Oculto por la oscuridad de la noche, el corpulento hombre esperaba con paciencia, su misión estaba muy clara. El FBI llevaba demasiados días abortando los planes del grupo como para seguir aceptándolo. Tenía que darles un escarmiento a esos polis de pacotilla y a quienes les ayudaran. Por eso estaba en la puerta del Cal Sci.

Nadie circulaba por la calle a esas altas horas de la noche y eso le beneficiaba para lo que quería hacer, pues nadie podría reconocerlo en caso de que su plan no diera resultado.

La puerta de la universidad se abrió y el hombre se fijó en quien salía. Le habían ensañado muchas fotos y aunque nunca le había visto en persona, tenía muy claro que ese hombre no podía ser otro más que el profesor Charles Epps, quien había conseguido saber donde estaba el primer escondite de la organización y gracias a quien el FBI había conseguido detener sus planes en demasiadas ocasiones.

Pero eso ya no podía suceder más veces, el plan actual era demasiado importante como para fallar y cuando el jefe le había dicho que el profesor tenía que entender bien el mensaje, no dudo en lo que debía hacer.

El profesor pasó a su lado, pareció no haberle visto siquiera, inmerso en sus propios pensamientos. El hombre, con pasos lentos pero firmes, fue siguiéndole, casi sin hacer el más mínimo ruido.

Le vio doblar una esquina y fue tras él. El profesor se paró frente a su pequeño utilitario y el hombre aprovechó el momento para actuar como se le había ordenado.

- o -

Charlie escuchó un sonido de pasos a su espalda y se detuvo frente al coche. Estaba seguro que no se trataba de ninguno de sus alumnos o un compañero, pues era demasiado tarde ahora eso, como de costumbre, era el único que se quedaba hasta tan tarde.

Al mirar en esa dirección, se encontró con un gran hombre delante de él, que lo miraba con ojos agresivos, en completo silencio. Charlie dio un paso hacia atrás y el hombre hizo lo propio, acercándose a él. Sabía que no tenía ninguna posibilidad de escapar si echaba a correr porque aquel hombre parecía ser demasiado ágil y lo atraparía en seguida.

"¿Profesor Epps?" Charlie se quedó en silencio. Esa pregunta no había sonado de lo más agradable. "Se está metiendo en un terreno muy peligroso." El hombre dio un nuevo paso hacia. "No me gustaría tener que hacerle daño, pero no me está dejando más opciones.

Charlie volvió a retroceder, quería llegar al otro lado del coche, meterse en él y salir de allí sin mirar atrás. No sabía de lo que estaba hablando ese hombre pero tampoco deseaba quedarse para comprobarlo.

Dio un paso más, pero en ese momento, el hombre dando un par de zancadas, se colocó delante de él. Con todo el disimulo del que fue capaz, Charlie sacó las llaves del coche, mientras sentía como el corazón le latía con más fuerza a cada momento. El hombre se dio cuenta y con una gran rapidez, agarró a Charlie por la muñeca, doblándola de una forma poco natural, hasta que tras gemir de dolor, soltó las llaves.

"Si deja el caso en el que está ayudando al equipo de su hermano, le prometo que no le ocurrirá nada." Charlie no pudo evitar caer de rodillas mientras que el hombre no dejaba de apretarle la muñeca dolorida aunque intentó coger el teléfono del bolsillo con la otra mano. "De lo contrario, no puedo prometerle nada profesor." Más rápido que Charlie, el hombre atrapó el teléfono y lo lanzó al suelo.

Con una fuerza que pareció sobrehumana, el hombre, bastante más alto y mucho más musculoso que Charlie, lo levantó del suelo, por el mismo brazo que todavía no había soltado y lo empujó contra el coche, escuchando como el profesor volvía a protestar por el dolor.

- o -

"Dean, ¿se puede saber que estamos haciendo aquí?" Sam miró a su hermano, que sonreía alegremente.

"Estamos en Los Angeles, Sam, playas, sol, mujeres, ¿puedes pedir algo más?"

"Tal vez que me hubieras hecho caso cuando te dije que había un par de casos interesantes." Sam se volvió hacia la ventanilla.

No era que estuviera realmente enfadado con su hermano, porque no podía negar que le encantaba poder estar en Los Angeles y tomarse unos días libres, pero había gente por ahí que necesitaba su ayuda contra seres y fenómenos sobrenaturales y no podía dejar de pensar en eso.

"¿Alguna vez te contó papá lo que son las vacaciones?" Dijo Dean mientras comenzaba a reír y a subir el volumen de la música.

"Claro que si, pero el tema es que… Dean para el coche." Sam ya había abierto la puerta del coche antes de que su hermano lo hubiera parado completamente.

