ARMÁNDOLA EN HOGWARTS
En la Sala Común de Hogwarts había reunida poca gente, casi todos preferían sus propias salas comunes, no obstante, había bastante jaleo. Un una mesa redonda estaba inclinada Duare Von Haden, alumna de quinto curso de Ravenclaw, escribiendo algo en una libreta. Dando vueltas a su alrededor cual Drosophila melanogaster (mosca del vinagre) estaba Gaia Crowley, alumna del mismo curso pero de Slytherin, y esta hablaba en voz alta, mientras la otra apuntaba.
- Eran tres, que no dos, ni una, sino tres. Como las tres veces que Cristo negó a Pedro, no, al revés, que Pedro negó a Cristo, ya ves tú que tiene esto que ver¿no- Duare la miró con ganas de matarla- O como los tres tistes trigues, noooo, nunca me sale a la primeraaaa- se quejaba Gaia- a ver, o como los tres-tristes-tigres que comían trigo en un trigal- dijo despacio- Un momento¿desde cuando los tigres comen trigo, da igual, o como los tres cerditos, que no es que ellas fueran unas cerdas, aunque un poco guarras si que eran…- Gaia continuó enumerando todos los tríos absurdos que se le ocurrían, porque, la verdad hay que decirla, y sino mentira y gorda, no se le ocurría ninguno que no lo fuera.
- Buenoo, a esta ya se le ha ido la olla del todo. Eran tres, y así como en Hogwarts hay un Trío Maravilla, ellas eran el Trío Calamidad- escribió Duare mientras lo decía en voz alta.
¡No seas falsa- espetó Gaia burlona por detrás, asomada sobre su hombro viendo lo que había escrito¿Qué ellas? Pero si somos nosotras, melón- reprendió mientras le daba una colleja a su amiga, que farfullaba, "ya sé por qué coño estás en Slytherin, japuta, que escocía me ha dejao"- Por cierto¿para que estamos escribiendo esto?.
- Vamos a escribir- respiró hondo, Gaia no era mala chica, y era divertida, no del todo tonta, pero sí un poquito exasperante- por qué no salimos nosotras en el quinto libro de Rowling¿no te acuerdas?
- Joer, si ya sabes que tengo memoria de pez…- se la quedó mirando como si la viera por primera vez y le dijo, sonando distraída- a todo esto¿quién eres tú- La boca de Duare se abrió con sorpresa, y horror¿sería posible que se lo estuviese preguntando en serio? En ese momento Gaia empezó a reírse, totalmente doblada, casi sin poder respirar, con la boca abierta, desencajada, pero sin emitir un solo sonido.
- Genial, ahora se ha encanado- le pegó una bofetada para que recuperase el aliento.
- Gracias, era coña, claro que me acuerdo de ti- se rascó la barbilla, que cuidado había que tener con Gaia, parecía más alocada de lo que era, y no era difícil ver una mirada calculadora en sus ojos¿Qué vamos a hacer para Yule?
- Podríamos hacer una fiesta de disfraces, rollo muggle. Aquí, en esta Sala Común, así sería terreno neutral, el problema es que nos la dejen, porque si saben que lo organizamos nosotras, los profesores se opondrán de pleno.
- Snape nos dejar� si voy a pedírselo como toca- una sonrisa perversa se dibujó en su rostro- nos dejará.
- Siempre me he preguntado como has podido llegar a Prefecta. Pero ahora me hago una idea de por donde fueron los tiros¿eh- Duare miró a Gaia que se sentaba en el sillón de al lado, mirándola.
- Jajaja- rió la Slytherin- Más o menos. Le dije que no me iría de su despacho hasta que no me diese lo que quería…- paró un momento para reirse- Y me contestó: Si, si, te haré Prefecta, pero tápate, tápate. No era lo que yo quería, pero bueno…- las dos rieron, recordando la cara de Snape cada vez que se las encontraba a las tres por el pasillo, a solas.
- Entonces, tú te encargas del sitio y la bebida, yo de la comida…
- La bebida se la encargaré a Draco, tiene más contactos que yo para eso- con un boli muggle que siempre llevaba en el bolsillo, se apuntó en la mano "bebida draco"
- Misaki que se encargue de que los Gryffindors vengan, que ya es bastante tarea, y de lo otro…¿tú sabes quien lleva eso- preguntó Duare bajando la voz.
- Sí- contestó Gaia en un tono de voz más bajo incluso, que a duras penas escuchaba Duare- "eso" lo lleva Hufflepuff, Justin lo pasa, y me han dicho que la profesora Sprout tiene este año un material excelente.
- Vale- volvió a alzar la voz- Eso se lo encargamos a Setsuna, o a Laia- en ese momento entraron el sala Misaki, Ginny y Luna, que se acercaron a la pareja y se sentaron formando un circulo- Hola- saludó Duare con una amplia sonrisa, los ojos brillando peligrosamente y con un leve tono rosado en las mejillas ¿Dónde os habíais metido?
- Viendo el entrenamiento del equipo de Gryffindor- contestó sonriente Misaki, ante lo cual Gaia y Duare empezaron a silbar:
¡Buuuu¡Perdedores, jajajajajajajajjaja- estallaron ambas chicas en risas.
Esa misma noche, en una alcoba, en lo más profundo de los cimientos del gran castillo, tanto que se podía escuchar el rumor del agua del lago tras las paredes, dos figuras yacían estiradas cómodamente en una amplia cama. la chica se levantó y caminó desnuda hasta el mueble bar de madera oscura.
- Entonces… ¿podremos hacer la fiesta en la Sala Común- preguntó mientras servía dos copas de vino, y tendía una al hombre tapado con una sábana en la cama.
- Vas al grano…- el hombre suspiró- por mi no hay problema- bebieron un sorbo mirándose a los ojos- Esto no está bien, eres mi alumna- dijo de pronto bajando la mirada.
- Ya estamos otra vez con lo mismo- se acercó al hombre y lo cogió por la barbilla, levantándole la cara para que la mirara a los ojos- me atraes, te atraigo, no va a salir de aquí, yo no voy a contarlo, y tú tampoco. ¿Cuál es el problema? Yo no lo veo por ningún lado.
- Da igual, Gaia, no lo entenderías- suspiró mientras la chica se sentaba a horcajadas sobre él, convincente, apartando la sábana que lo cubría.
Faltaba poco para que terminase la clase de Pociones. Gaia estaba enfrascada enfrascando (jejeje, lo pilláis?) su poción en un bonito matraz aforado. Le había salido perfecta, cómo siempre. Cuando dejó el recipiente de vidrio encima de la mesa del profesor, este la llamó:
- Señorita Crowley- Gaia levantó la vista para clavarla en los ojos del hombre- expuse al Director su petición- ella alzó la ceja, signo distintivo de cualquier Slytherin que se precie- Quiere que la señorita Von Haden y usted se personen esta tarde en su despacho tras las clases.
- Allí estaremos profesor- sonrió- y…gracias- Snape sacudió la cabeza mientras la joven volvía a su asiento, notando clavarse en aquel lugar de su espalda donde esta pierde su casto nombre, los ojos oscuros y nublados de lascivia del profesor, que enjugó, turbado, su frente con un pañuelo.
Por la tarde, al terminar las clases, Duare y Gaia se encaminaron al despacho del director. Esperaron pacientemente frente a la gárgola, hasta que por el pasillo vieron llegar a la profesora McGonagall, que las miró recelosamente, el profesor Flitwick, que saludó a Duare, la profesora Sprout, que les guiñó un ojo, y el profesor Snape, que hizo como si no las hubiese visto y murmuró con fastidio:
- Boom boom boomer, el super chicle- las dos chicas rieron por lo bajini, mientras la gárgola comenzaba a girar. Siguieron a sus profesores al interior del despacho del director. Dumbledore esperaba tras su escritorio. Los jefes de las cuatro casas se colocaron en semicírculo, dejándolas a ellas dos en el centro del anfiteatro virtual.
