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La misión
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Frío, eso era todo lo que se podía sentir subida al tejado en una noche como esa… -Hinata, encárgate de quitarnos los obstáculos, nosotros entraremos a por el manuscrito. Miró hacia atrás por encima del hombro, un hombre vestido de la misma forma que ella, con esa fina ropa negra apegada, que no dejaba ver ninguna zona de piel, botas, guantes y una mascara que le cubría mitad de la cara, dejando solo unos ojos oscuros al descubierto. Ese era Sai. -¿Quitar los obstáculos? No seas tan cortes y di que mate a los que se pongan en el camino… Era verdad, ese era su trabajo, pero el era demasiado fino para llamarlo de una forma tan vulgar… -Hinata… no seas dura con Sai, sabes que no es su estilo- Otro susurro, venia de abajo, a unos cuantos metros. Así era ella desde que su padre consiguió matar cualquier rastro de ternura y dulzura… Se deslizó por el tejado, dejándose caer desde la altura vertiginosa ala que estaba. Su pelo largo y azulado se movía al ritmo que marcaba el viento, haciendo que unos mechones rebeldes se cruzaran por su cara. La primera planta estaba vacía, en cambio, la segunda estaba llena de guardias que protegían a su victima, contó cerca de unos 20. Sonrió. La noche seria divertida. -¡Identifiquese! Ellas les había advertido, si sufrían daños ya no se sentiría culpable. -¡Shugo Hakke Rokuyuu Yonshou! Hinata activo su defensa absoluta, moviendo sus brazos mientras salían hilos de chacra de sus finas manos. Tras ese ataque, ningún hombre quedó en pie, todos estaban mal heridos o desmayados en el suelo. Se acercó a el por detrás, deslizándose en la oscuridad como una sombra más, como si su presencia fuese una brisa de aire. -Un ángel… Fue un susurro por parte de aquel hombre mientras veía como la ojiblanca lo miraba sin ninguna emoción aparente. La sangre comenzó a caer de una forma sorda sobre el tibio suelo, tiñéndolo con ese color rojo metálico característico. -Hinata, ya hemos acabado. Volvamos a la aldea.- Sai estaba apoyado en el marco de la puerta, observando la escena con su típica sonrisa característica. A pesar de todo, el era el único que la conocía, por llamarlo de alguna manera. Se acercó por detrás y colocó una mano en su hombro, para darle ánimos de alguna manera. -Hinata…- Ya no tenia esa sonrisa vacía en su rostro que a la chica tanto le gustaba, porque en cierto modo, le recordaba a las suyas… Hinata recogió su kunay manchado de sangre y lo limpió pasándolo repetidas veces por su pierna derecha, manchando la negra y ceñida tela de sangre. -Hinata… Sai tenía razón, ellos habían gastado casi todo su chacra al conseguir el manuscrito. -Largaos, yo me ocupo.- La peliazul lo decidió. Ella se encargaría y luego los alcanzaría. Hinata asintió, era lo máximo que podía pedir de ellos. oOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo -Sasuke… detecto ninjas…- Karin de detuvo en seco. Suigetsu y Juugo miraron a la chica. Su cara era de preocupación mientras que la de Sasuke era de enfado. ¿Quién podría tener un chacra mayor que el suyo? Todos los presentes se hacían la misma pregunta… -Entonces, no hagamos esperas a ese ninja… La sonrisa de Sasuke denotaba malicia y superioridad. Esa pelea seria una buena forma de probar sus nuevas habilidades, sin tener en cuenta la diversión que eso le producía. -_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_- Bueno… Primer capitulo y eso… Espero que le guste a alguien ^^ Ideas para el fic, criticas, futuras parejas… Lo que sea… Paz ^^
Quieta, sin moverse, sin hacer ruidos, cualquier descuido podría delatar su posición, y todo acabaría antes de empezar…
Su ropa era tan fina que podía notar la brisa gélida del más mínimo soplo de aire, odiaba el frío, pero le gustaba su trabajo, no podía negarlo.
Miró a su lado, otras tres personas escondidas entre las sombras, su equipo ANBU, por así llamarlo…
-Cierra la boca Kiba, ya somos mayores para discutir solos- Sai siempre se molestaba cuando Kiba interrumpía sus charlas.
-Callaos los dos y acabemos cuanto antes…- Fue mas una orden que una petición.
Echaba de menos trabajar sola, sin necesidad de un entupido equipo, pero reconocía, que cada uno era bueno en lo suyo.
Sai mandó unos ratones para avisarlos en el momento perfecto en que podían entrar.
