EL ÁNGEL DE UN DEMONIO


Estos personajes forman parte del CLAMP de Sakura Card Captor

Los personajes han sido elegidos por mí así que no se podría decir que es una especie de copia porque no lo es, Es puramente imaginario.

Las letras en mayúscula son gritos

-_- Diálogos

"_"- Pensamientos

-Cambio de escena-

Flash Backs en cursiva

-Letras solo cursivas- para cuando Sakura habla solo con Shaoran sin que nadie la escuche.

-"Letras cursivas"- Shaoran habla con Sakura a través de la mente.

Summary: Shaoran se sitúa en una época de su vida en la que deberá ser ayudado sino quiere pagar las consecuencias de sus actos. ¿Qué hará cuando una mujer se le aparezca diciendo que él es su protegido? ¿Accederá o simplemente la rechazará?


Prólogo


La oscuridad era inmensa. No sabía en qué lugar se hallaba, no podía preguntarlo ya que estaba en el suelo sin habla, no podía respirar, solamente podía apreciar los sonidos de las ambulancias y los coches de policía. Todo era muy confuso.

Sintió como su cuerpo era elevado y transportado. A los pocos segundos, se vio desde fuera de su persona. Se aterrorizó al apreciar su estado. La cara sin sentimiento o emoción alguna, rasgada, con muchas heridas profundas que a su vez la hacían deforme, todas sus extremidades desencajadas con múltiples moratones, llenas de sangre por la causa de sus heridas en ellas...era sumamente asqueroso y deprimente verse así.

Observó como los especialistas en sanidad le atendían en medio de la calle, con todo el murmullo y desespero de ciertas personas.

-Uno, dos, tres, ¡FUERA!- decía el chico que le asestaba corrientes eléctricas por todo el cuerpo a través de los electroshock, aunque eso a ella no le dolió- Vamos niña...¡No te des por vencida!

-¡La vamos a perder!- afirmó el muchacho más joven que le inyectaba un sedante en uno de los brazos de la mujer para calmar los músculos de esta.

-¡No! ¡No lo permitiré!- se encabezonó el muchacho de ojos verde olivo.

Al no tener ningún tipo de éxito en lo que hacían, vio como la metían en una de las ambulancias que llegó allí y escuchó que sería transportada al hospital central de la ciudad de Tomoeda y ...espera un momento ¿Cómo era posible? Si era capaz de verse así misma eso querría decir que... ¿Estaba muerta? o... ¿O sólo era un viaje astral por el cual se situaba entre la vida y la muerte?

Todas sus dudas se vieron aclaradas cuando una especie de haz de luz la iluminó desde arriba. Sorprendida miró hacia donde venía.

-Llegó tu hora, tienes que venir con nosotros, te estábamos esperando desde hacía mucho tiempo- le confesó un hombre con su voz cálida y penetrante.

-¿Llegó mi hora? ¡Estoy completamente viva! Mi cuerpo sólo necesitará un poco de las operaciones dermoestéticas y todo habrá salido bien ¿No lo ve? ¡Me llevan al hospital, allí me recuperaré!- dijo exaltada el alma salida del cuerpo de la mujer- Me meteré en el cuerpo que me pertenece ¡y allí estaré hasta que llegue mi hora de verdad!

-No querida, no volverás a tu cuerpo, vendrás con nosotros porque mi sol, esta vez, es tu hora definitiva- ella no pudo protestar al verse envuelta por una burbuja gigante que la transportaba hacia lo más alto del cielo anaranjado por el amanecer.

Mientras el viaje se llevaba a cabo, pudo observar todo Japón. Era completamente maravilloso verlo de ese modo ya que nunca subió a un avión para poder aprécialo. Lástima que su primera vez fuera lejos de su razón, lejos de su mente y sensación. Lejos de su vida, una vida que le fue arrebatada en menos de media hora.

-"¿Dónde me llevarán? "- se preguntó internamente.

-Al mejor hogar que hallas tenido, el cielo, allí se te concederá un trabajo que será muy difícil de deshacer por el momento- le contestó la voz de hacía unos minutos.

¿Al cielo? ¿Para hacer qué? Se asustó un poco pero no podía hacer nada. Era su destino, un alma separada de un cuerpo, un alma que tendría que recibir todas esas órdenes sin reprochar. Y ahí siguió dentro de la burbuja, esperando llegar al lugar que tanto la reclamaba. Al lugar que se le hacía llamar el puro y divino cielo. Allí es donde habitaría desde el mismo instante que lo pisara, allí viviría el resto de su eternidad Sakura Kinomoto.