Voy a mudar un par de fics a una cuenta en la que estaba este pequeño fic. Una sola para Snamiones y la otra para otros fics :). Además de algunos ones que quiero rescribir. Fan fic dedicado a VodkaInferno, porque le quiero mucho. O Manú como yo le digo.

Disclaimer: El maravilloso mundo de Harry Potter no me pertenece y fue creado por la reina JK Rowling. Lo único que le pertenece a esta servidora, es la idea que leerán a continuación.

Advertencia: Un poco de OoC en Snape pero bien justificado (o al menos eso espero). Universo alternativo. Snape/Hermione. Long fic y con esto quiero decir que es bien largo.

El retrato vacío

Cualquier muggle que por accidente consiguiera poner un pie dentro de Hogwarts, aún sin saber la historia que encerraban sus antiquísimas paredes de piedra, podría deducir con facilidad, que allí se había librado una de las más cruentas guerras que el mundo mágico hubiese visto jamás. En cada pasillo y sus alrededores, todavía había un ligero pero distinguible olor a ceniza y a pesar de las exhaustivas reparaciones, parte de su encanto se había disipado en dicha guerra.

Mucho tiempo había pasado ya, se sentía como siglos y siglos después. Pero ese era el problema con las guerras. El entendimiento cronológico se perdía fácilmente. Se olvidaba cuándo había comenzado, por qué exactamente.

Y aún así, no disminuía el entusiasmo por la pronta culminación de las remodelaciones. Una gran fiesta había prometido ofrecerse en honor a su re apertura y su nueva directora, Minerva McGonagall, no pensaba quedarse atrás en materia de agasajos. Así como lo habría hecho Albus Dumbledore en vida.

Un gran festín, que los niños volvieran a sentirse bienvenidos. Que el castillo que había sido el segundo o tal vez primer hogar, para muchas de las generaciones pasadas, también lo fuese para las generaciones venideras.

Además de tener el beneplácito de aún estar viva para ver a una de sus mejores estudiantes, haber escalado posiciones en el ministerio de magia, como ningún otro mago o bruja que hubiese conocido, hasta convertirse en ministra.

¿Qué podía decir? Esa muchacha era brillante. La bruja más inteligente que hubiese conocido a lo largo de su vida. Algo que no tenía parangón.

- Me alegra mucho que hayas podido tomar un pequeño descanso para venir a supervisar las reparaciones, Hermione.

A pesar de haber sobrevivido el alzamiento y caída de Lord Voldemort, cuatro hechizos paralizantes en el pecho y el constante ataque personal perpetrado por Dolores Umbridge, Hermione no dejaba de sorprenderse con el saludable aspecto de su antigua profesora de Transformaciones. Jamás había conocido a una mujer tan fuerte como ella, que hubiese soportado toda esa carga y de forma tan estoica.

- Por favor, profesora McGonagall... - se sentía un poco avergonzada y no podía negarlo. Ahora era ministra de magia y a pesar de haber tenido una estrecha relación con su profesora, no quería que su título le diera la errónea impresión de que tenía que cambiar forzosamente y comenzar con esos innecesarios formalismos. - Hogwarts prácticamente me crió. Me enseñó que no todo se aprende en un libro y que no existen manuales para hacer amistades o superar obstáculos. ¿Cómo iba a ignorar un momento como éste, para reencontrarme con mi niñez?

Estaba segura de que jamás había visto sonreír a Minerva McGonagall o quizá unas pocas veces. No lo recordaba con exactitud, pero sí, de seguro que nada como lo que veía en aquel momento. Una sonrisa amplia y sincera, cargada del afecto que durante años y preso de su rol como profesora, siempre había querido demostrarle a sus alumnos predilectos.

Sentía que siempre lo habían sido y de ello, no tenía vergüenza de ninguna índole.

- ¿Y ya tiene en mente, profesora, al resto de los miembros del staff educativo? El consejo de gobernadores se ha mostrado muy atento con el progreso del colegio y espera que muy pronto se les sea notificado en una carta oficial, proveniente de su despacho.

- Hasta ahora conservamos un par de vacantes. - dijo y Hermione pudo detectar un especial brillo en sus ojos. - Recibí una carta esta mañana, tras sugerirle a Longbottom que debería asumir la cátedra de Herbología. Pomona prefiere retirarse y descansar un poco, así que su nombre fue lo primero que tuvo en mente desde el principio. Dijo que el muchacho en verdad tenía un extraordinario talento y realmente no lo dudo, ya que siempre tenía que firmar sus calificaciones y enviárselas a su abuela. Su respuesta fue positiva, así que supongo que ya no sigue sus tontos consejos. ¡No querer permitir que su hijo se destaque en lo que mejor hace, puesto que para ella resulta inservible! ¡Qué increíble!

