Nota de la autora: Hace mucho tiempo que no publicaba ¡ABSOLUTAMENTE NADA! Pero en un intento de rescatar las historia que ya había empezado a escribir –y que se estaban empolvando en mi PC (?)–, he decido retomar ésta historia. Quizá varios tuvieron la oportunidad de leer unos cuantos capítulos, ya que la había empezado a subir cuando tenía otra cuenta aquí y de la que por desgracia infinita del cielo (?) olvidé la contraseña y correo –soy muy despistada :c– eso añadido a otras cosas –falta de inspiración causado por depresión–, me resultó imposible seguir publicando. El fic se titulaba "Puerta al Infierno", pero luego de pensarlo bien le cambié el nombre y lo reescribí por completo, esperando obtener un mejor desarrollo de la trama, aunque conservando por completo la idea original. Así que no piensen que es plagio :)
.
Bleach © Tite Kubo
.
Lazos Inolvidables
.
CAPITULO 1
–A las 3:00 de la tarde del día de hoy, se registraron explosiones en diferentes puntos de la Ciudad de Tokyo, Odaiba, Osaka, y Karakura. Muchas estructuras destruidas y decenas de heridos es lo que han dejado estos incidentes. Como sabemos desde hace dos meses, lo que las autoridades han catalogado como ataques terroristas a nuestra nación, se han hecho cada vez más frecuentes, y hasta la fecha ningún grupo armado se ha atribuido la autoría de los ataques. A nuestras instalaciones han sido enviados videos aficionados en los que se logró captar el momento en que ocurrió todo, y Sakura Tv Noticias los trae para ustedes. Coloquen el video, por favor.
ODAIBA ,3:05 pm
La gente corría sin control, parecían estar huyendo de algo. El ruido de los gritos de terror se mezclaba con el de las alarmas de los autos, que se activaban sin razón aparente, pero aún era perceptible en el fondo la respiración agitada de aquel que se atrevía a grabar. Una mano temblorosa había dado como resultado un video muy movido, el miedo no solo invadía a aquellos frente a la cámara, sino a aquel detrás de ella. Algunos postes de electricidad se doblaban como si fueran la obra de plastilina de un preescolar, otros eran arrancados con violencia del endurecido asfalto. Los autos alrededor parecían ser aplastados por la gravedad y el piso comenzaba a temblar. Cualquiera en su sano juicio sabía que lo más apropiado era huir de aquel lugar, y así lo hizo aquel desconocido. Comenzó a correr, con la cámara aún encendida. Confusión y miedo captados por el lente de una cámara. Pero todo acabó cuando lo que muchos describieron como un grito desgarrador se escuchó. Las personas presentes cubrieron sus oídos, una ráfaga de aire los azotó. Vidrios de carros, mostradores de tiendas y edificios cedieron por la presión y explotaron de manera violenta.
Después solo estática era lo visible en la pantalla de los televisores. El video había finalizado.
–El miedo nos invade ante este enemigo desconocido, pero debemos recordarles que hay que mantener la calma en todo momento. El equipo de gobierno ya ha anunciado que están trabajando arduamente para que estos ataques cesen y atrapar a los responsables. Tengamos fe en que todo terminará pronto. Reportó para ustedes Ryuuzaki Shina–la reportera dio el pase a los presentadores de noticias que por unos minutos más comentaron acerca de lo sucedido, pero… fueron enmudecidos repentinamente…
–¡Oye! ¿Por qué hiciste eso?– una chica de largo cabello castaño claro miraba a la responsable de haber convertido en un programa mudo a la emisión nocturna de las noticias.
–No me dejaba concentrar.– dijo, apuntándola con el control remoto– ¡Tenemos tarea que hacer!
–¿Tenemos? Yo ya terminé la tarea hace horas. –hizo un puchero e intentó arrebatarle el control del televisor pero su adversaria la evadía con extrema facilidad. Quitarle el control era misión imposible pero aún así no estaba dispuesta a rendirse.
El esfuerzo de Yuzu logró conmover un poco a su hermana y ésta decidió ceder pero no sin antes golpearla suavemente en la frente.
–¡Karin-chan!– se quejó, la piel de su frente adquirió un tono rojizo.
–Aquí tienes– le ofreció el control y dejó escapar una sonrisa–.Terminaré la tarea en mi habitación. Estoy cansada de esas noticias.
Karin ordenó sus cuadernos en la mochila, y se la colgó al hombro
–Trata de no hacer mucho ruido o despertarás a Reiko. – dijo, mirando hacia una cama en donde dormía plácidamente una chica que aparentaba ser un par de años menor que las gemelas Kurosaki.
