N/A: Buenas. Esta vez vamos a intentar escribir una historia de verdad, con forma, objetivo, y sentido. Debo decir que el objetivo de este fic es narrar una trama con tintes muy científicos, lo que quiere decir que quizás este fic no es para ti. Sinceramente no lo sé, debido a mi profesión este tipo de terminología se vuelve muy común y simple para mí. En primer lugar, procederemos al descargo de responsabilidad:

Disclaimer: Los nombres y lugares que reconozcáis en este fanfic no son de mi propiedad, sino de la saga de libros "Harry Potter" de la autora J.K. Rowling. Por otro lado, toda la terminología científica que leáis es 100% real. Gracias.

Con esto, procederemos a las advertencias. Este fanfic puede contener escenas de:

- Sangre

- Sexo

- Incesto

- Violencia

- Abuso infantil

- Escenas macabras

- Lucha

- Sadomasoquismo

A tener en cuenta: Este capítulo es un prólogo de duración notablemente escasa. El siguiente capítulo será publicado el lunes 19 de marzo de 2018, que tendrá una longitud aproximada de 10 páginas de Word. Un saludo, y espero que os guste. Tomáos la libertad de revisar la historia y de mandarme mensajes privados.

Nota final: Se busca beta reader español(por temas de formas de expresión, contactadme vía DM)

...


Prólogo

22 de agosto de 1994: Copa Mundial de Quidditch

El bullicio de la tienda de campaña mágica la abrumaba un poco. No estaba acostumbrada a una celebración tan exacerbada, aunque la ocasión lo merecía, la verdad. El campeonato había sido genial. Irlanda había ganado a Bulgaria en una puntuación de 170 frente a 160. Fue francamente intenso.

Claire Lilian Potter no podía dejar de reír junto a sus dos amigos, Ron Weasley y Hermione Granger, mientras hablaban de los comentarios que había hecho Bagman. Francamente, ¿quién había sido el genio que había decidido darle un micrófono a ese tipo? Casi hubiera preferido que Lee hubiera hecho de comentarista, la verdad.

De todas formas, había sido una experiencia realmente grandiosa. Fue invitada por la familia Weasley hace unos días y, a pesar de la mala experiencia con el traslador, estaba realmente feliz de poder disfrutar de estos momentos medianamente normales. No pensaba que se acostumbraría nunca a esos malditos inventos. Casi podía ver la cara de Remus haciéndole burla mientras vomitaba en los arbustos más próximos que había encontrado.

—Sinceramente, pienso que el amago de Wronski de Krum ha sido una de las mejores jugadas de los últimos años. Qué pena que hayan perdido —se lamentó Ron por millonésima vez antes de dar un sorbo a su cerveza de mantequilla mientras sujetaba su cabeza con la otra mano.

Claire rodó los ojos mientras imitaba a su amigo pelirrojo. Hermione no pudo evitar soltar una pequeña risa ante el obvio hastío de su mejor amiga.

—Ron, te quiero mucho, pero eres un poco pesado —espetó Claire, después de esquivar un codo que le llegó desde su izquierda de un hombre que había bebido más de la cuenta. Agitó su mata de pelo pelirrojo y resopló sonoramente.

Hermione rio más intensamente, y el chico Weasley no pudo evitar sonrojarse notoriamente. Tras otro sorbo de su bebida, intentó cambiar de tema de la forma más sutil que pudo.

—Es una pena que tus padres no hayan podido venir, Claire. Estoy seguro de que a James le hubiera encantado asistir.

—Sin duda. Mi madre está preparando las clases para el nuevo año. Estoy feliz de que vaya a dedicarse a la docencia en Hogwarts, pero últimamente está tan ocupada… —suspiró—. Mi padre, para variar, tiene guardia en el Ministerio. Es lo malo de trabajar como Auror, supongo —respondió Claire, mientras se encogía de hombros—. Ojalá pudiera saltárselas, pero ya lo hizo para venir a mi cumpleaños, y Scrimgeur se pasó dos horas echándole la charla. Que si responsabilidades, que si el trabajo… —añadió, en tono burlesco.

Hermione la miró con mala cara.

—Claire, la responsabilidad del trabajo de Auror es enorme. Si no cumplen con sus guardias puede ocurrir una desgracia. Me sorprende que digas esas cosas —reprochó la castaña, mientras esquivaba otro codazo del mismo hombre que casi golpeó a su amiga de forma accidental. Su paciencia estaba empezando a agotarse con esta persona.

