¡YAHOI! ¡Dios, la primera vez que subo algo de FE! Sin duda de mis juegos favoritos del GameCube. ¡Y tengo la fortuna de haberme podido hacer con él! Así que nada, espero que disfrutéis de la lectura como del juego.
Disclaimer: Fire Emblem: Path of Radiance y sus personajes no me pertenecen, son propiedad de Shouzou Kaga, Intelligent Systems y Nintendo. No sé qué porcentaje de propiedad tiene cada uno, así que mejor los nombro a los tres.
Gesta I
Era un trabajo sencillo. Fácil y rápido. De los que les gustaban para volver pronto a casa a relajarse, a cenar una buena sopa caliente y luego a meterse en cama a dormir toda la noche.
Y así habría sido si no se le hubiera ocurrido la estúpida idea de perseguir al bandido que había logrado escapar hacia el bosque. Y si se hubiera percatado de que la espesura era demasiado angosta y estrecha para su caballo. Pero no, ella tan perfeccionista como siempre. Ni siquiera hizo caso a los gritos de sus compañeros, diciéndole que volviera, que no tenía importancia. Que el trabajo ya estaba hecho. Si les hubiera escuchado…
Bien, no estaría tirada en medio del bosque con una herida de espada en el costado, justo donde la armadura no la cubría. No era típico de ella cometer un error de cálculo semejante, pero su orgullo la había traicionado. ¿Y ella era la que le daba lecciones sobre prudencia a Ike y a Boyd? Pues menuda profesora estaba hecha.
Intentó moverse y unos latigazos de dolor la recorrieron de arriba abajo, haciéndola jadear. Y ahora que lo pensaba… ¿habían traído algún curandero? Juraría que no. Habían considerado que era un gasto innecesario pagarle a algún sacerdote para que los acompañara. Así que apretó los dientes aguantando, con su hacha bien afirmada en una de sus manos, no fuera ser que al malnacido del bandido se le diera por volver sobre sus pasos para rematar el trabajo.
Entonces oyó un rumor entre las hojas de los arbustos que la rodeaban. Intentó controlar su respiración, preparándose mentalmente para asestar un golpe mortal a quienquiera que estuviera cerca. Una túnica del blanco más puro entró en su campo de visión y, sin perder un instante, alzó el hacha, dispuesta a atacar a…
—¡Espera! ¡No soy un enemigo!—El tono sosegado aunque nervioso la hizo parpadear. Entre su visión borrosa distinguió como el desconocido se arrodillaba a su lado y palpaba su herida. Un aullido de dolor escapó de sus labios en cuanto este la apretó—. Has perdido ya mucha sangre, si no te vendo… —El sonido de una tela rasgándose llegó hasta sus oídos—. Intentaré moverte lo menos posible… —La voz del desconocido era amable y tranquila—. No aguantará mucho, pero es mejor que nada… ¿Puedes caminar?—Asintió débilmente. Trató de incorporarse con ayuda del desconocido, pero sus piernas no eran capaces de sostenerla. Cayó al suelo pesadamente, haciendo un ruido metálico a causa de la armadura—. Tenemos un problema, aquí no puedo hacer nada… no sin mi bastón y sin mis hierbas…
—¿E-eres cu-curandero?—Los dientes empezaron a castañetearle a causa del frío que comenzaba a sentir. Y eso era una muy mala señal.
—Algo así…
—¡Titania!—Las voces de Shinon y Gatrie, sus compañeros, fueron música para sus oídos.
—¡¿Qué le estás haciendo, bribón?! ¡¿Atacando a una dama cuando está indefensa?!
—¡Hijo de-
—¡No, no! ¡Os equivocáis! ¡Yo solo…
—¡Al-alto! ¡Él m-me ha salvado!—Ante su débil susurró Shinon bajó el arco y miró para ella, frunciendo el ceño con preocupación. Titania presentaba una herida muy fea. Necesitaba atención inmediata o sino…
—¿Le has puesto tú ese vendaje?—El curandero asintió tragando saliva. El arquero y el soldado armado de pies a cabeza que tenía ante él lo intimidaban sobremanera.
—¿Sois soldados?
—Algo así—contestó Shinon colgándose el arco a la espalda—. Necesitamos llevar a nuestra compañera a un sitio seguro.
—Mi casa está cerca de aquí, en la linde del bosque. Iba a hacerlo yo mismo pero… —Se miró las manos, impotente.
—Titania es demasiada mujer para ti, chico. Déjaselo a los profesionales. —Shinon bufó al ver como Gatrie inflaba el pecho y, casi sin esfuerzo alguno, cargaba con la mujer pelirroja en sus brazos.