- Me parece estupendo, sé que Neville hará un trabajo maravilloso. Adivinación, Cuidado de criaturas mágicas. Defensa contra las artes oscuras. - continuó Hermione, enlistando cada una de las materias a cursar.

- El profesor Slughorn decidió quedarse, lo cual es raro. - la mujer se encogió de hombros. - supongo que ya no tiene por qué seguir escondiéndose y ha de necesitar un lugar para quedarse. Espero que no continúe intentando captar a los estudiantes para incluírlos en su ridículo club, pero algunas personas simplemente no cambian. - Minerva cerró los ojos por unos cortos minutos, como si intentara recordar algo más. - Cuidado de criaturas mágicas, Hagrid está más que feliz de tener una nueva estudiante. Compartirá sus clases con la señorita Lovegood. Supongo que o terminarán siendo un verdadero desastre o unas clases en verdad entretenidas. La señorita Parvati también está más que encantada de ocupar el puesto y que Merlín me perdone por todas las diferencias que Sybill y yo pudimos tener, a lo largo de los años y a pesar de aún sorprenderme que su profecía se cumpliera con Potter, aún considero que es una materia innecesaria.

- Eso quiere decir que uno de los cargos que aún queda por cubrir, es Pociones. El profesor Slughorn...

- Horace Slughorn continuará enseñando Pociones, como lo hizo durante la guerra. Realmente no es amante de la magia negra. El puesto de Defensa contra las artes oscuras, sigue vacío desde que... bueno... - se detuvo súbitamente como si se hubiese conjurado un velo de silencio sobre ellas, que le impidiera continuar. - Desde que Severus lo ocupó durante ese periodo. - Sintió un extraño peso en su pecho, al escuchar la ligeramente desgastada voz de la profesora, por su edad, quebrarse un poco. - De hecho, muchas de sus cosas siguen en su despacho. A pesar de que Horace aceptó a enseñar Pociones y el aula sigue siendo en los calabozos, prefirió que sus cosas fuesen enviadas a otro despacho. Sólo entré una vez y realmente no me atreví a tocar nada, todo está tal cual lo dejó en vida.

- ¿Aún después de todo este tiempo? ¿A pesar de la guerra?

- Así es. Tuvimos que hacer un par de reparaciones pero todo lo que no quedó destruido durante la guerra, se le ordenó a los pocos elfos que aún quedan en el castillo, que lo dejaran de la misma forma en la que él lo hacía en vida. Los elfos tienen muy buena memoria para esos casos, como siempre limpian el castillo de arriba a abajo. Es mejor así, que su despacho permanezca cerrado. Por sobre todas las cosas, por la terrible forma en la que perdió la vida y por una causa que no se debió luchar en primer lugar. No era necesario derramar tanta sangre y prácticamente reposar todo el peso del destino de la humanidad, en los hombros de un niño.

- Pero al menos, su espíritu siempre será recordado. Y ahora que Harry ha dicho la verdad, estoy segura de que muy pronto se limpiará su nombre. No pueden considerarlo durante tanto tiempo. Ya creo que es momento de condonar las viejas deudas, por la paz de los que aún vivimos.

- Eso leí también, en una carta. Nos ha hecho llegar un cuadro suyo, para que lo colguemos en la oficina de la dirección. A pesar de que escapó en su deber, Harry esclareció los hechos y el sortilegio que le da vida a su imagen, ya debería funcionar.

- Quizá sea un buen momento para colgarlo, ahora que está presente la junta de gobernadores y yo también. Para que de una vez por todas, ayude a esclarecer su turbio nombre.

La mujer accedió a su petición y se encontraron subiendo las escaleras móviles en silencio, conversando de vez en cuando, sobre los detalles de la reparación, a cada momento en que las escaleras decidían cambiar de dirección y debían esperar a que se detuvieran.

- ¿Y el baño del tercer piso...?

- Creo que finalmente podremos re abrirlo, aunque no estoy segura de que a Myrtle le guste la idea. De todas formas pondremos avisos para que los niños utilicen otro baño en cualquier otro piso. No creo en los estigmas del pasado, Ministra Granger. Creo que hay que avanzar y progresar.

- Estoy totalmente de acuerdo con usted, directora McGonagall. - dijo con una suave sonrisa, al imitarla en mencionar su recién y nuevo título adquirido.

- Caramelos de limón. - las enormes gárgolas se abrieron frente a ellas, extendiendo sus alas para revelar una pequeña puerta de madera con un brillante pomo plateado. Hermione se detuvo por unos segundos al notar el nombre de la mujer, en la parte más alta de la puerta, en letras plateadas y brillantes. - Adelante, Hermione. Bienvenida.

