Primera parte del fanfic dedicado a pytufa1622, que me pidió un RemusxSirius en el que Hermione los descubriera ;D espero que te guste!
DISCLAIMER: Harry Potter pertenece a J.K. Rowling


Top Secret

Capítulo 1: Comienzos

Hermione caminaba tranquila por los pasillos de Grimmauld Place. Todavía era muy temprano y dudaba que hubiese gente despierta, lo que era para ella una bendición ya que no tendría que aguantarse las quejas de Ron o los gritos que la señora Weasley le dedicaba a los gemelos por su uso indebido de la magia. La paz reinaba en aquel lugar, era el momento ideal para regresar a la habitación de libros antiguos que había descubierto el día anterior, y sí, la casa Black aún conservaba muchas de sus reliquias. Subió las escaleras y caminó por el pasillo en dirección a la habitación correcta, y cuando estuvo segura de que era la indicada, la abrió… no esperaba encontrarse con la ardiente escena que tenía ante sus ojos… Remus Lupin y Sirius Black… ¿juntos? Los dos hombres se cubrieron con lo que tenían al alcance y la miraron sonrojados intentando dar explicaciones.

-He-Hermione… nosotros… no…-intentó hablar el licántropo, pero la aludida permanecía muda.

-Nosotros… por favor, no se lo digas a nadie…-suplicó Sirius-. No queríamos que vieras esto, nosotros no… pensábamos que todos dormían.

-Es cierto, nunca tuvimos malas intenciones Hermione, sabemos que eres tan solo una niña y no querríamos acabar con tu… ya sabes…-se disculpó el castaño.

-No… no hay problema…-consiguió decir la castaña-. Yo solo… venía por…

-Los libros ¿verdad?-sonrió Black, pasando por desapercibida la expresión de Hermione-. Llévate los que quieras.

-Les guardaré el secreto si me consiguen una cita con Ron-soltó de pronto la hija de muggles.

-¿¡Qué!?-exclamaron Remus y Sirius al unísono.

-Lo que escucharon.

-Hermione, está mal chantajear a la gente, ¿sabías?-dijo el ex profesor, adoptando un tono serio-. Si quieres salir con Ron es algo que debes lograr por ti misma, tú eres una chica linda y carismática, podrías salir con quien gustes.

-Si no me consiguen una cita con Ron, divulgaré su secreto-fue la única respuesta por parte de Hermione quien, con un libro en manos, salió sonriente.

-¿Qué hacemos?-preguntó Sirius, horrorizado.

-Cálmate Sirius, tan solo… debemos tranquilizarnos… y pensar en alguna forma de que Ron salga con Hermione-suspiró Remus.

-Por favor Remus… llevamos años juntos, no podemos dejar que una chiquilla nos diga que hacer, me importa un pepino si es Hermione, la tía de Harry o su novia, a mi nadie me dice que hacer.

-¿Qué prefieres? ¿Conseguirle una cita a una "chiquilla" o que todo el mundo te marque como gay el resto de tu vida? Sé que la segunda no va muy bien contigo-se burló su amante.

-Bien, bien, yo le conseguiré la cita a esa niña tonta…-refunfuñó el morocho, para luego sonreír ante la cara de ternura de su lobito.

-Te amo perrito-sonrió el licántropo.

-Y yo a ti corderito…

-¿Corderito?

-Sí, lo encuentro apropiado para la situación-rió Sirius para luego tirarse sobre Lupin, mordisqueando su cuello como un can hambriento.

