HOLA HOLA! Qué tal todas? Espero que bien!

En fin, llevo bastante tiempo sin postear, y eso no está bien *Mira a Hoku y Kohaku que la apuntan con una pistola* Y como no ando muy inspirada para continuar Kingdoms of Rain, os traigo un pequeño nuevo proyecto en el que quiero que todas contribuyais.

Este fic va a ser una colección de One-shots relacionados entre sí y de temática variada (que si angst, romance, humor… incluso pr0n xD), cada uno de ellos titulado como una canción, y me gustaría que aportaseis ideas e hicieseis peticiones para nuevos one-shots, ya sea por review o mp, lo que querais!

En fin, os dejo con el primero de todos ellos (que ha sido pensado como una especie de continuación de mi otro fic "Lilium"). Ha quedado más angst de lo que esperaba xDD, pero espero que lo disfruteis.

Nos leemos!

No light, no light in your bright blue eyes.
I never knew daylight could be so violent.
A revelation in the light of day,
You can't choose what stays and what fades away.

No light, no light – Florence + the machine

Tres horas juntos tras tres años sin tenerse y la presión en sus pechos todavía no ha desaparecido.

John teme cada parpadeo. Teme perderle en esa fracción de segundo; a él y la poca cordura que aún le resta.

Sherlock teme demasiadas cosas... Aún le carcome un temor irracional por la vida de John. Le aterroriza la aparente fragilidad que muestra y la oscuridad de su mirada...

...las de los dos. No hay luz en sus ojos, aún a pesar de volver a estar juntos, el dolor no cesa.

No se han soltado desde ese abrazo. Las manos cogidas, las caricias, los labios juntándose nerviosamente... Aferrándose el uno al otro como si fuesen el último reducto de un mundo que se ha ido desmoronando. Abrazados en aquel sofá como dos niños perdidos en la tormenta.

Ha estado hablando. Le ha estado explicando lo que ha pasado en el tiempo que llevan separados, cómo fingió su muerte. Ni siquiera sabe si John le escucha o le sigue, pero él habla, errático y confuso en el vacío que el tiempo ha dejado. Y los dos lloran, bañando en lágrimas las sonrisas agridulces del encuentro.

El vacío de tres años.

Tres años que duelen a morir. Tres años de culpa que Sherlock intenta limpiar del alma de John con cada caricia, beso y promesa.

Por eso, cuando el buen doctor cede al sueño en sus brazos, el detective reza hasta que sus propios párpados caen para encontrar de vuelta, al mirar por la mañana en los amables ojos pardos de John, un poco de esa luz que el tiempo les había arrebatado.

Porque con una pequeña chispa, el fuego puede volver a arder.