Nota de Shole: este es mi primer Fanfic, esta historia da comienzo después de que termine la saga Dragón Ball GT, donde la paz reina en la tierra, pero como mi personaje principal no es ninguno de la serie entonces van a tener que esperar bastante hasta que estos aparezcan. Esta primera parte de la historia se trata de una saiyan que sobrevivió después de que el planeta Vejita fuera destruido cayendo en el mismo destino cruel que tuvo Vegeta, pero circunstancias cambian radicalmente…
Princesa
"Realmente majestad, me sorprende que a estas alturas de su vida tome por sentado el hecho de educar a un hijo, mucho mas cuando ella tiene tan corta edad… "- dijo un hombre alto de rasgos oscuros y ojos profundos, sin poder evitar el miedo a la reacción del rey que pueda tener por sus ocurridas palabras, le dio el coraje para comentar sobre el nuevo acontecimiento. Por suerte al parecer el rey no se molesto a tal incompetencia de su servidor por sus atrevidas palabras, sin mas le contesto con voz calmada y tranquilizadora.
"Sí, tal vez, en otra ocasión no dudaría en eliminar a un ser tan insignificante como la hija de un saiya tan poca cosa como lo fue su verdadero padre… pero no hay que negar que esta pequeña es realmente sorprendente, no creo que exista otro ser que pueda reemplazarla, si tuviera la posibilidad de elegir un heredero a mi trono y a mi majestuoso gobierno no seria otro ser que ella, a pesar de tener 4 años es realmente muy fuerte, hermosa, inteligente, y tiene un carácter admirable, tal vez mejor que el de cualquier princesa que exista "– el soldado giro su mirada distraída hacia el rey intentando analizar lo escuchado – "si, princesa, la nombrare hija mía aunque el universo este en contra, yo se que tal vez sea difícil al principio pero con el tiempo estoy seguro que ella será respetada, temida y admirada como lo soy yo en este momento" – el rey hizo una pausa entrando en sueños e ideas de un futuro no muy lejano, el hombre que lo acompañaba en su gran sala de trono se atrevió a volver a hablar, tal vez haría recapacitar al rey de sus actos aunque lo dudaba.
"Majestad, con todo respeto, no quiero ofuscar sus ideas, pero ¿ podría pensar que ella tomaría mal el hecho de que sea su padre?, podrá ser joven, pero a su corta edad creo que recordara a sus verdaderos progenitores, y es mas esta totalmente asusta y disgustada por que halla sido traída contra su voluntad hasta aquí, aparte de ser muy inteligente, ya vio como le contesto a los demás guardias cuando la trajimos hasta la nave, es una muchacha con verdadero orgullo y a pesar de saber que ella sola no podría hacer nada contra todos los soldados, se enfrento a ellos sin dudar, parecía hasta creerse superior a todo, es totalmente rebelde y complicada de domar."
"Ya lo se, justamente a eso me refiero, es por eso que me interesa tanto, pensar que a pesar de ser tan pequeña pueda tener semejante carácter, sin miedo, haciéndose respetar por sus inferiores, es realmente admirable, yo se que a simple vista parece una locura, pero no solo es una obsesión la que poseo, yo se que jamás conseguiré una pareja adecuada para que sea reina y darme un heredero como es debido, ya lo he intentado demasiadas veces y se me hace cansador, pero cuando la vi supe que era perfecta para ser futura reina, obviamente tendrá que pasar por un arduo entrenamiento y habrá que educarla como es debido antes que eso suceda, pero estoy seguro que dentro de varios años será una verdadera princesa, hasta pienso que un día será capaz de sobrepasar mis poderes, yo se que tus intenciones no son malas al decirme todo esto… pero verdaderamente las aprecio y con ellas reitero mis deseos, eres mi gran consejero y lo que debes hacer es aconsejarme, así que no te preocupes por tu atrevimiento" – dicho esto el hombre se sintió mas aliviado, aunque seguía inquieto con el nuevo nombramiento de la princesa saiya - "ya que terminó nuestra discusión, te pido que me traigas a la pequeña princesa, es hora que sepa sobre su futuro y que comience su educación cuanto antes" – el hombre hizo una reverencia para luego dirigirse hacia la puerta principal de la habitación, no antes de llegar se dio nuevamente vuelta al escuchar su nombre.
