Digimon no me pertenece.
DESTINO
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Prologo
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Ella estaba en ese mar de gente, en medio de aquella multitud que saltaba, bailaba y cantaba al unisonó y a pesar de eso… estaba sola. No que no le gustara, de hecho para ella eso estaba bien.
Escuchaba la música en sus oídos, aquel beat que producía la batería, las cuerdas del bajo combinadas con la guitarra… y su voz.
Ronca, aterciopelada… y aquella manera en la que arrastraba las palabras aun mientras cantaba.
Y la chica solo podía deleitarse con ella mientras cerraba los ojos y dejaba que la música la envolviera. El delgado suéter que llevaba no era suficiente para aquel frio que había traído el comienzo del invierno.
Su castaña cabellera era sacudida con el viento, y sus caderas y pies eran movidos levemente aun inconscientemente por las canciones.
Ella era foco de más de una mirada y no se daba cuenta.
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Entonces la música paro de golpe, aplausos, gritos y silbidos llenaron el ambiente y Hikari abrió los ojos por fin siendo consciente que ya no se encontraba en aquel lugar mágico a donde la música la había conducido…
Y lo primero que paso al abrirlos… fue perderse en el profundo mar azul de sus ojos helados; su sonrisa torcida le dio escalofríos y se mordió el labio, nerviosa.
Provocando en el aun más interés en aquella chica que bailaba sola en pleno concierto del cual él era el cantante… porque si, la había visto desde el inicio.
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Es preciso decir que aquel intercambio de miradas era significativo, quizás hubiera sido el comienzo de una historia… o quizás fuera tan solo un desvió, de la historia que se contaría.
Porque a pesar de lo que cualquiera pudiera pensar, ella no se enamoro de ese chico de gesto gélido y de cabello dorado…
… o tal vez sí.
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̶ Son buenos ¿cierto? ̶ ella voltea cuando entiende que le hablan. Se encuentra para su sorpresa con una versión más joven del vocalista al que antes miraba y que ahora ah desaparecido tras bambalinas.
Ella sonríe tímida y un tanto decepcionada, pero ser grosera nunca ha sido lo suyo.
̶ Si que lo son ̶ le responde al joven de dulce mirada y cálida sonrisa.
̶ Soy Takeru ̶ dice ofreciéndole su mano, ella corresponde el saludo amablemente.
̶ Hikari ̶ la sonrisa de él se agranda.
̶ ¿Estás sola? ̶ La castaña lo mira y no encuentra presencia alguna de maldad en los ojos del chico, al contrario, siente una extraña comodidad y confianza, aunque eso… no se le hacía del todo bueno.
̶ No, mi hermano conoce a uno de la banda y me ah traído casi a rastras.
̶ ¿Quieres decir que no eres fanática de los conciertos? ̶ Hikari sonríe al verse descubierta.
̶ No, no realmente, pero debo admitir que ellos podrían hacerme cambiar de opinión.
̶ Es de familia ̶ dice guiñándole un ojo, ella no comprende pero tampoco pregunta. ̶ ¿Y qué haces sola? ¿Estás perdida?
La pregunta le hace recordar que antes de quedarse embobada con la música estaba buscando a su tarugo hermano, por lo que casi inconscientemente mueve la cabeza buscando a su alrededor esperando encontrarlo, por supuesto… no lo consigue.
̶ Se supone que iría por una cerveza o algo así, pero es muy distraído y seguramente se ha perdido. ̶ El ríe y a ella le parece una risa muy linda, de esas que suele escuchar en las películas, donde el galán siempre ríe encantadoramente.
̶ Bueno, yo también estoy esperando a mi hermano ¿esperamos juntos?
Hikari siempre se dice que es un poco torpe con los chicos, porque es tímida y se avergüenza con mucha facilidad. Ella diría que no a cualquiera que intentara ligarla, porque simplemente no es lo suyo ligar con cualquiera, vamos que incluso le cuesta trabajo hacer amigos.
Sin embargo, estar con el rubio es fácil, porque se le hace amable y sin ninguna mala intención. Así que asiente y ambos se sonríen.