Remus siempre había tenido que resistir la bestialidad y ansiedad de Black. Él era un chico tranquilo y dulce, pero se había encontrado con un verdadero lobo, quien no dudaba dos veces el tirársele encima cuando tenía ganas. Todo había comenzado cuando ellos eran pequeños, jóvenes mejor dicho, en su último año en Hogwarts. El morocho siempre había sido un chico muy popular y jamás había tenido ojos para el pequeño lobito. Eran amigos, pero a pesar de todo, Lily siempre tenía que estar para consolar al pobre Lupin en los momentos en que éste encontraba a su amado besándose con alguna chica, lo que sucedía a diario. Sirius, por otro lado, no era de esos chicos que disfrutan estando en parejas, él prefería ser libre para poder estar con quien gustase, la frase que solía salir con mayor continuidad de su boca era "tranquilas chicas, hay suficiente Sirius para todas", horrible según la novia de James. Cada día se lo veía con una chica nueva, pero nunca en compromiso, lo que era una suerte para Lupin, pero aún así, sabía que el animago jamás aceptaría una idea tan… extraña como la de ser homosexual, probablemente se sentiría discriminado, asqueado. ¿Quién diría que todo comenzaría de una forma tan extraña?

Aquel día era el cumpleaños de Remus, finalmente tenía 18 años, lo que significaba, según Sirius y James, fiesta loca. Aún no entendía como había sucedido todo: había madrugado como siempre y se había encontrado con una gran pila de regalos, pero eso no logró cubrir el echo de que su gran amor lo había ignorado todo el día… no le hablaba, no le deseó ni siquiera un feliz cumpleaños, no trabajaron juntos en pociones como solían hacer… nada, y eso estaba llevando a Lupin a una depresión. Quizá… cabía la posibilidad de que se hubiera dado cuenta de que estaba enamorado de él y por lo tanto había preferido alejarse del chico. O tal vez estaba molesto por alguna cosa… habían miles de posibilidades. Pensó en ello todo el día, por lo que cuando subió al dormitorio por la noche, fue tomado por sorpresa por James y Peter, quienes con mucho esfuerzo lograron desnudarlo y atarlo a una silla. No había peligro por parte de los prefectos, después de todo, éste estaba ahora indefenso, sin su varita, mirándolos desde la silla sollozando, sintiéndose humillado… A pesar de la gran emboscada, no fue eso lo que más lo sorprendió, sino que la causa de su mayor sorpresa fue la aparición de Sirius, quien entró riendo al dormitorio y al verlo sonrió, como si esperase verlo así.

-Aquí lo tienes Sirius, tal como pediste-sonrió James, palmeándole el hombro a su mejor amigo.

-¡¿Tú estás detrás de todo esto?!-gritó Remus tan incrédulo como furioso-. ¡Pensé que éramos amigos!

-Y lo somos…-les lanzó una mirada significativa a los dos jóvenes que sobraban en aquella habitación y ambos desaparecieron al instante-. Se llama sex friend.

-Sirius tú…-sollozó Lupin, completamente rojo.

-Serás mi bocadillo esta noche…-indicó, para luego acercarse a él, sentarse sobre su regazo y ronronear junto a su orejita-. Lobito…

Ante ese mínimo contacto, Lupin sintió como su palpitante hombría se ponía erecta sin siquiera darle tiempo a respirar. Sirius sintió como el miembro del licántropo hacía presión por debajo de él, intentando penetrarlo sin éxito gracias a los pantalones del animago. Rió ante la excitación del indefenso joven, tan tierno, adorable, inocente, y a punto de perder su virginidad. Se deleitó observando las distintas caras de placer de Remus ante los contactos y las atenciones que le profesaba el morocho a su miembro, primero masturbándolo, luego besándolo y finalmente lamiéndolo, introduciéndolo en su cavidad bucal.

-Si-Sirius-logró articular Remus entre gemidos-. ¿Por qué?...

-¿Me preguntas por qué?-inquirió el aludido, sumamente sorprendido-. Eres el objeto de mi deseo lobito… desde hace tiempo ¿sabes? Todas esas chicas… son el consuelo de no poder tenerte porque eres hombre…

-¿Qué?-se sobresaltó el chico al escuchar esas palabras-. Un momento, detente y repite lo que dijiste.

-¿Para qué? ¿Para que te burles de mí?

-No Sirius… yo… yo solo…-murmuró el castaño, bajando la vista sumamente sonrojado. El morocho se estaba enfadando con él y sabía que si no hablaba ahora, podría perder a Black para siempre-. Sirius yo también…

-¿También qué?