"Thamuz" – dijo el rey con imponente voz – "trátala como es debido, ten en cuenta quien es de ahora en adelante, quiero que sea tu responsabilidad si algo le llegara a ocurrir sería tu culpa, no quiero que nadie la toque o la mire directo a los ojos, a menos que sea de mi gran confianza como lo sois vos¿estamos de acuerdo?"
"Si mi real majestad, pierda cuidado."
Con esto el hombre se retiro del salón en dirección hacia la habitación donde se encontraba la pequeña nueva princesa del rey, caminando lento pero con decisión por los pasillos de la nave espacial hasta detenerse en una pequeña puerta (pequeña comparada a la de la sala real) y abrirla con precaución. Ahí se encontraba acurrucada en una esquina con sus brazos alrededor de sus pequeñas piernas, con los ojos llorosos y con una cara que dedico especialmente hacia él, llena de odio.
Y ahí estaba después de que se hallan ido todos los malditos extraños soldados a los que había tratado de mala gana sin pensarlo y acurrucada en un rincón aunque sin miedo pero angustiada por la separación de mi planeta, de mis padres y de mi gente. Lloré bastante, no antes de que se fueran todos, no iba a demostrar mi angustia ante nadie, así que resistí, no hasta después de encontrarme sola, y ahí fue cuando mis lagrimas brotaron de mis cansados ojos sin poder evitarlo, no se exactamente que sucede, y los recuerdos pasan como pequeños flashes en mi cabeza. Se hizo un largo silencio hasta que se escucharon unos pasos en el pasillo y la puerta se abrió sigilosamente, así que levante mi cabeza bien acomodada entre mis rodillas para ver quien se atrevía a entrar y verme en ese estado. Era un hombre alto, tan alto que tuvo la necesidad de agacharse para pasar por el marco de la puerta, no creí que a eso se le puede llamar hombre, era muy extraño, de una piel muy oscura, casi como la tierra de mi planeta, de unos rasgos muy varoniles, alto de musculatura enorme y marcada, con ojos negros y profundos, el pelo algo largo atado con una liga, de un color grisáceo casi blanco. Lo observe con pleno odio para que entendiera que no me agradaba para nada, aunque no era del todo cierto. El se limito a mirarme inexpresivamente y dio unos pasos más hasta acercarse a mí. Rápidamente me levante y me puse en guardia, pero no obtuve reacción alguna del hombre, así que decidí crear una pequeña y potente bola de energía en una de mis palmas en forma amenazadora, 'tal vez así logre que se valla' pensé.
El hombre entro a la habitación y la chiquilla rápidamente se puso en guardia y formo una bola de energía en su mano amenazadoramente. Sin hacer movimiento alguno Thamuz hablo en forma lenta y educadamente, sin quitarle la mirada a la niña.
"Lamento interrumpir princesa pero el rey solicita su presencia en el trono con urgencia, si es tan amable de asistir, seria un honor escoltarla" – obviamente que la pequeña había entendido cada palabra pronunciada por el hombre, y estaba totalmente incrédula por ellas, pero al ver que no iba a haber agresión física, decidió bajar un poco la guardia, aunque se mantuvo alerta ante cualquier movimiento que pueda surgir, y sin mas decidió retomar la conversación de la misma manera tan educada como había empezado.
"Realmente entiendo lo que dice señor, pero a la vez no, explíquese¿con que se refiere al dirigirse hacia mí como Princesa?" – dijo con ironía la pequeña, a pesar de la edad sabia hablar perfectamente y dirigirse con total propiedad que sorprendió al hombre, sin duda, pensó el, era realmente como la describía el rey.
