Las dos amigas se encontraban escondidas en la biblioteca. Desde hace un tiempo habían descubierto que ese sitio era el escondite ideal, sus compañeros rara vez ingresaban ahí.

—¿Entonces te regaló un collar de la luna? —preguntó Alya con entusiasmo.

Marinette sonrió ampliamente y no pudo evitar dar un pequeño giro, estaba completamente feliz. Jamás pensó que ese chico le daría un obsequio.

—Me vio y me dijo que me tenía un regalo —respondió sonriente. Tocó su pecho y abrió un poco su polerón, de ese modo el collar quedó de modo visible.

Alya lo observó con la boca algo abierta, estaba más que maravillada. ¡Era un collar sumamente hermoso!

—¡Es precioso! —Alya intentó tocarlo, pero Marinette lo guardó de modo rápido, no quería que nada arruinara su collar, era un objeto muy preciado —. Debes esconderlo bien, ya sabes lo que puede suceder.

En ese instante, la campana sonó y amigas amigas se observaron con preocupación. Debían volver a clases, debían regresar a la pesadilla.

—Déjame revisar —Alya abrió lentamente la puerta de la biblioteca y observó de modo atento, los pasillos estaban llenos, sus compañeros no se veían aún —. Solo debemos esperar un poco.

Marinette se colocó detrás de su amiga y también observó como todos iban caminando o hablando con sus amigos, todos estaban alegres, felices. Excepto ellas, que debían esconderse.

—Y ya no veo a casi nadie —comentó Marinette —. Será mejor que corramos, justamente tenemos clase de Historia.

—Historia —Alya tembló brevemente —. Estoy segura de que alguien robará mi tarea.

—Seremos cautelosas, vamos al final del salón.

Ambas corrieron a toda velocidad. En cuanto llegaron al salón, intentaron pasar del modo más desapercibido posible, pero no lo consiguieron.

Alguien tenía el cuaderno de Marinette entre sus brazos, Kim se estaba comiendo su colación y sus lápices estaban tirados en el suelo. En el caso de Alya, alguien leía sus reportajes.

—¿Así que piensas que soy un nerd? —Max se veía ligeramente ofendido.

—¡Pero eso no es un insulto! ¡Max! —Alya quería disculparse, pero no veía lo malo. ¿Desde cuándo ser inteligente era algo malo?

—Dupain —Kim se paró frente a la azabache, ella se sintió temblar —. Para la otra pídele a tu mamá que te de más galletas, fueron muy pocas —tiró el paquete vacío en la cabeza de la azabache, la que se llenó de migajas.

—Pastelera, no perteneces aquí —Chloé la retó.

Ella quiso llorar, siempre la molestaban.

Aunque no era su culpa. Tampoco de su madre. Bueno... la situación era complicada, difícil de explicar.

—Sucede que ya tomé tu tarea, no te preocupes por tener que dármela —se rió Kim y se fue a su asiento.

Marinette recogió sus lápices arrodillada en el suelo, evitó las lágrimas para que nadie más se burlara de ella. Alya recogía las hojas de su libreta, alguien había sacado muchos de sus apuntes y aparte, habían robado su comida.

Cuando la maestra apareció, pasó puesto por puesto pidiendo la tarea. Casi todos la tenían, a excepción de...

—Señorita Dupain, su tarea.

—Yo... no la hice profesora —respondió avergonzada. Claro que la había hecho, pero la habían robado.

—¿Otra vez? Es casi la tercera vez está semana —le reclamó la maestra.

Alya vio a su amiga con preocupación, quería ayudarla, pero no tenía el valor suficiente como para hablar. Ninguna de las dos lo tenía, eran muy tímidas y dada su situación, era peor.

—Tendré que pedirle a su madre que venga mañana —determinó la profesora para continuar con lo suyo.

—O, ni que fuera muy complicado para una simple panadera venir —se burló Chloé, provocando la risa de todos sus compañeros.

Marinette hizo un puño su mano y deseó con todas sus fuerzas dejar a esa rubia mimada en su lugar. Pero... no tuvo el valor suficiente para hacerlo.

La salida había llegado, la hora favorita del día de Marinette. Al menos, después de clases podía hacer lo que más le gustaba, se sentía casi del todo libre, era una gran relajación.

O eso pensó...

—¿Mamá? —preguntó con sorpresa al ver a su madre en la entrada.

—Marinette, te vine a buscar porque últimamente llegas muy tarde a casa y descubrí que no estás en ningún taller —la reprendió con la mirada. La azabache se tensó —. ¿Algo que quieras decir en tu defensa?

—Yo... —no supo que decir, no quería confesarle su secreto a su madre. Ella jamás la entendería.

—¡Tenemos que hablar! —Sabine la tomó de la mano y emprendió el camino a casa.

Marinette pudo ver por el rabillo de su ojo como Chloé y Kim se burlaban de ella, se estaban riendo. Pero como siempre, su madre no se daba cuenta de nada.

He visto tanto la película "Freaky Friday" que se me ocurrió escribir una versión con los personajes de Miraculous, tengo casi todo planeado ?