La fresca brisa acariciaba sus mejillas invitándolo gentilmente a despertar. Deslizó si mano por el lado derecho de la cama, encontrándola vacía. Abrió los ojos y en efecto se encontró solo en su habitación.

Había prometido visitar a sus padres aunque sea una vez al año y finalmente había llegado ese día. Pero por alguna razón aquella semana se hacia no solo eterna sino también dolorosa.

Se sentó recogiendo sus piernas y mientras las abrazaba miró a su alrededor. Las paredes aun lucían aquellas fotografías y posters de los que, en algún momento, se había sentido orgulloso pero ahora que tenia al verdadero Viktor solo para él, esperándolo fielmente en Rusia se dio cuenta de aquello que era inevitable: lo extrañaba.

Ya se había percatado de esto durante aquel Grand Prix hacia ya un año pero el sentimiento de vacío en su pecho era algo que rápidamente olvidaba cuando se hundía en sus brazos y eso era lo que en ese momento mas necesitaba.

Se levantó y caminó hacia la puerta. Dudó un momento pero finalmente salió de esa pequeña celda en la que su habitación se había convertido. Se dirigió hacia la cocina, donde encontró a su madre. Aquella mujer tan encantadora a la cual todo el mundo decía que se parecía no sólo en aspecto sino también en corazón lo recibió con una sonrisa entendiendo con solo verlo que debía esperarlo con los brazos abiertos.

El abrazo fue eterno, las caricia en el cabello relajantes y los hombros de su madre el lugar perfecto para descargar su pena.

-Mi dulce Yuuri. No me cabe ninguna duda de que estás muy enamorado de él y rezo cada día, no sólo para que él te ame con la misma intensidad sino también para que en estos breves momentos en los que se separan ambos puedan soportar el dolor de la distancia.- Lo apretó de manera gentil y luego los separó para limpiar las lágrimas de su rostro- Como tu madre, me gustaría tenerte siempre a mi lado pero también se que tu lugar ya no es aquí conmigo, sino en Rusia junto a él- Besó su frente y tomó sus manos mirando con ternura el anillo. - Yuuri, tu estás hecho de ese amor que tanto buscaste. Viktor es en verdad muy afortunado.-

Yuuri se sentía conmovido, su madre siempre sabía lo que debía decir.

-Y espero que la próxima vez vengas a visitarme junto a mi nieto-

-¡Mamá!- Bien, casi siempre.