"Por favor, si es tan amable de acompañarme princesa, seguramente el rey le aclarara todas sus inquietudes, sin mas, yo no puedo ofrecerle esa información ya que solamente fui enviado aquí para escoltarla hasta él, lamento no poder contestar sus preguntas princesa" – dijo Thamuz tranquilamente.
"Entonces supongo que no tengo opción" – dijo la niña, ya todo su cuerpo estaba mas relajado luego de haber tenido esa corta conversación con aquel hombre desconocido, sabía que no había necesidad de sentirse agredida o atacada, la voz de ese hombre de alguna forma le transmitía tranquilidad, estaba desconcertada, 'tal vez es solo una trampa' pensó, pero que otra opción le quedaba – "guíeme hasta su rey."
"Perfecto, a sus ordenes princesa, sígame por favor" – entonces Thamuz abrió nuevamente la puerta y la mantuvo así para que la pequeña pasara delante, la pequeña se dirigió hacia fuera de la habitación secando la humedad de sus lagrimas con su brazo y sin tambalearse ni mostrar temor siguió al hombre por los pasillos amplios de la nave, miraba fijo al frente, tal vez giro su cabeza para mirar por alguna ventanilla observando el infinito universo, para solo enterarse que estaban viajando por el espacio.
Ambos se detuvieron ante una gran puerta, la puerta donde hace unos momentos había salido Thamuz. Este la abrió tan solo un poco para que ella pasara, indicándole con un brazo para que continuara adelante.
"Antes de irse quisiera saber su nombre señor" – aquellas palabras sorprendieron a Thamuz ya que no pensaba que ella se interesaría en su insignificante nombre, pero recordó que tan solo era una niña aunque el ya pensara en ella como su majestad, una princesa que poco se interesaría en un soldado de poca cosa como él, entonces le contestó para complacer el deseo de la princesita.
"Mi nombre es Thamuz su majestad, es hora que pase a hablar con el rey, princesa" – así fue como ella inclino un poco la cabeza y decidió pasar por la puerta, dirigiendo una ultima mirada hacia atrás, el hombre hizo una leve reverencia antes de retirarse cerrando la gran puerta del salón.
A pesar de ser un hombre tan feroz según el calificativo que le había encontrado la niña saiya, era un hombre amable y generoso ese tal Thamuz, aunque seguía desconfiando, no de el precisamente si no de la situación, todo era extraño, olía que algo andaba mal, a pesar de la corta edad era un niña muy inteligente y sabia que no debía estar allí, sin embargo era fuerte y orgullosa, tanto que era capaz de enfrentarse a cualquier situación, ya sea una batalla verbal o física, donde su ingenio surgía inevitablemente haciendo de ella una niña extraordinaria. Cuando las puertas se cerraron detrás de ella, solo hizo una pequeña reverencia para dirigirse al ser que se encontraba junto a una gran silla en la sala.
Era majestuoso a pesar de ser una especie de alienígena, bastante alto, de piel blanca y con marcas rojas como tatuajes, poseía una cola larga como de lagarto, una especie de cuerno iba hacia atrás dejando una frente lisa y amplia; tenia ojos amarillos como los de una fiera esperando su presa y no poseía cabello alguno al igual que orejas según pude observar, tenía una especie de armazón color ladrillo al costado de su cabeza, en los hombros, tobillos, rodillas, codos, muñecas, cintura y pecho al parecer parte de su anatomía, unos labios finos y morados cruzaban su rostro marcando una pequeña mueca inclinada hacia un costado como una media sonrisa; su gran capa negra caía en uno de sus hombros, sus pies de cuatro dedos bien abiertos para mejorar el sostén, sus manos de dedos largos y delicados, y sus brazos anchos que delataban la gran fuerza y poder que emana de él. Me acerque un poco luego de mi reverencia, obviamente no iba a ser maleducada aunque la situación no me gustara en lo absoluto, tan solo era la intriga que me hacia dar esos pasos y mirar fijamente al rey como tal vez, nadie lo había hecho en la vida, él solamente me devolvió el gesto de reverencia aunque fue mas breve y corta que la mía, y sostuvo sus ojos fijos en mi, observándome, observando tal vez cada detalle de mi ser, estuvo un rato así antes de dirigirme alguna palabra, y cuando lo hizo, su imponente voz resonó en la sala vacía, haciendo eco, era gruesa y fuerte, tal ves tan poderosa como lo era él.
