El amor verdadero es tan solo el primero
Sirius Black: irresistible, divertido, bromista, simpático. Todo un merodeador; miles de chicas han pasado por su cama, muchas más por sus brazos; pero siempre hay una primera vez. Cual fue su primera vez? Quién fue su primer amor?
Recuerdos de un pasadoLos merodeadores: James, Sirius y Remus; Prongs, Padfoot y Mooney. Irresistibles, bromistas e inteligentes, mujeriegos donde los haya, increíblemente guapos si se tenían dos ojos en la cara. James Potter, Prongs, era el más alto, con gafas redondas que le daban un aire pillo y un pelo revuelto de color azabache que lo realzaba; sus ojos eran de color chocolate, oscuros, con vetas más claras, cálidos y amables, siempre con un brillo de diversión. Remus Lupin, Mooney, era el intelectual del grupo; menos lanzado que sus dos amigos pero también con una larga lista de conquistas a sus espaldas; apenas un dedo más bajo que su amigo, estaba mucho más delgado que él, aunque no era precisamente enclenque, tenía el pelo castaño dorado, del color del brandy que llevaba con raya a un lado que hacía caer algunos mechones sobre sus ojos, de increíble color dorado que destacaban en su pálida piel. Por último, el don Juan por excelencia: Sirius Black, Padfoot, el chico más guapo del mundo, según la opinión de muchas féminas; pelo largo, sedoso y negro como una pluma de cuervo, tanto que a la luz casi se veían reflejos azules, tan alto como Remus, pero más musculoso, con una constitución parecida a la de James (NdA: Agradecimientos al quidditch...) Unos ojos increíbles, de color azul oscuro, con un círculo casi negro en el borde exterior del iris, sombreados por pestañas oscuras que le daban un atractivo difícil de obviar. Una sonrisa de las suyas, pícara y alegre, de anuncio de dentífrico, podía hacer desmayarse a una chica. (NdA: Instante para dejar de babear y salir de la ensoñación... XD)
Estos eran los merodeadores, una hermandad en el sentido más amplio de la palabra, eran hermanos, aunque no de sangre, ya que se apoyaban en todo y confiarían su vida a los otros. Una prueba de esto eran sus apodos, que no venían por casualidad, pues Remus Lupin era un licántropo, y sus amigos, lejos de despreciarle, se volvieron animagos para pasar esa terrible prueba con él todas las noches. Eso era su mayor secreto... y la mayor prueba de su amistad.
Estaban todos sentados, la noche antes de volver a Hogwarts para empezar su último curso, cada uno en la cama que tenían en el enorme cuarto de James. Allí era donde habían pasado las vacaciones aquel año, ya que Sirius estaba viviendo allí porque se había escapado de su "odiosa y aborrecible casa de locos" palabras textuales, el año anterior.
Este año Lily caerá.
Llevas diciendo eso desde segundo – rió Remus.
Peor esta vez es distinto – exclamó el moreno – El año pasado nos hicimos amigos, incluso nos llevábamos bastante bien.
Sí, - dijo Sirius pensativo – ahora que lo dices no te tiró nada a la cabeza.
Callaos ya!! – les imprecó James mientras se reían los dos.
Es que Prongsie a madurado – se burló Remus con voz melosa – Verdad?
Más risas siguieron a esto, y un agradable murmullo ocupó la habitación mientras charlaban. La famosa Lily era Lily Evans, compañera suya de casa en Hogwarts, y el punto débil de James, que estaba coladito por ella desde que la vio. Pero hasta el año pasado en el que James había "madurado" como bien había remarcado Remus, no se habían llevado nada bien, es más ella le odiaba, y a él le había costado todo un año convencerla de que era alguien distinto. Siguieron hablando de todo y nada, pasando de un tema a otro sin que se les acabasen, y al final, acabaron recordando sus pasadas conquistas. James, divertido de la observación de Remus preguntó como si nada:
Oye Sirius, quién fue tu primera vez?
Lo había preguntado ya antes, cuando había salido el tema, y siempre había recibido un frío mutismo como respuesta. Su amigo se cerraba como una ostra y no se lo había contado ni a ellos. Esa vez no fue diferente. No dijo nada, Remus cambió una mirada con James e insistió
Venga, Padfoot, fue en Hogwarts?