"Sam, ¿Qué pasa?" Su hermano le indicó un simple gesto que se callara y señaló hacia lo que tanto le había llamado la atención. Un gran hombre, sujetaba a otro por encima de su cabeza, casi sin parecer hacer fuerza.

Los dos hermanos, cada uno por un lado del Impala, se fueron acercando muy lentamente a la escena. No querían que el hombre joven, que ya estaba en serios apuros saliera peor parado.

Dean aceleró el paso y con mucho sigilo se colocó tras el gran hombre. "Déjale en el suelo y date la vuelta muy despacio." Tras hablar, le puso la pistola pegada a la espalda, haciéndole ver que hablaba en serio.

El hombre se detuvo, pero no soltó a su victima. Entonces, Sam apareció delante de él, también con el arma apuntándole directamente, pero con la mirada fija en el otro hombre, que parecía inconsciente.

El agresor pareció dudar por un momento, hasta que finalmente les hizo caso y, literalmente, soltó al hombre joven que cayó de golpe al suelo, quedándose allí inerte. Se dio la vuelta y con la misma rapidez que había actuado antes, golpeó con fuerza a Dean, haciéndolo caer al suelo y salió corriendo, desapareciendo en las sombras en pocos segundos, sin que ninguno de los dos hermanos pudiera reaccionar a tiempo.

- o -

Sam se acercó a Dean, que ya se estaba levantando. "¿Podrías decirme porque siempre nos persiguen los problemas?" Dijo protestando mientras se ponía en pie. "Yo sólo quería unos días de tranquilidad en la playa."

"Tenías que haberme hecho caso e investigar lo que te dije. Esto se llama mal Karma." Dean se volvió hacia su hermano, que le sonreía con picardía y sin decir nada le dio un empujón.

Ambos se volvieron hacia el hombre que todavía estaba en el suelo. Parecía moverse, remugar en voz muy baja y cuando ellos se acercaron, comenzó a abrir los ojos.

"¿Te encuentras bien?" Le dijo Dean intentando que se concentrara en su voz. El hombre joven abrió completamente los ojos y se fijó en él.

"Creo que si." Dijo mientras intentaba levantarse. Trató de apoyar las manos en el suelo para insoportarse, pero la muñeca herida se le resintió y no pudo, por lo que estuvo a punto de caer al suelo, si no hubiera sido porque Dean lo sostuvo. "Gracias, creo que me vendría bien ir al hospital."

"Claro, te llevamos." Dean le ofreció la mano para que pudiera levantarse. "Por cierto, soy Dean y este es mi hermano Sam."

"Charlie." Una vez de pie fue hasta el Impala.

"Por cierto ¿Quién era ese tipo?" Dean se detuvo frente a la puerta del conductor, mientras Charlie llegaba hasta allí. "¿Qué le has hecho?"

"Es una larga historia, pero no pensaba que fuera a ocurrir esto. Es por mi hermano, estaba llevando un caso para intentar atrapar al grupo de ese tío y le estoy ayudando."

Dean se volvió hacia Sam. "Tu hermano es poli."

"FBI" Charlie se dio cuenta de las rápidas miradas que se intercambiaron los dos hermanos, como si esas tres letras tuvieran una gran importancia para ellos, aunque no demasiado buena por lo que pudo comprender.

- o -

Nada más entrar en el coche, Charlie volvió a coger el teléfono y marcó el número de su hermano en la oficina. Todavía estaba aterrado por lo que acababa de ocurrir. Nunca se hubiera imaginado que el caso pudiera llevarle a eso y no quería saber que podía haber terminado por pasar si aquellos desconocidos no hubieran llegado a tiempo.

Alguien descolgó al otro lado. "¿Don?"

"Ahora no está. ¿Charlie?"

"¡Colby!, no pensaba que siguieras ahí, ¿Dónde está mi hermano? Me dijo que se quedaría esta noche trabajando."

"Se ha marchado a cenar." Colby se sorprendió al escuchar como la voz de Charlie temblaba al otro lado de teléfono, no tenía ni idea de porque parecía tan inseguro mientras hablaba. "Charlie ¿te encuentras bien?"

Durante un momento no contestó, tampoco sabía que decir exactamente, porque no estaba muy seguro de quien era ese tipo y lo que quería de él. "Si, no, bueno, no lo se muy bien." Por mucho que lo intentaba, Charlie no conseguía que su cabeza pensara con normalidad.

"Charlie ¿Qué pasa?" Colby subió ligeramente la voz, estaba comenzando a sentirse bastante tensó, no podía imaginar que algo le sucediera a Charlie.

"Me han atacado."

"¿Cómo!" Ahora si que había gritado, porque con sólo pensar que Charlie había estado en peligro y no había podido estar cerca para ayudarle…

"Tranquilo, estoy bien, estoy de camino al hospital, creo que me he dislocado una muñeca, pero estoy bien, de verdad." Ni siquiera él se creía sus propias palabras y desde luego no estaban sonando nada convincentes para Colby.