–Tranquila no la despertaré. – se comprometió Yuzu – ¡No te desveles haciendo la tarea!
–¡Si, si!– Karin se levantó y se aproximó a la salida de aquella cálida habitación.
–¡Karin-chan…!– llamó Yuzu justo antes de que su hermana abandonara el lugar.
–¿Si?
–¡Que tengas dulces sueños!– y le regaló su última sonrisa del día a la persona más importante para ella.
Karin le correspondió, sonriendo también, y asintió con la cabeza, aunque en el fondo sabía que tener dulces sueños iba a ser algo difícil.
Al salir de la habitación suspiró y una frase salió de su boca.
– Ataque terrorista. ¿Eh? – rió ante aquella estupidez.
Aunque eso era mucho más lógico que la verdad. Una verdad que sólo podían ver los ojos de aquellos con un gran poder espiritual. Toda esa destrucción no era causada por terroristas, ni nada que pudiera considerarse humano. En donde un simple humano veía un inexplicable ataque terrorista, ella pudo ver a extrañas criaturas de grandes proporciones con sus rostros cubiertos de máscaras que parecían estar hechas de hueso y con un escalofriante hueco en el lugar en donde alguna vez estuvo un corazón. Seres que alguna vez fueron almas humanas y que corrompidas se transformaron en esos monstruos. Pero no solo podía verlos a ellos, su poder era lo suficientemente grande como para permitirle ver a aquellos que con espadas en mano y vistiendo kimonos negros se enfrentaban a los monstruos de máscara de hueso. A esos seres espirituales que se hacen llamar…
–¡Shinigamis!– aquella palabra se le escapó en un susurro. Se aferró con fuerza a los tirantes de su mochila. Esa simple palabra lograba que su corazón sintiera una fuerte opresión.
"¡Si no crees en ellos, es como si no existieran!", recordó las palabras que se repetía desde que era pequeña. Cuando quería ignorar la existencia de las almas de aquellos que habían partido solo físicamente pero que insistían en permanecer en este mundo. Pero ahora no solamente no quería creer en que los fantasmas existían sino que tampoco existían los hollows y shinigamis. Que todos esos seres espirituales sólo eran parte de los cuentos creados por personas de mucha imaginación.
"¡No digas eso, Karin-chan! Tienes un don sorprendente", podía recrear la imagen perfecta de su hermana amenazándola con un cucharón y haciendo un infantil puchero desde la cocina de su antiguo hogar. "Ya quisiera yo poder ver fantasmas. Eres como una médium, de esas que salen en televisión". Una sonrisa se dibujó en los labios de Karin. Las palabras de Yuzu siempre la hacían olvidar lo problemático que era tener ese "don". "Como dice papá, ver fantasmas es parte de lo que ustedes son", era divertido recordar a la pequeña Yuzu intentando imitar la voz de su padre mientras agitaba un cucharón para sopa en el aire."Oni***** y tú son unos suertudos".
Por un momento, en los recuerdos de Karin, la voz de su hermana se hacía inaudible. Una fuerte punzada atacó su cabeza. ¿Por qué recordar era tan doloroso? Sentía como si alguien le estuviera taladrando el encéfalo. Apoyó la frente en la puerta de su habitación y trató de respirar lenta y pausadamente. No era la primera vez que se sentía de esa manera así que sabía cómo aliviar el dolor. Poner su mente en blanco era la solución.
–¿Se encuentra bien, Kurosaki senpai?
Estaba tan absorta que no notó que una chica se había acercado a ella. Estaba justo a su lado con cara de preocupación.
–Sí– se enderezó y le sonrió despreocupadamente– .No es nada.
La chica suspiró aliviada al confirmar que Karin estaba bien
– ¡Por cierto, linda pijama!–dijo Karin, al notar pequeños balones de futbol estampados en la tela de algodón. Y sin decir más entró en su habitación, dejando a la chica sola en el pasillo con un evidente sonrojo en sus mejillas.
.
–¡Te mataré Matsumoto! ¡Juro que te mataré!–una chica de piel bronceada y cabello color blanco no paraba de amenazar de muerte a la Teniente del décimo escuadrón del Gotei 13. Su rostro estaba tan rojo como un tomate. Vergüenza y enojo era lo que la pequeña sentía.
Rangiku tomó a la chica de los hombros y la guió hasta que ambas estuvieron frente a un largo espejo en el que se reflejaban sus figuras.
–No exagere, Capitán. Sólo mírese. ¡Se ve realmente hermosa! –la mujer no mentía. La pequeña frente al espejo parecía una frágil y hermosa princesa –Cualquiera podría enamorarse de usted– añadió, con una risa contenida en sus labios.
