Disclaimer: Los personajes de Rurouni Kenshin no me pertenecen, pertenecen a Nobuhiro Watsuki.
Tokyo
Tokyo City Hall
10.00 am
Tokyo, la actual capital de Japón seguía con el bullicio habitual de una mañana más. En uno de los edificios más altos de la ciudad sin embargo no era una mañana normal. En un bonito despacho un joven de semblante serio estaba ocupado haciendo una gran cantidad de llamadas.
El despacho era enorme, con unas grandes cristaleras que mostraban una bonita vista de la ciudad y por la que entraban los tibios rayos del sol de media mañana. Estaba decorado con un gusto exquisito, mezclando la tradición japonesa con los más modernos aparatos y muebles de la época, pero creando una simbiosis increíble en el entorno. Detrás del escritorio de roble se encontraba nuestro joven amigo.
Cabello negro y reluciente por los rayos del sol le daban un aire místico, prohibido. Piel ligeramente tostada por el sol, remarcada por un perfecto y hermoso rostro. Sin embargo lo más increíble de él eran sus ojos, de profundo color azul marino. Ojos que denotaban frialdad y eso les daba un brillo extraño, haciéndolos aún más excitantes, más exóticos.
Shinomori Aoshi seguía con su rostro imperturbable a pesar de las malas noticias que le llegaban, aquel idiota había tenido un incidente con la moto, aún no se sabía de que gravedad y no sabían que hacer con él, pues no todos los días uno de los mejores pilotos de motos del mundo se estrellaba en pleno Tokyo por ser un imprudente.
Después de hacer tripas corazón decidió llamar a la única persona que podía sacarlo de ese lío, el director de Todai, la más prestigiosa universidad de Japón. Aquel hombre no sólo era el director más joven que había tenido la universidad, si no que era médico e investigador. Todai estaba dividida en 5 campus, 10 facultades y 2 hospitales y de estos últimos había salido un denominado genio de la medicina.
Sin más demora Aoshi lo llamó y después de estar unos minutos hablando con él este acepto meter a aquel idiota motorista en el hospital.
El joven Shinomori se recolocó la corbata, cogió el maletín y el abrigo y salió directo hacía la universidad desde el Tokyo City Hall, uno de los rascacielos más importantes de la zona de Shinjuku.
Shibuya.
10:15 am
La joven teniente de policía estaba hasta las narices, ¿es que acaso porque fuese un famoso motorista tenían que tratarlo como si fuera un rey?
¡Pero si aquel idiota se la había pegado con la moto por ser un imprudente y un necio, tan bueno no podía ser!
Estaba a punto de arremeter contra todos los dioses conocidos y por conocer cuando el cabo llamo su atención.
-Teniente Makimachi, el abogado de ese hombre acaba de llamar. Nos ha dicho que ya esta todo arreglado y que lo llevemos a Todai.
-¿A Todai? Pero si es un imbécil, ¿cómo pueden tratarle así?
-Mis disculpas teniente pero ese hombre es…
-Sí, sí, se quién es, lo habréis dicho unas cien veces. Esta bien, vosotros regresad a comisaría, yo iré con el señorito en la ambulancia y rellenaré todo el papeleo.
-A sus órdenes teniente.
Makimachi Misao miró con sorna al cabo, que era mayor que ella y siempre seguía sus órdenes al pie de la letra y la hacía cumplidos continuamente.
Lo cierto es que podía entender que el cabo estuviese detrás de ella, pues era una joven que apenas superaba los 20 años, con unos bonitos ojos esmeralda, llenos de vida y alegría y un lustroso pelo negro recogido en una larga trenza. Aunque claro, ella era consciente de que su cuerpo delgado y perfecto, cultivado a base de entrenamiento era lo que más hacía a los hombres sangrar por la nariz.
La joven se encogió de hombros y decidió ir ya a la ambulancia, la esperaba una larga mañana en un lugar que odiaba.
