Haunted
–Deberíamos parar en algún motel.- dijo Mary Margaret a la vez que baja el volumen de la radio.
–Tenemos un día de retraso.- contestó David, su mirada fija en la carretera.- Emma tiene que preparar todo para volver a la escuela.
Emma rodo los ojos, no es como si tuviera muchas cosas que hacer. Solo tenia que guardar algunos cuadernos y bolígrafos en su mochila.
–Pero dicen que una tormenta esta cerca.- volvió a decir Mary con preocupación.- David, no podemos arriesgarnos.
–Todavía hay sol.- Vio a su esposa, la cual le dedicó una de esas miradas.- Emma.- dijo viendo a la rubia por el retrovisor, la cual miraba por la ventana.- Emma.- volvió a decir con más firmeza.
–¿Qué?- contestó, una ceja levantada.
–Se dice mande.- reprimió Mary Margaret.
–Podrías revisar en el gps si estamos cerca de algún pueblo, o algún motel, por favor.- dijo David, fijando su vista de nuevo en la carretera.
–Ajá.- contesto secamente.
–Emma, ¿qué sucede?
–Nada, estoy buscando.- su vista clavada en su celular.
–Sabes a lo que me refiero, cariño.
–De verdad, mamá, nada.- Dijo levantando su vista. Mary Margaret la vio con incredulidad.- No quiero volver a Boston.- dijo casi en un murmuro.
–¿Por qué?
–No es nuestro hogar.
–Ahora lo es.- dijo David integrándose a la platica.- El hogar es donde está el corazón.
–Pues mi corazón no está en Boston.- dijo con enfado.
–¿Y dónde está, cariño?- preguntó MM suavemente.
–En Storybrooke. Con Ruby, y Graham. Con mis amigos. No en Boston con un montón de hipócritas creídos.
–Emma…- comenzó David.
–No, Emma tiene razón.- dijo MM interrumpiéndolo.- Ellos también son su familia, David.- Emma agachó la mirada a su celular para seguir buscando algún lugar cercano.
–Nosotros somos su familia, y necesita entender eso.- Emma suspiró pesadamente. "Aquí vamos de nuevo." Pensó la rubia.- ¿tu crees que fue fácil para mi o para tu madre dejar a nuestras familias?- dijo viendo a Emma por el retrovisor. La rubia levantó la mirada, encontrándose con la de su padre y se encogió de hombros.- Pues no lo fue. Algunas veces tenemos que hacer sacrificios para salir adelante, Emma. De eso se trata la vida.
–Creí que se trataba de encontrar el amor y vivir felices por siempre.- se burló la rubia.
–Emma…- advirtió MM.
–El lugar más cercano esta a quince minutos. Creo que es un motel.- dijo ignorando a su madre.
–Que bueno porque el cielo se esta oscureciendo. Mira, por haya están unas nubes.- dijo señalando por la ventana del auto.
Emma rodó los ojos nuevamente, cansada de lo absurda que podría llegar a ser algunas veces su madre.
–¿Motel La Cabaña? ¿en serio?- preguntó la rubia incrédula al ver el letrero del lugar.
–Al parecer hay vacantes.- dijo David.- si no es ambiente familiar nos vamos.- dijo viendo a MM, la cual asintió rápidamente.
–Ay, por favor, ¿en serio? no voy a escuchar algo que no haya escuchado antes.- David frenó el auto agresivamente, causando que los tres se sacudieran.- no son tan silencioso como piensan.- continuo Emma una vez que sus sentidos volvieron a acomodarse.
–¿Continuamos?- preguntó David aun sonrojado.
Llegaron a la recepción del motel, consiguieron una habitación con dos camas individuales, porque era la única que quedaba. Eso no significaba que el motel estuviera lleno, en realidad ellos y otra familia, la cual les había ganado la habitación con doble cama matrimonial, eran los únicos que estaban hospedados, pero todas las otras habitaciones estaban fuera de servicio.
"Tal vez cerremos este lugar muy pronto." Dijo el dueño de el lugar.
Una vez que tuvieron la llave en sus manos fueron directo a la habitación. El aire ya estaba cambiando, se sentía más fuerte y más fresco. Era verano, y las tormentas no eran muy comunes en ese lugar del estado, pero cuando llovía, llovía en serio.
