Disclaimer: Nada de María, solo la idea. Personajes de JK Rowling.

Dedicado a Luani.


Severus Snape estaba detenido en una habitación poco iluminada. Solo una pequeña lamparilla de pared, que hacía sombras de lunas, soles y estrellas, sobre dicha pared y el tejado. Frente a él, estaba una mujer de mediana edad, mucho menor que él en cierto sentido.

Cobijaba a un pequeño niño de no más de cinco años, que estaba por quedarse dormido, mientras ella le susurraba algo que él no podía escuchar. Acariciaba su cabello con mucho cuidado; mientras el infante se acomodaba en la cama, somnoliento.

Estando allí parado, sintió un suave estirón en una de sus manos y bajó la vista hacia un lado. Una pequeña niña de tres años, se rascaba los ojos, mientras se aferraba a una de sus piernas y a su mano. No dijo nada, mientras ella se cobijaba de su larga túnica y parecía exhausta también.

A última instancia, se había inclinado y ella había puesto sus pequeños brazos alrededor de su cuello, para que la levantara del suelo. Eso había hecho, mientras ella apoyaba su cabeza sobre su hombro y caía rendida ante los brazos de Morfeo. El dios del sueño, cuya leyenda resultaba ser un poco tonta.

Esparcir arena sobre sus pequeños ojos y con ello, lograban conciliar el sueño. Sin miedos, llantos ni pesares y así, los padres lograban dormir tranquilamente.

Parecía que nunca funcionaba con la menor. Siempre estaba asustada y al final de cuentas, ya estaba acostumbrado a llevársela a la cama. Alzó la mirada por última vez y admiró a la mujer que permanecía de pie junto al niño, esperando a que se durmiera.

Caminó dando un respingo, hacia la habitación familiar. Se inclinó sobre la cama para acomodar a la pequeña en medio de ella y se sentó allí en silencio. Llevándose dos dedos a la sien y meditando los acontecimientos.

Una niña de tres años y un varón de cinco años, con una mujer que realmente no amaba y sentía que cometía otro de sus grandes errores que no le permitían dormir y le hacían sentir de igual forma, una especie de culpa cada vez que cerraba los ojos.

Sintió un suave movimiento en la cama y ladeó la cabeza para observar. Aquella mujer le daba la espalda, mientras se preparaba para dormir. La observó por unos minutos, mientras su mano se estiraba en su dirección.

Quería tocarla, quería decirle algo, pero realmente no sabía qué. No sabía desde hacía tres años y medio y desistió tan rápido como había comenzado a mover su mano en su dirección.

— Mañana intentaré que duerma en su cama, lo prometo. — escuchó que le dijeron, pero ella no se había dado la vuelta para encararlo. — Ella no tiene la culpa, así que por favor...perdónala. No seas duro con ella. Buenas noches.

Pero solo tenía tres años. ¿Por qué iba a serlo? Pensaba contestar, pero la conversación había cesado y nuevamente se encontraba mirando hacia el tejado, en la oscuridad de la noche, mientras sentía miedo de meditar y recordar los acontecimientos que lo habían llevado a casarse y a tener hijos, con aquella mujer que dormía a su lado.

No congeniaban, eran diferentes en grados altos. Una montaña de diferencias los separaban, eso pensaba mientras se daba la vuelta para contemplarlas a ambas.

Y pese a las diferencias, no era capaz de pagarla con dos niños inocentes.


Es el prólogo. Espero que les guste :).