Hola! Bueno aquí esto yo xD con una historia que tenía guardada hace mucho tiempo y apenas empiezo de nuevo a seguir escribiéndola, tengo que decir que soy algo nueva en todo esto, así que espero no sean muy duros conmigo
Advertencia; Este fic es Yaoi, relación chico x Chico, si no te agrada, favor de no leer
1827 Pareja Principal
La sería de Katekyo Hitman Reborn no me pertenece... u.u -Para mi desgracia- solo escribo por mera diversión y entretener -si puedo (?)- a los lectores que me acompañen~
IL FRATELLO DEL CIELO
{El hermano del cielo}
El cielo se encontraba oscurecido, las nubes negras se movían con extrema lentitud por el desolado panorama, niebla se empezaba hacer presente, la luna de forma curiosa y un tanto tímida trataba de hacer pasar sus rayos tocando apenas el suelo cuando alguna nube se movía acariciando todo a su alrededor, el soplido del aire violento movió las hojas de los arboles al igual que una que otra ventana, algunas personas en el suelo, caminaban con rapidez, pues sabían que pronto la tormenta se desataría. Una figura pequeña hacía lo mismo, pero la verdad, sus pasos, su correr era por otra situación, la lluvia nunca le había molestado…
En una mansión se podía escuchar el murmullo de unas sirvientas que se encontraban bastante inquietas, sobre todo por la tormenta que se avecinaba, que daba a entender que algo realmente malo pasaría… alguien iba romper aquella paz de aquel lugar, y por lo general, eso pasaba siempre que su "Jefe" –el verdadero- no se encontraba, un rayo y un trueno cayeron, alumbrando y retumbando en todo ese pasillo, las tres mujeres saltaron en su lugar por la sorpresa, soltando una risa nerviosa, y entonces, una de las puertas se abrió de golpe, una figura pequeña se mostró sus ojos anaranjados parecidos a los de un felino, peligrosos brillaron, una de ellas dio un grito ahogado, mientras otra casi salía corriendo, más sin embargo la ultima que no pasaba los 16 años miro aquella figura masculina que caminaba con rapidez, pasos largos, zancadas desesperadas, no le tomo mucho tiempo averiguar a donde se dirigía, por lo que no dudo en interponerse, lo que logro sacar un gruñido de su –muy mojado- joven amo.
-Lo lamento Joven amo… como sabe el señor se encuentra fuera y la señora descansa… no creo… ¡Joven amo!- grito la mujer, asustada, tratando de detenerlo, jalo la ropa húmeda del chico que le miro con odio mal contenido, odio que iba hacia una mujer inocente, estaba al parecer desesperado por llegar con aquella figura de mayor rango… por el momento, trato de zafarse, pero aquella sirvienta no lo dejo ir…
-¡Suéltame!- rugió furioso, dando un jalón y la camisa se resbalo entre aquellos dedos femeninos, la joven mujer abrió grande sus ojos, sus labios se separaron pero no salió nada, solo se pudo escuchar el ruido de cómo la puerta de madera chocaba con la pared, dentro de la pequeña sala, había otra figura femenina resaltaba de espaldas en el sillón, mientras el fuego calentaba su cuerpo, la mujer le miro por el rabillo del ojo, dejando la taza que tenía en mano en una pequeña mesita de madera… El silencio inundo el lugar, solo se podía escuchar la respiración agitada del menor, que tenía el ceño fruncido, respiraba de forma irregular y temblaba, no por el frío si no por la sensaciones que embargaban su pequeño cuerpo…
-Señora… Yo… Discúlpeme… el joven… -Puedes retirarte Ariel-dijo la mujer anciana de forma lenta y calmada, la más joven, observo al chico de forma discreta, suspiro, dio una reverencia y cerró la puerta del cuarto, en ese momento algunas gotas de lluvia golpearon con mayor rudeza el gran ventanal que había a un lado de la chimenea, la mujer observo el fuego y luego sus ojos color miel viajaron hasta la ventana...
