Disclaimer: Este fic participa en el reto "Viñetas de emociones" para el foro La Noble y Ancestral Casa de los Black. El personaje sobre el que van a tratar las tres viñetas es Narcissa Malfoy y las emociones son soledad, nostalgia y nervios.
Palabras: 791.
Soledad
En una mansión aparentemente vacía, se oye claramente el sonido de unos tacones resonando en el suelo de mármol. De no ser por ese hecho, cualquiera podría suponer que la casa esta deshabitada: los antaño preciosos rosales están descuidados, las zarzas comienzan a entrar al jardín, la fuente ha dejado de lucir un blanco nacarado para pasar a convertirse gris con el paso del tiempo, nadie se molesta siquiera en abrir las cortinas y dejar que la luz del sol se filtre por las ventanas durante el día, las puertas permanecen cerradas: nadie sale de casa, nadie entra a casa. Y Narcissa Malfoy no puede soportar todo eso.
Pocos meses han pasado desde que su marido Lucius Malfoy entró a la prisión de magos, Azkaban, pero para ella es como si hubiesen pasado siglos. Siglos viviendo en esa casa que ahora le parece demasiado grande para ella sola, siglos sin tener ni ganas ni ánimo para mandar a los elfos a arreglar un poco el jardín, que está empeorando a cada día que pasa.
Sin embargo, no siempre se encuentra ella sola en su hogar. De vez en cuando, las puertas de la gran mansión se abren y entra una mujer de párpados gruesos y cabello negro como la noche, que viene a hacerle compañía a su pequeña hermana. Apenas se molesta por estar en esa casa, porque siempre procura estar junto a su Lord, cumpliendo misiones para él o alabándolo con su característica mirada de fanática devoción. Está loca, y por eso mismo, cuando viene a visitarla, Narcissa continúa estando en soledad a pesar de su presencia.
Bellatrix ya no le importa en absoluto. Desde que se puso de parte del Señor Tenebroso cuando éste quiso que Draco se convirtiera en mortífago, la relación entre ambas ha comenzado a demacrarse hasta el punto que le es indiferente lo que haga o deje de hacer en las misiones.
La pobre señora Malfoy se siente sola en su mansión, sin nada más que la compañía de unos putrefactos elfos domésticos y la muy inusual visita de una mujer que ha perdido la cordura. Pasa día y noche suplicando al cielo que su marido salga pronto de Azkaban, que su hijo no acabe matando a nadie, que no le quiten su inocencia al obligarlo a arrebatarle la vida a una persona. Suplica a Merlín, a Morgana, a Salazar, que todo vuelva a ser como antes, cuando no había ningún Señor Tenebroso mortificándolos y la mansión estaba llena de risas de un niño pequeño y completamente inocente, intentando imitar los andares aristocráticos de su padre. Cuando la casa estaba completa.
–Silky tiene una carta para usted, ama. –le informa de repente un elfo doméstico, apareciendo en el salón– Madame Lestrange ha enviado una lechuza y Silky ha recogido la carta, ama.
Narcissa se sienta mejor en el sofá y se limpia las lágrimas que hace segundos caían de sus ojos. No le gusta mostrarse vulnerable, ni siquiera frente a su sirviente más leal, ése que la ha estado cuidando desde antes de abandonar la casa Black y adentrarse en la Malfoy. Lee la carta en un abrir y cerrar de ojos: Bella quiere avisarla de que las próximas reuniones mortífagas se celebrarán en la Mansión Malfoy y que ella también deberá estar presente.
La bruja suelta un suspiro y se encoge en el sofá, pensando en lo agradable que le resulta la soledad en comparación a la compañía que tendrá durante las siguientes semanas.
–Lucius… ¿para esto nos ha servido tanta pureza de sangre? –habla sola, lo que al elfo Silky le preocupa; hace tiempo que ha comenzado a hablar sola y eso no es buen presagio.– ¿Para acabar así? ¿Tú en Azkaban, Draco hecho un asesino y yo muriéndome en soledad?
Vuelve a suspirar y le indica al elfo que se retire, él lo hace enseguida, pero no sin antes lanzarle una mirada de profunda preocupación a su ama.
En la inmensa Mansión, lo único que se oyen son los suspiros y susurros de una mujer que vive prisionera en su propio bando. Atormentada por el destino que a su familia le puede esperar a la vuelta de la esquina y frustrada por no tener a nadie salvo a ella misma con quien desahogar sus penas.
¡A ver qué os ha parecido! ;) Quedan dos capítulos más.
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