Los personajes de "Seiya" (Sailor Moon) y "Zero" (Vampire Knight), son propiedad de Naoko Takeuchi y de Matsuri Hino, respectivamente.
Prólogo
Por: Ceejay
"En Ţara Ungurească, una exclusiva villa de Alba Iulia, Seiya, un niño amable y tranquilo conoce Marion Poe, una niña pelirroja temperamental y se convierten en amigos inseparables. Al cumplir los 17 ambos se van a estudiar a la prestigiosa universidad de Enxel, donde tendrán que enfrentar mas de un conflicto. Sobretodo cuando se cruzan en sus caminos dos personas que cambiaran sus vidas para siempre…"
"Sombras del pasado"
"Hace aproximadamente diecinueve años......
Una joven de unos diecisiete mayos, cabalgaba su blanco corcel para ir a encontrarse con su amante prohibido. Él, si bien era portador de una belleza imposible, de hermoso pelo castaño rojizo, también era cierto que desde que la conoció en aquel prado, quedó prendado de su encanto. Ambos llegaron a amarse de una forma tan desarraigada, que el solo hecho de disfrutar de la naturaleza agarrados de la mano, los hacía sentir una felicidad inimaginable. Ella tenía una larga cabellera castaña clara que se desataba en su blanca espalda en unos delicados rizos que brillaban con la tenue luz del ocaso. En sus grandes y pícaros ojos zarcos brillaba una luz única y su voz era tan hermosa que hacía llorar a los gorriones.
Como cada tarde, ese día se disponía a contemplar el ocaso en la pradera junto a su adorable caballero. Estaba tan fascinada soñándole despierta, que perdió la noción del tiempo. Pero tenía que esperarlo. Necesitaba verlo o enfermaría. Tal era el grado de dependencia hacia él. No le gustaba estar en casa sola con sus sirvientes que parecían crecer en número conforme lo hacía ella en tamaño. Todo por haber nacido con el cuerpo frágil, ella, siempre era tratada con excesiva delicadeza y eso le irritaba. Sobretodo porque en la noche anterior, en el baile sorpresa que preparó su padre, anunciaba su compromiso con el noble idiota que la cortejaba; ese que tan mal le caía. Así que se armó de valor. Decidió que era hora ya que el pichón de águila dejara el nido. Pero lo que no sabía era que semejante imprudencia podría costarle bastante caro. Quería libertad, ignorando que esa era la peor forma de conseguirlo, dada su extrema fragilidad, su obvia fachada de noble y… lo desprotegida y vulnerable que estaba ahora. Sintió una brisa helada que le congeló las piernas pálidas. El animal le miraba con ojos ansiosos. Se agarró el largo y elaborado vestido, lo montó con majestuosidad y se abrazó al cuello de este. Decidida a lo que fuera con tal de ser sacrificada de ese modo.
–Oh, apúrate Sam –Suplicaba angustiada, al ver que el animal iba muy despacio y se avecinaba una tormenta. Lo cual era muy común en esa temporada. Las hojas de los cerezos formaban un remolino de guirnaldas a su alrededor. –Tengo que verle o no podré seguir con esto. Vamos antes que mi padre mande a por mí, te ruego amiguito.
Un caballero apareció a lo lejos. El caballo fue el único en percibirlo.
– ¿Ocurre algo, pequeño? Venga, no temas, sigue adelante –le rogaba al momento que agarraba las riendas, pese al fuerte viento que le helaba y le imposibilitaba ver con claridad la persona que estaba al final del camino –Ah, no puedo ver nada. ¿Ey, Samsón, Crees que sea Joshua?
Sus ojos brillaban con más intensidad con esa idea tan solo. Arreó con ímpetu hasta llegar al sujeto. Este llevaba una bufanda que le cubría la mayor parte del rostro, pero el color inconfundible de su pelo resaltaba en un flequillo, que se convirtió en juguete para el viento. Sus ojos lucían diferentes, pero era él sin duda.
–Joshua. –dijo en un susurro mientras su corazón se salía por la borda. El caballero no dijo palabra, pero le ofreció la mano y, esta enseguida bajó del caballo. La tomó en sus brazos y huyó con ella a una velocidad casi inhumana. Ella estaba acostumbrada. No estaba en absoluto asustada, ni le importó dejar su fiel amigo atrás. Tenía todo cuanto deseaba. Estaba segura de ello.
En cuanto llegaron a una gruta para protegerse de la tormenta, el caballero, sin hablar aún, la cerró con una enorme piedra, con un rápido movimiento del dedo índice de su mano izquierda. Sus ojos centelleaban más intensamente que los relámpagos. Todo lo que se oyó después fue un grito apagado dentro de la cueva… ese lugar se convirtió en su hogar. Jamás se le vio salir a ella o a él; excepto en las noches oscuras. Un año después en un día igual de tormentoso se escuchó el dulce llanto de un bebé. Más tarde, cuando hubo calma, el caballero salió con la criatura en brazos. Había una sonrisa en sus labios, pero no llegaba a sus ojos bermejos. Se dirigió a la ciudad, con una meta poco clara en mente."