- Me alegro de verlas, Señorita Von Haden, Señorita Crowley, tomen asiento, por favor- dos cómodas butacas se movieron solas, invitándolas a sentarse, cuando lo hicieron, Dumbledore juntó las puntas de los dedos frente a la cara, y las miró, inescrutable. La cosa se ponía peligrosa, porque, si no hablaba pronto, a Gaia, de la tensión, le iba a dar risa, e iba a ser peor- El profesor Snape me expuso su propuesta- miró a Gaia, a la que sonrió- Debo decir que me sorprendió gratamente, me pareció una idea estupenda, no obstante, dada la "animosidad" existente entre las casas, no me bastará su palabra de que no habrá conflictos. Necesito una prueba de que son capaces de conseguir la hermanación de las casas, en un proyecto común. En una semana.
¿Una semana- gimió Duare, tenían buenos contactos, pero…¿qué podían hacer?
- Si, Señorita Von Haden. Una semana, ahora, si lo desean, pueden retirarse, estoy seguro de que ambas tienen planes para un viernes por la noche- se despidieron con una trémula sonrisa de los profesores y salieron de allí, camino a la Sala Común. Se dejaron caer en unos sillones apartados. Por primera vez en la vida, el silencio reinaba entre aquellas dos…no por mucho tiempo.
¿Qué podemos hacer- preguntó exasperada Gaia¿Cantar un villancico? Porque no se me ocurre otra cosa, en mi colegio hacíamos eso, era lo único que hacíamos todos juntos…
- Pues no es tan mala idea- Duare miró su reloj con impaciencia- Lo malo es encontrar la canción…y convencer a Hufflepuff y Gryffindor.
- Pero, no hace falta que los convenzamos a todos, con que tengamos a alguien de cada casa…y Misaki está con nosotras, solo nos faltaría alguien de Hufflepuff, y está Setsuna, que está en séptimo, pero nos vale igual¿no?
- Gaia, eres rápida, muy rápida- bebió otro sorbo¿Tú sabes tocar la flauta- preguntó de pronto.
- Yo seré rápida, pero tú estás muy suelta- rió la Slytherin¿qué flauta¿la dulce? Si, aprendí en el colegio, me la traje cuando vine a Hogwarts.
- Yo solo se me una canción- comentó triste la Ravenclaw.
¿Cuál? Yo solo se me de memoria el Himno a la Alegría- a Duare se le encendieron los ojos.
- Yo también- rieron las dos y comenzaron a cantar a voz en grito¡SI, DO RE RE DO SI LA SOL SOL LA SI SI LA, SI, DO RE RE DO SI LA SOL SOL LA SI LA SOL SOL…LA SI SOL, LA SI DO SI SOL, LA SI DO SI, LA SOL LA, RE, SI DO RE RE DO SI LA SOL SOL, LA SI LA, SOL SOL!
La gente que estaba en la Sala Común las miraba cual locas recién escapadas del primer manicomio, lo que hizo que ellas se riesen aún más. Ambas se miraron, y con un asentimiento de cabeza se pusieron de acuerdo. No hacían falta palabras.
- Mañana entonces¿no- confirmó Gaia.
- Sip, eso mismo, a primera hora aquí, ya avisaremos a las demás más tarde. Hoy es tarde ya, y no se tú, pero yo tengo planes, así que nos vemos por la mañana- le contestó su amiga poniéndose de pie.
- Hasta mañana chica, y se buena, o todo lo buena que sería yo- añadió Gaia con un guiño.
- Eso me deja un graan margen de acción. En fin, nos vemos mañana- y diciendo esto, Duare salió corriendo rumbo a los invernaderos.
¡Mierda- murmuró furiosa- Se ha hecho tarde, espero que no se haya largado.
La joven corrió todo el trayecto, y llegó al lugar de su cita sin apenas resuello. Notó como unos brazos fuertes la cogían por la cintura y le susurraban al oído:
- Pensé que los Ravenclaws eran siempre puntuales.
- Pensaste bien, esto solo ha sido la excepción que confirma la regla. Pero estoy segura de que se como hacerme perdonar- le contestó la chica con una sonrisa, al tiempo que se giraba y enlazaba los brazos en el cuello del joven frente a ella.
- Si, estoy seguro de ello.
La mañana del sábado, Harry se había levantado con una firme decisión. ¿Acaso no era él "El-niño-que-sobrevivió", el salvador del mundo mágico, el elegido por el destino, el redentor de todos los pecados, el justiciero de los desamparados, el castigador de los villanos y bla, bla, bla?
O al menos eso creía Harry en su fuero interno por más que lo negara de cara a los demás y exclamara a los cuatro vientos que él era un simple chico normal.
Pero volviendo al tema de esta historia. Aquella fría mañana de finales de octubre Harry Potter era un hombre con una misión (o casi hombre, con dieciséis años, hombre lo que se dice hombre como que no...). Tenía que descubrir en que peligro se habían metido dos de sus mejores amigas, Ginny y Luna. La cuestión era que desde principios de curso ambas habían empezado a juntarse mucho con tres chicas más de su curso. Lo cosa en sí no tendría nada de extraño si no fuera porque una de ellas era una Slytherin.
Y todo el mundo sabe que uno no se puede fiar de un Slytherin¿verdad? –se decía a sí mismo Harry¡Por supuesto qué no! – Se respondía él. Porqué estaba claro que una persona de tan nobles sentimientos, el mismísimo estandarte de la justicia, no podía estar siendo prejuicioso¿verdad?
Así pues esa mañana al despertarse y tras gastar unos minutos en situarse dentro de la dimensión espacio-tiempo, cogió el Mapa del Merodeador y lo desplegó recitando la contraseña para observarlo con detenimiento. Ginny estaba desayunando en la mesa de Gryffindor con una de esas nuevas amigas que había hecho: Misaki, también de Gryffindor y de su mismo curso. En la mesa de Ravenclaw se veía el puntito de Luna muy quieto, seguramente también debe estar desayunando, pensó. Al lado de Luna se veía el puntito de otra de esas nuevas amigas que habían hecho, una tal Duare, también de quinto, y por lo que veía la chica no paraba quieta. Se paseaba de punta a punta por la mesa de su casa parándose a hablar con diferentes compañeros, e incluso se desplazaba a otras mesas. Observó como el puntito de la chica Ravenclaw se movía hacia la mesa de los Slytherins, justo donde estaba sentada otra de las nuevas amigas de Ginny y Luna, una tal Gaia. Supuso que habían comentado algo entre las dos rápidamente para quedar porque en seguida vio como la joven Ravenclaw paraba en la mesa de Gryffindor junto a Ginny y Misaki para volver de inmediato junto a Luna.
Su mirada regresó a la mesa de los slytherins donde observó al puntito de Gaia revoloteando alrededor de Malfoy.
¡Oh, como odiaba a Draco Malfoy! Con su aire de suficiencia y arrogancia. Su pose altiva, mirando a los demás con superioridad a través de esos mercuriales ojos suyos. Como si por el simple hecho de ser rico y de pasearse por el colegio con paso airoso, elegante según dicen, fuera mejor que los demás.
¡Arg! Que ganas tenía de sacudirle bien hasta borrarle esa sonrisa sobrada- pensó furioso, tanto que sin darse cuenta estaba arrugando con una mano el mapa. Al percatarse del hecho meneó la cabeza exasperado.
¿Por qué será que Malfoy siempre consigue sacarme de mis casillas aún sin estar presente-se preguntó en voz alta- Genial... ahora incluso me provoca síntomas de locura, como hablar solo.
