Esta es una pequeña historia que nació en una noche de insomnio. Como siempre: Harry Potter y sus personajes pertenecen a JK Rowling. No persigo ningún interés comercial con esto.

Titulo: Un Papá para Severus.

Autor: Mack Snape

Raked:


UN PAPA PARA SEVERUS

PROLOGO

El pequeño de ojos negros se aferraba a la joven y hermosa mujer que lo cubría con su cuerpo, blandiendo una escoba ante el intruso.

-¡Largo de mi casa o no respondo…!

El brujo suspiró cansado. Otra muggle idiota. Su trabajo era de lo peor.

-Mi estimada señora…

-¡Señorita!

El mago alzó una ceja y señaló al niño.

-Mi mami no tiene esposo- aclaró el pequeño.

-Ya veo- exclamó en tono burlón- no imagino porque.

La escoba se alzó aún más amenazante.

-Mi vida privada no es de su incumbencia, cretino ¡Fuera de mi casa!

La escoba se estrelló en su cabeza y el mago sacó su varita haciéndola desaparecer.

-Señora, cálmese o me veré obligado a hechizarla.

-¡¡¡No te metas con mi mami!!! –chilló el niño, y a un movimiento de su mano el hombre terminó estrellado contra una pared.

-¡Santo Dios!- gritó la mujer. - Alexandros ¿tú hiciste eso?

-Iba a lastimarte mami…

-¡El es un brujo!

-¿Cómo los hombres malos que veo en mis sueños, lo que me persiguen? ¿Me van a lastimar mami? ¿Los morfítagos vienen por nosotros?

- Alex, debemos irnos.

-Mami, no quiero que me hagan daño- gimoteó.

-Nadie te hará daño, mi pequeño. Debemos marcharnos ¡Ahora!

-¿Y él? ¿Estará bien?

El niño se acercó al hombre tendido en el suelo.

-¡Sevi, no te detengas! Su madre uso el apelativo cariñoso con el que solía llamarlo. Entonces dejó de pensar en el intruso y se apresuró a seguirla. Justo cuando la puerta se abrió un semi gigante con una gran barba entrecana les regaló la mejor de sus sonrisas

-¡¡¡¡AAAhhhhh!!!!

La mujer se desmayó y cayó al suelo mientras el niño abría mucho los ojos.

-¿Hagrid?

El enorme ser sonrió aún más y se rascó la barba, pensativo:

-¿Te conozco pequeño?

****************

Blaise Zabinni había aceptado la taza de café con las disculpas de la mujer. El niño, que apenas tendría unos 6 años, los miraba con el ceño fruncido. El semi gigante, que efectivamente se llamaba Hagrid, seguía rascándose: su mano saltaba de su cabeza a su gran barba…

-Y me dice, encantadora señora…

-¡Señorita!

-Encantadora señorita, ¿que en esta casa no hay más niño que el pequeño?

-Así es.

-¿Y responde al nombre de Alexandros Teodorakis?

-Así es.

-¿Y usted es?

-Samantha Teodorakis, su madre.

-Ya veo –Hagrid aún se rascaba la cabeza- ¿Usted no es bruja, verdad?

-¡¿Me esta insultando?!

Zabinni terció en la conversación.

-No hay rastro de magia en ella, Hagrid.

-Quizá sea Squib.

-¿Qué es eso?- preguntó la mujer.

Zabinni sacó su varita y la escaneó.

-Es muggle.

. Y el niño es hijo suyo y…

-¡Que le importa! ¡Fuera de mi casa!

-Estimada señora…señorita… no se altere por favor. Usted sabe quienes somos ¿verdad? Sabe que somos magos. Vio la varita, nos ha visto hacer magia con ella… y su hijo, de tan solo 6 años, ha hecho magia sin varita. Y usted lejos de sorprenderse o aterrarse ha tratado de huir… ¿Podría explicarse?

-Por favor –la voz del niño era suplicante- no lastimen a mi mamá. No nos importa Vlodemor ni su guerra… solo déjennos en paz.

Ante el nombre pronunciado por el niño ambos magos se tensaron.

-¿Vlodemort?

-No son morfítagos.

-¡¿Morfítagos?! Será mortífagos… ¿Qué sabes tú de los mortífagos?, preguntó Zabinni.

- Ellos son malos. Hacen daño a las mujeres como mi mami, matan a los hombres. Y yo he visto como lastimaban a mi papi. Con un crustáceos…

-¿Crustaceos?- exclamó Hagrid extrañado.

-Será Cruciatus- explicó Zabinni mirando a la mujer.

-Váyanse por favor. Hare lo que sea… pero no nos lastimen. No lastimen a Alexandros.

-¡Mami!

-Alekos, sube al cuarto y quédate allí. Oigas lo que oigas no bajes- la mujer tomo al niño y lo llevó a las escaleras. El pequeño la miró y comenzó a subir asustado, siempre el rostro volteado hacia su madre. La joven se aseguró de perderlo de vista y luego volvió con la mirada firme. Se arrodilló frente a Zabinni y comenzó a desabotonarse la blusa que llevaba. Toda ella temblaba.