—Guíanos. —Él asintió y abrió la marcha, seguido por Gatrie y por Shinon, quién llevaba el arco a punto por si las moscas.
Cruzaron el bosque en apenas unos minutos, llegando así a una casa más que humilde, de dos habitaciones. La mujer que estaba dentro se llevó un buen susto al ver entrar a semejante comitiva.
—¡Rhys! ¿Pero qué…
—¡No hay tiempo, madre! ¿Puedes poner agua a calentar, por favor?—La enjuta mujer pasó la mirada de Shinon, con su expresión ceñuda, a Gatrie y a la mujer que este cargaba; Titania ya estaba inconsciente y respiraba con extrema dificultad.
—Enseguida—dijo con decisión haciéndose con un cazo y prendiendo la lumbre.
—Por aquí. —Los guio hasta la habitación que había más al fondo, indicándole a Gatrie que tumbara a Titania en la cama de paja con mucho cuidado.
—Así que… ¿tu nombre es Rhys?—El chico asintió mientras se afanaba en retirar el vendaje de emergencia que le había hecho a la mujer.
—Necesito que le quitéis la armadura. Así no puedo distinguir la gravedad ni el alcance de la herida. —Shinon y Gatrie se apresuraron a cumplir su pedido, intentando no pensar en las futuras consecuencias que les traería tal atrevimiento.
Como Rhys había previsto en el bosque, la herida era profunda y sangraba sin cesar. No parecía que hubiera tocado ningún órgano vital (por suerte). El que se la hizo no debía de ser muy diestro con la espada. Aun así su vida corría peligro debido a la enorme pérdida de sangre. Indicó a Shinon que hiciera presión con un paño limpio mientras él rebuscaba entre las hierbas que había ido a recoger esa mañana. Cogió un cuenco y un mazo de una vieja y desvencijada estantería de la pared y comenzó a machacar unas cuantas. Su madre llegó enseguida con el agua y otro paño limpio.
—Vete limpiándole la herida. Lo más probable es que el agua hirviendo le escueza, pero sujetadla par que no se mueva. Hay que limpiarla bien para evitar que coja infección. —Shinon asintió y obedeció sin rechistar. Gatrie estaba al otro lado, sujetando a su subcomandante por los hombros.
Rhys terminó de machacar las hierbas y procedió a preparar el ungüento. En cuanto terminó se acercó a Titania y, tomando el lugar de Shinon, empezó a extender la pasta sobre la herida.
—¿Qué es eso? No le hará daño ¿no?—preguntó Gatrie, nervioso.
—Es un ungüento. Le calmará el dolor y ayudará a que la herida cicatrice mejor. En cuanto endurezca también impedirá que siga sangrando. Ahora hay que vendarla de nuevo y en unas horas habrá que cambiar tanto el vendaje como el ungüento. Si todo va bien, mañana debería despertar. Vosotros deberíais ir a comer algo y a descansar. Yo me quedaré con ella.
—¡¿Estás de broma?! ¡Es nuestra subcomandante! ¡Ni locos vamos a dejarla en manos de un desconocido cualquiera!—exclamó Shinon.
—¡Eso, eso!—Lo secundó Gatrie. Rhys sonrió y asintió dando su conformidad.
—Rhys… ¿tus amigos van a quedarse a cenar?—El aludido levantó la vista hacia su madre, quien asomaba la cabeza tímidamente por la puerta.
—Oh, no quisiéramos ser una molestia, señora. —La mujer negó ante las palabras de Gatrie.
—No es molestia. Enseguida os prepararé algo. No es que tengamos mucho pero… improvisaré. —Shinon y Gatrie bajaron la vista, incómodos y avergonzados por no haberse percatado antes de la situación de la familia. Solo les había preocupado el estado de Titania.
Rhys siguió preparando medicinas en caso de necesitarlas; Gatrie desapareció al cabo de un rato en la parte delantera de la casa; Shinon se quedó sentado en el suelo al lado de Titania, velando su sueño y su descanso, llevando a cabo con esmero las indicaciones que Rhys le iba dando. Pronto unas risas guturales les llegaron de la parte delantera de la casa.
—¿Quién…
—Mi padre debe de haber regresado de los campos. Es jornalero en la casa de un hombre rico que se dedica a la agricultura. —Shinon se explicaba ahora el por qué aquellas gentes parecían tan pobres.
—¿Y tú eres curandero? ¿O sacerdote?—Rhys suspiró.
