Hola! Aquí escribiendo. Bien, en ésta ocasión, voy a subir una historia de tres o cuatro capítulos nada más, que poco tienen que ver entre ellos, disfrútenlo.

Disclaimer. Los personajes mencionados a continuación no me pertenecen lamentablemente, pero la historia es toda mía, así que disfrútenla.

.

.

1.- Salima y Kane.

–Ray… –Dijo la chica en la entrada de la casa del joven, estaba ligeramente sonrojada y agachaba la mirada por pena de lo que estaba por decir, pero como pudo, levantó la vista y exclamó. –Me gustas mucho Ray, y no te lo había dicho por miedo a perderte… solo espero que no me lo tomes a mal.

–Salima. –Dijo sorprendido.

–Como sea, no tomes mi confesión como… una petición ni nada. Solo quería que lo supieras.

–Salima… me gustaría poder corresponderte pero… –Salima ya esperaba esa respuesta, la había visto venir desde que había visto cómo él trataba de besar a Mariah en la cocina, pero no quería quedarse sin confesarse con Ray, así que sonrió escuchando atentamente. –Lo cierto es que a mí me gusta alguien más. Lo lamento.

– ¿Y ella lo sabe?

–No, no se lo he dicho aún… quizá por los mismos motivos que tú.

–Ray… eres un gran muchacho y un amigo incondicional. Siempre defiendes tus pensamientos y también a tus amigos, buscando el equilibrio. Es uno de los motivos por los que me gustas tanto, pero… estoy segura de que no soy la única a la que le gustas, eres un gran chico, y eres muy guapo. Estoy segura de que la chica que te gusta, te quiere también… deberías decírselo antes de que se te adelanten.

–Salima…

–En fin. Ya me voy, en casa se van a preocupar por mí.

–Salima, antes de que te vallas… –Ray la abrazó y sonrió ampliamente poniendo sus manos sobre los hombros de la chica. –Gracias por tu apoyo. Eres una amiga muy valiosa para mí. No espero que nada cambie entre nosotros.

–Gracias. Me quitas un peso de encima… Nunca fui la chica más guapa del instituto, Mariah… es hermosa. –Ray se sonrojó. –Tal vez resulte un éxito con su cambio de imagen y podría llegar a salir con algún chico… Yo siempre estoy rodeada de chicos pero no de chicos que me vean como a una chica a la que hay que conquistar… solo soy un amigo más. Debería…

–Salima, tú también eres muy linda, que nadie te diga lo contrario nunca. Chicos como yo se fijarán en ti. –Terminó llevándose las manos a los bolsillos del pantalón. –Estoy seguro de que hay un chico para ti esperando a que te des cuenta de que lo quieres, solo debes tener paciencia.

–O enfocarme en otra dirección. Kane suele decirme que por ver lo que tengo frente a la nariz… –Se sonrojó. –No veo el panorama completo… –En ese momento, Kane salió y vio sorprendido que Salima y Ray aún hablaban.

–Ah… Si interrumpo algo…

–Para nada. –Dijo Ray sonriendo ampliamente.

–Ya me iba también yo… Salima, ¿te vas a ir sola a casa?

– ¿Me… me acompañarías?

–Por supuesto. –Dijo Gustoso Kane ofreciéndole el brazo a Salima, quien lo aceptó sonriendo de oreja a oreja.

–Hasta luego.

– ¿No irán al parque? –Quiso saber Ray antes de entrar a su casa.

–No lo sé. –Dijo Salima. –Me quedé con ganas de ver películas. Tal vez…

Ray y Kane habían intercambiado una mirada llena de sentido para ambos, por lo que Kane miró a Salima interrumpiéndola. –De hecho, tengo unos pases dobles para el cine, no sé cuando vencen pero no quería ir con los chicos. Ya sabes que Jim y Goki nunca se ponen de acuerdo… pero tampoco sabía si invitarte a ti. No sabía si querrías ir al parque.

–No. –Murmuró sonrojándose. –No quiero, prefiero ir contigo.

–Genial… ¿Quedamos a alguna hora? –Dijo comenzando a caminar hacia la casa de Salima. No vivía tan lejos de Ray así que el tiempo se pasó volando.

