Llevo muchísimo tiempo sin escribir un fic. Esto salió por un rol que tengo de Draco Malfoy (*-*) Me vino la inspiración y PUM, salió esto. Espero que os guste. En cuanto pueda terminaré mi otro fic Dramione, puesto que ya lo tengo todo más o menos calculado. Gracias ^-^
Disclaimer: Por mucho que me encantaría que Draco Malfoy fuera mío, aun no lo es. Pero no se preocupen, estoy hurdiendo un plan para secuestrarlo MUAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJJA Okya :$ Mientras tanto, todos los derechos le pertenecen a la maravillosa J. y a la Warner Bros.
Una noche de tormenta.
Draco se despertó sobresaltado y muy asustado, sus finos labios entreabiertos, dejando escapar el aire de forma irregular. Fuera de la casa el viento rugía y azotaba los árboles cercanos con fuerza, y la tormenta era más fuerte que nunca. El pequeño se arrebujó entre las mantas, tapándose hasta el rostro, pero aún así el miedo atenazaba su pequeño corazón y sus ojos comenzaban a encharcarse.
-Mamá... -susurró el pequeño, de unos cuatro o cinco añitos.
Con mucho cuidadito, se fue deslizando por la cama hasta llegar al borde y bajarse, sus pálidos y descalzos pies encogiendose ante el repentino frío del mármol italiano de la habitación. Salió de la habitacion con mucho sigilo y cerró la puerta detrás de sí.
-Dobby... -murmuró el rubito, y en ese momento una criaturita con grandes orejas, saltones ojos verdes y larga y afilada nariz se apareció delante de él.
-¿Mandó llamar a Dobby, señor?
-Llévame con mami, Dobby -dijo el niño con cierto retintín autoritario, a pesar de que casi era ocultado por el miedo.
-Por supuesto, amo. -el elfo le hizo una reverencia y le cogió la diminuta mano para guiarlo. El niño se aferró a ella con todas sus fuerzas.
-No se preocupe, amo. Dobby cuidará de que no le ocurra nada. -dijo la criatura con su voz chillona y Draco le sonrió temblorosamente.
Al cabo de unos minutos llegaron a la habitación de los Malfoy y el elfo abrió la puerta con delicadeza.
-Pase, amo -la criatura volvió a hacerle una reverencia.
-Gdacias, Dobby. -Dobby le sonrió y con un chasquido, desapareció.
Draco entró en la habitación de sus padres lo más sigilosamente que pudo y cerró la puerta. Después caminó silenciosamente hacia el lado de la cama de su madre y la llamó en un susurro:
-Mami... Mami, soy Dwaco... -el pequeño, que aún no pronunciaba bien las erres, al ver que su madre seguía sin despertar, tragó saliva y sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas. En ese momento, un trueno especialmente ensordecedor se hizo paso en el rugido de la tormenta y Draco se echó a llorar, completamente aterrorizado. Las lágrimas caían a raudales por sus mejillas ruborizadas a causa del sueño, tenía los ojos fuertemente cerrados y sus pequeños deditos estaban enterrados en sus oídos para no oír la tormenta.
-¿Draco? ¡Draco! -el niño oyó la voz de su madre pero aún así no dejó de llorar hasta que ésta se incorporó y lo cogió en brazos- Sssshh, pequeño, ya está, despertarás a papá... -el rubito se aferró a ella como si le fuera la vida en ello, sus pequeñas manitas en el cuello de Narcissa, su carita enterrada en el hueco de su cuello.
-¿Qué le pasa al niño, Cissy? -Draco escuchó la voz somnolienta de su padre y comenzó a calmarse un poco, pues sabía que a su padre no le gustaba cuando lloraba.
-Supongo que es la tormenta lo que lo tiene tan alterado...
-Hijo, sólo es un poco de viento... -Lucius suspiró y se quedó mirando a su hijo.
Éste le devolvió la mirada con sus grandes e inocentes ojos grises, enrojecidos y húmedos por el llanto y el hombre volvió a suspirar.
-Deja que duerma aquí, Lucius. -Narcissa le acarició la mejilla con suavidad y Draco se acurrucó un poco más contra ella.
-Está bien, pero sólo por esta noche.
-¡Bien! -Draco sonrió a través de las lágrimas y su madre comenzó a limpiarle el rostro. El niño le dio un gran beso y después se escabulló hasta llegar al centro de la cama y abrazó a su padre. Éste le devolvió el abrazo muy torpemente y Draco puso una de sus manitas en el cabello de él, tirando un poco con curiosidad.
-Papá tiene el cabello demasiado largo, ¿verdad, Draco?
El niño asintió con expresión concentrada, tirando de los mechones de cabello.
-Será un chico muy guapo y atractivo, ¿no es cierto? -Narcissa se tumbó al lado de su hijo y le acarició el cabello con suavidad.
-Como su padre -dijo Lucius con una sonrisa de medio lado.
-Zí, como papi. -secundó el niño con una amplia sonrisa, sus pequeños y blancos dientecillos asomando por entre sus rosados y carnosos labios.
-Será la envidia de todos los chicos y todas las chicas querrán salir con él -Narcissa le dirigió una mirada cómplice a su marido, pues ya sabían lo que Draco pensaba en ese momento de las chicas.
-Eww, que asco, mami... Las niñas son tontas...
-Mamá es una niña -le recordó su padre.
-Pero mamá es guapa, y buena y muy int... Inte... Intelente -la aludida rió y le acarició el rostro- Las otdas niñas son capichosas y mandonas.
-Algún día no muy lejano te encantarán las chicas, ya lo verás -auguró Narcissa- Y ahora a dormir, ya es muy tarde.
-No quiedo... -comenzó Draco.
-A dormir -intervino Lucius, tapando a su esposa y a su hijo con las mantas.
-Buenas noches, papi y mami.
-Buenas noches, hijo.
Y en ese momento la tormenta quedó olvidada.