—Ambas cosas. Mis padres me entregaron a un templo que no queda lejos de aquí cuando era pequeño a causa de mi mala salud. Creyeron que allí iba a estar mejor. Pero como siempre estaba enfermo apenas podía cumplir con mis obligaciones como novicio. Aun así me toleraron porque al parecer se me daban muy bien las artes curativas. Pero en cuanto aprendí todo lo que podían enseñarme me ordenaron sacerdote, me dieron un bastón y me dijeron que me volviera a casa.
—No hacía falta que me contaras tu vida…—dijo Shinon rascándose la cabeza, incómodo.
—Ya veo. Lo siento.
—Tampoco hace falta que te disculpes. Se pondrá bien ¿verdad?—cambió el arquero de tema. Rhys asintió sin dejar ni un momento la tarea que tenía entre manos.
—No debería haber problema. Afortunadamente, la cogimos a tiempo. —No volvieron a cruzar palabra en lo que quedaba de noche. Shinon y Gatrie durmieron en el suelo de madera, tapados por simples mantas gastadas que apenas abrigaban. Rhys fue el que se quedó despierto, orando por la recuperación de la mujer pelirroja.
A la mañana siguiente, tal y como había vaticinado Rhys, Titania abrió los ojos. Al principio se encontró desorientada, sentía un dolor punzante en el costado y una debilidad en todo el cuerpo. Pero pronto los recuerdos de la tarde anterior regresaron a su mente. Vio a Shinon y a Gatrie durmiendo a pierna suelta en el suelo, y al chico que la había salvado sentado en una silla al lado de su cama, en actitud de rezo.
—Oh. —Se le escapó al darse cuenta, sorprendida, de que la herida ya no le dolía tanto como el día anterior. Rhys levantó la mirada y le sonrió.
—No deberías moverte aún, estás muy débil. —Se acercó a ella y examinó la herida sin llegar siquiera a rozarla, no quería incomodarla—. Mmm… parece que ya ha dejado de sangrar, lo que es buena señal.
—¿Dónde estoy?—preguntó Titania paseando los ojos por todo el cuarto.
—En mi casa, en mi habitación. Esos dos chicos te trajeron. —Titania no pudo evitar sonreír. Rhys sonrió a su vez.
—Iré a prepararte algo para desayunar, tienes que reponer fuerzas. —No tardó mucho; volvió al cabo de unos minutos con un vaso de leche y un poco de pan con queso—. Siento no tener nada más para ofrecerte. —Titania tomó la comida y la leche, dando un largo trago a esta. El líquido blanco y fresco bajó por su garganta aliviándole así el picor que comenzaba a sentir en la misma—. Tengo que cambiarte el vendaje y limpiarte la herida. —Titania asintió y, mientras Rhys se afanaba en su tarea, ella se distrajo mordisqueando el pan y el queso. No pasó mucho tiempo cuando Shinon y Gatrie al fin despertaron. Enseguida quisieron saber de su estado, y ambos respiraron aliviados al ver que ya estaba mucho mejor, con su vida fuera de peligro.
Pronto la madre de Rhys apareció en la habitación, ofreciendo a los invitados algo para desayunar e invitándolos a pasar a la cocina. Gatrie aceptó el ofrecimiento de la amable señora enseguida, pero Shinon fue más reacio a abandonar la habitación. Al final cedió, más por la mirada amenazante de su subcomandante que otra cosa.
—Siento que seamos causa de tantas molestias. —Rhys negó con la cabeza; estaba pasando un paño empapado en manzanilla por la herida para retirar los restos del ungüento que le había ido aplicando durante la noche.
—Mi madre está más que encantada. Yo no tenía muchos amigos de pequeño y a ella le gusta tener gente en casa.
—Eres sacerdote ¿no? Y curandero también, por lo que veo. ¿Así te ganas la vida?—Rhys paró sus delicados movimientos unos segundos; suspiró y volvió a reanudar el tratamiento.
—Me gustaría que así fuera… —Fue más un murmullo que una contestación, pero Titania siempre había tenido buen oído. No preguntó nada más y pasó el resto de la mañana durmiendo. A la hora del almuerzo la madre de Rhys le trajo un plato con unas pocas patatas rehogadas en mantequilla.
—La mantequilla la he hecho yo. Puede que no sepa muy bien porque la última remesa la hice ya hace unas semanas pero espero que le guste, señorita. Una ya no tiene la fuerza de cuando era joven.
—Madre…
—Sí, sí, ya lo sé. —Rhys miró con cara de disculpa para Titania.