–Por supuesto… ¿Qué te parece si te invito a desayunar y nos ponemos de acuerdo?

Pero como si hubieran escuchado a Salima, el teléfono de Kane sonó justo cuando llegaron a la puerta de Salima. –Es de casa… –Informó él. – ¿Diga?... Bien… Sí, Ray fue muy amable con nosotros… de acuerdo… supongo que sí… ¿En la tarde? Voy a salir con Salima… ¡No es una cita!... –Pero luego miró a Salima. – ¿Es una cita?

–No lo sé. –Admitió sonrojada. – ¿Es una cita?

–Sí. –Dijo emocionado al ver la sonrisa de Salima. –Olvídalo. –Dijo al teléfono. –Sí es una cita… –Pero su expresión cambió por una de fastidio y habló con ese tono de voz. –Ok, voy para allá… Nos vemos. –Y colgó. –Yo… lo lamento, me quieren en mi casa en este mismo instante si voy a salir en la tarde.

–Ni hablar, entonces voy a desayunar y te veo en la tarde.

–Sí. ¿A las cinco está bien?

–Seguro, nos vemos a las cinco entonces. –Dijo antes de plantar un beso en la mejilla de Kane y entrar corriendo a su casa. Kane por su lado suspiró y comenzó a caminar hacia su casa, donde sus amigos lo esperaban.

– ¿Dónde estabas? Anoche no respondías a tu teléfono. –Kane miró su teléfono extrañado, pero le mostró el historial a sus amigos.

–No entraban las llamadas.

–Ah.

–Adentro nos dijeron que tienes una cita con Salima.

–Sí… pero no sé que voy a hacer… no sé cómo actuar en una cita.

Sus amigos intercambiaron una mirada y sonrieron. –Vamos adentro.

–Te daremos algunas ideas.

.

Salima miraba su ropa una y otra vez, no tenía idea de qué usar para salir con Kane, pero tampoco quería pedir ayuda a su familia así que tomó su celular y sintió la desesperación bajar por su espalda al darse cuenta de que telefoneaba a Queen y a Emily para que la auxiliaran. Ambas llegaron casi al mismo tiempo y subieron a la habitación de Salima, donde Queen comenzó un interrogatorio.

– ¿Te invitó él o invitaste tú?

–Él.

– ¿Comer, cine, circo, película?

–Cine.

– ¿Mediodía o…?

– Tarde. –Exclamó sintiéndose como en un test psiquiátrico en el que tienes que responder a lo primero que te venga en la mente.

– ¡Queen, déjala! –Exclamó Emily. –Aquí lo importante es que ella se sienta cómoda, y nosotras venimos a ayudarla.

– ¡Gracias! –Exclamó Salima abrazando a Emily.

–Bien, bien… Bueno, ¿Qué vas a usar?

–Ni idea.

–Ataquemos ése problema. –Queen se puso frente al guardarropa de Salima con las manos hechas puño sobre las caderas mientras que Emily se sentó a su lado en la cama, tomando sus manos con amor maternal.

–No estés nerviosa, todo saldrá bien. Ahora, recuerda que las primeras citas son todas diferentes aun cuando tú seas la misma persona. Nunca vas a tener dos citas iguales.

–No quiero arruinarlo, solo quiero salir a divertirme un rato, vagar por ahí, yo qué sé, comer helado.

–Tranquila, todo irá bien. Recuerda que Kane y tú siempre han sido buenos amigos.

–Sí, ¿Pero por qué comenzó a gustarme justo ahora? Después de tanto tiempo de conocernos.

–El amor no llega cuando tú lo pides. –Dijo Queen comparando dos blusas.

– ¿Cómo te sientes?

–Nerviosa. Algo ansiosa, no como cuando iba a ver a Ray sino… como diferente.

–Es natural. Yo…

–Ésta. –Dijo Queen dejando caer una blusa entre Emily y Salima. Una linda blusa de color gris con detallados negros, de una manga un tirante, también dejó caer unos Shorts realmente cortos de mezclilla oscura y pateó unos tenis de marca. –Aunque no estoy muy segura de si podremos hacer algo con tu cabello.

