La reina, ellas siempre estaban hablando sobre su reina, sobre sus cabellos de oro y sus ojos cristalinos. Inglaterra las escuchaba y quería conocerla él también, verla aunque fuera tan sólo una vez, y quizás, pedirle un deseo. La reina, le explicaban las hadas, tenía la voz más hermosa que jamás haya existido y cuando bailaba todo el bosque quedaba en paz. Cansado de buscarla llegó incluso a creer que ella no existía, pero existe, y ahora que la ha encontrado no puede dejar de espiarla fascinado. Todo lo que le dijeron de ella es cierto, su cabello de oro, sus ojos claros, sus movimientos elegantes. La reina es más grande que las hadas normales, pero despide el mismo atrayente refulgor y usa una corona de flores silvestres. Tararea una suave melodía recostada sobre la hierba del claro, y algunas mariposas revolotean sobre ella para admirar su belleza.
Deseo tener un amigo para poder jugar. Quizás ella se asuste y se aleje volando si sale de su escondite detrás del árbol, pero si no se acerca a pedirle su deseo se quedará solo por siempre, con sus hermanos atormentándolo. Aprieta los pequeños puños para darse coraje y da un par de pasos para quedar dentro del claro. La reina deja de cantar al verlo de pie frente a los árboles, y se incorpora para quedar sentada sobre la hierba. Sonriendo, le hace una seña para que se acerque, pero Arthur solo da dos pasos más en dirección a ella. Las mariposas se han alejado, y él se ha olvidado de lavarse la cara antes de presentarse ante la Reina de las hadas, que vergüenza. Ella levanta sus brazos en dirección a él y vuelve a insistir.
– Tu viens ici, petit lapin.
Ella realmente tiene la voz más melodiosa que jamás ha existido, y el idioma mágico en el que le ha hablado parece tan hechizante como sus ojos azules. Le tiemblan las piernas de los nervios y la emoción, pero se acerca e hinca una rodilla en la tierra para inclinarse ante ella.
– Su Alteza, deseo…– duda de nuevo, pero cuando levanta la mirada hacia la reina, ella está sonriendo sorprendida– Deseo tener un amigo.
La Reina de las hadas se ríe y le acaricia el pelo, despeinándoselo aún más. Cuando se pone de pie acomoda sus ropas rojas y se quita la corona.
– Te prometo que seré tu amigo, mon petit lapin– le concede mientras lo corona con sus flores.
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¡El primer encuentro de Francis y Arthur! Chibi Iggy es un encanto, él fue mi inspiración...
No hablo francés, si algo de lo que escribí está mal díganme por favor. Espero que les haya gustado, ¡besos!
