escucho –Contesto la sacerdotisa algo intrigada por la seriedad de Rin.

-Cuando estaba con el señor. . .

-¡Vaya hasta que vuelven! –Estaban por entrar a la aldea e inuyasha se encontraba justo ahí, esperando.

-¡Que forma de interrumpir InuYasha! –Kagome mostró molestia por la interrupción.

-¡Jah! No me interesa.

-Está bien Kagome –Dijo Rin riendo, le agradaba en demasía la pareja que hacían ambos.

-Pero es un irrespetuoso, no respeta las conversaciones de las personas.

-No soy irrespetuoso, solo quería saber por qué tardaste tanto, pero ahora que huelo a Rin ya me puedo imaginar donde o que hacía y por que tardaron. Ése desgraciado ni se acerco a la aldea, pero lo huelo en ti –Decía sin ningún decoro.

Rin sintió inexplicablemente sus mejillas arder, agacho levemente la cabeza, Kagome la observo por el rabillo del ojo.

-InuYasha. . . –Su voz es de reprobación. Alistándola para. . .

-¿Qué? –Cuestiono indiferente.

-¡ABAJO! – . . .Hacer comer tierra a InuYasha el cual se precipito contra el suelo y pronto lo único que se vio fue una nube de polvo a su alrededor. – ¡Aagg K-kAGOME! ¿¡Porque lo haces!? –

-Por qué no tienes tacto con la personas, además eres un irrespetuoso.

-¡No hice nada! –Se defendió, aun con la cara llena de tierra, pues el hechizo del collar aun seguía.

-¿Ahora qué ah pasado? –Arribo el monje Miroku con sango y shippo. El cual reía por ver a su amigo hanyou en el suelo –Eh escuchado un fuerte estruendo y supuse que sería. . .

-Feh, Kagome está loca.

-¡QUE! ¿Ahora estoy loca? –Contrarrestaba ya muy molesta.

-¡Yo no eh hecho nada Y me ataca!

-¡Eres un salvaje Inuyasha! –Se escucho la voz burlona de shippo.

-¡Que has dicho! –El hanyou se abalanzo hacia el zorro y le propino un coscorrón en la cabeza.

-KYAA, ¡ves que si lo eres!

-Mi querido amigo –El Monge coloco su mano en la espalda de InuYasha- a las mujeres hay que tratarlas con delicadeza.

-Eso es cierto. –Aporto Sango.

-AAAY, ¡pero que no hice nada! –Dijo caminando a la entrada de la aldea con los brazos cruzados.

-No te das cuenta de lo que dices, ni de las consecuencias que pueda tener –Kagome estaba realmente molesta.

Rin y sango observaban a Kagome algo asustadas pero a la vez divertidas.

-Rin así es el amor, así que ya sabes a lo que te atienes cuando te enamores –Dijo Sango con solemnidad. –Ten mucho cuidado de quien sea.

-Kagome e InuYasha se voltearon a ver sonrojándose en el acto. Mientras que Rin estaba más roja que un tomate, Kagome se voltio con cara de indiferencia al igual que InuYasha.

-Si Rin, ten mucho cuidado a quien desees ver de otra forma. – Dijo shippo burlándose- No vaya hacer alguien igual de tonto que InuYasha.

-¡Vas a morir pequeño zorro! – Ya no era tan pequeño, pero si para Inuyasha. Comenzó a perseguirlo alrededor de todos los presentes que solo negaban con la cabeza, de cierta forma InuYasha si era un salvaje.

-Inuyasha – El Monge Miroku Interrumpió su faena de golpear a shippo. -Ven conmigo, te enseñaré a cómo tratar a las damas –empezaron adentrarse a la aldea mientras shippo respiraba cansinamente y daba gracias al monje por el afortunado rescate.

-¡Exce-len-cia! –Sango sabía exactamente qué es lo que iba hacer el Monje, por lo que emanaba una esencia sobrenatural -¡claro que no! –Dijo jalándolo de una oreja hacia su cabaña. Mientras InuYasha se quedaba estático y perplejo.