No – dijo él pasado un rato – No fue en Hogwarts.
Diciendo esto se dio la vuelta, haciéndoles entender que no pensaba decir nada más, ni seguir hablando. Pero no estaba enfadado, eso sí podían notarlo sus amigos, simplemente estaba triste. Y eso era muy muy raro en Sirius Black.
Siempre lo mismo – susurró Jmaes a Remus – Se cierra como una ostra.
Qué crees que pasó?
No sé, a lo mejor le rompieron el corazón.
A Sirius? No sería al revés?
Y entonces porqué estaría así?
Lo seguro es que él no la ha olvidado. Acuérdate de lo Terence.
Flash-Back
Una joven muy hermosa entró en el gran comedor y como todos los días desde hace un mes, fue a saludar a su novio, el chico más codiciado del colegio. Sabía que tenía suerte, pues Sirius Black nunca había durado tanto con ninguna chica. Cuando le fue a saludar, intentando darle un beso, él se apartó, le miró a los ojos y sin un ápice de remordimiento le dijo
Terence, eres muy bonita y muy simpática, pero creo que deberíamos dejarlo.
Estás cortando conmigo? – dijo ella sin podérselo creer.
Sí.
Pero Sirius... porqué?! Creí que me querías!!!
Lo siento, pero esto ya no da para más.
PORQUÉ?!!! – todo el gran comedor les miraba, pero a ella ni le importaba – ES POR ESA, VERDAD?!
Quién?!
No sé – siguió gritando ella histérica – esa en la que piensas mientras estás conmigo!!! Con la que no dejas de compararnos a todas!! Quién es? Dímelo!
Y ante el asombro generalizado, causado tanto por la explicación de la chica, que a todos les resultó completamente veraz, Sirius Black no intentó negarlo, ni mofarse, sólo salió del Gran Comedor con la mirada baja, perdido en sus pensamientos y con una expresión melancólica que nunca nadie había visto en él.
Fin Flash-Back
Fue la que más le duró.
Sí, y acuérdate como estuvo toda la semana siguiente – dijo James recordando lo preocupados que estuvieron – Sin ganas de nada, no se lió con nadie, ni siquiera hablaba con las chicas... llegó a decir que no tenía hambre!!
Sí, eso fue lo más preocupante – Remus sonrió, consciente del enorme apetito de su amigo.
Sabes? Creo que nunca llegaremos a enterarnos, amigo.
No sabían lo equivocados que estaban. Y Sirius, que oyó entre susurros la conversación de sus amigos, cerró los ojos, pensando en unos cabellos cobrizos del tacto de la seda y unos ojos increíbles de color turquesa. La melancolía y la pena encogieron su corazón, como siemrpe que pensaba en ella. "Si al menos pudiese verla, y arreglar lo que ocurrió..."
Una estrella titilante brilló en el cielo, como si hubiese oído su ruego y se regocijase ante la sorpresa que le tenía preparada el destino.
ALEEEEEEEEEEEEEEEEX!!!! Despierta, qué no vamos a llegar!!!!!
Mmmm
Una joven gimió sacando una cabeza de larguísimos cabellos sedosos, de un color difícil de definir, como castaño claro, pero con reflejos de bronce bruñido al sol, dorados y rojizos, de entre las sábanas. Abrió los ojos con desgana para mirar a su prima que saltaba alrededor de la cama; eran unos ojos increíbles, de verdadero color turquesa que resaltaban sobre su piel dorada. Gimió y se quedó sentada, dejando ver como sus cabellos caían lisos y con tirabuzones en las puntas hasta sus caderas, y miró a la que la había despertado así, completamente vestida y arreglada ya.
Qué pasa Angie?
Venga, vístete!!! No querrás llegar tarde a Hogwarts!!
Gruñendo la joven se levantó, y su prima salió disparada de la habitación, acelerada como siempre. Angie, o Ángela que era su verdadero nombre, era una chica bajita, aunque no mucho y de huesos finos, aún cuando tenía curvas bien definidas que la hacían deseable a muchos ojos masculinos. Tenía el pelo muy liso, cortado a media espalda, con muchas capas y un flequillo que le daba un aire despeinado; de un color castaño muy oscuro, casi negro pero que a la luz se veía granate. Según creía Alex, ese peinado iba muy bien con su personalidad, alegre, vivaracha, optimista irrefutable e incurable hiperactiva, era un torbellino de actividad. Sus ojos siempre chispeaban como si se riesen de alguna broma que sólo ella podía ver, y tenían un color muy curioso, entre azul cielo, verde manzana y algunas vetas amarillas.