-Lo que sea…haga conmigo lo que sea. Se lo que busca. Si gusta lléveme a mí… pero dejen a mi hijo. El es mago… y es un niño.

Zabinni enrojeció hasta la raíz del pelo y Hagrid se apresuró a detener su mano.

-Madame- la miró conmovido -no queremos… lastimarla.

-Lo que sea- la mujer parecía no escuchar, solo temblaba y mantenía la mirada firme. Miró al gigante y tragó en seco -También con usted. Lo que sea. Pero deje vivir a mi pequeño…

-Señora –Zabinni había recuperado la voz- No somos mortífagos. Somos profesores del colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Venimos para entregarle una carta de vacancia a su hijo, Alexandros Teodorakis, quien ha sido admitido como alumno… La guerra terminó hace 20 años ¡¿Cómo saben ustedes de los mortífagos?!

La mujer los miró desconcertada y rompió a llorar. Hagrid trató de acercarse pero fue lanzado contra una pared, mientras que a Blaise unas lianas salidas del suelo lo aprisionaban por los pies.

-¡¡¡Dejen tranquila a mi mami, morfítagos!!!

-¡O Sevi… sevi…!- la mujer lo abrazó.

Blaise se tensó ante el apodo.

-¿Cómo lo llamó?

-Sevi…es un apodo… se lo digo desde bebé.

-¿Por qué lo llama así?

-Porque así se llamaba el hombre –respondió el niño- …el hombre que debió ser mi padre…al que la serpiente muerde en el cuello. Sueño con él cada noche.

Entonces Hagrid y Blaise observaron al muchacho con interés:

-Pelo negro, ojos como ónix…

-Serio, callado….magia sin varita superior a sus años…

-Nariz aguileña…

-¡¡¡¡Eres el hijo de Severus Snape!!!- exclamaron al unísono.

La mujer abrió mucho los ojos y grito:

-¡¡¡El no es hijo de nadie. El es solo mi hijo ¿entendieron? Mi hijo!!!!

****************

Minerva daba vueltas en la dirección. Lo que los dos profesores asignados a entregar las cartas de vacancia a los nuevos alumnos, hijos de muggles, que entrarían a Hogwarts ese año le habían informado era… por demás inquietante.

-¿Y dicen que tan solo tiene 6 años?

Ambos hombres movieron la cabeza afirmativamente.

-¿Y hace magia sin varita?

Volvieron a asentir.

-¿Y su madre es muggle?

-Y sabe de Voldemort y los mortífagos-Hagrid completó.

-Y el niño sueña con un hombre al que le lanzan cruciatus, de ojos negros, que muere mordido en el cuello por una serpiente….

-¡Santo Dios!- la mujer exclamó pasmada.

-Tienes que verlo Minerva, es igual a él- Hagrid hablaba emocionado.

-Pero no es posible. Severus Snape murió hace 20 años, yo vi su cadáver. Asistía su entierro… ¡No puede ser su hijo!

-Solo te contamos los hechos - Blaise se encogió de hombros -Tú eres la que decides.

-¿Dónde esta el niño?

-Afuera. Lo trajimos antes.

-No puedo creerlo… ¿y dicen que tan solo tiene 6 años?- repitió otra vez.

-¡Si, Minerva, 6 años! Seguro el Libro de Admisiones cometió un error.

-El Libro jamás se equivoca Blaise. Si el dice que el niño esta listo para venir a Hogwarts este año, pues el niño esta listo…

-¡¿Con 6 años?!

-Se han dado casos de magos excepcionales que han ingresado un año antes…

-Tú lo has dicho- exclamó -Un año antes ¡no cinco!

-¡Quiero verlo!- dijo la directora, emocionada.

Hagrid se levantó y abrió la puerta haciendo entrar a un niño y a una hermosa mujer, de largo pelo negro y ojos azules como pedazos de cielo...

-¿Y ella es…?- Minerva preguntó sin dejar de mirar al niño. Este le devolvió la mirada enfurruñado y levantando una ceja interrogante. El típico gesto helo la sangre a la hechicera.

-Soy Samantha… Samantha Teodorakis… madre de Alexandros.

Minerva desvió la mirada hacia sus dos profesores.

-¿Por qué la trajeron?

-No quiso quedarse- explicó Blaise pensativo -tratamos hasta de hechizarla, pero el pequeño no nos dejó. Minerva, conjuro un PROTEGGO. Un PROTEGGO y sin varita. ¡A los 6 años!

- Nadie va a lastimar a mi mami. Ni a separarnos- El pequeño se aferró a las piernas de la mujer, quien miró al grupo retadora.

Minerva dejó escapar el aire

-Estimada señora. Debemos hablar…

-¡Señorita!- aclaró el niño, y Blaise bufó divertido.

Minerva suspiró. Sería un laaaaargo día.