Nakano. Universidad de Tokio (Todai)
Ala de urgencias. 10:35 am
Cho acababa de confirmar que llevaban al herido de moto en la ambulancia y que en 10 minutos estarían allí. Kaoru, ahora mismo destinada en urgencias fue corriendo y junto con unas cuantas enfermeras y médicos preparo una camilla.
-Deberías mandar que prepararán un cuarto para él solo, el chico que viene es importante-Takani Megumi miró de forma altanera a la muchacha de coleta alta, que la echó una mirada fulminante. Dios mío, es que la joven doctora era insoportable. Con su bonito pelo suelto, que siempre balanceaba al son de sus caderas de una forma exagerada, esa mirada bravucona y llena de desden con la que la miraba, esos escotes y vestiditos cortos a pesar de ser médico ponían a Kamiya Kaoru de los nervios.
Pero lo que más la dolía es que Megumi fuese doctora, mientras que ella aún estaba en prácticas y dando gracias. El director había hecho unos "apaños" y eso la había permitido estar allí, sino probablemente estaría en una clínica vulgar.
-Pues podrías hacerlo tú, que yo estoy muy ocupada.
-¿Muy ocupada buscando novio tal vez?
Antes de que ambas se enzarzarán en una sangrienta pelea la ambulancia llegó. Cho salió con cara de pocos amigos y ayudo a sus compañeros a sacar al herido, que a pesar de no haberse hecho nada gracias al casco y a su experiencia de cómo caer no ayudaba en nada, más bien molestaba quejándose de todo.
-¡Oye, oye, cabeza de escoba, se un poquito más amable!
-Tú, maldito criajo del demonio, te voy a…
-Cho, tranquilízate, seguro que es el golpe en la cabeza, no sabe lo que dice.
-La que se ha dado un golpe en la cabeza ha sido usted señorita y en el proceso se le quedo así la cara-dijo el aludido dirigiéndose a Kaoru, que se puso roja de furia. Aquel tipo la sonaba de algo, pero no iba a permitir que semejante impertinente la dejase por los suelos. Vio por el rabillo del ojo como la kitsune se reía a carcajadas. Sin embargo antes de que pudiese decir nada alguien más salió en su defensa.
-Oye tú, como vuelvas a decirle algo así a Kaoru te arreglo yo la cara.
-¡Misao!
-Hola Kaoru-sonrió la aludida.
-Mira, niña policía, no se quién te has creído que eres, pero Sagara Sanosuke no deja que nadie…-el joven de pelo castaño no pudo continuar pues alguien le había clavado un calmante en el cuello.
-¡Director!-dijo Kaoru sorprendida.
El aludido sólo sonrió de forma sarcástica.
Aeropuerto Internacional de Narita.
11:00 am
Un joven pelirrojo salió del avión proveniente de Ámsterdam. Iba vestido con vaqueros y una chaqueta de cuero. Sus ojos azulados mostraban una bondad sin límites aunque se veían un poco tristes.
Llevaba un colgante con un diente de tiburón además de varios piercings en las orejas, y el largo pelo rojo recogido en una coleta baja, pero, contrario a lo típico aquello no le daba aire de macarra o bravucón, más bien resaltaba más sus rasgos finos y su mirada bonachona.
Después de recoger sus cosas pidió un taxi que le llevaría a la Prefectura de Tokio.
Todai.
11:05 am
Shinomori Aoshi acababa de llegar al vestíbulo del hospital. Aunque sabía que su despacho principal no estaba allí, también sabía que el joven director de Todai prefería estar rondando el hospital que no la universidad. Y lo conocía demasiado bien como para no saber que le estaría esperando en su despacho del hospital.
Con pasos seguros y con semblante serio cogió el ascensor y subió hasta el piso del despacho del director. Sin embargo no pudo entrar porque una voz le detuvo.
-El señor director a pedido expresamente que no se le moleste señor-una joven secretaría de cabellos castaños le detuvo. Era muy bonita y tenía una mirada amable, sería un buen partido para cualquier hombre, pensó Aoshi. Vio que en la chapa de la solapa ponía "Amakusa Sayo". Después de aclararse la garganta dijo:
-Soy Shinomori, estoy seguro de que el director no tendrá problemas en recibirme.
