Debido sobre todo a razones de mejora de escritura, este fic ha sido actualizado el día de hoy 19/11/18 para incluir una versión más estilizada del escrito. Les recuerdo que la versión original fue utilizada para el mini-reto de Septiembre de 2015 de la Sala Común de Ravenclaw "Estaciones" en el foro de las Cuatro Casas.
Por lo tanto no se utiliza con fines de lucro o plagio alguno, así como que el Potterverso es propiedad de J.K Rowling. Ningún personaje de Harry Potter me pertenece sólo me pertenece la historia que estoy escribiendo.
Si quieren ver el fic anterior, mándenme un review o mensaje privado para que les mande la dirección y la contraseña del archivo. Gracias.
El Último Invierno.
Él está sentado en una habitación oscura y vacía, en un banco desvencijado. Su traje pesado de etiqueta lo aprisiona y en sus manos sostiene un hermoso collar cuyo propósito ha desaparecido.
Igual que él.
Igual que el mundo.
...
Le di el último beso, la vi por última vez, un hermoso día en invierno.
Ella se fue. Viste sus brillantes ojos verdes sin vida, rezando a la nada un adiós que no pudo decirte. Te arrodillaste en su lecho de muerte tomando sus manos frías y suplicándole regresar. Pero igual que tu madre cuando eras sólo un niño, está demasiado lejos como para volver. De ese camino transitado no hay forma de retornar, ni aunque el amor más profundo te esté llamando.
Y es extraño porque la nieve caía como una bendición para nosotros el día que nos casamos.
Nunca habías sentido tanto dolor. Te sueltas a llorar como nunca antes lo habías hecho porque no te lo esperabas, porque siempre pensaste que serías tú el primero en estar muerto y pensabas "Bueno, ella no me extrañará tanto" aún dudabas de su amor aunque sólo Merlín sabe por qué ya que ella nunca había dejado de amarte y si lo pensaras bien, si pesaras en una balanza todo lo que ella había hecho por ti, lo sabrías. En el fondo, en la realidad, rogaste al cielo por morir primero para no tener que vivir lo que estás viviendo en este momento.
El dolor es demasiado fuerte. Las lágrimas no son más que un preludio de un ser que ya está demasiado roto para seguir viviendo. La muerte de tu cuerpo es sólo un trámite.
Sabes que estás muerto desde el mismo momento en que ella dejó de respirar.
Éramos un perfecto matrimonio, viviendo y soñando en un instante helado donde la tristeza no tenía cabida.
Te preguntas si fue tu egoísmo lo que hizo que la perdieras, si debiste de haber luchado más por su hijo para que no se convirtiera en el monstruo que es y de pronto caes en esa certeza, fuiste tú quien la mataste, tuviste la culpa de que el hijo levantara la mano contra la madre, por no educarlo, por no quererlo, por abandonarlo. Esa verdad se te clava en el corazón como un cuchillo y te hace llorar con más fuerza.
Todo terminó para mí, aunque todavía siento los copos de nieve, la señal de mi felicidad, en lo más profundo de mi alma.
Lloras hasta que las lágrimas se congelan en tu rostro y cuando finalmente te calmas, te levantas, limpias tu rostro, la besas en los labios y le dices "Te veré pronto"
El invierno ha acabado en mi vida. Supongo que así tenía que ser, todo tiene un final.
Me pregunto si cuando me reúna con ella otra vez, se acabará esta espantosa primavera.
Antes de salir de la habitación, escuchaste su voz "Theodore" "Theodore Nott."
Pero cuando te volviste, no había nadie allí.
...
Él está sentado en esa silla y sus amigos fueron a preguntarle qué necesitaba. Los miró con sus ojos ausentes, ¿Qué era lo que creían que él podía dar? ¿Cómo no podían darse cuenta que él no estaba allí más? Le ofrecieron un licor para que se calmara, como si algo pudiese acallar su dolor.
Pero se lo tomó con rapidez, sin sentir el sabor, para que lo dejaran en paz.
No era su culpa si ellos no entendían lo que acababa de pasar.
Y luego él cerró los ojos y comenzó a rezar por primera vez en su vida. A un dios sin rostro, le pidió que acabara con esa farsa y lo dejara descansar.
Para siempre.