-¿Dónde te metiste? ¿Por qué estas mojado?- pregunto serena tomando de nuevo la taza de te que había dejado en la mesa, el chico frunció más el ceño y apretó la mandíbula, mientras dando zancadas se ponía frente a quien era su tutora, la mujer levanto la mirada, chocando con los ojos más claros del chiquillo, se mantuvo en silencio, mirándolo esperando su respuesta…
-Estaba entrenando… como me lo ordenaste…- respondió entre dientes, apretando los puños, la mujer molesta bufo, dejando la taza de nuevo en la mesa, entrelazando los dedos, y acomodando sus codos en cada brazo del sillón y miro fijamente a su pupilo, esperando que le digiera lo que tenía que decir, -¡¿Por qué no me avisaste que "EL" Ya tenía el puesto?! ¿Qué ya estaba dentro? ¿Qué ya podía regresar? ¡¿Por qué!?- grito por fin, explotando, todo enojo se transformo en frustración y tristeza, tantos años alejado de aquel que era su gemelo, de aquel que era su hermano… 9 años lejos su otro yo, donde aquel lazo apenas y se sentía, pero que aun se podía sentir como estaban cercas, podían sentir el latido –aunque pobre- de ambos… La mujer no cambio mucha su expresión seria, sus labios se movieron a disgusto, no le gusto mucho ese tono de voz y mucho menos que se diera cuenta de aquello, se movió en su lugar, mientras suspiraba y levantaba su cabeza, su cabello largo y cenizo se movió ligeramente, el menor le observo fijamente…
-No quería que te enteraras… Interrumpirías tu entrenamiento por nada… además… ¿Quién te lo dijo?- pregunto molesta.
-El "Tercero"- murmuro por lo bajo, sintiendo respeto al decir aquello, la mujer dio un salto en su lugar, abriendo con sorpresa sus ojos gruñendo por lo bajo, levantándose de su asiento, moviéndose cual serpiente alrededor del niño, que solo miraba fijamente… por alguna razón ella siempre le causaba mala espina…
-Con que ese viejo te lo dijo- susurro por lo bajo, mientras miraba las gotas de lluvia caer, cerro sus ojos disfrutando de aquel sonido tan natural, pero el chico no le gusto como llamaba aquella figura que era tan importante para el. –Bien ya lo sabes… sigue entrenando y no molestes más-sentenció, el joven le miro con evidente sorpresa y una sonrisa de medio lado adorno sus labios, negando con su cabeza
-No… Esta vez no te hare caso… Abuela-dijo en un tono retador y serio, la mujer abrió grande los ojos, aquel muchacho no le llamaba "Abuela" desde que empezó su entrenamiento, es más, ni siquiera se le oponía a nada, se dio vuelta sobre sus talones observando aquel cabello castaño oscuro, aquella piel ligeramente tostada y aquellos ojos color miel, naranjas, con aquel tono que reflejaba lo contrario del cielo, esos ojos ya no tenían la inocencia, eran impuros, eran los ojos del demonio que trataba de ocultar, eran los ojos de SU demonio, aquel que con tanto trabajo, le dio construir, entrecerró sus ojos molesta…
-¿Qué?
- El Tercero me dio el titulo, ahora soy el Cuarto Carmina- Quiso sonreír al ver aquella expresión de incredulidad de la vieja mujer, pero se contuvo, lanzando un pesado suspiro, sus pies se movieron. –Me voy… Me despido de ti… Abuela- susurro, sería la última vez que le llamara así, porque aquella bruja no se lo merecía, sus labios se pintaron en una media sonrisa que rápidamente desapareció, el no era el cielo, el era el demonio, así que ¿Cuál era la razón de ser una buena persona? A el, solo una persona podía controlarlo, porque le daba permiso, porque se lo permitía, porque era su parte, era su todo… Solo el tenía el derecho sobre su cuerpo y alma, su mano se alzo y tomo el pomo entre sus dedos, pero un grito hizo que detuviera todo movimiento.