Era pequeña y sus brazos eran delgados, parecía frágil y delicada, de una tez dorada, con ojos grises y vivaces, de pelo largo hasta la cintura, hermoso y algo enmarañado, rebelde de ese negro azabache mezclado con reflejos rojizos, tal vez único, aunque no tenia formado el cuerpo ya que tenia tan solo cuatro años se notaba que iba a ser una mujer alta, delgada y de finas curvas, su rostro era angelical aunque tenia esa expresión severa y de mirada penetrante en todo momento, con su pequeña cola que iba y venia en forma dominante, inquieta tal ves, en posición de brazos cruzados. Estaba tan firme, sin miedo ni temor, enfrentándose de esa forma a un rey, un extraño muchísimo mas fuerte que todos los soldados a los que se había enfrentado antes, sosteniendo la mirada sin aflojar ni un segundo. Una oleada de sensaciones llegaron hasta mi¿Qué era eso¿Por que sentía semejante sensación ante esa pequeña?, no lo sabia pero era exactamente lo que buscaba, sabia que era perfecta, digna de ser hija mía y en cada segundo lo demostraba, me quede observándola unos segundos mas hasta decidí comenzar a hablar.
"Se que te preguntaras por que estas aquí, pues te pediré que prestes atención y no interrumpas hasta que termine de hablar" – mi voz resonó en la sala, ya que decidí hablar imponente, fuerte y claro para hacer saber que estaba enfrente de alguien de poder, de el gran rey, ella solo frunció el seño ante mis palabras, así que decidí seguir hablando – "lamento haberte traído en esas condiciones hasta aquí y dejarte en aquel lugar sin aplicación alguna, pero ahora estoy dispuesto a darte una, yo soy el rey y soberano de una parte del universo, lamentablemente este es muy grande para conquistarlo todo, y siendo yo el dueño de gran cantidad de planetas decidí que era momento de educar a mi sucesor, para que un día tomara mi lugar y gobernara igual como lo hice yo hasta el momento¿por que te digo todo esto?, es que al verte supe que tú serias la perfecta heredera para mi gobierno…" – sin permitirme seguir mi curso la pequeña puso aun mas el ceño fruncido y pronuncio, sin importarle la sugerencia principal que le había hecho, sus quejas.
"¿Acaso usted planea que yo sea la heredera de su gobierno¿Quien se cree usted para alejarme de mi planeta, mis seres queridos y de mis padres para convertirme sin mi consentimiento en una princesa?, yo no deseo hacer tal cosa, así que ya puede ir buscándose a otra para cumplir su objetivo por que yo me largo de esta nave inservible con seres inútiles" – parecía haber sacado su demonio dentro de ese pequeño y dulce cuerpecito, su rostro revelaba sincera furia, pero un rey no se doblega jamás y menos ante una pequeña maleducada, así que decidí ponerle los puntos y poner en marcha las primeras enseñanzas.