Sayo le miro sorprendida, era cierto que el director le había dicho que solo quería recibir a ese hombre. Con una leve inclinación de cabeza se disculpo.
-Mis disculpas Shinomori-dono, en ese caso puede pasar.
-Muchas gracias-Aoshi la dedicó una pequeña cabezada sin que su semblante hubiese cambiado un ápice y entró en el despacho.
El director de Todai estaba sentado en una cómoda silla de ruedas detrás del imponente escritorio.
Aoshi no pudo evitar observar el lugar. Estaba impecable, con una ligera decoración que daba sencillez al despacho. Aoshi pensó divertido que aquello no tenía nada que ver con su despacho principal, que estaba lleno de maderas, tapices y demás historias que sabía no eran importantes para el joven director.
El aludido le miraba divertido desde su posición. Aquel hombre tenía solamente 30 años, sólo 3 más que Aoshi, y a pesar de todo era mundialmente conocido por ser un genio de la medicina. Estaba especializado en diagnóstico y cirugía, y lo cierto es que Aoshi no podía negar el que le llamasen genio, era muy raro que un paciente suyo muriese.
El pelo negro era corto y echado hacía atrás con gracia natural, dejándolo más largo en la parte de la nuca, dándole un aire rebelde. Un curioso flequillo adornaba sus facciones duras y marcadas, pero lo que más sorprendía a la gente eran sus ojos.
Unos ojos dorados, fríos, retadores, fascinantes.
El joven Shinomori era consciente de los ojos tan raros de su compañero, a los que ya estaba acostumbrado y que, a pesar de todo, no dejaban de sorprenderle.
-¿Un poco de Whisky?-Saito Hajime le miró divertido después del casi imperceptible sobresalto de su compañero. Le hizo una indicación con la mano para que se sentará en la silla de enfrente y Aoshi no tardo en estar sentado. Después de servir el Whisky, Saito espero pacientemente a que Aoshi comenzará a dar explicaciones por la llamada tan apremiante.
-Siento lo de Sagara, pero jamás pensé que ese idiota fuese a estrellarse en medio de Shibuya por hacer el tonto con la moto.
-Ese cabeza de pollo es un maleducado, tuve que dormirlo por decir comentarios poco acertados a mí personal.
Aoshi resopló ante eso, y la sonrisa sarcástica de Saito aumento un poco más.
-¿No te han dicho nunca que usas medios un tanto…bruscos?
-Alguna vez-dijo el lobo mientras jugueteaba con su copa. Aoshi simplemente le miró con cara de circunstancias al ver la forma totalmente despreocupada de Saito de hablar de esos temas, siempre pasaba de ellos.
-En fin, gracias por lo de Sagara.
-Tiene suerte de que seas su abogado.
Ante esa afirmación Shinomori simplemente se encogió de hombros y se marcho a la cafetería del hospital.
Lo que desconocía era que aquel día conocería a Makimachi Misao y Kamiya Kaoru, que charlaban alegremente mientras tomaban un café.
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Bueno, pues aquí esta el primer capítulo del primer fic que escribo de Rurouni Kenshin. (Cuántos principios XD)
Espero que os haya gustado, la verdad tenía ganas de escribir algo, y preferí ubicarlo en la época actual. Esto es solo un prólogo y la verdad, podría estar mejor pero es que me ha salido esto y mí perturbada mente no colaboraba mucho.
Por cierto, Sayo ha salido por poner una cara conocida, pero no va a tener nada con Aoshi XD
En los próximos capítulos iremos viendo más caras conocidas y las relaciones entre ellos. Las edades están un poco cambiadas, pero es que no me apetecía nada que hubiera grandes diferencias, porque la gracia va a estar en que así puede haber todo tipo de culebrones XD
Bueno, que me enrollo, muchas gracias si llegaste hasta aquí y si hiciste semejante esfuerzo deja un review^^