Hinata necesitaba moverse, tantas horas en la misma posición observando al enemigo le habían entumecido los músculos, necesitaba estirarlos, quería entrar en batalla ya…
Un débil "ahora" fue lo que salió de la boca de Sai que desapareció dejando un rastro de humo, y Kiba seguido de Akamaru saltaron del tejado.
Hinata se levantó con cautela, haciendo crujir varios huesos en el movimiento.
Una sonrisa sádica se dibujo en la boca de la ojiblanca, mientras pasaba su lengua por sus dientes y sus labios.
Dio una voltereta en el aire y calló en un patio interior, sentía el chacra de Sai cerca.
Se enderezó y activó su línea sucesoria, mirando con suma atención y memorizando cualquier detalle.
Sacó dos kunais y se dispuso a entrar en la segunda planta mientras jugueteaba con las armas entre sus dedos.
Aun con su Byakugan activado, vio a un guardia dirigirse hacia ella a paso lento, se oyó el ruido sordo de una caída. Hinata caminó hacia el y le sacó el kunay que le había clavado, siguió caminando. No tenía ninguna prisa en acabar su misión.
Siguió su camino, unos guardias corrieron hacia ella, tal vez alertados por el sonido que había echo al matar a uno de sus compañeros.
Concentró chacra en una de sus manos y la libero, provocando una pequeña explosión y haciendo que los soldados se desmayaran por el impacto.
Diez soldados más aparecieron empuñando sus katanas, de una forma amenazante, pretendiendo intimidar.
-Si os apartáis, no os are daño…
Los soldados se abalanzaron sobre ella, esquivo los ataques sin ningún esfuerzo, su rapidez sobrepasaba a la de los hombres.
Sujetó con más fuerza los kunais en sus manos, y cruzó uno de los pasillos, parándose frente a una puerta inmensa con toques dorados en la fina madera.
Hay estaba su objetivo, ya no quedaba mucho para completar la misión.
Giró el dorado pomo y abrió la puerta con un silencio tenso, hay estaba el feudal. Pudo verlo sentado en un sillón, frente a una chimenea. Tal vez ahuyentando el frió que invade el cuerpo cuando algo te pone nervioso, o simplemente asumiendo su muerte. En verdad, poco le importaba a Hinata.
Sintió deseos de avisar al hombre de su presencia, avisarle de lo que pronto le ocurriría, incitarle a que se defendiera…
Pero no serviría de nada. Hiciese lo que hiciese, moriría y nadie podría evitarlo…
De un rápido movimiento, deslizó su mano derecha por delante del cuello del feudal, provocándole un profundo corte. Se fijó en su cara, su expresión era de sorpresa más que de terror. Se fijó en sus ojos, eran marrones, de un color miel intenso.
-Volvamos a la aldea Sai. Tengo trabajo pendiente.
Era verdad, tenía trabajo pendiente. Tenía que entrenar y ocuparse de los asuntos del clan.
Unos ladridos la sacaron de sus pensamientos, Akamaru estaba inquieto y Kiba trataba de tranquilizarlo, aunque no lo conseguía. Hinata y Sai se asomaron al patio interior, vieron como el perro ladraba en una dirección moviéndose de un lado para otro.
-Lo se.- La ojiblanca activo su línea sucesoria. Las venas se marcaban de una forma brusca en su rostro, deformando el contorno de sus ojos.-Tres hombres y una mujer, ninjas, uno de ellos con un gran chacra. Se dirigen hacia aquí…
-Entonces larguémonos…- Kiba parecía tan inquieto como su perro.
-No nos dará tiempo a huir.
Hinata se limitó a juguetear con los kunais mientras pensaba en algún plan. Esas personas eran ninjas, uno de ellos con gran poder, podrían hacerles frente en situaciones normales, pero con Kiba y Sai agotados y Akamaru herido…
-Hina…- A Kiba no le dio tiempo a acabar la frase.
-¡Puedo hacerlo! ¡No soy débil!
-Te damos una hora.- Sai la miró de una forma suplicante.- Si no nos alcanzas, volveremos.
Kiba la sobreprotegía y Sai la trataba como a una niña. Por un momento, podría trabajar sola… Echaba de menos las misiones en solitario a las que la destinaba Tsunade. Donde su única compañía era su propia soledad y su silencio.
-¿Y eso debería preocuparme porque…?
-Porque hay un gran chacra, mayor que el tuyo…
No seáis muy duros, es el primero que público y en el que e dedicado mas de dos horas.