-¡Te ordeno que te detengas!- bufo, exclamo alterada, mirando como aquel chico se detenía con la mano extendida, tomando el picaporte de la puerta, una sonrisa alterada apareció en sus labios, mientras tragaba con dificultad y su labio tembló sin evitarlo, tenía rabia, sorpresa, incredulidad, odio, más y más sentimientos se arremolinaban en su pecho, pero trato de mantenerlo a raya, ella era una perfecta mentirosa, después de todo. Trato de calmarse pero le fue imposible, el chico tenso en su lugar, movió un poco su cabeza, haciendo que sus cabellos castaños en punta ocultaran su vista. –Regresa aquí en este instante… Sawada Tsunarashi*- dijo mientras su boca palpaba con lentitud cada una de las palabras, el joven negó lentamente, irguiéndose con orgullo.
-No, nunca más- susurro con voz baja, mientras sus ojos se afilaban –Tu ya no puedes darme ordenes, solo dos personas tienen ese poder y no eres una de ellas abuela- su voz era serena, calmada, pero llena de resentimiento –Además, seamos francos, tu ni siquiera eres mi verdadera abuela –La vieja mujer jadeo sorprendida -¿Crees que no me daba cuenta? Ambos lo sabemos, el lo sabe, solo te aprovechas de su dolor- su tono salió acusador y casi doloroso, negó lentamente con la cabeza, abrió la puerta ante la mirada sorprendida y molesta de la anciana, el joven antes de irse le dedico una última mirada compasiva, pero rápidamente cambió, no, no podía sentir compasión hacía otro demonio, le miro fijamente mientras algo le decía que la próxima reunión que tuviera no sería nada agradable, después de eso la puerta se cerró por completo, la de cabello blanco perdió la poca o casi nula cordura que le quedaba, se desquició, tiro todo a su alrededor, rompió y golpeo, con furia, mientras una ligera aura color naranja adornaba su cuerpo, esta luego se transformo en negra y un suspiro abandono sus labios, sus ojos se afilaron de forma peligrosa, sus labios se curvaron en una suave sonrisa y luego una carcajada salió de sus labios… Desde tiempo atrás que su cordura estaba perdida, el poder la había enloquecido, pero sabía como cubrirlo, sabía como fingir, era una maestra para eso, su carcajada se confundían y su figura era iluminada tanto por los truenos como los rayos del lugar, todo era tan caótico… todo era tan terrorífico…
-Si así quieres jugar… así jugaremos… Queridos "nietos"- sus dientes en punta se dejaron ver, miro hacia una esquina oscura, donde una figura se dejaba ver… un chico de no más de 17 años apareció, sus ojos se encontraban oscuros… opacos y carentes de vida… era ya un muñeco de aquella mujer… -Drago… prepárate para la batalla- susurro aquella mujer observando la ventana, donde las gotas caían de forma precipitada… -Reúne a los Guardianes Sanguea-ordeno, mirando al cielo oscuro, aquel muchacho solo hizo una reverencia, mientras se iba por la oscuridad…
Oscuridad que amenazaba con cubrir el cielo…
[Namimori]
[Narra Tsuna]
Era una mañana realmente agradable, era domingo, por lo cual podría dormir hasta altas horas de la tarde, o claro que si, no tenía de que preocuparme, no había escuela, no había ningún pendiente, mis tareas ya las tenía hechas (Me hicieron hacerla el viernes…) El clima era agradable, la tranquilidad era amena… todo estaba tranquilo, sin gritos de los niños, sin el olor de los pasteles de Bianchi, sin Reborn… solo calma y tranquilidad… solo eso…
… Procesando…
… Proceso Completo… [xD]