-Vamos Rin, que la comida se enfría –Rin se encontraba más perpleja que inuyasha, siempre, aun que ya hubiese visto lo mismo demasiadas veces, nunca dejaría de sorprenderse de las relaciones de las dos parejas, le parecía tan extraño y ajeno a ella, que no veía en su futuro una relación como la de ellos, aun que no todo era malo. -Comenzaron a caminar a la cabaña de la sacerdotisa.

-Eh, espérenme –Inuyasha iba detrás tratando de darles alcance –por supuesto caminado, si no de un salto las alcanzaba.

-Creo que esto del amor y las parejas, no es lo mío –Dijo riendo, pues en verdad no se visualizaba de la misma manera y sentía que ella no podría tener algo como lo que ellos tenían. Pero eso no le importaba. . . de momento.

-No es tan malo. . . una vez que te acostumbras –Dijo la sacerdotisa, amenizando su frase con una gran sonrisa. Ambas rieron e InuYasha solo se quedo callado, como si no las hubiese escuchado.


El sol estaba en su punto de caída, era el momento en que Rin solía entrenar con Sango, no era mucho lo que hacían últimamente, ya que sango tenía que ocuparse de las gemelas y kohaku quien le ayudaba cuando sango no podía, se encontraba en unas aldeas de cazadores de demonios, resultaba mejor para él entrenar allí.

Sango había empezado a entrenar a Rin desde que tenía 9 años, ella misma se lo había pedido, después de enterarse que había sido entrenada para cazar demonios desde edad muy temprana, ella necesitaba ser fuerte, no para cazar, si no para defenderse en algún momento de su vida y no parecer damisela en aprietos, con el tiempo había desarrollado su pequeño orgullo, pues tampoco deseaba ser un obstáculo en el que todos se detuvieran para ayudarla en momentos de guerras o lo que fuese, quería valerse por sí sola mientras estuviese a su alcance.

El punto de entrenamiento era a las afueras de la aldea, donde no podían lastimar a nadie por error, además de ser un campo abierto un tanto extenso. Sango tenía un entrenamiento riguroso para Rin, en el que le enseñaba más que nada resistencia, haciéndola correr por todo el alrededor del campo, se podría presumir que era una muy buena atleta, pues sus distancias eran asombrosas.

–Serías una muy buena corredora y hasta tendría becas por ello si viviese en la época actual- Le había comentado Kagome, cuando solía entrenar con ellas, le asombraba la condición y concentración que Rin poseía.

-Bien Rin, vamos a empezar –Dijo Sango, acomodando el obi que sujetaba el traje de Rin a su cintura.-necesitas antes que nada calentar, si no podrías lastimarte, ya sabes cómo es esto.

-Si –Sonrió.

-Aremos estiramientos para comenzar, daremos tres vueltas al campo, cuando lleguemos ah este punto –Marco una línea indicando el comienzo y lo que sería en efecto el final- aremos estiramientos y volveremos a las prácticas de defensa, si nos sobra tiempo podremos perfeccionar algunos movimientos con la catana.

-Entonces me apurare, ya que hace tiempo no práctico con la espada.

-¡Entonces comencemos! –Dando giros a sus tobillos, colocando la punta de su bota contra el suelo y elevando el talón, estiraron las piernas, acto seguido: Ambas empezaron a caminar, para después comenzar a trotar, tan pronto como sintieron que sus piernas tenían más flexibilidad gracias al calentamiento muscular, emprendieron la carrera.

Rin corría dos pasos y brincaba uno, otorgándolo mayor distancia y velocidad, pronto dejo a sango atrás, quien observaba que cumpliera con las tres vueltas encomendadas.

-¡Recuerda tú respiración, inhala profundo y exhala despacio! –Grito Sango, para que Rin la pudiese escuchar.