Claire le sacó la lengua en respuesta, e inmediatamente después escucharon un par de voces burlonas desde la esquina de la tienda de campaña.

—Oh vamos, Hermione, deja ya de regañar a la pequeña Claire —comentó, sonoramente, uno de los gemelos Weasley. Para variar, no supo cuál de ellos fue el que la defendió primero.

—No estás en el colegio, ¡tómate una cerveza de mantequilla y relájate un rato! —terminó su hermano, comenzando a hablar inmediatamente después de que terminara el otro.

Hermione rodó los ojos mientras, a regañadientes, se echaba la bebida. Ron y Claire simplemente se rieron mientras disfrutaban de la impotencia de su amiga. Claire aprovechó estos momentos para dejar reposar su mente. Era estos momentos por los que valía la pena estar viva, pensó. Nada de pelear. Nada de llorar. Solamente un grupo de magos adolescentes disfrutando de la compañía que sus amigos les proporcionaban.

Claire no puedo evitar una sonrisa tonta mientras miraba a Ron reír, mientras Hermione comenzaba a disfrutar de la bebida, mientras Fred y George continuaban con sus payasadas habituales, mientras Ginny hablaba con su padre de lo genial que había sido su año en Hogwarts.

Sí. Todo estaba bien.

Mientras Hermione bebía, la chica Potter no pudo evitar las ganas de picarla un poco más.

—El tercer año ha sido el único en el que no me he tenido que enfrentar a la muerte, Hermione. ¡Es momento de disfrutar!

—Es francamente lamentable que tengamos que alegrarnos por no enfrentarnos a profesores poseídos ni serpientes gigantes —contestó Hermione, mientras se limpiaba los restos de líquido de sus labios con un pañuelo—. Podría ser siempre así, no creo que tampoco estemos pidiendo mucho.

—Bueno, hay un rumor de que este año ocurrirá algo muy interesante, aunque no sé hasta qué punto puedo fiarme de Angelina —respondió Ron.

Claire simplemente rio mientras levantaba su jarra.

—¡Por un año sin locuras! —brindó con sus amigos.

Y de repente, el caos.

...


Más tarde…

Corrían por el bosque esquivando hechizos y las llamas que comenzaban a consumir los árboles. ¡Un grupo de magos encapuchados había decidido atacar el campamento de la Copa Mundial de Quidditch! Hace unos momentos se habían encontrado con Malfoy, al cual le había parecido oportuno mandar una amenaza sutil a Hermione. Si salían de esta pensaba patearle el culo en cuanto llegara a Hogwarts.

Aguantó las ganas de vomitar cuando pasaron al lado del cadáver de una mujer que probablemente había sido víctima de la maldición asesina, y notó el sudor frío corriendo por su frente cuando se tuvo que agachar ligeramente para esquivar un hechizo de color azulado.

—¡¿Por qué diablos está pasando esto?! —lloró Hermione, mientras corría colocándose justo detrás de Ron, que iba en la vanguardia de la huida.

—¡No es momento de preguntas, Hermione! ¡Expelliarmus! —gritó, mientras lanzaba un hechizo a un mortífago que se había asomado desde detrás de un roble. No sabía si le había dado, por lo que, afortunadamente, Ron cambió el rumbo que tomaban.

—¡Chicas! ¡Aquí! —dijo el pelirrojo, mientras se ocultaba debajo de unos arbustos altos.

Claire y Hermione lo siguieron, mientras la segunda intentaba dejar de sollozar y se limpiaba las lágrimas con la manga de la camisa.

—Está muriendo gente, Claire. ¿Por qué hacen esto? ¿Qué podemos hacer? —preguntó Hermione, al borde de la histeria.

—Baja la voz, Hermione. Aquí estamos a salvo. Los Aurores han llegado hace poco, todo estará tranquilo antes de que nos demos cuenta —intentó consolarla Claire, mientras se colocaba de cuclillas entre sus dos amigos.

—Oídme —susurró Ron—. Voy a buscar ayuda. Quedaos aquí, ¿entendido? —ordenó, mientras hacía el amago de levantarse.

Claire le agarró de la manga mientras le siseaba, enfurecida.

