Hola! Este es mi primer aporte a los fics XD. Es cortito ojala y les guste.
Bleach no me pertenece (aún) Ya estoy juntando para comprar los derechos de autor.
Capitulo 1: Si yo fuera humano...
¡NOOOOO!
Fue su grito desesperado, mientras corría haciendo todo lo posible por salvar su miserable vida. Las lágrimas salían de sus ojos y el miedo invadía su cuerpo.
El pequeño muñeco de felpa cayó en la desesperación, no había escapatoria, no había donde esconderse, no había donde huir… estaba perdido.
Rápidamente y como sus pequeños pies le permitieron, se escabulló por una de las esquinas del lugar, quedando en un espacio muy reducido y lleno de polvo y telarañas, seguramente nadie había estado ahí antes.
Se quedó en silencio, esperando… temblando…
De pronto su pesadilla se hizo realidad, los pasos de su verdugo comenzaron a acercarse lentamente, sin prisa alguna y aumentando la agonía de la que el leoncito era presa, ese era su fin…
El fin de su miserable vida…
Kon cerró los ojos esperando lo peor…
- POSTAF! -
Yuzu Kurosaki encendió la luz de su habitación esperando encontrar al muñeco prófugo - Karin-chan ¿Has visto a mi Postaf? – Preguntó dulcemente a su hermana, un gruñido y algo parecido a "No sé y no me interesa" fue lo que recibió de respuesta.
Kon se congeló en su escondite, incluso dejó de respirar.
- ¿Dónde habré dejado a mi pequeña Postaf? – Sollozó la niña con lagrimillas en los ojos – Yo que le diseñe este nuevo vestido – Dijo al tiempo que veía un pequeño vestido esponjoso.
La pequeña niña lo colocó en su escritorio y decidió salir, bastante decepcionada por no poder encontrar a su amado peluche. Cuando Kon escuchó la puerta cerrarse suspiró, se había salvado. Torpemente salió del agujero donde se encontraba y respiró aire puro.
- Salvado – Celebró el león y se dejó caer en el suelo, completamente sucio y cansado.
Pero de pronto la puerta se volvió a abrir.
- ¡Voy en seguida! –
¡….!
Error, debió esperar otro rato antes de salir.
- ¡POSTAF! –
NOOOO!
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El sol brillaba con todo su esplendor en el firmamento. Un día con un poco de calor después de los días de invierno era bien recibido por cualquiera.
Una cómoda cama y buena música, sumándole a eso dos hermosas semanas de vacaciones, eran todo lo que Ichigo podía pedir. El joven pelinaranja se estiró un poco y dejó que la pereza se apoderara de él, eso era vida, sin duda alguna.
- ¡ICHIGOOOO! –
El nombrado entreabrió un ojo para ver quién le molestaba.
- ¿Qué rayos quieres, Kon? –
- ¡Mira lo que me hizo tu hermana! –
Con todo el peso de su alma, Ichigo se incorporó somnoliento y le dedicó una mirada de fastidio al peluche parlanchín.
- ¿Qué? – Dijo secamente, dando a entender que no le importaba en lo más mínimo lo que Yuzu pudiera haberle hecho.
- ¡Esto! – Kon se señaló - ¡Este estúpido vestido que no me deja respirar! – Sí, ahí estaba Kon, con un vestido esponjado y lleno de flores con adornos cursis, incluso un sombrero atado con un listón y una linda sombrilla que hacía juego.
Súper Kawaii.
Ichigo parpadeó un par de veces… antes de comenzar a reír descontroladamente.
- ¡Bastardo! – Gritó Kon y se lanzó a "golpear" al shinigami sustituto, por supuesto Ichigo lo atrapó en el aire y lo arrojó, el peluche rebotó por todo el lugar.
- Ya, Kon, no es para tanto… es más, te ves bien –
- ¡Cállate! Eso lo dices porque no eres tú el que está vestido así – Dos ríos salían por los ojos de botón del león.
- Bueno, ya… sólo quítatelo y piérdete – Despreocupado, el muchacho se volvió a colocar los audífonos y se recostó a seguir descansando.
Ofendido, así es como se sentía Kon. No era el hecho de que Yuzu siempre lo vistiera de esa manera tan tonta, si no el hecho de que Ichigo lo trataba como a un simple muñeco, y aunque eso era por fuera, él no lo era… él era un alma… modificada pero alma al fin…
Tenía derechos, pero nadie los respetaba.
Tenía sentimientos, pero a nadie le importaba.
Tenía ganas de vivir, pero no era libre.
Kon se quitó el conjunto y lo tiró al piso, la puerta del armario estaba abierta… ah el armario… su escondite… miró a Ichigo tan despreocupado en su cama y deseó por un momento ser como él… poder vivir sin esconderse…
- Ojala yo… -
- Ichigo, he vuelto –
La voz de su amada nee-san le sacó de sus pensamientos, Rukia entró en la habitación con una radiante sonrisa.
- Enana, ¿Cómo te fue? – Ichigo se incorporó enseguida.
- Bien, no hay nada nuevo en la Sociedad de Almas – Contestó la pelinegra aún sonriendo.
- Ya veo, entonces… ¿Por qué tardaste tanto? – Se quejó el chico.
- Oh ¿Acaso Kurosaki-kun me extrañó? – Rukia usó esa voz de actriz que estresaba al chico.
- ¡Claro que no! –
- Bueno entonces no te interesa por qué volví apenas – una sonrisa de autosuficiencia adornó la cara de la chica. A Ichigo le dio un tic en el ojo.
- Sólo tengo curiosidad – Dijo cruzándose de brazos – Además, puedes hacer lo que quieras, enana – el pelinaranja se volvió a recostar en la cama – No me interesa que hagas –
Rukia no dijo nada, se limitó a mirar como Ichigo la ignoraba y su sonrisa se borró dando paso a un semblante melancólico – Eso pensé – susurró.
- Nee-san – Kon jaló el Kimono de la chica, Rukia le miró sorprendida pues no le había visto desde que llegó – Yo sí te extrañé – El peluche sonrió tiernamente y luego salió del cuarto.
¿Ese era Kon? La pelinegra se quedó extrañada por la actitud del peluche pervertido, que milagrosamente no se había lanzado a sus pechos como siempre lo hacía, algo debía estarle pasando sin duda alguna.
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- Ichigo estúpido – maldecía Kon, mientras caminaba por las calles de Karakura, alejándose de la casa del chico que maldecía - ¿Qué no se da cuenta de cómo trata a mi nee-san? Es un verdadero Idiota – pateó una piedrita que voló pasando un muro – Si yo fuera humano… -
GRRRRRR
- ¿Qué…? –
Wof!
- AHAAAAAAA! –
Para desgracia del león, la piedra que lanzó golpeó a un perro, que por supuesto buscó a su agresor, y su agresor era Kon. Era hora de huir, o perder el relleno…
- ¡ESTO NO PASARÍA SI FUERA HUMANO! -
Bueno, acepto todo tipo de opiniones.
Suerte!