La peli-blanca frunció el entrecejo. Rangiku estaba tentando a la muerte.
–¡Este plan es una locura! Me rehúso a usar esto– dijo señalando su propio rostro–.Debe haber otra opción.
–¡No la hay!– dijo muy segura la rubia– Ésta es nuestra única opción. Sólo piense que todo es por el bien de la misión, Ma-shi-ro-chan. – sin poder contenerse más, Rangiku rió a carcajadas, mientras la cólera del Capitán aumentaba hasta proporciones inimaginables.
–¡Matsumoto!– gritó tan fuerte que seguro todos los habitantes del edificio pudieron oírlo.
La misión que les habían asignado apenas estaba empezando y la situación se estaba tornando divertida e interesante, por lo menos para Rangiku. Porque para Hitsugaya Toushiro iba a ser la más incomoda y vergonzosa situación de su vida como Shinigami.
.
Sociedad de almas (hace una semana)
Los shinigamis de más alto rango de la Sociedad de Almas estaban frente al Comandante General Yamamoto.
–¡La situación se está saliendo de control!–dijo el viejo Yamamoto con voz severa– Aumentar el número de shinigamis por área y mantener constante vigilancia en el Hueco Mundo no han sido medidas suficientes. La cantidad de hollows en el mundo humano va en aumento. Es por eso que he decidido que los altos mandos intervengan directamente.
Kurotsuchi Mayuri, capitán del doceavo escuadrón y director del Instituto de Desarrollo Tecnológico del Seireitei, dio dos pasos adelante y tomó la palabra luego de que el comandante general se la cediera. Explicó de manera detallada los patrones de aparición de los hollows en los últimos meses, destacando que la cantidad y frecuencia había aumentado considerablemente en un país en particular. Japón. Además señaló que a pesar de mantener vigilancia rigurosa en el Hueco Mundo, los hollows seguían escapando hacia el mundo humano sin que ellos pudieran detectarlos.
–¡Esas criaturas sin cerebro!–dijo refiriéndose a los hollows y ganándose las miradas de desapruebo de varios capitanes–, deben ser las marionetas de alguien más.
–Quizás algún arrancar en busca de venganza–sugirió el Capitán Zaraki mostrando una gran sonrisa. A Kenpachi le emocionaba la idea de luchar una vez más. Según él, los últimos años habían sido demasiado aburridos y el mundo necesitaba un poco más de acción.
–¡Imposible!–refutó Mayuri– Los remanentes de ese espécimen han sido estudiados y puestos bajo mi custodia. No hay forma de que un arrancar este guiando a los hollows. Si un arrancar existente hiciera algo así yo lo sabría e incluso si un nuevo arrancar apareciera en el Hueco Mundo yo sería el primero en saberlo.
El científico se paseaba por el salón de reuniones. Al hablar se mostraba orgulloso por la investigación que había estado llevando a cabo en los últimos años sobre el mundo donde habitaban los hollows. Gracias a la investigación de Kurotsuchi podían saber con antelación dónde y cuándo un hollow iba a aparecer en el mundo humano, y por ende la velocidad de respuesta por parte de los shinigamis era mucho mayor a la que tenían en el pasado.
La situación de los últimos meses estaba poniendo en ridículo su avanzado sistema. No estaba dispuesto a permitir que esas criaturas –ni nadie– se atrevieran a jugar en su terreno de investigación. El Hueco Mundo. Así tuviera que analizar ese mundo centímetro a centímetro para descubrir el método que estaban usando los hollows para escapar lo haría. Pero el mundo humano era otro caso, investigar ese mundo lleno de criaturas débiles y sin chiste era tarea de los capitanes de otros escuadrones.
Se decidió que cinco equipos, cada uno formado por dos personas, serían enviados a Japón. Su misión: Purificar a los hollows que encuentren en su camino e investigar cuál es el origen del problema y exterminarlo.
–¿Está seguro de esto?– Kyoraku le preguntó al viejo Yamamoto. Le inquietaba la idea de que todo aquello fuera una trampa. ¿Y si la intención del enemigo fuera atacar el Seireitei aprovechando la ausencia de la mayoría de los shinigamis?
–¡Sí!– se limitó a responder el anciano. Nadie mejor que él entendía la preocupación de su antiguo estudiante pero trampa o no, los shinigamis debían tomar cartas en el asunto. Porque nunca falta aquel con oscuras intenciones que quiera desequilibrar el mundo espiritual y de los humano y para eso estaban ellos, los shinigamis, para mantener el orden entre ambos mundos.