-¡Sin Reborn!- grite sorprendido y algo espantado, no era normal que ese pequeño bebe arcobaleno no haiga venido a despertarme, me aferre a las sabanas llevándolas a la altura de mi rostro, mientras entrecerraba los ojos y me encogía en un rincón, espere… espere… y… espere… pero nada paso, no hubo ninguna trampa que se detonara, no hubo nada… simplemente tranquilidad, me removí incomodo en mi lugar, gatee con cuidado hasta un pequeño buro que estaba a lado de mi cama y mire la hora… eran las 2:00 p.m.. o… las 2…
-¡HIIII!- chille con sorpresa, puesto que era bastante tarde, mi equilibrio nulo hizo que cayera de la cama por tal sorpresa y en ese momento un gemido de dolor inundo mi garganta, puesto que el golpe fue duro, mire el techo y pude ver como un sobre blanco caía suavemente sobre mi rostro, parpadeo repetidas veces mientras levantaba mi mano y tomaba el sobre cuidadosamente, me di la vuelta y caí por completo en el suelo, mire el sobre y tenía un nombre… "Reborn"… -¿Qué debo hacer? ¿Leerla? ¿y si tiene una trampa dentro? ¡Es una carta… No estoy paranoico… claro que no… no lo estoy… no… no…-tratar de convencerme era en vano, por lo que me senté en el suelo y de forma cuidadosa la abrí, cerré los ojos pero no escuche ni una explosión, trague con dificultad y saque la carta, la subí a la altura de mi rostro y empecé a leer con cuidado… Esta decía que estaría fuera hasta el anochecer por algunos asuntos que los arcobaleno tenían que atender… entre otras cosas… pero el solo leer que no tendría a Reborn… que no me torturaría
-Sin Reborn- por lo que quedaba del día… eso no sonaba tan mal, suspire aliviado, mientras salía por la puerta y caminaba hasta el cuarto de baño, me tome una larga ducha de por lo menos media hora en la cual… no escuche a los niños… de acuerdo…eso me empezaba asustar, después de cambiarme baje las escaleras de forma apresurada y en la sala no había nadie… No estaba Bianchi… Ni lambo… Ni I-pin… -¿Donde están todos?- pregunte al aire algo preocupado…
-¿Tsu-kun? A… hijo ¿acabas de levantarte?- la voz de mi madre me hizo saltar en mi lugar, por lo que parpadee un poco sorprendido, mire por encima de mis hombros y pude verla, allí en la cocina, secándose las manos, con su eterna sonrisa amable y cálida, cosa que me contagio un poco… asentí ante su pregunta anterior y ella se rio por lo bajo -¿Te preguntabas por los demás verdad? Reborn-kun salió a una junta… por lo que me dijo… Bianchi llevo a los niños al parque de diversiones… ahora que pongo atención… todo esto esta tan solo- dijo mientras su palma de su mano se apoyaba en su mejilla, observando el lugar con algo de tristeza… mire el lugar de igual forma y era verdad… todo se sentía tan… callado…
-¡Ding, Dong!-
-¡Ara! Tenemos visitas- mire con una gota en mi cien, como mi madre caminaba o más bien daba suaves brinquitos emocionada hasta la puerta, suspire… ella estaba más emocionada que yo… la verdad… no me gusta mucha esta tranquilidad… me hacen falta todos los demás…
-¡Juudaime!- un grito que reconocí en instantes resonó en mis tímpanos, parpadee varias veces, mientras observaba de donde provenía ese grito, sonreí sin darme cuenta, frente a mi estaban Yamamoto y Gokudera-kun.. Mis dos… ¿Mejores? Creo que debería ser así… mis dos mejores amigos, entrecerré los ojos mientras una dulce y gran sonrisa adornaba mis labios… estaba tan feliz…
-Yo Tsuna-los observe fijamente, ambos tenían un leve sonrojo en sus rostro… ¿Por qué tan de repente…?