—Ron, está muy bien que seas un tío y quieras demostrar lo macho que eres, pero no es el maldito momento de sacar a relucir el orgullo de Gryffindor —murmuró, mientras tiraba de él hacia abajo para devolverlo a su posición.

Sintió un escalofrío recorrer su columna mientras escuchaba un grito en la lejanía.

—Joder, Claire, no voy a permitir que os pase nada —espetó el pelirrojo por lo bajo, mientras se liberaba del agarre de un tirón a la vez que Hermione seguía intentando contener las lágrimas—. He dicho que os quedéis aquí, si me entero de que os habéis movido os maldeciré yo mismo.

Se escucharon diversas explosiones a lo lejos y, antes de que pudiera responderle o agarrarle de nuevo, Ron salió del escondite de un salto, y simplemente le oyó huir. Mientras maldecía por lo bajo, Claire acarició suavemente el pelo de Hermione en un intento por consolarla.

—Hermione, todo saldrá bien… —susurró Claire— Confía en mí, los Aurores…

Se vio interrumpida por un hechizo que prendió fuego a los matojos cerca de ellas. La chica castaña gritó y, antes de que Claire se diera cuenta de lo que estaba pasando, Hermione había desaparecido de su vista. Sintió el fuego arañando su piel, e hizo lo único que el instinto de supervivencia le ordenó que hiciera: correr.

Giró a la izquierda y a la derecha al azar. Podía ver hechizos volando, árboles ardiendo, y cadáveres por todas partes. Intentó controlar su respiración, y procedió a ocultarse detrás de un árbol. ¿Dónde diablos había ido Hermione? Vale que asustara por el fuego repentino, pero se suponía que debían de permanecer juntas.

Se sentó bajo el árbol, e intentando controlar su respiración, se agarró la cabeza con las dos manos. Tenía que trazar un plan, y tenía que hacerlo rápido. Ron había ido Merlín sabe dónde, y Hermione había desaparecido en un abrir y cerrar de ojos.

—Tranquila, Claire. Todo saldrá bien. Ron y Hermione están bien —se susurró a sí misma, intentando encontrar alguna idea viable para encontrar sus amigos—. Vale, es muy probable que Ron haya encontrado a los Aurores, y Hermione debe haberse escondido de nuevo… Es más viable buscar a Ron…

Su pensamiento se vio interrumpido por un reflejo en el cielo. Levantó la vista, y su sangre se heló cuando vio la forma de una serpiente saliendo de la boca de una calavera, formando una señal de humo sobre la que muchas veces había escuchado hablar a sus padres.

—Voldemort… —susurró.

—Oye —dijo una voz.

Cuando Claire dirigió la vista hacia delante, apenas pudo distinguir una infantil figura antes de que un hechizo rojo le golpease la cara.

...


En otro lugar…

Ron corría junto a James Potter en busca de las amigas que había dejado atrás. Todo estaba más calmado ahora, pues los Aurores habían sido capaces de echar e incluso capturar algunos mortífagos.

Mientras ambos corrían, el pelirrojo fue capaz de distinguir a Hermione a lo lejos, que se encontraba sola sollozando entre árboles ya carbonizados.

—¡Hermione! ¡Hermione! —gritó Ron, mientras agarraba a su amiga por los brazos—. Merlín, menos mal que estás a salvo. ¿Dónde está Claire? Se suponía que estaba contigo—preguntó, alterado, mientras apretaba los hombros de su amiga con una fuerza ligeramente mayor de lo adecuado.

La chica intentó gesticular palabras, pero el lloro apenas le permitía respirar con regularidad. James se acercó y le puso una mano en el brazo, hablándole en un tono tranquilizador.

—Hermione, escúchame —comenzó James—. Todo saldrá bien, pero ahora necesito que te calmes y me digas dónde está Claire.

A pesar de su tono, el corazón de James luchaba por salir de su pecho. La sola idea de que algo le ocurriese a su hija helaba su sangre. No podía permitirse ver a Lily pasar por esa horrible experiencia de nuevo.

Hermione tragó saliva fuertemente y, en vez de hablar, simplemente señaló una dirección. Inmediatamente después, James salió corriendo hacia el lugar indicado.