***Años después***
Aquel día gris una amistad que nada rompería o igualaría, estaba a punto de nacer. Mientras una pequeña nena pelirroja lloraba, sentada bajo un árbol cercano al internado Sunrise, un pequeño que pasaba con un muñeco de felpa en las manos, vio esta escena y se acercó…
–Ah… hola –dijo bajito el pequeño de grandes ojos azules y pelo como la noche a la nena. Su voz era tan bonita que parecía un canto.
– ¿Euh? ¿Quien PIIII eres tú? –respondió abruptamente la nena, con los ojos rojos de llorar.
–Ey, una señorita tan guapa no debería expresarse de esa forma –dijo el nene sonriente y le pasó su conejito –El señor Orejas aliviará tu pena
– ¿Eres subnormal? –señaló irritada, pero él ya lo había puesto en su regazo y seguía sonriendo. Esa sonrisa tan amable la desconcertó y se sintió avergonzada por la actuación de antes –ah…gracias –masculló y miró hacia otro lado, con los colores ligeramente subidos.
–¿Puedo? –preguntó el chiquillo, mientras se sentaba junto a ella.
–Haz lo que quieras, no me importa –dijo en un hilillo de voz, tratando de sacarse algo de su largo pelo carmesí – no me importa nada – continuó entre sollozos.
–Ah, disculpa, olvido mis modales, mi nombre es Seiya Krown ¿Como te llaman a ti, señorita?
–Solo"Marion", mucho gusto o lo que sea… arrggg que asco –gruñó tratando de arrancarse un mechón pegajoso.
–Espera, no lo hales así o te quedarás calva –sus manitas tiernas, intentaron quitar con cuidado la goma de mascar, pero una expresión de pánico en sus ojitos zarcos, indicaba que era inútil.
– Voy a estrangular ese cuatro ojos de Kalry, lo golpearé y luego…y luego lo…–sus manitos golpearon tan fuerte el estomago del pobre peluche, que le sacó un poco del relleno que tenía. Seiya la miraba sorprendido.
–Lo siento, no quise hacerle daño al sr. Orejas, ya lo reparo, soy buena para esto, espera.
Sacó su equipo de manualidades y una tijera se le cayó de la cajita. Se lo pensó un minuto y la tomó. Se agarró un mechón con una mirada traviesa.
–EY… nooo, espera, ¿qué haces? –gritó él, quitándoselas en el acto.
–Dámelas ya –le ordenó, intentando arrebatárselas –dámelas o te golpeo, idiota. –El pequeño, con una carita de resignación, suspiró y se las ofreció, pero cerró la mano cuando esta las iba a tomar.
–Deja que lo haga un profesional, ¿si?
– ¿Que?
–Date vuelta.
Ella, obedeció con el rostro fruncido. El tomó un mechón con delicadeza y dudó en ese momento, por lo bien que olía. Estaba en un dilema. El cabello tenía un color tan vivo; estaba bastante largo y abundante. Era un sacrilegio cortarlo. Así que decidió cortar solo la parte dañada por la goma. Pero las tijeras se trabaron y al tratar de sacarlas, cortó una parte considerable. Abrió los ojos como platos al ver el gran mechón carmesí en el césped.
–Eh… esto…yo…
–No te preocupes, ya crecerá –dijo ella despreocupada.
–Pero… lo siento… te haré un corte más… digno de ti –dijo sonriendo con dificultad.
–Apúrate, pronto lloverá y no quiero mojarme el uniforme.
Lo miró de reojo, confiándole su cabeza. El siguió la ardua tarea complacido. Sin embargo, aunque hizo un excelente trabajo, el no lucía muy feliz.
–Waw se siente mas fresco ja ja –la sonrisa de ella era transparente y pueril. El la miraba fascinado.
– ¿No te regañarán si te ven pelada como un muchacho? –dijo preocupado.
– ¿Y qué mas da? ¿Ya no se le puede hacer nada o si? –Su rostro triste se tornó a los largos mechones en el suelo como si se arrepintiera de algo. –Seguro que ya no pareceré tan "guapa", ¿no? –masculló mientras se enjugaba pequeñas gotas saladas que empezaban a brotar de sus melados ojos.
– No, ¿qué dices? Me encanta el color de tu pelo, es mi favorito –añadió apresurado –ya crecerá, solo es cuestión de tiempo, ¿no? –dijo citando sus palabras. Empezaban a escucharse los truenos. –Ah, vente o nos mojaremos –dijo al tiempo que la tomó de la mano.
–Espera, el Sr. Orejas se mojará –dijo ella, agarrando el peluche y emprendiendo la huida. Olvidando el incidente y dejando su salvador atrás
–Aguarda, no corras tan rápido, Solo Mariooooon
–Es Ma-ri-on, cerebro de maní.
–Ese apellido es algo raro, ¿no? –bromeó el, rascándose la cabeza. Ambos sonrieron.
La tormenta los atrapó rumbo a casa. El pequeño Seiya vivía cerca, pues se había mudado recién con su familia. La idea de pasar la tormenta solo con sus sirvientes no le atraía de mucho. Marion no paraba de correr y él no paraba de corretearla. Olvidando los truenos a que temía por estar jugando en la lluvia, se sintió el niño más feliz de su edad, pero esa felicidad no iba a durar por siempre...