-Ara… Parece que lloverá… espero que los demás regresen pronto- me sobresalte ante la voz de mi madre, mire la ventana y me sorprendí… ¿Por qué el clima cambiaba tan drásticamente? Fruncí el ceño… algo no andaba muy bien… escuche la voz de Gokudera y de Yamamoto detrás de mi, también la de mi madre, pero eso no dejaba que mis ojos se despegaran del cielo nublado, era extraño, es como si alguien más me controlase, como si mis ojos no quisieran despegarse de aquella eterna oscuridad que lentamente cubría el cielo azul, me sentía hipnotizado, me quede quieto…
-"Tsuna…" –me sobresalte al escuchar eso, di un salto en mi lugar, algo sorprendido y al mismo tiempo asustado, puesto que no recordaba desde hace cuanto que no escuchaba esa voz dentro de mi, mire de nuevo al cielo, donde la tormenta se acumulaba… Un solo nombre me llego de golpe, uno que hacía tiempo no pronunciaba, que hacía tiempo no pensaba, mis ojos amenazaron de llenarse de lagrimas, pero me las trague, lanzando un suspiro…
-"Tsura"- pensé al mismo tiempo, mientras me daba vuelta sobre mis talones… solo esperaba que el estuviera bien y no le pasara nada malo, solo quería que el estuviera a salvo, con una vida tranquila… con una vida normal… cosa que ya no pasaba en este lugar, miro a Gokudera y Yamamoto discutir por cualquier cosa, sonreí ligeramente, aunque esto no era tan malo, si ellos me acompañaban…
Por lo menos tenía amigos cercanos…
Me pregunto…
¿"El" Estaría orgulloso de mi… por tener tan buenos amigos?
Esperaba que si…
[Algún lugar de Namimori]
[Narra Tsura]
Suspire algo cansado, mire a mi alrededor, estaba a las afueras de Namimori, sonreí ligeramente cansado, estaba agotado tanto física como psicológicamente… quería un descanso… había estado viajando desde mi antiguo hogar hasta aquí… aunque ahora que lo pienso… pude haber venido en mi modo hyper… aunque no seria conveniente por lo largo del viaje y aun que era resistente, aun así sería peligroso, suspire, arrastrando de forma perezosa mis pies y así mi maleta, gruñí por lo bajo al ver como el cielo se empezaba a oscurecer claro signo de que pronto llovería, y por el momento eso no me favorecía estaba demasiado lejos de mi hogar, suspiro hastiado, mientras buscaba entre mis bolsillos algo de dinero, que por supuesto encontré…
-Me queda poco- dije decaído observando algunas monedas en mi mano, moví mis labios y maldije por lo bajo, mientras seguía caminando pasando varios lugares conocidos y desconocidos a la vez, puesto que hacía más de 7 años que no paseaba por aquí, suspire, tomando asiento en uno de los parques, no sabía dónde estaba exactamente, mire mi reloj, eran cerca de las cinco y el viento violento me daba mala espina, me abrace a mi mismo y observe al frente, pude ver a tres personas caminar juntas, hablando animadamente… eso me hizo recordar algo…
-Oh… No les dije a los chicos a donde iba- dije de repente levemente sorprendido y alterado… ahora cuando se dieran cuenta y me encontraran… me iría, mal… muy mal, trague en grueso, mientras sonreía nervioso… qué más daba… dentro de pronto vería a mi hermano… al pequeño que siempre fue temeroso, sonreí al recordar mi niñez –"Tsuna"- pensé sin darme cuenta, puesto que estaba acostumbrado a ya no recibir respuesta de el, pues el lazo que teníamos se rompió en el momento en que me fui de este lugar…
-"Tsura"- me sobresalte al escuchar esa voz tan familiar para mi, parpadee sorprendido, mientras me levantaba de un salto, observando a mi alrededor… ¿Qué fue eso? Una sonrisa de felicidad pinto mis labios… ¡No se había roto! No nos comunicábamos porque estábamos bastante distanciados, pero ahora… ahora que estaba en la misma ciudad… en el mismo lugar.. Podía de nuevo tenerlo cerca, sin pensarlo mucho tome mi maleta y Salí corriendo, más sin embargo, era tanta la emoción que golpe alguien en el hombro en el proceso, mi cabello castaño se alboroto un tanto y casi pierdo el equilibrio, un aroma dulce llego a mi nariz, pero no perdí tiempo, solo pude ver una cabellera azulada… -¡Lo lamento!-grite en modo de disculpas, mientras seguía corriendo…