En verdad le impresionaba la tenacidad de la chica, era de las únicas personas que conocía, que se concentraba en lo que hacía de una manera sorprendente, esto era muy bueno ya que así podía rendir más en sus entrenamientos, de cierta forma es curioso, ya que al no pensar en nada más que en lo que haces en el momento, te da mejores resultas, ya que tú concentración es constante y dirigida a un determinado objetivo.

En la mente de rin solo existía el momento en el que pisaba una y otra vez, sentía que casi podía volar, pero no pensaba en ello, solo trataba de regular su respiración para poder rendir y durar más, para poder terminar con éxito sus tres vueltas, sin que un aire colado entrara a sus costillas –Al menos así lo veía, ese molesto dolor que te da cuando corres con la boca abierta o respiras descompasado, pues ya lo había experimentado y no era bonito.

Terminaría pronto con la tercera vuelta, había disminuido un poco su velocidad e iba casi a la par con Sango.

-Empieza a trotar para que no pares de golpe. –Rin solo asintió, empezando a disminuir. Pronto llegaron al punto final.

-Uff, fue una muy buena carrera –Logro decir Rin.

-No has decaído nada, es más creo que cada vez lo haces mejor.

-Sí, ya no me canso tanto.

-Qué bueno que lo dices, así ya sé que te tengo que aumentar una vuelta más, debemos llegar al límite y si el de tres vueltas ya no es el tuyo, vamos por el siguiente –Decía sango muy entusiasmada.

-Ah, creo que mejor me quedo callada –Empezaron a reír.

-Bien inhalemos profundo y exhalemos lento, hay que regularnos. –Comenzaron con las inhalaciones, acto seguido: Empezaron con estiramientos de piernas, torso y brazos.

Hicieron algunas defensas.

-Cuando alguien éste detrás de ti y sepas que es enemigo, aras ésta –Se coloco tras Rin poniendo una mano en su hombro derecho, Rin la tomo con su mano derecha realizando un giro hacia afuera doblando a su vez el brazo del 'enemigo' y propinando con su mano izquierda un fuerte –pero no reproducido- golpe en el cuello, en un punto que sango le había explicado era mortal –Para algunos, claro-.

-Muy bien Rin, aun la recuerdas.

-La verdad la practicaba a un sin alguien a quien golpear.

-Pues me parece perfecto, tengo a una alumna muy disciplinada. –Dijo con orgullo- Ésta siguiente es cuando el enemigo te sostiene de frente o lo sostienes tú, es el momento de darle el golpe final o simplemente huir. –Dijo riendo. Tomo a Rin como si la abrasase colocado su brazo enfrente del cuello de la pelinegra, con el otro brazo sostenía el brazo derecho de Rin- Para derribarlo harás esto – Metió la pierna derecha entre las piernas de Rin y con un movimiento rápido la movió calculada y precisamente a la derecha y después hacia atrás, envolviendo la pierna izquierda de Rin haciéndola caer de espaldas al suelo.

-Kyaa, ésa no me la espera, no sabía que arias, me gusta.

-Hay que practicarla entonces y recuerda la concentración –Siguieron con el entrenamiento de defensa y después con el de catana, con éste último no fue mucho en realidad, pero si muy provechoso.

-Muy bien Rin, es todo por hoy, mañana entrenaremos a la misma hora.

-Muchas gracias Sango, por prestarme un poco de tu tiempo –Rin hizo una reverencia a forma de gratitud y respeto.

-No tienes porque, además me sirve para no perder la costumbre y estar en forma, tú sabes –Dijo riendo.

-De igual manera te lo agradezco mucho, ¡nos vemos en la cena! –Dijo Rin agitan su mano a forma de despedida.- ¡Me urge un baño!

-A mi también –Reía- Nos vemos en la cena –Ambas tomaron sus respectivos caminos.

-Aah, estoy muerta, este día ah sido muy pesado –Se decía Rin caminando hacia la cabaña de la anciana.

-¡Rin! –Era Kagome quien agitaba enérgicamente su mano. –¿A dónde vas?