No creyó que sentiría la misma emoción al entrar allí, cómo en su época de estudiante, pero así fue. Intentó recomponerse rápidamente y detener un par de pequeñas lágrimas que se agolpaban en sus ojos. Todo estaba tan igual a como lo recordaba y ello le provocó una agradable sensación de calidez en su interior.

- Normalmente Albus está dormido en su marco. - la voz de McGonagall la distrajo de sus pensamientos e hizo que ladeara la cabeza para mirar en dirección de la pared a pocos centímetros de ella. Efectivamente, parecía dormir profundamente en su usual sillón rojo. - Pero si tenemos suerte, despertará por sí solo y sin que tenga que prácticamente sacudir el cuadro.

Hermione rió suavemente y siguió a la profesora con la mirada, mientras rodeaba el escritorio y alzaba un paquete cuadrado que se encontraba tras su silla. Estaba envuelto en un papel beige, perfectamente sellado y con una extensa carta adherida al frente.

- "Retrato viviente de uno de los directores más valientes que conocí a lo largo de mi curso en Hogwarts. Espero que se haga justicia y sea colocado en el lugar que corresponda. Creo que lo mejor será no colocarlo junto al retrato de Albus Dumbledore. Digo, si ronca demasiado al dormir.

Reciba mis mejores deseos y mis felicitaciones por su nombramiento, profesora McGonagall...

Harry."

- Creo que esa es una fantástica idea. - dijo Hermione entre risas, mientras la directora negaba con la cabeza, suavemente, ante el humor de Harry. - No creo que al profesor le guste escuchar los constantes ronquidos del director. Quizá si lo colgamos junto al retrato de Phineas Nigellus. Así tendrán mucho que discutir. En algunos aspectos, quizá se parecen un poco.

- Si te estás refiriendo al aspecto de ser el director más odiado del colegio... - respondió Phineas Nigellus, de mal humor como usualmente estaba, desde su retrato y mirando el paquete con cierta desconfianza. - Si yo hubiese escapado en mi época como director, ni habría sido considerado para tal honor.

- Y aún así, siendo uno de los directores más odiados, estás aquí. Que no es el caso de Severus. - dijo Minerva con un tono de voz cortante mientras comenzaba a rasgar el papel, con el mayor de los cuidados. - Albus siempre dijo que debíamos confiar en él y a pesar de no estar de acuerdo con sus métodos para enseñar o su forma de tratar a las personas en general, sus actos merecen el debido respeto y admiración.

- ¿A pesar de haber sido un cobarde y de haber tenido que venir arrastrándose a los pies de Dumbledore? De no haber sido así, habría muerto como lo que siempre fue... ¡un mortífago!

Ninguna decidió tomarlo en cuenta y llegado el momento de la develación, las manos de la directora temblaron un poco en anticipación.

- Me pregunto qué cosas tendrá para decirnos. Aunque para serte sincera, Severus no era muy conversador. ¡Oh vaya! ¡Ahora que lo pienso, de colgarse éste retrato, supongo que siempre tendré que conversar con Neville en la sala de profesores! Dudo que quiera venir hasta aquí y ver a Severus en su marco. Aunque quién sabe, quizá eso ya haya cambiado.

- De seguro da menos miedo estando muerto que vivo. Lamentablemente. - fue lo que dijo Hermione, mientras la directora caminaba hasta un espacio vacío a unos pocos centímetros de Phineas Nigellus.

- ¿Me harías los honores, querida? - preguntó y la recién electa ministra, asintió en silencio. Sacó su varita y tras murmurar un pequeño encantamiento, un clavo apareció flotando frente a ellas y como si un martillo invisible lo colocara en la pared de piedra, allí se quedó. De inmediato, una resistente soga apareció en el retrato y por sí solo, flotó de entre las manos de Minerva y se colgó sin complicaciones de ninguna índole.

- Bueno, ya está. - Hermione sonrió complacida y la directora se preparó para quitar el resto de la envoltura. - Una vez que esté colgado, buscaré a los miembros del gobierno para que estén presentes en el pronunciamiento del encantamiento.

- Estoy de acuerdo. - comenzó Mcgonagall, girando la cabeza un par de centímetros para mirar en dirección de su nuevo escritorio, mientras continuaba removiendo el papel. - Puedes tomar un pergamino y una pluma, para enviar un memorándum urgente al ministerio de magia y...

Pero guardó silencio al notar que Hermione fruncía el ceño y observaba el retrato que la profesora había terminado de develar.

Algo no estaba bien.

- Profesora... - dijo Hermione en voz baja. - He leído acerca de éste procedimiento, pero jamás vi algo así. ¿No se supone que debe haber alguien en el retrato?

La mujer frunció el ceño como ella y giró la cabeza para volver a mirar el cuadro que había colgado. Abrió los ojos de par en par y se ajustó las gafas con una de sus manos, pero no tenía problemas visuales.

El retrato estaba vacío.

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