La dama del viento sombrío

Al otro lado del telón del mundo, más allá de la realidad cotidiana del sentir humano; existe el llamado inframundo, un lugar plagado de espíritus y espectros que retan hasta a la imaginación más fecunda, demonios de nuestros pensamientos; se dice que los seres del mundo etéreo son resultado de pensamientos hermosos y positivos, si hacemos hincapié a esto, los seres de este oscuro mundo provienen de nuestras mas profundas pesadillas y horrores, algunos nacieron hermosos volcándose en horror poco tiempo después de su surgimiento, otros fueron horrores desde su origen en mentes enfermas y malversadas, temores de nuestra realidad y de entre ellos hay uno en particular.

Aquel nació de una ilusión perdida, venido del deseo de un cambio positivo; mas, viciado y abandonado, gusta de regresar a atemorizar a aquellos que le dejaron en el vacío del futuro que no fue.

Hija de frustración y pena; bañada de venganza y tristeza sale de caza en busca de soñadores febriles y parejas, que buscan la eternidad; su piel es tersa y lisa, blanquizca y pálida; sus ojos dos huecas cuencas de que olvidaron mirar, ahora absortos en el aire carente de vida; sus cabellos negros emulan la noche, con los cuales enreda a los incautos que se cruzan en su camino, gimiendo cual niña perdida en medio de la noche, fingiendo ser humana por unas cuantas horas antes de que el alba la aleje de nuevo al reino sombrío del que salió. ¿Quien es ella? Se preguntarán, de donde vino y a donde va, solo lo sabe el helido viento que la precede.

Más hoy tienen suerte de encontrarse con alguien que sabe la respuesta, un viajero de tiempos y mundos, emisario entre los dos reinos, mensajero del más allá, guardián de almas perdidas; aquel cuyo nombre evoca el terror o la adoración, en medida de cada creencia, y muchas veces el final del camino de algunos que llega el momento de partir, y si bien en gracia tengo, los dejare seguir tras relatar la breve historia de este espectro que tantas dudas a sembrado en la mente del mas sensato, y que ahora en mi presencia esta.

Mi relato inicio en un lejano tiempo, de una ancestral tierra llena de magia y encanto, leyendas y tradiciones, mosaico de fantasmas, espantos y espíritus que salen a vagar en las noches. Se dice que era una hija no nacida de un matrimonio aparentemente feliz a la vista de sus vecinos, que durante muchos años le dieron vida al recuerdo de aquella que por un accidente no llego a pisar tierra y eludió mis frías manos, escapando al limbo de los no nacidos, guardando todo el rencor que rodeo su prematuro fallecimiento; por años observo la indominia del crimen olvidado por la gente y en especial de sus padres, que la suplantaron por otro, el cual se llevo consigo; mas esto no calmo su ira, repitiendo dos veces mas su terrible designio. Los desgraciados padres se resignaron a no tener hijos falleciendo de tristeza disfrazada de un gran mal, que en esos años arranco a muchos del efímero estado de lo que llamaban vida; la no nacida en castigo y penitencia por haber hecho sufrir a sus padres fue condenada a vagar por la eternidad, y como recipiente de ira continuo en busca de parejas jóvenes con esperanzas febriles, vengando según su limitado entendimiento a los que no llegaron a vivir. Muchos sacerdotes intentaron en vano calmar su espíritu iracundo, siendo victimas también de ella; aprendió a disfrazarse de un infante que se les aparecía antes de arrancar su alma de su cuerpo de un solo soplo, de ahí que se le nombrara la dama del viento sombrío, dejando solo los fríos cadáveres de los desdichados que encontraban a su paso.

En estas callejuelas que antaño fueron bosques, sale cada noche, en especial de luna llena que resalta su fantasmagórica presencia, siempre precedida de un lacerante viento que cala hasta los huesos, volcando en maldito este sendero en el que se perdía la esperanza, que ni la construcción de la capilla contuvo su aparición; que por el contrario, aumento su actividad afectando ya no solo a parejas, sino a todo caminante que como ustedes salen sin cuidado, con exceso de confianza, o con un terrible escepticismo como marca de condena, que ella huele en el aire.

Su búsqueda nunca tendrá fin, vagando hasta el final de los tiempos; y solo el oír aquel nombre sepultado por el tiempo podría calmar la ira que la llevo a vagar, y ayudarla a descansar en paz, pero ya no vive nadie que lo recuerde, nadie supo siquiera que venia y no llego…

Si hoy están conmigo sabrán que el día de su juicio a llegado, que no hay esperanza de un mañana, que a llegado la hora de partir, por que la dama no nacida esta en camino; no importa cuanto pregunten su nombre, no lo diré; no insistan, que no hay precio que devele secretos de los muertos, en sus ojos se mira el miedo de perder la vida, huelo como se hiela su sangre ante la simple idea de fallecer, y dejar este mundo. Ahora están en mis manos y solo mi capricho decidirá si deseo que vivan para contarlo, o perezcan y me acompañen al anfiteatro del inframundo. Ya esta cerca, correr es inútil, un sudor recorre todo su ser ante el sopor de lo inevitable, su cuerpo ya no responde, los alcanzara…

Ahí esta, su mirada hueca los observa en un angustiante e interminable grito… ahora que están en mis manos, les diré su nombre y es…

Quiyahuatl