Después de la ducha matutina se dirigió al comedor para desayunar, sin olvidarse de llevar el mapa y la capa de invisibilidad previamente reducida mágicamente. Justo en el momento en que entraba en el gran comedor se topó de frente con todo el grupito de slytherins de sexto curso. Vio como Malfoy lo miraba fijamente, un escrutinio de tal magnitud que por unos momentos pensó que le estaba leyendo la mente. Desechó la idea de inmediato, pero por si las moscas se dedicó a visualizar imágenes de Malfoy y él peleándose, en especial de él sacudiendo al rubio con vehemencia. Su momento de enajenación mental fue cortado al escuchar como alguien se partía de risa. Blaise Zabini, uno de los chicos del odioso grupo de serpientes parecía estar a punto de ahogarse por insuficiencia respiratoria de tanto reirse. Vio a Malfoy darle un codazo en las costillas a la vez que le lanzaba una furiosa mirada y acto seguido, desaparecieron todos en dirección a los calabozos en una intensa discusión.
-Mnf. Estúpidas, estúpidas serpientes - rezongó Harry reanudando su camino y pensando que de seguro tramaban algo- Con más razón debo vigilar a las amigas de Ginny y Luna.
El gran comedor estaba prácticamente vacío. Y no era de extrañar, pese a ser sábado muchos estudiantes preferían levantarse no demasiado tarde para poder aprovechar mejor el día. Este no había sido el caso de Harry, claro está. Y por lo visto-pensó Harry- tampoco de Ron.
¿Cómo es que has tardado tanto? –le preguntó Ron mientras se servía un segundo bol de leche con cereales.
-Naaah... Me he quedado un buen rato ganduleando en la cama. ¿Y tú¿Cómo es que te has levantado temprano? Más que yo al menos- terminó Harry con un guiño.
-Bueno, yo... –intentó responder Ron, pero se sonrojó de tal manera que falló estrepitosamente.- Es que veras... –continuó ya más calmado- quiero causarle buena impresión a Hermione.
-Esto no tendrá nada que ver con que el otro día me pidieras la capa¿verdad?
-Ehem... pues la verdad es que... Bueno, que quería espiar a Hermione y a las otras chicas para ver si me enteraba de cómo es el chico ideal de Herm –explicó el pelirrojo en susurro.
-Ron –le advirtió Harry, tienes que ser tu mismo. Si no le gustas tal y como eres no vale la pena que fuerces el asunto.
Harry estaba preocupado, no quería herir a su mejor amigo, pero tampoco quería darle falsas esperanzas, y lo cierto es que Hermione estaba cada vez menos interesada en Ron como algo más que un amigo. Eso lo veía hasta él, que era un negado para estas cosas. Pensando en que decirle a su amigo, echó un vistazo al Gran Comedor para ver como Ginny y Misaki se levantaban de la mesa, uniéndoseles Luna en la puerta. Sin duda, se dirigían a la Sala Común General. El chico de las gafas pensó que esta era su oportunidad, así que zampándose una tostada de golpe y engullendo el café, se levantó a toda prisa y tras despedirse de Ron con unas palmaditas de ánimo en la espalda, salió corriendo detrás de las tres chicas.
Cuando llegó a la entrada de la Sala Común, asomó la cabeza y observó dónde estaban sus amigas.
Harry pensó que era ahora o nunca. Miró a su alrededor con urgencia y viendo que "no había moros en la costa", sacó de su bolsillo la capa de invisibilidad, y después de susurrar un simple "Engorgio", se la colocó y entró en la sala, rumbo a sus amigas.
Ginny y Luna estaban sentadas en uno de los sofás de una esquina de la sala, frente a una de las chimeneas, y charlaban animadamente con sus amigas. La chica Slytherin, Gaia, estaba sentada en uno de los sillones orejeros, a un lado del sofá en el que estaban sentadas Ginny y Luna, Misaki, estaba subida en un brazo, y la de Ravenclaw, Duare, estaba sentada sobre la mesa redonda junto al sillón, con una enorme mochila a su lado llena de libros, libretas, y cachivaches varios; a su alrededor, varios pergaminos y su inseparable pluma de cuervo encantada para estar permanentemente entintada y lista para escribir. Iba anotando de vez en cuando varias cosas en uno de los pergaminos. Harry se acercó por detrás del sofá quedando justo detrás de Ginny y Luna y se dedicó a escuchar.
- Que sí pesada. Cuenta con ello. Y tú habla con Setsuna- suspiró Gaia
-Dalo por hecho –respondió Duare sonriente- Además hace días que quería preguntarle por su hermano.
¿Setsuna¿Te refieres a Setsuna Rukawa de séptimo de Hufflepuff? –preguntó Misaki.
-La misma – le contestó Gaia – Y aquí la intelectual del grupo tiene cierto interés en su hermano, un tal Kaede.
-Oh pero es un simple interés platónico –replicó Duare- De estos de solo mirar pero nada más. Digamos que no es mi tipo, demasiado callado. Preferiría a un amigo suyo de otro colegio. Pero realmente no hace falta irse tan lejos para encontrar personas de mi interés –añadió con un guiño.
-Uy que sueltas que os veo a todas –rió Misaki.
¿Y de qué se encarga Setsuna¿De las drogas?
-Ssshhhhhh! –exclamaron tres cabezas a la vez mientras que una cuarta, pelirroja, gritó sobresaltada:
¡Luna¿Cómo se te ocurre? Drogas… Mira que hablar de eso, y además a pensar que esa Hufflepuff – Ginny se detuvo al ver a las caras de sus amigas. Luna la miraba con cara de "tú di lo que quieras, pero yo sé la verdad", Misaki estaba roja y reía nerviosamente, Gaia la miraba con una ceja alzada y Duare le echaba una mirada curiosa y divertida. Ginny las miró atónita.
-Pero no… En serio que… ¿Pero cómo…? –tartamudeó Ginny.
-Jajjajajajajaaa! –estalló Gaia sin poderse aguantar por más tiempo¿Cómo se puede ser tan inocente¡Zeus bendito! Espero que sea algo solo tuyo y no de toda tu casa en general porque sino no quiero ni imaginar lo que hacéis cuando salís de fiesta.
¡Ey! – se quejó Misaki – Que yo también voy a Gryffindor y sabes de sobra que me sé divertir como la que más.
-Puede que sea por influencia nuestra… -interpuso Duare-.
-No lo creo –comentó Luna – He visto varias veces a Thomas y a Finnigan pidiéndole a Justin.
-Pues entonces debe ser cosa de ir demasiado con el Trío Dorado, así que no nos metáis a todos en el mismo saco –dijo Misaki mirando a Duare y sacándole la lengua.
Por unos instantes Harry tuvo la tentación de mostrarse y decirles cuatro cosas a esas niñas. ¡Por todos los dioses! Si eran más pequeñas que él y parecían considerarlos unos mojigatos. Quiso pensar que era cosa de la chica Slytherin pero tenía que ser justo. Incluso Luna parecía estar de acuerdo, también estaba la otra chica Gryffindor.
Lo cierto es que no sabía que pensar, así que decidió acercarse más para poder enterarse de lo que decían porqué habían bajado el tono de voz.
¿Y entonces Justin pasa drogas? –preguntó curiosa Ginny.
-Bueno, Justin hace de contacto desde principios de curso. Y tampoco es todo el "tema" en general, solo la parte de plantas, muy apropiado¿no? Ya sabes, marihuana, hachís, mandrágora, artemisa, salvia, belladona, opiáceos diversos, y un muy, muy largo etcétera. Por lo que sé la profesora Sprout –continuó explicando Duare detalladamente- es una gran fan de la marihuana y tiene uno de los invernaderos dedicados al cultivo de varia plantas. Así que les permite a los alumnos de su casa consumir, siempre y cuando sean ellos mismo los que se encarguen de hacerlas crecer. Digamos que es una forma didáctica de aprender sobre la asignatura con un bonus de regalo en especias. Algo así como lo vuestro¿no Gaia?