***Dieciocho años mas tarde***
***Seiya***
"Ey, despierta jovencito" –me dijo alguien entre sueños. Su voz era tan dulce que me hizo sentir como un pequeño niño necesitado de su madre… mi madre. Igual que otros días, este también era un sueño. ¿Tanto preciso de ella? Ah, valla usted a saber. Estoy muy nostálgico estos días. Puede deberse porque he dejado la escuela de música y pronto entraré a la universidad. Pero lo mejor es, sin duda, que volveré a ver a alguien muy querido para mí. Se pondrá feliz. Eh bueno, esto si no toma en cuenta que no he contactado con ella en todo este tiempo, jeje.
Tengo en la maleta un par de fardos de solicitudes para distintas universidades. Aún no tengo idea de qué iré a estudiar, pero entre las ofertas, hay una que me atrae…sin darme cuenta me quedé dormido llenando varias formas, concentrándome en las más difíciles primero, así que sólo me queda lo básico…Mi nombre es Seiya Krown… tendré los dieciocho el próximo 30 de julio. Mis ojos son zarcos, mi cabello negro –que acostumbro a llevar largo – mido un metro setenta, soy del tipo A+ y mi color favorito es… mi color favorito es…mmm me gusta tanto el rojo como el negro. Que difícil mejor dejo esto vacío jeje… En mis ratos libres practico Fútbol americano y rasgueo mi fiel y curvilínea compañera –o sea, mi guitarra. Adoro las hamburguesas y mi sueño es… ¿conocer a mis verdaderos padres?
Una nube de dudas y sufrimientos entremezclados de mi niñez afloraron a mi cabeza, por suerte pasó la azafata con el carrito y de esta manera no colapsé…hubiera sido embarazoso que alguien me viera llorar llenando una forma de este tipo, como si fuera un test de esas graciosas revistas del corazón. No, no puedo escribir eso, suena… patético. Si lo vieran Anny o Derek, no sabría como disculparme. Siempre han estado a mi lado y me han brindado todo su apoyo…pero…pero es sin duda muy difícil. Mejor duermo otro poquito, en lo que el avión aterriza…ah que ganas de volver a molestarte, Rufous.
***Marion ***
"¿Qué es lo que quiere la pequeña Marion?" –susurraba de nuevo esa extraña voz en mi cabeza, causándome jaqueca. Agarré una almohada y cubrí mis oídos inútilmente. Entonces desperté. El mismo sueño otra vez.
–Señorita Marion, ¿te has vuelto a acostar? – Me decía Zoey aquella mañana de Mayo, cuando apenas si dormí la noche anterior pensando en qué cuernos haría, una vez que terminaran los exámenes del instituto y no tuve tiempo ni de ponerme el pijama. Se presentó ante mí, con una pila de papeles –Debes llenar estas solicitudes. Son órdenes del Conde.
–Ah, ni siquiera he tomado un baño, nana –dije con desgano. Pero al menos esta cosa me sacaría de tanto pensar en cosas sin sentido. Ese criejo me hacía mas falta de la que imaginé. Me pregunto si ya habrá entrado a la universidad. De seguro que ya habrá aplicado para una muy buena. –Déjalos ahí nana –Me dio un bolígrafo apurada.
–Con letra de molde –agregó con firmeza –y trata de no hacer tachas, piensa bien antes de contestar cualquier ítem, ¿vale? –dicho esto, me dejó sola.
–Ah, cuantas preguntas, no Ho..... –Me quejé tirándome boca arriba en la cama, hojeando el tocho de papel y empezamos a meditar mi alter ego y yo.
–Ey, parecen los exámenes para entrar a la academia de la guardia del rey mmm, primero empezaré por lo más básico…Nombre: mmm ah"Marion Poe". Edad: diecisiete", mis ojos son…mmm hoy se ven medio rojos –no tanto como la melena desgreñada … pero aún se nota que son melados. ¿Cuanto es que mido?.... ¿Qué querrán que también les diga eso? Estos jodidos eruditos, metiéndose en todo, como si esto fuera relevante…. ah que PIIIII…si eso es lo que quieren –Empecé a escribir a mis anchas, dejando aflorar mi vena "creativa", como si fuera a llenar una de esas porquerías para Miss Tonta 2010, a papi y su querida Patty…to feo les daría algo, y eso lo compensaría – "mido 88-53-85" ... del tipo A+... creo que lo único positivo en mi vida. "Mi Color favorito es violeta"…Pasatiempo:"Escuchar música y tocar la batería"... seee, mi comida favorita es"el Dorayaki",…mmm aunque también me gusta el mantecado, pero eso es un postre tan solo... ya me dio hambre… ¿Mi sueño? Pues...Eso seria…
Ya el pobre bolígrafo estaba hecho una PIIIII de masticarle el casquete. "Encontrar una razón para vivir"… eso es todo lo que quiero… ah luego lo termino, ahora no estoy de ánimos para los números…
...Continuará....