Gruñendo, se puso en pie, odiaba que la despertasen, y además, ya estaba nerviosa por su llegada a Hogwarts. Al haber terminado ya los estudios en la academia a la que solía ir, su padre decidió enviarla al colegio de su prima para que hiciesen el último año juntas. Había pasado allí el verano, oyendo contar a Angie historias fantásticas de aquel sitio. Sonriendo comenzó a vestirse, de forma muy simple: unos vaqueros claros con un cinturón blanco y una simple camiseta de tirantes blanca, además de unas sandalias del mismo color. Se miró en el espejo mientras peinaba su extraordinariamente larga cabellera (NdA: Soy consciente de que me repito, pero es que realmente lo tenía muy largo) y sus ojos se posaron en el colgante que llevaba en el cuello, y que no se había quitado en cuatro largos años. De plata, era un dragón que escupía llamas rodeando dos letras picudas: SB. No era muy grande, pero estaba trabajado con tal minuciosidad y detalle que hasta parecía que se movía.
Un suspiro salió de sus labios carnosos, evocando recuerdos tan dulces como amargos. Con una sonrisa frágil como el cristal, melancólica, peor con un regusto de ira y cólera, terminó de arreglarse el pelo y se puso algo de brillo de labios, su máxima permisión al maquillaje. Ira y amor, cólera y cariño. Era increíble como podía albergar tales sentimientos, tan contrarios, por la misma persona. Un pensamiento vino a su mente, uno que no le era extraño: "Ojalá pudiera verle otra vez" Ese pensamiento voló de su cabeza cuando oyó a su prima gritar desde abajo y corrió a reunirse con ella.
Nos encontramos con Lily allí? – preguntó metiéndose en el coche
Sí, en el andén.
Tengo ganas de verla – sonrió Alex
Había conocido a Lily unos años atrás, en un verano en casa de su prima, y le había caído inmediatamente bien, llegaron a hacerse buenas amigas, sin perder el contacto durante el curso. La chica era una belleza; tenía una piel blanca y nívea una impresionante cabellera roja como nadie más; además sus ojos eran del color de las esmeraldas más puras y le daban un encanto embrujador. Además, era muy inteligente, siempre la primera de la clase, y siempre dispuesta a ayudar a quién lo necesitase. Tal vez algo cabezota e irritable cuando se ponía, pero era una buena persona. No habían perdido el contacto desde que se conocieron, pues se escribían durante el curso, y ahora tenía muchas ganas de verla.
Estás nerviosa – no era una pregunta
Intento no estarlo
Vamos a pasárnoslo genial, ya verás – dijo su prima.
Sonrió y llegaron a la estación; tras mil besos y abrazos al padre de Angie, cruzaron el muro y entraron en el andén, donde les acogió la típoca cacofonía de gritos, chillidos y conversaciones en voz tal vez demasiado alta. Ambas jóvenes llevaban sus maletas levitando tras de sí y se levantaron de puntillas para ver si encontraban a su amiga. Alex, viendo una flamboyante cabellera roja muy característica, agitó un brazo gritando:
Lily!!!
La pelirroja las vio y se abrió paso hasta llegar hasta ellas, donde las abrazó efusivamente, con una enorme sonrisa.
Chicas!!! Me alegro de veros!!! Os he echado de menos!! – y echándoles una mirada dijo – Estáis estupendas!
No menos que tú, Lily
La voz masculina que dijo esto por detrás consiguió que la pelirroja se encarnara levemente y se dieron la vuelta las tres para ver al dueño de la voz, acompañado de un amigo que sonreían cordialmente, y otro que llegaba por detrás, dado la vuelta. Los tres eran extremadamente guapos, y el rezagado llegaba agradeciendo con besos al aire a sus fans, Lily y Angie sonrieron divertidas, peor Alex le miró fijamente, éste al verla, se paró de repente y su cara perdió la sonrisa, volviéndose repentinamente seria y melancólica.
Alex – susurró
Sirius.