-Bueno, más o menos –contestó la aludida-. Pero nosotros usamos el laboratorio de pociones, así que nos encargamos más bien de la preparación de algunas bebidas y pociones especiales, por llamarlo de alguna manera –continuó la joven con una sonrisa pícara-. Y los hongos, no olvidemos las especies de honguitos mágicos que tienen sus condiciones óptimas de crecimiento en las mazmorras.
-No me extraña, con el frío que hace allá abajo... Frío , pero a la vez humedad, se te cala en los huesos, que horror, no quiero pasar más tiempo por allí tuve bastante el año pasado –interrumpió Misaki con un escalofrío.
-No es para tanto- exclamó Gaia- Lo que pasa es que tu eres muy delicada. Tse, tse, los gatitos no aguantáis nada.
¡Oh! Perdón por no estar adaptada a las inclemencias de los calabozos. Pero resulta que una no es un animal de sangre fría, sabes?
¡Serás...! –pero ninguna de las dos pudo continuar porqué una exasperada Duare, varita en mano, les había lanzado un Silencius.
¡Madre Morgana¿Qué hecho yo para merecer a estas dos¿Eh? Dioses, que dolor de cabeza que me dan...
Ginny rió ante la escena alegremente, incluso Harry se tuvo que tapar la boca para no soltar una risotada. Gaia y Misaki seguían gritándose en silencio, insulto tras insulto a voz en grito silenciosa, para de vez en cuando enfurruñarse y murmurar váyase uno a saber qué mientras se hacían gañotas mutuamente.
-De todas maneras –continuó Luna con el tema –Snape no sabe nada¿verdad?
-Digamos que hace la vista gorda y oídos sordos. Ignora el hecho y así se evita tener que ocultarle nada al Director. O eso me ha contado Gaia, espera, que te lo explique ella misma –dijo Duare, y girándose hacia las dos chicas añadió con voz cansada¿Os vais a portar bien de una dichosa vez o tengo que teneros así por más tiempo?
Ambas chicas la miraron con ojitos de cachorrito lloroso (mítica mirada de "puppy").
-Manipuladoras... –murmuró la Ravenclaw y tras un largo suspiro las señaló con la varita y pronunció el contra hechizo. Finite Incantatem.
Las dos chicas que hasta el momento habían estado en silencio se miraron por una fracción de segundo y antes de que las demás se dieran cuenta estaban saltando sobre su amiga gritando a la vez:
¡Mega hiper combo de "slythindor"!
En un abrir y cerrar de ojos tres cuerpos rodaban por el suelo en una maraña de piernas y brazos, enzarzados en una batalla de cosquillas, riendo las tres histéricamente.
Harry observaba la escena perplejo. A él nunca en la vida se le pasaría por la cabeza revolcarse por el suelo y con esa confianza con persona de otras casas. ¡Merlín! Si apenas conozco a ... Sus pensamientos se detuvieron y miró con atención a las tres chicas que continuaban en su simulacro de pelea."Ellas parecen conocerse bien, a pesar de estar en casa diferentes", se dijo pensativo.
Para cuando volvió a prestar atención al grupo de chicas Gaia se arrastraba aún entre risas hacia el sillón que había ocupado antes, y Misaki y Duare se quedaron medio sentadas en la alfombra frente al fuego.
-Siempre que os veo así me sigue sorprendiendo que seáis tan amigas –comentó Ginny- Siendo de casas diferentes...
-Luna y tu también sois de casas diferentes- interpuso Misaki, pero imagino que te refieres a la culebrilla del grupo¿no? –añadió la chica guiñándole un ojo a Gaia, la cual le respondió sacándole la lengua.
¿Y¿Es que por ser de diferentes casa no nos podemos llevar bien ni podemos ser amigas? Eso es estúpido. Personalmente me parece una gilipollada que aún continuemos dividiéndonos por casas.
Harry puso cara de haber escuchado un sacrilegio. Ginny por su parte tenía una expresión parecida, pero no tan extrema, quizás porqué ya conocía en parte las opiniones de esas chicas.
-No me mires así –continuó Duare-. Hace tiempo que este sistema medieval tendría que haberse abolido. Siempre se están quejando de la rivalidad entre las casas. Que estas causan segregación y estigmas¿y que hacemos?
-Continuamos aferrándonos a los viejos valores como a una tabla salvavidas, en vez de soltarnos de una vez por todas y nada más allá creando una sociedad mágica a la medida de la realidad de nuestros días –completó Gaia, siguiendo el hilo de pensamientos de su amiga alemana.
-Pero no, nos tenemos que quedar estancados bajo el gobierno y supervisión, e incluso una guerra, dirigidos por unos vejestorios chapados a la antigua –terminó Misaki con una sonrisa surcándole el rostro, a la que rápidamente se le sumaron sus dos amigas.
Ginny las miraba entre atónita, sorprendida y en parte fascinada de qué las tres pensaran de esa forma. Harry por su parte se arrebujó más dentro de su capa. ¿Cómo era posible que esas chicas pusieran en duda todo aquello en lo que se basaba la sociedad mágica que él conocía¿Qué pusieran en tela de juicio ya no al Ministerio de Magia, sino al mismísimo Dumbledore? Pero aún con esas dudad, Harry no pudo más que sentirse identificado con algunas de esas ideas, en parte se parecían a lo que él sentía cuando pensaba en el papel que se le había asignado en la guerra, una guerra que empezó hacía ya muchos años y que su mala fortuna lo había escogido como ficha clave en el tablero del juego. Pero al escuchar hablar a esas tres la duda volvió a aflorar.
¿Y si no eran sólo ellas¿Y si, como quizás él, había otros jóvenes magos con ganas de hacer cosas, grandes cosas, de dar un salto y cambiar todo aquellos con lo que no estaban de acuerdo desde la base, trabajando codo con codo?
¿Sería eso posible¿Serían capaces de dejar atrás el pasado, los odios, las diferencias, para trabajar juntos por unos ideales y proyectos comunes?
¿Podrían trabajar juntos jóvenes de diferentes casas? Pensó en esas tres chicas y vio claramente que sí. Sólo era cuestión de olvidar las procedencias, sacarse los prejuicios y valorar a cada persona como individuo, no como colectivo.
Bien pensado, se dijo Harry a sí mismo, cuando los magos salen de Hogwarts se olvidan de la casa a la que han ido¿no? Y pasan a ser magos trabajando con otros magos¿no? Por no hablar de los colegios mágicos dónde no separan a los estudiantes en casa para que compitan entre ellos ¿Por qué entonces se le daba tanta importancia a la casa de uno? Puede que fueran siete años de la vida de uno pero¿valía la pena crear esas enemistades que luego carecían de sentido?
Interesante... Y pensar que todo esto ha venido d escuchar a escondidas la conversación de unas chicas más pequeñas que yo, pensó con aire casi paternal. Sacudió la cabeza tratando de relegar esos pensamientos a un rincón de su mente y para volver a prestar atención a la conversación de las jóvenes frente a él.
Luna reía divertida junto con Misaki y Ginny las miraba como si se hubieran vuelto locas.
-No, si tiene razón –dijo Duare mirando a Luna- Y no me importaría hacer un articulo para The Quibber, pero eso requiere tiempo y trabajo, y esas cosas se pagan... –dejó ir la Ravenclaw haciéndole un guiño a Gaia, quien le sonrió en respuesta.