–Emma, ayúdame a bajar las cosas del auto.- dijo David una vez que revisaron la habitación. La rubia asintió mientras lo comenzaba a seguir.
–Yo creí que eras feliz en Boston, ya sabes, por ser más grande hay más lugares de entretenimiento.- dijo su padre, mientras abría el maletero del auto.
–No es que no sea feliz, es solo que no siento que pertenezco a ese lugar. Es solo incomodidad, supongo.
–Espero que puedas acostumbrarte pronto.- respondió mientras le pasaba una maleta con llantas a Emma.- porque nos queda algún tiempo en Boston.- Emma asintió tomando la maleta.
David le dio dos maletas de mano, y una mochila.
La rubia comenzó a caminar de vuelta a la habitación cuando sus ojos se cruzaron con la octava maravilla del mundo.
La mujer más perfecta que Emma haya visto nunca. Una morena entre 17 – 18, casi la misma edad de la rubia.
Emma era una persona con muchas virtudes, pero caminar mientras su mente no esta enfocada en esa acción no era una de ellas.
La maleta grande iba frente a ella mientras la empujaba, y arriba de esa llevaba las dos de mano, y en sus hombros la mochila.
Y Emma, observa, empuja, o camina, no puede hacer tres cosas al mismo tiempo porque entonces su cerebro registra "capacidad excedida."
Sus ojos seguían fijos en la morena que estaba a su lado izquierdo de espaldas a ella, cuando su brazo dejo de funcionar, haciendo que la maleta dejara de moverse. Cuando se dio cuenta ya era muy tarde. Se había estampado contra la maleta, y aun así siguió tratando de caminar, aun cuando su mente le decía detente, pero sus ojos seguían fijos en cierta morena.
Emma siguió dando pequeños empujones con sus piernas al bulto frente a ella, lo que causó que cayera de boca, y sin poder meter las manos porque seguía agarrada de la maleta como si su vida dependiera de ello. "mierda" dijo la rubia mientras caía.
Cuando tratas de hacer algo sin que nadie te vea, sucede todo lo contrario.
En el momento en el que David escucho el golpe corrió hacia ella.
–Emma, ¿estas bien?- preguntó tomándola de los brazos tratando de levantarla.- Emma, levántate.- dijo al tercer intento fallido de ponerla en pie.
–Me golpeé la panza.- dijo la rubia en un susurro mientras rodaba sobre su espalda, quedando boca arriba.
–Voy a llamar a tu madre.- la rubia negó rápidamente.- Esta bien, respira lentamente.
–¿Están bien?- Los dos voltearon hacia donde provenía la voz encontrándose con un señor, el cual estaba parado a un lado de la morena que Emma había estado viendo. "¿El estaba ahí antes?" se preguntó la rubia.
–Todo esta bien.- respondió David con una sonrisa en su rostro.- Solo es Emma, que no puede mantener un pie frente al otro sin tropezarse.- el hombre asintió, sonriendo amablemente.- Gracias de igual forma.- El hombre asintió de nuevo girándose otra vez a su auto.
Cuando Emma dirigió su mirada hacia ellos, se encontró con la mirada de la morena clavada en ella, una sonrisa en su rostro. Emma le devolvió la sonrisa tímidamente. Un segundo después la morena negó y se giró de nuevo al auto.
–¿Ya te puedes levantar o te vas a quedar ahí por siempre?- preguntó divertido.
–Un segundo.- dijo con su voz un poco normal.
–De acuerdo.- rió levemente.
–¿Tu hija casi muere, y tu te ríes? Gracias, padre, también te amo.- dijo mientras trataba de ponerse en pie.
–No seas dramática. Tu también te hubieras reído si te hubieras visto. Cuando te vi ya tenias los pies arriba.- dijo dándole la mano.
–Ha ha.
La sonrisa de David solo creció más. –Anda, vamos antes de que llueva.
David comenzó a caminar con dos maletas grandes, dejando a Emma con las mismas.
La rubia dirigió la mirada de nuevo hacia la morena. Un momento después negó y levanto las maletas del suelo. "Premio a Emma Swan por hacer el mayor ridículo de la historia." Murmuró mientras acomodaba de nuevo las maletas y la mochila. Una vez que tuvo todo bajo control siguió el camino de su padre.
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Nos leemos pronto.