"¡Cierra la boca!" – los gritos resonaron en el salón haciéndolos mas potentes, y la pequeña tembló ante mi nuevo rostro, uno que mostraba ofuscación y enojo para demostrarle quien era el que imponía las normas en ese lugar, ella ya no hablo, así que con mas calma continué mi relato, volviendo mi rostro inexpresivo como antes – "será mejor que no vuelvas a interrumpirme, ahora puedo ser comprensivo contigo ya que estoy disponiéndote un futuro, pero no me saques de mi lugar por que te vas a encontrar con el demonio en persona, no tienes idea de lo malvado que puedo llegar a ser cuando me provocan, volviendo al tema… hace menos de unas horas te encontramos, tal ves esto sea un poco fuerte para ti ya que a tu corta edad es difícil asumir ciertas cosas…"
"Yo soy muy fuerte y puedo enfrentar cualquier cosa, no te tengo miedo y mucho menos a tus insignificantes amenazas, no le temo a nada ni a nadie" – dijo la pequeña con potencia poniéndose de brazos cruzados, obviamente ofendida ante la referencia de ser débil y pequeña, pero hice como que no la había escuchado y seguí hablando sin darle importancia a su furiosa cara ante mi indiferencia.
"Es muy raro que te encontráramos, pensábamos que estabas muerta, pero al verlo que no, debí suponer que eras muy fuerte, ya que eras la única superviviente del planeta" – al decirle esto ella cambio totalmente su expresión, realmente no entendía o no quería entender lo que le acababan de decir, antes de que se anime a preguntar, seguí relatando mi gran mentira – "si, exactamente, tu planeta estaba por destruirse cuando llegamos por accidente, ya sus habitantes habían fallecido y no quedaba nadie, excepto tu, algunos mercenarios seguramente habían pasado por ahí para arrasar con el planeta y venderlo luego, no se exactamente por que este exploto, lo que me resulto extraño realmente fue tu fuerza y en especial tu cola… los habitantes de ese planeta no tenían ciertas cualidades y entonces encontré a supongo que era tu padre, muerto, con su cola enrollada a su cintura, entonces mis dudas se aclararon ya que vi que era un saiya, seguramente el ultimo" – ante las reveladoras palabras que le dije pude notar como lentamente las lagrimas de la pequeñas recorrían su dulce rostro hasta caerse al suelo, lloraba desconsoladamente sin importarle mi presencia, tal ves fui demasiado duro al decirle eso, pero ahí comenzaba la enseñanza, tenia que sufrir para hacerse fuerte, tenia que aprender de la vida y mantenerla a mi lado, demostrarle que no tenia otro lugar a donde ir mas que el que le ofrecía. A pesar de que mi mirada era indiferente y fría no pude evitar sentir pena¿que me pasaba¿acaso sentía lastima¿esas lagrimas y esa pena derramada por esa insignificante niña me provocaba dolor?, imposible, nada me podía causar semejante sentimiento, ni siquiera una mocosa como esa, era cuestión de seguir con la enseñanza antes de que sus llantos me vuelvan loco.
"¡Deja de llorar mocosa¿acaso no dijiste que eras fuerte?, si lo eres entonces deja de llorar" – ante las dura y frías palabras la niña dejo de emitir sonido a pesar de que rebeldes lagrimas escapaban de los ojos por el dolor de su familia muerta – "así esta mejor, ahora que ya te explique el por que de tu estancia en mi nave, es hora de que sea asignada tu nueva habitación hasta que lleguemos a nuestro planeta Hatton, antes que nada hay unas cosas que quiero aclararte" – le dije antes de que repusiera algo y antes de que se reanimara de la tristeza – "como te he dicho ahora eres la nueva princesa, ósea que eres mi hija y heredera de mi gobierno, no quiero quejas ni objeciones, ahora eres la princesa y punto, si lo deseas mejor puede ser a la fuerza, yo no tengo problema de aplicarla tanto física como mental para que obedezcas mis ordenes, ante mi te diriges como el rey, con respeto y educación como se es debido, nadie puede mirarte o tocarte sin importar las consecuencias tal ves mis mas fieles consejeros y obviamente el rey, ósea yo, pero nadie mas, el que lo haga morirá por su osadía, al igual quien lo haga con el rey¿queda claro?" – hubo un pequeño silencio en que espere respuesta hasta que bajo su mirada asintiendo resignada y temerosa – "de acuerdo, mañana comenzara tu entrenamiento y tu enseñanza, hasta el momento solo te dirigirás hacia Thamuz, él te enseñara luego las instalaciones y te enviará comida a tu habitación, hasta entonces nos despedimos, que tengas buenas noches" – dije y camine hasta la puerta pasando a su lado sin dirigirle ni siquiera una mirada, y salí del salón para que entrara Thamuz que me dirigió una pequeña reverencia mientras yo salía.