¿Que tal un articulo de prueba y si sale bien hablamos de remuneración? –le dijo Luna, a quien ya le brillaban los ojos por las posibilidades de tener a ese grupito como redactoras, además sabía que le hacía un favor a su amiga, a quien le apasionaba el periodismo muggle, porqué el mágico era "pura basura" según ella.
Duare miró a Gaia, y a su vez ambas miraron a Misaki quien asintió en respuesta.
-Hecho –dijo Duare girándose de nuevo hacia Luna, le tendió la mano y añadió- esto es un trato, y sólo pongo como condición que no coartéis mis opiniones al escribir.
-De acuerdo, y no te preocupes, conoces la revista de mi padre, allí todo el mundo es libre de decir lo que le plazca, sólo te corregirán el estilo y esas cosas. –le comentó Luna .
Pero ni Duare ni Gaia, ni Misaki le prestaban ya atención, en sus mentes sólo había una palabra en grandes luces de neón¡Dinero!
-Y volviendo al tema de la fiesta –cambió de tema Ginny que se había quedado con la duda¿Qué es lo que pensáis hacer?
-Bueno, eso depende... –contestó Gaia con una media sonrisa nada halagüeña- de si conseguimos que nos dejen la sala común general con o sin vigilancia, porqué permiso creo yo que sí.
¡Ya ves! –Añadió Misaki- Ese es un factor determinante.
-Pero suponiendo que os la dejaran tal y como queréis... –siguió Ginny.
-Juerga, vicio y perversión –respondió como si nada Luna.
Las tres amigas la miraron sorprendidas, una de ellas algo nerviosa, otra sonriente y una tercera como si la cosa no tuviera la menos importancia.
-Bueno dicho así suena fatal... –empezó Misaki.
-Y además se supone que así creamos un ambiente propicio para la aproximación entre la gente de diferentes casa y esas cosas –añadió Duare sonriente.
-Pero en esencia es eso –concluyó Gaia-. A las cosas hay que llamarlas por el nombre –añadió con un guiño.
¡Qué? –gritó Ginny, a lo que estuvo a punto de sumarse Harry
-Suena algo fuerte, lo sabemos –comentó Misaki quien estaba haciendo un montoncito con su túnica par usarlo de cojín, estirándose cual alta que era en la alfombra –Pero que demonios, somos jóvenes¿no?
-Sí, supongo que sí... ¿ Y exactamente que implica para vosotras eso de "juerga, vicio y perversión"? Si es que puede saberse –preguntó con algo de recelo Ginny, y aún así con mucha curiosidad.
-Nada del otro mundo, no te asustes –la tranquilizó Duare y sacando una libretita de unos de los tantos bolsillos de su túnica añadió- Un buen equipo de música, y ya puestos música decente, nada de esas horteradas de de grupitos pop para magos adolescentes. En materia musical hay que sacarse el sombrero e inclinar la varita ante los muggles, porqué nos llevan dos vueltas –ante los cual sus dos amigas asintieron- y bueno, un ambiente festero y a la vez invitador para lo que surja, con la iluminación adecuada. Y una barra bien surtida de bebidas y cosas para picar, para matar el hambre de las tres de la mañana.
-Eso, y buen material para los que les que quieran cosas más "selectas" –añadió Gaia con una guiño- Pero eso es sólo para el que entienda y quiera, claro.
-Pues no suena mal, la verdad –reconoció Ginny. Ante lo cual Harry no pudo menos que concordar, la fiesta esa tenía buena pinta. Como las fiestas que se veían en las películas muggles, pero supuso que con el toque mágico. Además estaba totalmente de acuerdo a lo que en música se refería. Estaba ya cansado de maltratar a sus oídos con música mágica durante el tiempo que pasaba en La Madriguera con los Weasley, o en la torre de Gryffindor dónde no paraban de sonar emisoras de radio mágicas. Al menos no era él único que pensaba así y que era capaz de reconocer el valor de la música muggle. Pero le sorprendía que precisamente ellas pensaran así, más que nada por ser una de ellas Slytherin y la otra pertenecer a una familia de sangre pura desde tiempos inmemoriales.
¿Y ya sabéis las bebidas que pondréis? –preguntó Luna mientras jugueteaba con su varita haciéndola girar entre los dedos.
-Sí –respondió Gaia contenta –Queremos lo mejor de lo mejor, y sé la persona perfecta para encargarse del trabajo. Y nada de bebida insípida como el zumo de calabaza o la cerveza de mantequilla.
Ante esas palabras Duare se abrazó así misma como si le hubiera entrando frío de golpe.
-Que yuyu... –dijo mientras se frotaba los brazos –Cerveza de mantequilla, que mal rollo.
-Jajajajajajajaa- rieron Gaia y Misaki.
-Pobrecita, es que tiene un trauma con la cerveza de mantequilla -explicó Gaia a Ginny quien parecía haberse perdido.
¿Por qué¿Le pasó algo de pequeña? –preguntó preocupada mirando a Duare que se había puesto de color pálido, como si tuviera arcadas de sólo pensar en esa bebida.
-No, pero es alemana –respondió Luna como si fuera la cosa más obvia. Ginny la miró con cara de "¿y a mí que me cuentas?"
-En mi país la bebida nacional por excelencia es la cerveza –explicó Duare con aire académico- Tenemos miles de cervezas, de todos las posibles variedades, consistencias, tipos, gustos, etc. Tanto de manufactura mágica como muggle. Y jamás en la historia de mi tierra, un alemán, y mucho menos un Von Hadden, se ha rebajado a beber ese brebaje al que algunos han llamado "cerveza" de forma profana –concluyó exaltada.
Gaia y Misaki entre risas exclamaron:
¡Bebedores de cerveza de mantequilla, herejes¡A la hoguera con ellos!
-Muy graciosas... –siseó Duare- Me parto de la risa, ja ja. Reíros si queréis pero para un buen mago alemán es un insulto que alguien nos invite a tomar una pinta de esa... esa "cosa".
-Pues a mi me gusta –reconoció algo avergonzada Ginny, ante la mirada de reproche de Luna y la mirada intensa que le estaba lanzando Luna.
-Aficionada –refunfuñó la chica alemana-. Eso lo dices porqué nunca has probado una buena cerveza de verdad. Y no hace falta que te vayas tan lejos aquí, en Escocia se hace la maravillosa Merlin's Ale, y en cualquier bar te pueden servir una típica Guinness irlandesa.
-En la próxima salida a Hogsmeade podríamos quedar para tomar algo y así Ginny se estrena –incitó Luna mirándolas a todas pero deteniéndose unos segundos de más de Ginny.
-Perfecto, a parte de los planes que podamos hacer, queda fijado también reservar un ratito para nosotras y tomarnos una pinta –agregó Misaki.
-Sí, porqué a aquí a la amiga Ginny le tenemos que enseñar una cuantas cosas entre todas, que está muy, muy verde en algunos temas –añadió Duare con un guiño.
¡Y eso que no es una Slytherin! –bromeó Misaki.
-Mira la minina esta, no se ha podido aguantar el chiste fácil. Un respeto, que ni nosotros somos todos verdes ni vosotros todos rojos –se quejó Gaia.
-Bueno, algunos Gryffindors sí que son todo rojo –dijo Duare divertida, las tres chicas se miraron y empezaron a reirse.
¿Será el aleteo de un dragón? –exclamó Gaia.
¿Será quizás el tronar de un relámpago aterrador? –le siguió Duare.
-No, es Rojo Ron, el diablo rojo de furor- ante los cual Luna se sumó a las tres chicas en las risas.
¡Ey, que es mi hermano! –increpó Ginny en broma puesto que se sumó a las demás en las risas.
