Nina miraba con sus enormes ojos a su alrededor, maravillándose por los brillantes colores que la rodeaban, impregnando de alegría ese pequeño espacio que era suyo.

Con mucha torpeza, típica de una niña de un año, se agarró a los barrotes de su cuna y se levantó, con un pequeño temblor de rodillas.

Quería salir de allí, pero esas barras de madera se lo impedían, y papá no estaba allí para levantarla en brazos. En menos de un segundo, sus labios se fruncieron en un puchero, y sus ojos se llenaron de lágrimas que salieron como ríos por sus mejillas.

Un agudo llanto se oyó por toda la casa, al instante la joven que estaba en la cocina preparando la cena, dejó lo que estaba haciendo para acudir a la llamada de su niña.

Abrió la puerta de la habitación y se apresuró a coger a la pequeña rubia. Nina se calmó un poco al sentir que unos brazos la alzaban, pero no eran los de su papá, por lo que siguió llorando.

-Kaito te mima demasiado, soy yo la que debería mimarte-Luchia rió al ver como su hija balbuceaba algo así como "papi" y empezó a cantarle una canción.

"Impulsada por el viento del atardecer

Iba yo, hacia el cabo del arco iris

Oí una melodía, antes del amanecer

Y esa es la canción, que nunca podré olvidar"

La pequeña niña rubia oscura ya estaba adormecida, cuando la puerta se abrió y un joven alto de pelo revuelto entró.

Kaito dibujó una sonrisa en su rostro al ver que la niña despertaba de su letargo y abría los brazos para él. Se acercó a Luchia para coger a Nina, pero antes se dirigió a su esposa y con una mirada traviesa la besó dulcemente.

Luchia se sonrojó, y delicadamente le entregó a la niña, que sonrió marcando sus hoyuelos.

-Yo también te he echado mucho de menos Nina-chan- Kaito hablaba con adoración a su hija, mientras Luchia inflaba los mofletes teatralmente.

-Gracias, eh?-se cruzó de brazos y le dio la espalda

Kaito rió y se acercó para rodearla con el brazo que le quedaba libre.

Nina observaba la escena con curiosidad, no entendía el complicado mundo de los adultos, pero comprendía a la perfección ese mundo que formaban sus padres y que podía apreciar en la forma en que papá hablaba con mamá, y como la cara de mamá se ponía roja (más que de costumbre) cuando papá estaba cerca. Nina se sentía feliz al verlo.

Después de un rato (en el que Luchia se había ido a terminar de hacer la cena y Kaito estaba jugando con Nina) el timbre sonó, y en un momento aparecieron en el recibidor tres personas, la más pequeña de ellas se escondió rápidamente tras el vestido de su madre.

-Venga Tarou-chan, no seas miedica-Hanon miró a su hijo- es la tía Luchia.

Luchia se puso de cuclillas para poder observar mejor al niño pequeño.

-¡Hacía mucho que no te veía Tarou-chan!-exclamó Luchia. Se puso de pie- es igual que tú, Nagisa.

-¿Dónde está Nina-chan?-preguntó saliendo de su escondite.

-Durmiendo-contestó Kaito, llegando para saludar a los recién llegados.

-Aaaah, recuerdo cuando nadie era capaz de despertar a Luchia, siempre llegaba tarde al colegio- entraron al salón y se acomodaron- era muy gracioso porque siempre llegaba corriendo y quejándose-rió Hanon

-Ya, gracioso, luego a la que castigaban era mí- la aludida no pudo evitar una risa al recordar esos momentos.-Pero el que se dormía en clase era Kaito; te girabas y siempre estaba dormido detrás del libro- giró la cabeza hacia su marido, que a su vez giró la cabeza con algo de vergüenza, sin duda adquirida tras el paso de los años.

-Esas clases eran muy aburridas-se excusó.

-Yo siempre esperaba ansioso a que terminaran, no había intercambio en el que no fuese a visitarte-Nagisa rió recordando aquellos momentos- y no había visita sin gritos.

-No seas así, era muy pesado tener que soportar todas tus invitaciones a citas, encima de que siempre te decía que no me gustaban los chicos más jóvenes que yo.-Hanon respondió colorada.

-La de cosas que han pasado ¿verdad?-Luchia hizo la pregunta con melancolía- y sin embargo llevamos juntos desde el instituto.

-Sí, con sus más y sus menos-Kaito sonrió algo triste a Luchia, con el recuerdo del olvido grabado en sus ojos.

-Pero si os digo la verdad, pienso que fueron de los mejores años de mi vida, aunque no son comparables a mi pequeño Tarou-chan-cogió al pequeño en brazos y le dio un fuerte abrazo.

-Es agradable pensar que esos años nos llevaron a esto-Nagisa sonrió a su mujer y a su hijo.

En su cuna, Nina-chan soñaba con un mundo oceánico, lleno de aventuras y canciones bonitas como las que cantaba su mamá. Pero también soñaba con un mundo terrestre, con paseos por el bosque o conciertos a la luz de las estrellas.

De cualquier forma, solo eran sueños, pues en ese momento su hogar y su vida estaban ahí, aunque una parte de ella siempre perteneciera al océano.

El primer one shot de una serie sobre Mermaid Melody, obviamente.

Sé que es cortito^^U Pero no tengo la capacidad cerebral suficiente como para hacer algo más largo, este es uno de los más extensos!

Notas:

-Rina vive en el extranjero pues Hamasaki viaja mucho por la empresa de su padre y ella con él.

-Durante toda la conversación del final, Tarou-chan estaba jugando al lado de sus padres

Si me dejáis un bonito review las sirenas os cantarán una canción!!

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