Por los pasillos se veía como Thamuz era acompañado por la pequeña princesa hasta su nueva habitación, había un gran silencio de parte de los dos, solo pequeños sollozos se escuchaban de la niña que lloraba en silencio. Cuando llegaron a el final del recorrido, Thamuz abrió la puerta de la habitación indicándole con la mano a la niña que se adelantara a entrar, ella sin mirarlo camino hacia adentro y este la siguió.
"Princesa si necesita algo podrá encontrarme en la habitación junto a esta hacia la derecha, estaré a su entera disposición así como lo dispuso el rey" – ya se giraba para retirarse pero la niña sin voltearse a verlo le hablo casi en un susurro debido a su agotamiento.
"Por favor Thamuz, llámame Sedya."
"Lo lamento mucho princesa, pero no puedo llamarla por su nombre, es una falta muy grande de mi parte si lo hago, nadie excepto su rey la puede llamar por su verdadero nombre" – dijo apenado el hombre por no poder complacer el primer pedido de la pequeña.
"No te pido que lo hagas siempre, solo cuando estemos solos pido que me llames así, es una orden y pido que como nueva princesa mis ordenes se cumplan, además creo que es necesario de que sea así" – Thamuz solo se quedo callado observado la espalda de la pequeña donde provenía su débil voz – "si no… creo que voy a olvidarlo por completo."
"De acuerdo princesa Sedya, será un placer llamarla así, ahora es hora que descanse bien para comenzar con un nuevo día mañana, puede bañarse y alistarse con la ropa que hay en su cama para irse a dormir, es mejor que se saque esas prendas harapientas y sucias, mandaré a algún siervo para que le traiga algo de comida, espero que este de total agrado su nueva habitación" – la niña se volteo y para sorpresa ya no estaba llorando, al contrario tenia una expresión fría pero calmada.
"Si, Thamuz es mas de lo que pudiera pedir, pero realmente no me importa en estos momentos, cualquier lugar viene bien el día de hoy, gracias por todo" – con el agradecimiento le dirigió una pequeña mueca, torciendo un poco el labio para dedicarle una sonrisa, aunque no lo parecía en lo absoluto, pero Thamuz se conformo con ese gesto ya sabiendo por lo que debería haber pasado la niña momentos antes.
'Esta niña realmente me sorprende, puedo tranquilamente mantener una conversación casi adulta con ella a pesar de su corta edad, y al parecer esta soportando todo ese dolor ella sola, sin llorar, sin tener miedo, va a ser mejor seguramente que el mismo rey, no se confundió al elegirla, ahora entiendo su obsesión' pensó Thamuz mientras se despedía y cerraba la puerta de la habitación de la princesa tras de si 'es hora de que también tenga un merecido descanso' con esto el hombre se fue a su nueva habitación, justo al lado de la puerta de la que acababa de salir, sacándose una par de prendas y relajándose en su amplia cama para tener un calmado pero a la vez inquietante sueño.
Nota: bueno este fue el principio de mi fic mocho de la nueva princesa saiyan, tomada forzosamente por un tirano rey¿Qué tipo de enseñanzas le dará a la niña para que aprenda a ser insensible como él?, se vera en el próximo capitulo.