Harry estaba indignado, se estaban riendo de su mejor amigo como si nada, e incluso Ginny, la hermana de Ron, se reía con ganas a costa de su hermano. Pero secretamente no pudo menos que reconocer que la broma casaba perfectamente con el carácter explosivo de su amigo, aunque quizás el hubiera hecho alguna alusión a un volcán en erupción...
¡Oh dios mío! No puede ser, me estaban contagiando, se dijo a sí mismo divertido. Sacudió de nuevo la cabeza para volverse a centrar en la conversación que llevaban las jóvenes brujas.
-No, lo que les pasa es que están como muy absorbidos en ellos tres –iba diciendo Misaki -. No es como que no hablen a los demás, pero no se abren lo suficiente para conocer a más personas.
-Y excepto por los Gryffindor apenas conocen a los estudiantes de otros cursos –añadió Duare.
Harry sintió como la indignación crecía dentro de él. Aquellas chicas estaban hablando de él y sus amigos como si fueran unos insociables. ¿Pero que se habían creído? Mmnf, lo que me faltaba por escuchar, pensó Harry enfurruñado, resulta que después de todo lo hacemos, de salvarle el culo a todos va y somos unos cerrados insociables.
-Tienes que pensar que cada año se meten en algún lío. Y aunque ellos no lo quieran siempre tienen una gran responsabilidad sobre ellos –argumentó Ginny poniéndose de parte de Harry, Hermione y Ron- Es normal que estén tan unidos, han pasado mucho los tres.
-Ya... Pero luego que no te vengan con esos aires de víctima, porque seamos sinceras, nunca nadie les ha obligado a hacer nada –le replicó Gaia.
-Al menos no a Hermione y a tu hermano Ron. Lo de Harry Potter es diferente, al fin y al cabo tiene a toda la comunidad mágica con los ojos fijos en él. Pero vamos-añadió Duare- que es de cara a la guerra, lo que hagan durante el curso no le importa a nadie, creo yo, al menos es lo que pienso.
-Ya... Pero es que Harry es como un imán para los problemas –apuntó Luna.
-Y si no, como reza el dicho muggles: Si Mahoma no va a la montaña, la montaña irá a Mahoma –dijo Misaki.
-En eso tienes razón –cedió Ginny.
-En eso, y es el favoritismo que les tiene el director. No espera, déjame hablar primero Ginny –dijo Gaia alzando las dos manos en son de paz.- Puede que tú no lo veas, eres muy cercana a ellos, y además eres también Gryffindor, pero para el resto de alumnos de otras casas las cosas se ven diferentes, si cualquiera de nosotros hiciera las cosas que hacen ellos tres ya estaríamos expulsados hace siglos. Y aquí te pongo especial énfasis en los Slytherin. Si algún miembro de mi casa se pasa ni que sea un pelo, estamos en boca de todos y se nos castiga más duramente que a los demás. Y a los Ravenclaws no se os valora tanto a pesar de sacar mejores notas que tu amiga Hermione. Y eso no me lo puedes negar, Duare y Luna hicieron un trabajo increíble el año pasado en Transformaciones y apenas les dieron puntos de más. Terry es un as en el ajedrez y tampoco le han valorado nunca que sea el campeón nacional de ajedrez juvenil, y ya no hablemos de los Hufflepuff –continuó Gaia resuelta- A principios de año Ernie salvó a un chico de primero de Slytherin de ahogarse en el lago, mantuvo la calma y lo salvó¿y que hicieron? Le quitaron puntos al niño por desobedecer la regla de no meterse el lago sin supervisión y a Ernie un par de palmaditas en la espalda y punto. Y así podría seguir, durante horas.
-Y te has dejado lo que más le duele a tu casa¿verdad? –Preguntó Luna- Sé que nosotras no habíamos entrado aún, pero todas lo hemos oído y creo que fue algo cruel. Al menos hacerlo de esa manera delante de todos. Tiene que doler ver como te arrebatan frente a las narices la Copa de Residencias.
-Pero Ron me dijo que os alegrasteis el resto de casas por igual- se quejó Ginny.
-Supongo que el momento fue un cambio después de los años de hegemonía Slytherin, pero resultó ser solo un paso hacia la hegemonía Gryffindor, así que tampoco ha variado mucho la cosa –respondió Luna mirando al techo pensativa.
-Ya... en eso llevas toda la razón- la apoyó Duare.
-Así que entiende un poco nuestro punta de vista Ginny, no es nada personal contra ellos. Seguramente si los conociéramos nos caerían bien, pero no nos dan esa oportunidad, así que solo vemos la imagen que muestran al mundo, la del "Trío Dorado de Hogwarts", los favoritos del director, y eso, seamos francas, nos repatea todos.
-Sobretodo, cuando te vienen como estandartes de la justicia, regañándote por perder puntos, cuando los que más pierden son ellos-se quejó Misaki enfadad, aún recordaba la bronca que le metió Ron por perder 20 puntos no estar atenta en Transformaciones, como si al él no le pasara igual- Claro que luego les compensan con puntos sacados d vete tu a saber dónde.
-Lo que pasa es que tú no soportas que mi hermano te eche la bronca –le dijo Giny sonriente- Y bueno, sobre lo de antes. Pues supongo que visto así tenéis razón, suena injusto, lo reconozco. Pero que queréis que hagamos los demás Gryffindors¿eh?
-Sí no decimos que sea culpa tuya –le explicó Gaia- No tenemos nada en contra de tu casa, quizás de cierta griff morena y contestona sí –añadió sacándole la lengua a Misaki – pero con los demás nada.
-Pues yo soy Gryffindor y sí que tengo mis diferencias con el trío de niños bonitos, parecen unas lapas los tres juntos siempre –refunfuñó Misaki- Cualquiera diría que son una tríada o algo así–ante lo cual tanto Luna como Gaia y Duare rompieron en una sonora risotada.
¡Ey¡Que esas lapas son mi hermano y sus amigos! –la regañó Giny.
-Ya lo sé, pero es que desde que se conocieron los tres que son demasiado dependientes- se defendió Misaki.
-Y eso les perjudica tanto académicamente como socialmente. Necesitan abrirse más, por el bien de los tres -apuntó Duare- Aunque por lo que he podido observar... Puede que el proceso de apertura haya empezado ya –concluyó con tono sugerente.
-Cuenta, cuenta –dijeron a coro cuatro voces. Harry se acercó más, había estado bastante furioso por el derrotero de la conversación hasta el momento, y lo peor es que no les podía decir nada para defenderse, porqué no sabía con qué argumentarles, todo lo que había escuchado tenía lógica, mal que le pesara, debía reconocer que él también había notado que los llevaban como en un algodón, a él en concreto y por extensión a sus amigos.
Tendría que pensar en ello con calma más tarde, por el momento estaba más interesado en escuchar algún jugoso cotilleo.
-Bueno, sabéis que soy muy amiga de Terry¿verdad?
¿Te refieres a Terry "estoy de toma pan y moja" Boot- preguntó Gaia con una sonrisa traviesa¿Y cómo de bien lo conoces?
-Jajajaja, que me parto Gaia. Bueno, a lo que iba, pues resulta que últimamente Terry ha estado haciendo varios trabajos con tu amiga Hermione, y parece que entre los dos hay esa chispa. Ya sabéis, hay química entre ambos. Y francamente entiendo a tu amiga Giny, Terry es un tío super majo, muy inteligente y divertido. –les explicó Duare.
¡Y está como un queso! –se rió Misaki.
-Ni que lo digas –apoyó Gaia¿Pero ha pasao algo más o la cosa está en el aire?
- Está medio, medio- continuó Duare- Sé que se liaron una noche que se quedaron hasta tarde estudiando, ya sabéis, los dos sentados juntos, y lo lógico e inevitable: mirada intensa, labios pulsantes y se acabó en besos. Un rollete, vamos. Pero desde entonces han actuado como si nada. Pero yo sé que a Terry le gusta Hermione, que se lo noto yo que lo conozco, y Anthony, el prefecto de sexto, me ha dicho que le también lo cree. Y por lo que me ha contado, se ve que las Patil han abierto un frente de información, dejándoles ir cosas a los dos.