-¡KAGOME!, hola, voy por ropa, iré a bañarme al rio, creo que eso me relajará.

-A que bien, yo también iba, pero a unas aguas termales, que te parece si vamos juntas, esta algo retirada pero kirara nos puede llevar, ya la eh pedido.

-Aaah, ¿de verdad? Creo que eh olvidado la idea del rio, ¡VAMOS A LAS AGUAS TERMANLES! –Gritaba muy animada y feliz.

-¡SI! –Gritaron al unisonido.

Se apresuro a la cabaña para recoger un kimono limpio, el shampoo que Kagome le había regalado junto con aceites naturales y una manta para secarse. Se montaron en kirara partiendo así rumbo a su tan preciado destino.

Al Llegar, descendieron de kirara tan rápido como nunca antes.

-¡QUE BIEN! –Dijo Kagome.

-Pues allá voy –decía, mientras se desasía de sus ropas. Ambas entraron, al sentir el agua caliente, se relajaron al instante.

-Era lo que necesitaba. –Dijo Rin, cerrando sus ojos y recargado la cabeza en una roca.

-Creo que podría dormir aquí, se siente tan bien.

-siii.

Reino por unos minutos el silencio, relajando cada uno de sus músculos.

-Rin. –Ésta solo emitió un pequeño 'uum' con labios cerrados.- Tenemos una plática pendiente. –

Rin abrió despacio los ojos y a su mente arribo el recuerdo de esa mañana, se irguió en su lugar y recogió sus piernas hacia su pecho.

-B-bueno. . .

-Si te incomoda lo puedo olvidar –Reacciono al titubeo de Rin.

-No es eso, es, es que no le encuentro explicación o tal vez sea que no la necesita y debo dejarlo estar. –Lo último lo dijo más para ella que para la sacerdotisa.

-Pues hay cosas que no necesitan explicación, simplemente son como son porque es su naturaleza. –Trato de animar al viajero estado de ánimo de Rin, no sabía a qué se refería, pero tampoco iba a obligarla a que hablara si ella no quería.

Rin estudio las palabras de Kagome, son como son porque es su naturaleza Podría ser, ya que era un demonio, aun que ese comportamiento nunca antes lo había visto.

No, esto no es así

-Tal vez o tal vez no. –Fue su esporádica respuesta.

-¿Eh? –Kagome no entendía y solo miraba a Rin en busca de respuestas.

-Hoy por la mañana, cuando estuve con el señor Sesshomaru, paso algo un tanto confuso. . . extraño podría ser la mejor palabra para definirlo. –Kagome abrió los ojos como plato, su mente empezaba a maquinar cierta situación comprometedora.

-Rin. . .

La aludida volteo su rostro hacia Kagome. Pronto abrió desmesuradamente sus ojos –No era la persona más vivaracha pero sabía lo que su amiga pensaba en ese momento -Solo un pensamiento surco por su mente al ver el rostro de picardía, confusión, emoción y un sinfín de emociones de la sacerdotisa.

¡Piensa que algo ah pasado entre nosotros!

-¡NO! – Grito un tanto sonrojada y sin darse por enterada su corazón latía acelerado, con su grito trato de esfumar cualquier pensamiento que tuviese Kagome.

-¿¡QUE!? –Se encontraba más confundida. –Tú y Sesshomaru. . .

-¡NO KAGOME!, no es nada de eso. –Agitaba sus manos frente a ella, haciendo énfasis en su negativa respuesta.

-Entonces ¿Por qué estas roja como un tomate?

-¿Eh? Y-yo, yo no.

-A que si lo estas. –Dijo Kagome ensanchando su hermosa sonrisa.

-Bu-bueno es que tú. . . tus pensamientos. . .

-¡NADA Rin!, cuéntame que paso, ya te has delatado. –Picardía en su voz- ¡DILO! –Rin no podía estar más roja, no sabía cómo sacar a Kagome de su error, solo en pensar en Sesshomaru y ella juntos la ponía en mal estado. Decidió ir al punto.