-También te amo tontito…-rió Lupin, feliz-y no necesitas atarme a una silla para tener sexo conmigo, porque yo también he soñado miles de veces con tener sexo contigo… y siempre despierto con el pantalón húmedo.

-Jajaja-carcajeó Sirius-. Ay Remus… que cosas dices…-sonrió para luego soltarlo y abrazarlo con fuerza.

-Te amo Sirius-dijo el chico, besándolo con total desesperación al tiempo que lo abrazaba.

Sirius también lo abrazó y lo guió hasta la cama. Al poco tiempo las prendas del morocho quedaron olvidadas junto a las de su acompañante. Aún no podían creerlo, estaban juntos y eran correspondidos… ¿acaso se podía ser más feliz? Lo dudaban. Black, como rebelde que era, se mostraba experto en la materia, y conocía específicamente que puntos le daban un mayor placer al joven recostado bajo él, y no dudaba en acariciarlos y despertar de esa forma la ansiedad de Lupin. No quería lastimarlo, debía ser paciente y esperar a que el licántropo estuviese tan caliente como él, sabía que de otra forma le dolería, lo había experimentado ya en carne propia. Fue paciente, después de todo, era la primera vez del castaño y era normal que estuviese asustado. Aún así… comenzó a desesperarse. Sirius no era de esas personas a les que les gustaba esperar a que todo fuese perfecto, no, para él era como venía, y en ese momento no pudo resistir más.

-Voy a prepararte-anunció, y tras eso volteó a Remus e introdujo un dedo en él, moviéndolo para que se acostumbrase a su presencia. Luego fueron dos, y más tarde eran tres los dedos que se movían de forma circular en el interior del chico.

-Aa… Sirius… no…no se si… estoy listo…-gemía Lupin.

-No te preocupes-sonrió el chico, acariciando el cabello del lobo-. Al principio dolerá un poco pero luego verás que todo ese dolor se transformará en placer ¿de acuerdo?

-De acuerdo-contestó el prefecto, poco convencido.

-Aquí vamos-avisó Sirius antes de invadir lentamente el cuerpo del inocente Lupin. Éste no pudo evitar llorar del dolor, pues no era tan sencillo como parecía en las películas, y a pesar de que el morocho se lo había advertido, no lograba soportar aquel tenaz dolor. Era indescriptible, como si se estuviera partiendo en dos, terriblemente doloroso, como para incluso calificarlo con un número que no estuviese en la escala numérica real. Lloraba, lloraba sin compasión, quería que el adolescente saliera de él en aquel instante, pero no podía decírselo, no podía arruinar aquel momento tan especial para ambos… estaban juntos y eso era lo importante.

-Relájate corazón, sino será más doloroso…-trató de calmarlo Sirius-. Anda, respira profundo cuando cuente tres… uno… dos… tres…

Remus respiró profundamente varias veces y de a poco sintió como el dolor se iba atenuando. Tras unos segundos aquel dolor se transformó en un profundo placer que volvía loco al licántropo, haciéndolo sentir que podría transformarse en hombre lobo allí mismo a pesar de que no había luna llena. Sirius aumentó la velocidad lentamente, a sabiendas de que era lo que el castaño quería a pesar de que no lo expresara con las palabras exactas. Se necesitaban, era unión programada previamente por un destino en el cual ninguno de los dos creía. Se podía decir que era mágico, pero en aquel extraño mundo, decir mágico quedaría corto… quizás increíble, irrepetible, inhumano… miles de palabras cruzaron las mentes de los jóvenes, pero ninguna al nivel de describir la situación. Al fin y al cabo lo importante era que ya no tenían miedo, ya no había nada que perder, estaba todo dicho… y eran felices…

Y allí estaban ahora, años después en Grimmauld Place, pensando en como conseguirle una cita a Hermione Granger…


Hasta acá llega la primer parte del fanfic, espero que les vaya gustando como va quedando ^^ jejeje... en fin, nos vemos en la segunda parte del fic =D hasta entonceees~~

Helena Cullen de Hale,,