–No, también yo tengo mis dudas. –Dijo Emily observando las rebeldes puntas de Salima, que crecían en todas direcciones.

–Esto… –Dijo Salima levantando los shorts. – ¿Es realmente necesario?

Queen siguió indagando en el armario de Salima hasta que dio con unas medias negras con algunos agujeros relativamente estilizados. –Con esto, sí.

–Ok. Ok.

–Mira, tú déjate consentir. A algunos chicos les gusta comprar cosas para las chicas que le gustan, como dulces, comida, o cosas. Si lo que te quiere comprar lo quieres no te hagas mucho del rogar, pero no digas sí al instante.

–Sé recatada. –Dijo Reina sentándose al otro lado de Salima.

–Bien, recatada.

–No hagas mucha insistencia si él quiere que no pagues, él te invitó.

–Pero…

–Ya empezamos mal. –Dijo sarcástica Queen.

–Bien, bien, no insisto. ¿Algo más?

–Sé tú misma. De todos modos ya se conocen. De nada te serviría tratar de verte de otro modo, él sabe cómo eres y tú sabes cómo es él. Cualquier clase de coqueteo extra o blof está de más.

–Eso es sencillo.

–No hay besos en la primera cita. –Recalcó Queen mirando a Salima a los ojos. –Si quiere besarte que te invite a salir de nuevo.

– ¿Por qué no hay besos en la primera cita?

–Es una regla de oro.

– ¿Y tú la has seguido?

–Salima, concéntrate en tu cita con Kane, no en mi vida romántica.

–Lo siento, es verdad.

– ¡A comer! –Gritó alguien desde el primer piso.

– ¡Ya, ya vamos! –Respondió Salima levantándose.

–Vístete primero. –Ordenó Queen abriendo la puerta para Emily, quien salió seguida de Queen y ambas bajaron a sentarse a la mesa. Salima bajó ya vestida y con el cabello relativamente domado, aún en su habitual cola de caballo pero con el resto de las cosa que Salima usaba en ése momento se veía diferente.

–Tal vez… –Murmuró Queen mirando el rostro de Salima detenidamente. –Pero primero come, no quiero que lo arruines.

– ¿Arruinar qué?

–Confía en mí. Tal vez te sirva a la larga.

Las tres chicas comieron a toda prisa y volvieron a la habitación de Salima, donde decidieron aplicar algo de rímel, delineador negro y brillo labial a su amiga.

.

.

Kane trataba de respirar con normalidad por lo que Jim y Goki reían disimuladamente para no hacer enojar a su amigo. –Tranquilo Kane, todo saldrá bien.

–Además estaremos cerca de ti para aconsejarte cuando sea necesario.

–No se vallan a dejar ver.

–No te preocupes, estaremos tan ocultos como podamos.

–Gracias.

–Ahora, trata de no hiperventilar y camina, ya estás en su puerta.

–No olvides la flor.

– ¡No lo haría! –Exclamó indignado sacando una cajita del bolsillo y viendo cómo se ocultaban sus amigos. Tocó y casi al instante Salima salió dejando anonadado a Kane.

–Hola.

–Hola… –Dijo sonriendo embobado, pero escuchó un silbido (una clave entre él y Jim que lo regresó a la realidad). –Te compré algo. –Mostró la cajita, que Salima tomó con cuidado y abrió encontrando una flor blanca con detalles negros para el cabello.

–Es muy bonita… ¿Me ayudas? –Preguntó mostrando la flor y girando un poco la cabeza. Como la manera en la que se ponía era encajada en el peinado mediante tres pasadores, Kane pudo ponérsela a Salima sin problemas, agregando un toque suave y natural al conjunto. –Muchas gracias Kane… no tenías por qué.

–De hecho sí… quería… dártela en tu cumpleaños pero, no sé. No me animé.

–Gracias.

– ¿Nos vamos entonces? –Dijo ofreciendo su brazo para Salima, quien miró en dirección a la casa.