¡Juas! Menudas son las Patil, déjalas ir, yo después de verlas en la fiesta del pasado Halloween bailando con tu amigo Blaise –dijo Misaki mirando a Gaia- que las miro de una forma diferente.
-Sí ya... –murmuró Duare con una mirada algo turbia.
¿Te pasa algo? –le preguntó Ginny.
¿No te molestará lo de Terry, verdad?– preguntó Gaia- Yo pensaba que...
-No, para nada, acabamos como amigos, de hecho como los mejores amigos. Por eso sé tanto, porqué nos contamos las cosas, nos conocemos mucho así que es fácil para ambos entendernos – respondió Duare sonriente.
-Pues como yo y Dean, seguimos llevándonos la mar de bien, y es una suerte por lo mismo –añadió Ginny- Y por cierto, me ha sorprendido mucho lo de Hermione y Terry, más que nada porque pensaba que lo volveríais a intentar después de vacaciones. Pero en vista de que no, ya verás cuando pille a Hermione por banda... –se rió Ginny encantada con la idea.
-Sutileza Ginny, sobretodo sé sutil, no queremos levantarlo todo demasiado pronto –aconsejó Luna.
-Bueno, pues si que el trío dorado se está abriendo... –empezó Misaki conspiradora.
-Puede que sea el momento en que la primavera llegue y derrita el corazón de dos jóvenes- continuó Duare gateando hacia Misaki.
-Dos jóvenes separados por el odio, las diferencias de clase y dinero, la familia, la sociedad –siguió Misaki alzándose para quedar de rodillas frente a Duare.
-Y esta es la historia de un trágico romance, de dos almas solitarias destinadas a estar juntas, a pesar del mundo entero– añadió Duare con tono melodramático.
-Dos casas ambas en nobleza iguales, con odio antiguo hacen discordia nueva. La sangre tiñe sus mágicas manos. Por mala estrella, de estos enemigos nacieron los amantes desdichados -la siguió Misaki, ambas recitando de memoria.
Ambas jóvenes se cogieron de las manos fingiendo el llanto, y luchando por aguantarse las ganas de reirse, más aún escuchando comos sus tres amigas se reían ya imaginando lo que venía.
-Oh, Draco¿por qué eres tú Draco? – Empezó Duare alzando la voz y gesticulando exageradamente¡Reniega de tu padre y de tu nombre! Si no quieres hacerlo, pero, en cambio, tú me juras tu amor, eso me basta, dejaré de llamarme Potter. ... ¡Cambia de apellido, porque¿qué puede haber dentro de un nombre? Draco, aunque Draco no se llame, su perfección amada mantendría sin ese nombre. Quítate ese nombre, y por tu nombre que no es parte tuya, tómame a mi, Draco, todo entero.
-Te tomo la palabra –le respondió Misaki esforzándose por meterse en le papel y no echarse a reír, y más ahora, que se habían acercado varios estudiantes de otras casas para ver que pasaba y las miraban con interés, riéndose por la broma- Desde ahora llámame sólo Amor. Que me bauticen otra vez, dejo de ser Draco.
¿Quién eres tú, que oculto por la noche entras en mis secretos pensamientos? –preguntó Duare poniendo una cara de sorpresa que daba hasta risa de verla de lo so exagerada que era.
-Quien soy no te lo digo con un nombre, santo mío, mi nombre me es odioso porque es un enemigo para ti– le respondió Misaki con tono falsete de tristeza- De haberlo escrito yo lo rompería - terminó la Gryffindor haciendo ver que rompía algo en el aire.
-Ay, no han bebido cien palabras tuyas mis oídos que ya te reconozco –continuó Duare parpadeando de forma coqueta con las manos en las mejillas¿No eres tú Draco¿No eres tú un Malfoy?
-No seré ni lo uno ni lo otro, bello, si las dos cosas te molestan –concluyó Misaki con decisión, ante lo cual ambas se abrazaron dramáticamente, con exclamando "Oh Draco!" u "Oh Harry!" según correspondiera.
Sus amigas y los cuatro curiosos que se les habían sumado aplaudieron ante el improvisado espectáculo. Duare y Misaki empezaron a reirse aún abrazadas de tal manera que acabaron cayéndose al suelo con un sonoro:
¡Auuuhhchhh! – y entre tal enredo de piernas y brazos Misaki alzó la cabeza y mirando a Duare que estaba de bajo de ella sonrió pícaramente y añadió:
-Te dije que te tomaría la palabra hermoso. Muajuajauajajaja– rió histericamente mientras cogía a Duare por los hombros – Ven aquí Potter. Toma, toma Harry. Hasta al fondo, me voy a desquitar a gusto, llevo seis años aguantándome las ganas.
¡Oh Malfoy! Por Merlín, sí. Dame más, Draco, más, lo quiero todo. Ahh, siií, siií, aahh… -le siguió le rollo Duare, alzando la piernas y gritando como si estuviera en mitad de un orgasmo.
La gente que las estaba mirando empezó a reír a carcajadas, y es que no era para menos, la performance de Romeo y Julieta pero cambiando los papeles por Draco Malfoy y Harry Potter era de lo más jocoso que se hubiera hecho en Hogwarts hasta la fecha. Gaia, Luna y Ginny se revolcaban de la risa en los sofás, con los lagrimones cayéndoles por la cara de tanto reír.
Por su parte Harry estaba con la mandíbula desencajada bajo la capa de invisibilidad. Los ojos abiertos comos dos pelotas de ping-pong y tan rojo como el cabello de un Weasley.
Vamos Harry, respira... Se decía a sí mismo tratando de mantenerse tranquilo. Es solo una broma, una estúpida broma sin nada más.
Pero la mente de las personas es una entidad perversa que suele funcionar justo al revés de lo que queremos. En este caso, cuanto más se esforzara Harry en tranquilizarse y dejar pensar en las dos chicas haciendo el tonto, más imágenes visualizaba su mente con una velocidad prácticamente febril.
Duare y Misaki rodando por el suelo de la risa, las dos chicas emulando a Romeo y Julieta, Leonardo DiCaprio y Claire Danes en varias escenas de la película basada en dicha obra besándose, Duare y Misaki imitando el acto sexual haciéndose pasar por Malfoy y él. Malfoy y él... El rostro pálido del Slytherin ruborizado con los labios entre abiertos gimiendo como lo había hecho segundos antes la chica Ravenclaw. Él gritando su orgasmo agarrándose con fuerza a la espalda de Malfoy...
Por más que tratara de borrar esas imágenes de su mente no podía.
Y lo peor es que ya no era solo su mente la que se rebelaba contra él al imaginar un sin fin de imágenes de Draco Malfoy y él acostándose juntos, sino que su cuerpo estaba reaccionando ante estas.
¡Oh Merlín bendito! Esto no está pasando, esto no puede estar pasando.
¡No, no, no y no¡Por las barbas de Radagast¡No hay manera de que me esté excitando al imaginarme a Malfoy y a mí haciéndolo!
Pero el cuerpo no engaña, y la presión que estaba notando en su entrepierna era claro signo de que aunque el se negar aceptarlo su cuerpo estaba excitándose ante tal bombardeo de imágenes. Sabía que iba a necesitar una descarga pronto, o esto le iba a doler durante un buen rato. O eso, o conseguir relajarse y olvidarlo. En ambos casos, lo que tenía claro era que necesitaba salir de allí, cuanto antes, mejor.