Las personas caminan al lado de ellos con vasos en las manos, listos para dejar aquel escenario improvisado al aire libre. Y por largos momentos ni el rubio ni la castaña se mueven.
Sin embargo Takeru no deja de ponerle atención y discretamente en todo ese tiempo la ha mirado de reojo, porque era inevitable ver tanta belleza en un ser tan pequeño.
̶ Estoy escribiendo una historia ̶ el comentario la toma por sorpresa, incluso se siente un tanto perdida en aquella conversación tan improvisada. ̶ Soy escritor ̶ le dice él, esperando que comprenda mejor.
Hikari asiente, sin saber si él quería que le dijera algo en concreto.
̶ No se cómo continuarla.
̶ ¿Sobre qué trata?
̶ Sobre el destino ̶ dice mientras mira el cielo estrellado que se alza sobre sus cabezas, después la mira a ella, sus ojos rubí lo atrapan de inmediato, en ese instante se pregunta si es la primera vez que ve ese color de ojos, así lo siente. ̶ dime… ¿tú crees en el destino?
Ella suelta una risa cantarina y aunque a Takeru le parece hermosa, siente que se está burlando de su pregunta.
̶ Creo en el de manera que cada quien es dueño de sí mismo y de su propia historia.
̶ Esa es otra forma de decir que no crees ̶ dice riéndose ̶ Yo pienso diferente… creo que todo está escrito, que cada quien ya forma parte de una historia, que nuestras vidas ya están destinadas para cruzarse con ciertas personas.
Él le da una mirada significativa. La castaña mira al rubio mientras habla, su voz es suave y profunda y de pronto se siente como si estuviera enfrente de un filósofo.
̶ Como ahora. ̶ nuevamente se siente perdida en la conversación.
̶ ¿Disculpa?
̶ Creo que tú y yo estábamos destinados a conocernos.
Y si, ahora ella puede estar segura de que el rubio le coquetea, pero extrañamente no se siente incómoda, al contrario… se siente incluso divertida.
̶ ¿a si? ¿Y por que el destino querría que nos conociéramos? ̶ El se encoge de hombros.
̶ Yo que sé, puede que nos volvamos mejores amigos, colegas de trabajo… amantes ¿Qué crees tú?
̶ Creo que estás loco ̶ dice ella entre risas, porque aquella escena no puede serle mas cómica y extraña ̶ solo un loco se le acercaría a una extraña a decirle que es su destino.
̶ Mira el lado positivo… Nunca olvidaras este encuentro, por lo tanto, tampoco te olvidaras de mí. ̶ Hikari sonríe, porque aunque no quiera admitirlo, el joven tiene razón, nunca podría olvidar aquel encuentro tan… raro. ̶ Otro punto a favor del destino ¿ves?
̶ No, no existe destino alguno, tú has venido a hablarrme porque así lo has querido no porque haya algún manual o libro que te haya dicho lo que tenias que hacer.
̶ Es un buen argumento, pero erróneo. Es verdad que eh venido a hablarte por que he querido pero… es el destino el que ha hecho posible este encuentro ̶ Por primera vez en la noche Hikari quiere gritarle al joven que está loco, porque lo está, eso es seguro ̶ ¿no te das cuenta? ̶ ella niega y el ríe ̶ es el destino el que ha hecho que tu hermano te trajera al concierto, es el destino que ha hecho que yo hiciera lo mismo… y es el destino el que me ha permitido verte entre tanta gente.
̶ O puede que sean solo coincidencias…
̶ Pero que terquedad.
̶ Y bueno… Takeru ¿puedo llamarte así? ̶ el rubio asiente, encantado por cómo suena su nombre en los labios de ella ̶ ¿de qué va a servir todo este destino si nunca nos volveremos a ver?
̶ ¿Qué? ¿Por qué dices eso? Basta con que aceptes salir conmigo.
Hikari suelta una carcajada. Aquel muchacho es el chico más atrevido que ha conocido en toda su vida, y aunque no le gusta sentirse así… está encantada con él.