-N-no pasó nada, yo no tengo ese ti-t-tipo de relación con el amo, sería muy irrespetuoso de mi parte –NERVIOSA, MUY NERVIOSA- Sería una falta de respeto imaginar que. . .

-Hay Rin, deja esas cosas, no es una falta de respeto enamorarse de alguien. –Si cuando ése alguien es su amo, Sesshomaru un Daiyoukai. ¡BASTA!, sentía que iba a vomitar, nunca pensó que los nervios le pudieran llegar a causar tal malestar – ¡NO!- No sabía como zafarse de esa situación embarazosa, ni siquiera se había imaginado –conscientemente claro- estar enamorada de él, tener algo con su amo. Lo cierto es que desde hace tiempo, Kagome trataba de juntarlos verbalmente y ella no entendía por qué y eso la exasperaba más que nada en el mundo, pues quien le dijo a la sacerdotisa que ella gustaba de su señor, ¡quien! ¡Demonios! Esto estaba llegando a un límite que le incomodaba sobremanera.

-¿Qué sucede Rin?

-¡Éstas totalmente equivocada! Kagome. Lo que paso fue que trato de acercarse a mí, -Kagome sonrió, pero Rin no presto atención.- pero se detuvo estando a escasos pasos cercas de mi, m-me –Volvió a su semblante de confusión- me observaba de una manera tan, tan profunda o al menos parecía que eso era, camino de nuevo y repentinamente paro, trate de preguntarle qué sucedía pero cuando di un paso hacia el, me dijo que me detuviera, después comenzó a caminar a mi alrededor y ya no se acerco más a mi –omitió la parte en que ella lo abrazo, pues no quería alimentar más el deseo de su amor que según Kagome, tenía- en verdad no se qué paso –decía contemplando el agua.

-Mmm es un tanto extraño esto que me cuentas, pero pienso que estaba actuando como si te quisiera dar caza. –Dijo Kagome sonriendo.

-Sii, lo mismo pensé, pero no creo que sea eso.

-Yo tampoco lo creo –Se coloco una mano en el mentón- Sería bueno preguntarle a InuYasha sobre el comportamiento de Sesshomaru.

-¡NO! Ni siquiera se lo comentes, podría usarlo para burlarse de mi amo y no puedo permitirlo. –Dijo contundente- Además, solo quiero tú opinión, no me malinterpretes, pero es algo que deseo no sepa nadie más, ¿podrías apoyarme en esto? –Decía con ojos suplicantes.

-Rin, por supuesto, cuentas conmigo no lo dudes, si es tu deseo que nadie más se entere de esto, lo respeto.

-Muchas gracias, tenía que decírtelo. Tal vez no tenga que buscar una solución y si sea parte de su naturaleza.

-Por supuesto que es parte de su naturaleza, -Dijo convencida- Pero hay que ver el por qué.

-Pero tú dijiste que. . .

-Sé lo que dije, pero tenemos que saber qué es lo que causa ése comportamiento.

-Pero. . .

-Rin, eso lo dije antes de saber qué es lo que me dirías. –Dijo haciendo entender a la pelinegra ojos avellana. –Esto resulta digno de investigarse, tratare de contactar a mioga.

-No es necesario, yo averiguare. –Dijo Rin sonriendo, agradecía que Kagome la quisiera ayudar, pero esto lo quería investigar por su propia mano, tal vez le estuviera dando mucha importancia, pero Kagome había sembrado la duda sobre la naturaleza del comportamiento del Daiyoukai.


NOTA: Espero les haya agradado el primer capítulo de la historia que esta por despegar y disculpen si se me fue el dedo y salieron faltas de ortografía y esas cosas xD. Estoy viendo si sirvo para esto, es interesante intentar cosas nuevas.

Agradecería de toooooooooooooooodo corazón 3 me dejaran un comentario, como lo hagan será bien recibido. (Nervioos xD JAJA)

¡Nos leemos!