–Un momento. –Kane asintió bajando el brazo y sus amigos asomaron de su escondite para hacerle señas de aprobación con el pulgar, Salima salió un poco después con una bolsita de correa larga, que tenía el tamaño justo para que su cartera y su celular cupieran. Entonces tomó el brazo de Kane y comenzaron a caminar hacia la parada del bus, donde subieron al primer camión que pasó.

–No sabía que tenías ropa tan bonita.

–No la uso mucho. Solo para ocasiones que valgan la pena.

– ¿O sea que esto lo vale?

–Bueno, nunca habíamos salido en plan de cita… ¿Por qué? Por cierto.

– ¿Por qué, qué?

– ¿Por qué de pronto te interesaste en mí?

–Ah, no, me gustabas desde antes. –Dijo arrepintiéndose al instante, se sonrojó hasta las orejas y luego miró en otra dirección, al igual que Salima, quien miró por la ventana un rato hasta que Kane se puso de pie y le extendió una mano a Salima.

La ayudó a bajar del bus y se dirigieron hacia la plaza. Salima se detuvo un momento y miró hacia atrás justo a tiempo para no descubrir a Jim ni a Goki, pero siguió caminando sin decir nada.

Queen y Emily por otro lado avanzaron hacia su amiga guardando las distancias. Lo suficientemente cerca como para escuchar pero lejos, para no ser vistas. –Parece que todo va bien. –Dijo la primera.

–Que lindo detalle el de la flor.

–Lo sé. Fue genial.

– ¿Qué película ira a querer ver Salima?

–Ni idea, pero conociéndola, no es una romántica. ¿No se iba a estrenar un filme de terror la semana pasada?

–Sí, es cierto… ¿Tienes ganas de ir al cine?

–Vamos.

Salima y Kane miraban la cartelera y los horarios de función. Salima dejó que Kane revisara los horarios y se puso a ver los carteles de cada película, esperando que alguna le dijera "Mírame, mírame" para poder exclamar: – ¡Esa! –Dijo levantando el dedo hacia uno de los carteles. Kane levantó la vista para ver el título y luego buscó en los horarios.

–Que suerte. "El callejón del beso" está para dentro de veinte minutos.

– ¿Se llama "El callejón del beso"? –Se extrañó buscando el título. La portada poco tenía que ver con un beso pues mostraba a una pareja de espaldas a un callejón, del que salían algunas manos cadavéricas amenazándolos.

–Sí. –Salima miró decepcionada el título pero Kane leyó en voz alta la reseña. –En un verano como cualquier otro, Janet y Jonny deciden que visitarán un pueblo caracterizado por su actividad paranormal. Incrédulos por las historias locales, deciden comprobar por sí mismos si en realidad desaparece la gente como dicen o si solo es otro mito más para llamar al turismo, embarcándose en una aventura llena de drama, terror y suspenso.

–Suena mejor que el título. –Admitió Salima.

–Sí, sabía que dirías algo así. ¿Entramos entonces?

–Claro.

Ambos caminaron hacia la taquilla, donde Kane compró los boletos usando el pase doble y luego se formaron para comprar dulces, mismos que Kane pagó sin dejar a Salima reprochar. Ya habían ido al cine muchas veces como para no saber que al menos querían dos refrescos, unos nachos, palomitas chicas y una bolsa de chocolates. Pero recordaron que solo iban ellos dos, por lo que dejaron las palomitas y los nachos.

–La costumbre. –Se disculpó Kane apenado consiguiendo a Salima reír un poco. Como el tiempo se había ido en comprar las cosas, se metieron al cine a ver la película. Queen y Emily entraron a hurtadillas situándose unas cuatro hileras arriba de sus amigos, donde se toparon con Goki y Jim.

– ¿Qué hacen ustedes aquí? –Reprendió Queen.

– ¿Nosotros? –Reclamó Jim. – ¿Qué hacen Ustedes aquí?

–Nosotras venimos a ver una película.

– ¿La misma que Kane y Salima? –Hizo una seña con la cabeza hacia sus amigos, que se estaban acomodando en sus asientos.

–Mira Emily. –Dijo Queen actuando bastante bien. –Kane y Salima.