Miembros de la quinta, sexta, novena, décima, decimoprimera y decimotercera división fueron los elegidos para llevar a cabo ésta importante misión.
–¡Y una cosa más!–agregó el capitán Kurotsuchi – Por su comportamiento puedo deducir que los hollows están tratando de encontrar algo. ¡Sería muy interesante si nosotros lo hallamos primero! – Sus grandes y exaltados ojos desbordaban extrema curiosidad. Anhelaba que
esa molesta situación trajera consigo algo que pudiera deleitarlo. Halla
.
Tokyo –hace cuatro días–
Dos miembros del Gotei 13 habían llegado a la Ciudad de Tokyo, la ciudad que les había sido asignada para su investigación. Durante su corta estadía pudieron confirmar la situación inquietante que se estaba presentando con los hollows.
–¡Moriré de frio!– exclamó Matsumoto pero su acompañante la ignoró por completo.
Hitsugaya caminaba calmadamente cinco pasos delante de ella.
La rubia suspiró, aquel chico era muy frio –literalmente–, no se compadecía ni un poco de su subordinada que tiritaba a pesar de llevar puesto un abrigo. Salir a dar un paseo a las once de la noche en la ciudad de Tokyo cuando se encontraban en época de invierno no era sano para nadie. Por lo menos si estuviera en su estado de shinigami no le afectaría el frio de la ciudad pero dentro de su gigai la historia era otra.
–Algo no está bien –el peliblanco detuvo su caminata, quedando frente a la gran Torre de Tokyo y la admiró en todo su esplendor.
–Por supuesto ¿Acaso no ve que me estoy congelando?
Toushiro frunció el ceño.
–Me refería a que hay algo en esta ciudad que no está bien– trató de explicarse mejor.
–¡Eso mismo es lo que digo! ¡Este frio no es normal! Debió hacerme caso y pedirle a Yamamoto-sama que nos asignara a una ciudad más cálida.
Esa rubia iba a causarle una jaqueca.
–Te dejaré dos cosas claras, Matsumoto. Uno, estoy hablando de que algo no está bien en esta ciudad y ese algo es lo que está atrayendo tantos hollows.
Toushiro cerró los ojos y trató de concentrarse, y lo que percibió fue… nada. Un nada que le resultaba demasiado incómodo.
–¿Y dos?–preguntó la rubia, interrumpiendo su concentración.
El peliblanco la apuñaló con sus orbes de hielo.
– Y dos, nadie te pidió que me acompañaras.
Sacó del bolsillo de su pantalón lo que parecía un envase cilíndrico de dulces con un extraño conejo en la tapa. Lo acercó a su boca y una píldora se introdujo en su interior permitiéndole a su alma abandonar el gigai.
–Yo haré guardia esta noche–dijo, y se marchó velozmente.
Luego de dos días en la ciudad no habían logrado avanzar en la investigación. Encontrar la razón que atraía a tantos hollows a esa ciudad estaba resultando un trabajo difícil y aburrido. Rangiku dejó escapar un frio suspiro de resignación, ni siquiera las llamativas luces de navidad que adornaban los alrededores la animaban. En esos momentos deseaba estar en el Seireitei y sentarse a beber un buen sake. Dio media vuelta y, junto con el alma modificada que ahora ocupaba el gigai de su capitán, emprendió su camino de regreso al hotel donde se estaban hospedando.
Hitsugaya recorrió la ciudad por varias horas. Aquel lugar lo hacía sentir irritado. Sentía como si esa gran ciudad estuviera bloqueando sus sentidos.
El sonido de su celular llamó su atención. Un hollow había sido detectado en las cercanías y él no tardó en llegar. Aquel hollow de aproximadamente cuatro metros de altura y con una leve grieta en su máscara gruñía como bestia salvaje y agitaba los arboles a su alrededor.
A los pocos segundos otro shinigami apareció en el lugar. Un hombre musculoso pero evidentemente de poder y rango muy inferior al de Hitsugaya, probablemente aquel cegador de almas era uno de los shinigamis a cargo de limpiar esa área.
Normalmente un hollow trataría de atacar a cualquier shinigami pero éste no parecía tener ningún interés en ellos. El shinigami desconocido empuñó su espada y se lanzó al ataque, dispuesto a acabar con el hollow, pero el Capitán intervino. De manera ágil y sencilla desvió el ataque. Ante la confusión de su colega, le indicó que él se haría cargo y le ordenó marcharse. Orden que el shinigami acató sin dudar.