Se giró y tratando de no chocar con nadie salió lo más rápido posible de allí, necesitaba llegar a la soledad de su cuarto, o en su defecto a algún lavabo alejado de los aularios. De lo que si estaba seguro es que al paso que iba seguro que necesitaría un grifo con agua fría para calmarse.
Corría tan deprisa y tan abrumado por el torbellino de ideas e imágenes que azotaban su mente que no se fijaba ni por donde iba hasta que chocó violentamente contra algo, o alguien pensó al notar que caía hacia delante pero que un cuerpo tibio bajo él amortiguaba el golpe.
Un cuerpo tibio que profirió primero una exclamación de sorpresa para transformarse en un quejido de dolor. Mala asociación de ideas¡maldición! Pensó Harry, exclamaciones y quejidos es lo que menos necesitaba en estos momentos.
Y más aún maldijo al escuchar como a persona bajo el murmuraba¡Joder, que golpe! Con un inconfundible tono de voz.
¡Malfoy? –exclamó Harry con sorpresa al abrir los ojos y comprobar que en efecto había chocado contra nada más y nada menos que Draco Malfoy de todas las personas del castillo. Tenía la réplica lista en la punta de la lengua, una réplica con una retahíla de insultos que se le atoraron en la garganta al observar mejor al chico bajo él. El pálido rostro levemente ruborizado, los ojos turbulentos fijos en él pero algo desenfocados y los labios entreabiertos, como si quisiera decir algo pero no supiera qué.
Dejàvu... pensó, esa imagen, solo que la última había sido creada por su loca imaginación, y lo que veía ahora era real. Lo veía, lo notaba contra su cuerpo, lo escuchaba respirar agitadamente, lo olía, era real. Y era una locura.
Y entonces lo recordó, fue como un fogonazo en la mente, él estaba huyendo de la maldita sala común general porqué había acabado teniendo una erección al pensar en Draco Malfoy y él en posturas poco santas, y precisamente ahora tenía a su dolor de cabeza personal justo como lo había imaginado, salvando diferencias. Y eso no ayudaba para nada a su problema.
No, definitivamente eso no ayuda. Sobretodo si Malfoy no deja de mirarme así. ¡Diablos! Como mínimo podría cerrar la boca.
Los segundos parecían minutos, o eso le pareció a Draco. Tenía la sensación de haber estado millones de veces así, con Harry sobre él como sólo se le permitía verlo en sueños. Pero desgraciadamente esto era la vida real, y él era Draco Malfoy, que tenía una reputación, o bueno, al menos seguro que tenía una bonita túnica que se le estaba quedando toda arrugada. Así que poco a poco volvió a la realidad. Para descubrir¡oh gran sorpresa! Que Potter estaba empalmado. O esa era al menos la única explicación lógica que se le ocurría ante la dureza que notaba contra su muslo derecho.
Bien, se dijo a sí mismo, nunca hay mal que por bien no venga. Su mirada grisácea se afiló y sus labios que habían permanecidos casi como un mudo ofrecimiento se ensancharon en una sonrisa peligrosa.
-Vaya Potter¿eso es tu varita o es que te alegraras mucho de verme? Y dime¿desde cuando te provoco este efecto? –preguntó el joven Malfoy moviendo una pierna para dar más énfasis, rozando así la dureza de Potter.
Harry reaccionó de golpe, dejó de lado sus anteriores ensoñaciones y se paró de pie frente a Malfoy mirándolo nervioso, con las mejillas al rojo vivo.
-Esto... Lo siento... No iba mirando y... –le tendió la mano a Malfoy para ayudarle a levantarse mientras añadía de forma caótica- Pues... me alegro de verte y... ¡No! Es igual no me hagas caso, todos es culpa de las dichosas niñas esas metomentodo –murmuró Harry a punto del colapso nervioso.
Draco lo observó pensativo, era la primera vez que veía a Harry en un estado tan alterado, y la verdad es que no pudo evitar sentir una punzada de preocupación.
-Potter¿te encuentras bien¿Quieres que te ayude a llegar a la enfermería? –Le preguntó mirándolo atentamente, mientras Harry se dedicaba a recoger su capa de invisibilidad y a refunfuñar cosas sin sentido ¿Potter?
¿Eh? No, estoy perfectamente Malfoy¿no me ves? – preguntó nervioso Harry aparentando una tranquilidad que no tenía.
-Como tú digas, Potter... En fin, me voy que tengo cosas que hacer y poco tiempo para andar perdiéndolo contigo. Claro que si estás dispuesto a quedar otro día para hacer un duelo con nuestras varitas, avísame¿quieres? Será un placer. Adiós Potter, que pases una buena tarde –se despidió el joven Malfoy con una sonrisa ambigua y un guiño.
Harry se quedó allí, mirando como Draco Malfoy se marchaba pasillo arriba, camino de la sala común general. Sacudió la cabeza con vehemencia.
Vale, ahora seguro que voy a necesitar la ducha fría... se dijo el joven héroe del mundo mágico caminando cansadamente hacia su cuarto.
Mientras, dentro de la Sala Común, las chicas se habían ido a sus respectivas casas, dejando solas a Gaia y a Duare, que se dispusieron a merendar una taza de chocolate. Mientras Gaia hablaba, esperando a que se enfriase un poco su taza, Duare iba bebiendo, apuntando de vez en cuando algo.
Gaia pegó el primer sorbo a su chocolate, y lo escupió de inmediato encima de su amiga:
¡Jodo! Cómo quema, pero tía¿de que tienes recubierta la boca¿De amianto- la otra se reía, mientras Gaia limpiaba el sofá manchado con un pañuelo limpiatodo que le había dado su madre, que la conocía como nadie, no en vano, la había parido.
- Jajajajajajajajaaj- Duare se reía a mandíbula batiente- es que no tienes desperdicio¿de amianto¿Qué es eso?
- Un mineral ignífugo que provoca CÁNCER- espetó la otra, soplando su taza humeante de chocolate, como caído del cielo (porque era un ángel perverso, no porque fuese oportuna su llegada), Draco Malfoy entró por la puerta de la Sala, cosa rara, ya que no se solía mezclar con la plebe, y se acercó a ellas, saludó con una inclinación de la cabeza a Duare, y se dirigió a Gaia:
- Gaia, necesito que me digas cuantos seremos para la fiesta, y cuando, para encargar lo que me pediste- arrastraba las palabras, como de costumbre, pero su tono era mucho más afable, familiar, aunque algo alterado, y a decir verdad, pensó Duare, estaba menos pálido que de costumbre, también.
- No lo se todavía, estamos pendientes de que nos den el permiso, pero supongo que de quinto para arriba todos, y en Yule. Si eso, cuando lo tenga claro te lo digo¿vale?
- Perfecto, por cierto, luego me gustaría hablar contigo de algo, ya sabes el que¿te espero esta noche en la sala- Gaia asintió- Nos vemos más tarde, entonces. Hasta luego Von Haden- guiñó un ojo travieso y dando media vuelta salió de allí, haciendo que todos se giraran a mirarlo al pasar.
Gaia puso a Duare en antecedentes de lo que le quería comentar Draco, y es que aunque ya conocía parte de la historia, su amiga era muy reservada a la hora de contar los secretos del rubio. Resultaba que Draco, nadie sabía cómo, posiblemente, ni siquiera él mismo, se había enamorado de Harry Potter, o le atraía, y solo lo había admitido frente a Gaia, posiblemente obligado por ella, y ante Blaise, posiblemente por la misma razón. Así que ahora, cada vez que necesitaba hablar del tema, o pasaba cualquier cosa, buscaba a la chica, confidente dónde las hubiese, para echarle todo el rollo encima; era eso, o aguantar a Blaise riéndose de él sin ningún miramiento. Lo más posible es que quisiese relatarle un nuevo encuentro.