̶ El destino te ha jugado una mala broma hoy Takeru ̶ este la mira interrogante, ella se siente hundirse en aquel hermoso cielo que parecen sus ojos ̶ esta parte de tu destino ̶ dice señalándose a sí misma con sus pulgares ̶ parte mañana a Francia.
̶ Francia es hermosa.
̶ Lo sé, creo que lo primero que hare será ir a ver la torre Eiffel ̶dijo sin poder evitar su entusiasmo.
̶ Aunque es una pena que te vayas tan lejos.
Ella asiente con una leve sonrisa, no lo dice en voz alta pero igualmente está decepcionada, porque por primera vez se siente ansiosa de salir con alguien, lamentablemente esta vez… el gran destino no lo ha querido así.
Escucha su nombre a sus espaldas, y encuentra a su hermano a lo lejos en compañía de una hermosa pelirroja, le agita la mano. Es una orden, que quiere decir que vaya ahora mismo.
Ella rueda los ojos, ya sabiendo que le espera un sermón sobre que no debe hablar con chicos, y es que a pesar de que ya va a la universidad, su hermano nunca dejara de ser sobre protector con ella. Aunque no es del todo malo.
̶ No te preocupes ̶ el le enseña su enorme y blanca sonrisa.
De esas que una nunca olvida.
̶ El destino tiene increíbles formas de jugar con las personas ̶ dice guiñándole el ojo ̶ así que nos vemos después Hikari.
Ella ladea la cabeza, por que no puede creer aun el gran entusiasmo del chico, aquella manera que tenía de creer tanto en algo tan efímero como lo era el destino.
̶ Si tú lo dices… ̶ dice con una sonrisa. Takeru toma su mano y le regala un beso en el dorso. Ella siente un cosquilleo recorrerle el cuerpo.
̶ Ah sido un placer. Adiós Hikari.
Y sin esperar respuesta él se marcha, y le sigue con la mirada hasta que se pierde en medio de tanta gente. Su corazón palpita fuertemente, aun puede sentir los tibios labios del chico sobre su mano, incluso piensa que ni bañándose podría borrar aquella linda sensación.
Aquel fue un encuentro… extraño y quizás, solo quizás… predestinado.
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Mientras esta hincada sobre la lapida, las lagrimas llenan sus mejillas pero igualmente se confunden con la lluvia. Sus delgados dedos se pasean sobre las palabras escritas en la piedra, el nombre de su amado le quema y revive el dolor de su pecho.
Siente las mejillas heladas, consecuencia de que se encuentra empapada y el viento no ayudaba. Puede ver su aliento y las manos le duelen. Es consciente de que ha estado demasiado tiempo ahí.
̶ Es hora de irnos ̶ su voz ronca la hace voltear, y cuando lo hace es envuelta por una chamarra de piel negra, el aroma que desprende lo conoce bien y la inunda por completo ̶ estas helada Hikari.
̶ ¿Cuánto tiempo llevas aquí? ̶ pregunta ignorando el anterior comentario, el rubio la mira con aquellos ojos fríos, como siempre… entonces ella siente que ha vivido ese momento antes, que todo es igual, ella, sus lagrimas, la lluvia y él…
̶ El mismo que tu. Vamos ̶ el toma su mano para ayudarla a caminar, y ella acepta por fin sintiendo que sus lagrimas estaban terminando de salir.
Y mientras va a su lado Hikari lo mira de reojo, es tan alto que para besarlo tendría que ponerse de puntillas, su cabello empapado es largo a diferencia del de su hermano, su piel es blanca y aunque se comporta tan frio como siempre, ella siente sus manos cálidas o es quizás consecuencia del frio que ella siente en esos momentos.
Inconscientemente recuerda las palabras de aquel joven que conoció en ese concierto, sobre que el destino tenía diferentes formas de jugar con las personas.
De la mano de Yamato se pregunto… si aquello también estaría escrito en su destino. Pero decide eliminar esos pensamientos de inmediato, porque no son correctos, porque la sola idea de haber pensado en el rubio que toma su mano como algo más la hace sentir ya culpable. Y ella ya había cometido demasiados errores.
Y un rayo de lucidez pasa por su mente, pensando vagamente que Takeru diría… que todos esos errores también formaban parte de su destino.
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