—Lo siento, Ron, lo siento tanto… —lloró la castaña, mientras abrazaba a su amigo. Este se dedicó a acariciarle el pelo—. Yo… me asusté. Todo estalló en llamas de repente, y solo pensé en huir. Debería haberme quedado con ella, debería haberla ayudado, debería…

—Shhh, Hermione. Ya verás cómo su padre la encuentra. Es la segunda de nuestro año, sabe valerse por sí misma —la consoló, intentando convencerse más a sí mismo que a su amiga.

A lo lejos, Ron pudo distinguir la figura de Remus Lupin, el padrino de Claire, corriendo hacia ellos junto a un grupo de hombres trajeados en azul.

...


¿?

Hacía frío. Mucho frío. Podía notar la piedra en su espalda y debajo de sus muslos, y el helado metal de lo que creía que eran unas cadenas en sus muñecas que la mantenían firmemente sentada a favor de la pared, con sus brazos en alto. ¿Estaba desnuda?

Su cabeza daba vueltas de una forma horrible, y podía notar la bilis acumulándose en su garganta. ¿Qué diablos había pasado?

Estaba a punto de intentar hablar para pedir auxilio cuando escuchó una voz frente a ella. Fue lo suficientemente cauta como para no abrir los ojos e intentar obtener información.

—¡De todas las personas! ¡De todas las personas, pequeña Sarah, tenías que traerla a ella! ¿Te estás riendo de mí? Es eso, ¿no? Disfrutas haciéndome la vida imposible, ¡admítelo!

No pudo evitar sobresaltarse, aunque intentó no exteriorizarlo para evitarse problemas. Era un hombre, y sonaba realmente enfadado. Comenzó a morderse la lengua en un intento de concentrarse en no delatar que, de hecho, estaba escuchando. Mientras intentaba que todo dejara de darle vueltas antes tratar de abrir los ojos, escuchó un ligero gemido que sonaba ligeramente infantil.

—Lo siento de verdad, doctor. Era todo muy caótico y fue la primera tonta despistada que encontré. Ni siquiera supuse que podría tener relación…

Se vio interrumpida por la primera voz, que había empezado a reír antes de contestarle. La cabeza de Claire comenzaba a dejar de sentirse del revés, y ahora ponía notar el tacto de sus bragas y de su sujetador sobre su piel. No estaba desnuda. Pronto podría abrir los ojos… aunque no sabía si se atrevería a hacerlo realmente. Cuanto más lúcida estaba, más terror podía sentir en su pecho.

—Sarah, ¿sabes la de problemas que me puede traer esto? ¡Era una oportunidad de oro, por el amor de Einstein! —pudo escuchar claramente una especie de golpe. Esperaba de verdad que el hombre se hubiera dado a sí mismo en la frente y no hubiera golpeado a la chica. Escuchó un suspiro, y volvió a oír su voz, cuya naturaleza ahora podía distinguir… era un adolescente—. Bueno. No importa. He esperado demasiado tiempo para esto, no puedo permitirme perder más tiempo. Continuaremos con el horario, Sarah.

—¿Debo preparar el instrumental, doctor? —preguntó la niña, tímidamente. Se la escuchaba realmente arrepentida de lo que sea que hubiera hecho.

Un momento… ¿el instrumental? ¿El instrumental de qué? ¿Quién diablos la tenía presa?

—No, aún no. Debo repasar mis esquemas e hipótesis antes de elegir los primeros experimentos. Date un baño, anda, que hueles fatal —le contestó la voz masculina, en un tono bastante desagradable.

—Sí, doctor. De nuevo, de verdad lo siento… —la chica pareciera que estuviese a punto de llorar. Ante la falta de respuesta, pudo escuchar pasos alejándose antes de escuchar un suspiro por parte del mayor.

Tras un minuto de silencio, y después de haberse recuperado lo suficiente, Claire se decidió a abrir los ojos, y no pudo evitar dejar escapar un grito cuando se encontró un par de ojos esmeralda mirándola a través de unas gafas a apenas unos centímetros de distancia.

Mientras comenzaba a hiperventilar, el chico se decidió a hablar.

—Vaya, vaya. El sujeto ha despertado —dijo, mientras una sonrisa escalofriante comenzaba a extenderse por su cara—. Hola, Claire. Has crecido mucho. ¿Qué tal estás?

...


Gracias por leer. Por favor, déjame una revisión si consideras oportuno hacer algún comentario. Hasta el lunes.