—Si por ella fuera seguiría faenando como antes, pero su artritis se lo impide. Y yo… —Sacudió la cabeza—. Perdona, no quiero aburrirte. —Titania no dijo nada, se limitó a probar aquellas patatas de aspecto delicioso. No se equivocó. Sabían a gloria. Después de comer Rhys le recomendó que echara una siesta y así lo hizo.
Cuando despertó ya estaba anocheciendo y desde la parte delantera le llegó el sonido de una voz más que conocida. Ignorando las punzadas en su costado se levantó y fue tambaleante hacia la entrada de la habitación, apoyándose en las paredes.
—Comandante Greil… —El hombre se giró hacia ella y su rostro reflejó el más puro alivio al verla viva y a salvo.
—Titania… ¿Te encuentras bien? Creo que no deberías haberte levantado… —Ella negó, dejándose sujetar por él, no obstante, por si acaso.
—Me siento tremendamente avergonzada. Lo que ha pasado no fue más que mi culpa, Shinon y Gatrie no…
—Ya habrá tiempo para eso. Ahora tienes que recuperarte. —Se volvió entonces hacia Rhys, quien permanecía sentado en una silla de madera, con las manos cruzadas sobre el regazo—. Quisiera darte las gracias, muchacho. Has salvado la vida de alguien a quién aprecio. ¿Qué puedo ofrecerte a cambio?
—No es necesario. Mi deber es socorrer a los heridos.
—Mi hijo tiene razón, señor. No necesitamos recompensa alguna. —Greil negó con la cabeza.
—Tengo que pagaros de alguna manera.
—Pero… —empezó Rhys.
—Comandante ¿qué le parecería tener Rhys como curandero en la compañía? No solo sabe tratar heridas, también puede usar bastones. He visto uno en su cuarto. —Greil miró al muchacho. Era de complexión delgada y de apariencia frágil, sin embargo sus ojos reflejaban una gran calma y sabiduría. Y lo cierto es que no les vendría nada mal contar con un sacerdote/curandero de mano a tiempo completo. Así al menos Mist dejaría de llorar cada vez que se fuera a un trabajo.
—¿Qué dices, chico?—Rhys parpadeó, incrédulo. Nunca en su vida le habían ofrecido un trabajo semejante.
—¿Sois soldados?—preguntó, más por curiosidad.
—Simples mercenarios. Recibirías una buena paga. Somos buenos en lo que hacemos…
—No nos minusvalore, comandante. Somos la élite de los mercenarios—dijo Shinon con suficiencia, a lo que se ganó enseguida una mirada reprobatoria por parte tanto de Greil como de Titania.
—Rhys… —La voz de su madre lo hizo volver a la realidad. ¿Trabajar para una compañía de mercenarios? ¿Él? ¿Que siempre se ponía enfermo?
—Yo… no sé si sería adecuado, señor. Mi salud es muy delicada y no creo ser de mucha utilidad…
—Tonterías—dijo esta vez Titania—. Si no fuera por ti yo estaría muerta a estas alturas. Queremos que vengas con nosotros ¿no es así, chicos?
—Claro… —dijo Gatrie.
—Lo que digas—refunfuñó Shinon.
—¿Entonces?—L apremió Greil. Rhys miró para su madre; la mujer le sonrió desde su sitio.
—Deberías aceptar, hijo. El mundo no se reduce a esta casa ni a esta aldea. Eres joven aún. —Rhys miró de nuevo para Greil y para Titania y tomó una decisión. Respiró hondo.
—De acuerdo. Me uniré a vuestra compañía. —Titania sonrió y Greil asintió.
Ninguno se imaginaba lo valioso que acabaría siendo Rhys para todos, especialmente para los más pequeños.
Fin Gesta I
¡Me moría de ganas por escribir algo de este fantástico, maravilloso e inolvidable videojuego! Así que me he propuesto cubrir algunas de las lagunas que la historia presenta. Espero que no venga nadie a tocarme las narices diciéndome que dichas lagunas aparecen cubiertas en el Radiant Dawn. Desde YA aclaro que NO HE JUGADO al Radiant Dawn.
Repito: NO HE JUGADO AL RADIANT DAWN.
Así que, por favor, abstenerse reviews tocapelotas. El que avisa no es traidor.
*A favor de la campaña con voz y voto, porque dar a follow o favorito sin dejar review es como manosearme una teta y salir corriendo. Lectores sí. Acosadores no. Gracias.
¡Nos leemos!
Ja ne.
bruxi.