– ¿Sí? –Emily miró en su dirección y luego miró con sarcasmo a Jim y Goki. – ¿Están siguiendo a Kane y Salima?

– ¿Qué? ¡No! Nosotros…

–Sí. –Dijo Goki. –Kane nos pidió ayuda con su cita.

–Los perdonamos. No le diremos nada a Salima… Porque nosotras venimos por lo mismo. –Queen ocupó su asiento dejando a Goki y a Jim con la boca abierta de la sorpresa. Admitir tan abiertamente que estaban siguiendo a su amiga… pff.

Al menos la mitad de la película, Salima estuvo fuertemente agarrada del brazo de Kane mientras que él se llevaba dulces a la boca de cuando en cuando. No fue hasta un momento romántico en la película que ambos se miraron a los ojos, perdiéndose ahí un momento.

– ¿Qué le dije de los besos en la primera cita? –Se quejó Queen mirando a la pareja sin percatarse del brillo en la mirada de Emily, que sí le había prestado atención a la película.

Jim y Goki rieron un poco al ver la cara de enfado de Queen pero siguieron viendo la película ya que vieron a Salima bajar la vista.

–Parece que te hizo caso. –Dijo Emily sin dejar de ver la pantalla.

Al terminar la película se levantaron y salieron a dar una vuelta a la plaza, el piso estaba completamente mojado por lo que supusieron que había estado lloviendo durante la película. Ambos sonrieron ante el vapor que su respiración causaba y al ver a Salima estremecerse le dijo. –Ven, te invito a cenar.

– ¿No hay problema? No quiero que te castiguen.

–Bah, tengo permiso. Además, quiero invitarte a cenar. ¿Tienes hambre? – Recapacitó pensando en que él no.

–No. –Admitió sonriente Salima.

Ambos soltaron una carcajada. – ¿Quieres ver si nos encontramos a los amigos de Ray en el Karaoke? No es muy lejos de aquí.

–Claro, vamos.

Para cuando llegaron, el grupo de Ray ya se había ido y en el escenario estaba un chico guapísimo que no daba una nota, aunque eso no impidió que se formara un club de fans rápidamente. –Espero no cantar así. –Bromeó Kane buscando a sus amigos por todos lados.

Salima sonrió eligiendo una mesa. –Parece que ya se fueron.

– ¿Por qué se irían tan temprano?

–Ni idea.

Salima escogió una canción a capela de Vanessa Hudgens, Whatever will be, misma que Kane decidió acompañar con la guitarra. Sin embargo, sin ánimos de cantar mucho más, se levantaron y salieron, y al ver que llovería de nuevo, Kane insistió en acompañar a Salima a su casa; tomaron el mismo camión de antes y llegaron más rápido.

En la puerta de su casa, Kane tomó una mano de Salima y depositó un beso sobre su dorso. – ¿Crees que podríamos salir otra vez?

Salima sonrió sonrojada. –Sí Kane. Cuando quieras.

–Genial… mañana tengo que ayudar a mis padres en la casa pero… ¿Qué te parece si te invito a comer el lunes después de la escuela?

– ¿Quedamos para el martes? –Recordó Salima apenada. –Quedé con Queen y Emily para el lunes.

Kane rio un poco. –Bien, ve pensando a dónde quieres ir. –Le dio la espalda a Salima y luego recordó. –Ah, Salima… No me gustaría que fuera solo una cita… me gustaría saber si querrías ir a comer conmigo como mi novia… pero eso mejor respóndemelo el lunes en el instituto…

Salima se sonrojó hasta las orejas viendo como Kane se alejaba hacia su casa y sonrió suspirando. Queen y Emily salieron de su escondite abrazando a Salima contentas y haciendo escándalo. – ¿Le vas a decir que sí?

– ¡No sé! –Gritó antes de soltar una carcajada y entrar a su casa con sus amigas.


Avance, prox capitulo.

–No quiero irme a casa aún. No quiero llegar y que mis padres vean que me lastimé.
–Bueno… –Dijo él contrariado. – ¿Entonces qué quieres hacer?
–No sé, lo que sea.
–Te invito un helado.
– ¿Un helado?... bueno, suena bien. Un helado entonces.