"Y una cosa más… Por su comportamiento puedo deducir que los hollows están tratando de encontrar", el capitán más joven de las divisiones de protección recordaba las palabras dichas por Mayuri. Al parecer tenía mucha razón.
El hollow frente a él se comportaba de manera extraña. Usualmente solo se limitaría a atacar a espíritus ambulantes y humanos con alto poder espiritual pero eso parecía ya no importarle. Ni siquiera la presencia de un shinigami con un elevado poder espiritual para degustar parecía motivarlo. Sólo deambulaba por la ciudad como si de un perro sabueso se tratase.
No supo cuánto tiempo lo siguió, quizás dos horas, tres o quizás más, pero para cuando se dio cuenta se habían alejado bastante del centro de la ciudad. El paisaje de grandes edificios había desaparecido y solo una gran extensión de verde paisaje se imponía ante sus ojos.
El hollow se inquietaba más con cada paso que daba. Alzó su rosto y respiró muy profundamente. El olor a tierra húmeda, pino fresco, animales del bosque y pequeños insectos llenaban su sentido del olfato. Siguió olisqueando como todo un perro rastreador hasta que la esencia de lo tanto anhelaba inundó sus pulmones.
La esencia de la más abrumadora oscuridad.
De lo más profundo de su áspera garganta liberó un grito ensordecedor. Avanzó lo más rápido que pudo y destruyendo todo aquello que se interponía en su camino. Ansioso. Excitado. Lo que buscaba y tanto necesitaba estaba tan cerca.
Pero lo que encontró lo disgustó y esta vez gritó lleno de furia. Con su monstruosa cola atacó aquello que lo separaba de lo que tanto deseaba. El hollow azotaba con furia lo que parecía ser un enorme campo de fuerza. Una gran barrera de kidou le impedía avanzar.
Uno.
Dos.
Tres.
No importa cuántas veces atacara aquella estructura de energía demoniaca ni se inmutaba. Frustrado, arrojó un zero potente, encontrando su propia destrucción. La barrera reflejó el ataque, con mucha más potencia que el original, e impacto directo en el hollow quien se desvaneció entre gritos de agonía.
Toushiro sólo fue un observador de todo aquello.
Seguir a ese hollow había valido la pena. Su investigación, que antes no tenía pies ni cabeza por dónde empezar, ahora tenía un norte. Ese hollow con complejo de perro lo había guiado a la única pista que tenían. El Capitán se acercó al lugar en donde momentos antes había estado el hollow logrando ver a través de la barrera de kidou una inmensa propiedad rodeada por fuertes muros de piedra. La asedió hasta divisar dos grandes puertas que permanecían cerradas y justo encima de ellas, escrita con hermosas letras doradas, se leía una inscripción: COLEGIO DE SEÑORITAS ROSA DE MEDIANOCHE.
Ya había amanecido para cuando regresó al hotel y contó lo que había sucedido a Matsumoto que a pesar de su cara somnolienta parecía prestarle un poco de atención.
–¿Rosa de Medianoche?–preguntó la rubia, que ahora lucia un poco mas despierta.
–Eso dije –le disgustaba repetir lo que decía.
¿Qué clase de nombre era ese para un colegio? Parecía un nombre sacado de un libro de vampiros adolescentes. Rangiku ya podía imaginárselo, con grandes y antiguas edificaciones rodeados de exuberantes jardines y con chicas de piel de porcelana que dormían en ataúdes en lugar de camas. No pudo contener la risa ante la imagen que se había hecho de aquel lugar.
–¿Qué es tan gracioso?–preguntó molesto.
–¡Nada, Capitán! ¡Nada!–dijo tratando de contenerse.
–Ahora sólo debemos averiguar lo que podamos acerca de ese colegio y buscar la forma de entrar.
El rostro de Matsumoto se iluminó por completo. Una idea había llegado a su linda cabeza rubia tan rápido que le sorprendía incluso a ella misma.
–¿Qué sucede?–preguntó con desconfianza.
–¡Yo me encargó de todo! No se preocupe, Capitán. ¡Tengo el plan perfecto!
El repentino entusiasmo de la Teniente no auguraba nada bueno. Ella era una experta para meterse y meterlo en problemas pero a pesar de que no tenía un buen presentimiento acerca de ese dichoso plan prefecto, estaba dispuesto a darle una oportunidad.
.
–¡Aló! Tienda Urahara– una chica de oscuro cabello y peinado de escarabajo contesto el teléfono.
–¡Hola! Necesito hablar con Urahara-san, por favor.
–¿Quién habla?
– Matsumoto… ¡Matsumoto Rangiku, y dile que es urgente!