"Voy para allá y recogeré a Don por el camino." Dijo Colby al mismo tiempo que ya se había levantado y había cogido la chaqueta.

"No le pongas en lo peor, por favor." Charlie miró hacia los asientos delanteros. Allí seguían los hombres que le habían salvado la vida, dos desconocidos que se habían arriesgado por él y a los que prácticamente no conocía, le recordaban demasiado a Don o a Colby.

"Lo intentaré, pero no te prometo nada, no después de lo que me acabas de decir."

"Se que lo harás, es una de las cosas que me gustan de ti, que sabes mantener la calma cuando es necesario." Desde donde estaba vio que Sam lo miraba al escuchar aquello y que sonreía, por lo que notó que se sonrojaba.

"Si, pero no cuando se trata de que te atacan y que acabes en el hospital." Por la voz, Charlie sabía que Colby se había relajado.

"Tu no preocupes, no ha sido nada, sólo el susto. Os esperó allí. Te quiero."

"Yo a ti también, pero por favor, no te metas en más problemas hasta que lleguemos Don y yo."

- o -

Una vez hubieron dejado a Charlie en el hospital Dean y Sam se despidieron de él y se marcharon, no querían estar allí cuando llegara el agente especial del FBI, querían evitarse problemas.

Se subieron en el coche sin decir nada, pero una vez que hubieron arrancado otra vez, Sam se volvió hacia su hermano. "Encontré esto cuando ayudabas a Charlie, es de ese tipo. ¿Qué te parece?"

Mientras conducía, Dean miró hacia lo que Sam llevaba en la mano y se dio cuenta que se trataba de un colgante aunque muy extraño, un círculo, y en su interior una estrella de cinco puntas.

"¿No me digas que se trata de una secta y que al final hemos dado con un caso aquí en Los Angeles?" Dijo Dean mientras miraba sonriente a su hermano.

"No lo se Dean, pero no podemos investigarlo, después de lo que ha pasado antes y si el hermano de Charlie es realmente del FBI, no podemos arriesgarnos a que nos investigue, ya hemos tenido suficientes problemas con el FBI." Dean miró sin decir nada y se volvió de nuevo hacia la carretera.

"Tienes razón, será mejor que lo dejemos estar, he dicho que quería unos días de vacaciones y no va haber ninguna secta que me las estropee."

- o -

Al salir de nuevo a la sala de espera, Charlie se encontró con Don y Colby, que nada más verlo fueron con paso rápido hasta él. Sin decirle nada, Colby le abrazó con fuerza, notando casi como Charlie se dejaba caer sobre él.

"¿Cómo estás?" Le dijo su hermano, mientras le acariciaba el pelo.

"Tranquilo estoy bien, como le he dicho a Colby sólo me he dislocado la muñeca." Los dos hombres lo miraron en silencio. Un momento después Colby le rodeó los hombros con su brazo.

"Sabes que no puedes mentirnos ¿verdad? Tu dirás lo que quieras, pero tu cara nos dice que estás muerto de miedo y no sabes como decirnos que nos quedemos a dormir en tu casa porque no quieres que vuelvan a atacarte."

Charlie agachó la cabeza y se volvió a ruborizar. "Tienes razón, ha sido horrible, si no hubiera sido por Dean y Sam que espantaron al tipo, que por cierto, era de la banda de Morrison. Intentaba que dejara en caso."

"Un momento, un momento." Dijo Don en el mismo momento en el que Colby iba a empezar a hablar. "¿Qué es eso de que te salvaron?, ¿Quiénes eran?, no le habías dicho nada a Colby y ¿Cómo es que el tipo era de Morrison? Juro que voy a acabar con ese bastardo y como te vuelva a poner la mano encima…"

Charlie suspiró profundamente y recostó la cabeza sobre el hombro de Colby, tras lo cual cerró los ojos mientras hablaba. "¿Por qué no dejamos esto para mañana? Estoy cansado y necesito dormir. Mañana tendré las ideas más claras y os contaré lo que queráis." Rodeó con su brazo sano la cintura de Colby y notó como este apoyaba su barbilla sobre su cabeza, rodeando todo su cuerpo. "Os quedareis en casa ¿verdad?"

"Claro que si." Dijo mientras terminaba besándole la frente y abrazado a él salían del hospital.

Mientras salían de la sala de espera, un hombre los siguió con la mirada desde la silla en la que estaba sentado. Un momento después cogió el teléfono.

"No, señor, todavía no han entendido bien el mensaje. Claro señor, los entretendré lo que sea necesario hasta que el maestro esté preparado. No se preocupe, no le quitaré la vista de encima al profesor, no mientras sea nuestra gran esperanza para el maestro."