Quería llegar a mi hogar de una vez…
[Narra Autora]
El joven de melena azulada levanto una ceja entre sorprendido y curioso al ver como aquel chico salía corriendo pidiendo disculpas, estaba seguro que era el decimo Vongola, lo reconocería donde fuera, sobre todo por su cabellera castaña, aquella que sobresalía en donde sea, pero entre más se acercaba descubría que no era el, primeramente, por que el Arcobaleno no estaba con el… en segundo lugar tenía una maleta… en tercer lugar… sus ojos no eran aquellos pozos castañas si no eran como el mismo atardecer, eran anaranjadas, tenían un aspecto duro, fuerte, pero al mismo tiempo la inocencia aun estaba allí y en el momento que chocaron, la calidez y el aroma que le llego fue diferente… Muy diferente…
-Kufufufu… Interesante… Muy interesante- susurro por lo bajo para seguir su camino, ya tendría tiempo para investigar aquel chico, siguió su camino, siguiendo a sus 2 compañeros que le llevaban algo más adelante…
[Residencia Sawada]
-¡Hasta mañana Juudaime!- grito el peli plata, haciendo una reverencia de forma de despedida, puesto que era ya algo tarde, la residencia Sawada ya rebosaba de vida de nuevo, el castaño suspiro de forma suave, mientras se reía nervioso, en su hombro ya hacia el Arcobaleno que tenía a león en manos, -Hasta mañana Reborn-san- dijo un poco más controlado, Yamamoto soltó una risa más juguetona, haciendo enojar al chico a su lado.
-Jajajajaja este día a sido muy divertido… No veremos mañana Tsuna… Bebé- se despidió, moviendo su mano en forma de despedida, siguió al peli plata que dio una ultima reverencia antes de desparecer en la oscuridad, Sawada se quedo quieto en la puerta, como si esperara que algo pasara, su mirada se encontraba ida, casi muerta en algún punto del lugar, suspiro por lo bajo, pero salió de aquel trance al sentir un golpe en su nuca, haciendo que se fuera hacia adelante golpeando su rostro con el suelo, dándole un cordial saludo (¿?)
-¡Hiiii! ¡Reborn!- grito adolorido, mientras se levantaba de golpe, mirando a su tutor con molestia…
-Pon atención Dame-tsuna- dijo un tanto divertido, mientras sonreía de medio lado, pero en ese momento la sonrisa se borro -¿En que pensabas?- pregunto el arcobaleno entre curioso y algo preocupado, y aunque no lo dijese en voz alta, el había tomado cariño al joven que tenía frente a el, el castaño parpadeo algunas veces con sorpresa, antes de mirar el cielo nublado y este dejara caer las primeras gotas de lluvia..
-En el pasado- respondió sencillamente, observando como la tormenta se desataba, Reborn frunció el ceño y Tsuna se dio vuelta cerrando la puerta detrás suyo, dejando que el agua se llevara los recuerdos de hace años… Camino de nuevo a la sala, donde se encontraban todos, se detuvo antes de entrar, puesto que Lambo e I-pin se encontraban jugando, parpadeo un poco y levanto la mirada, y pudo ver a Futa y a su madre platicar amenamente, luego su vista se Poso en Bianchi que cargaba a Reborn en brazos, su mirada se suavizo… -"La familia a Crecido… ¿Te gustaría verla Tsura?"-se pregunto mentalmente, caminando hasta el pequeño sillón algo alejado de los demás…
-"Me gustaría verla Tsuna… pero no puedo si no abres la puerta"- En respuesta una voz hizo eco en su mente, se quedo estático, con la mirada puesta en algún punto de la habitación con la boca abierta y los ojos abiertos como platos… estaba soñando, estaba alucinando.. eso no era verdad… su mente jugaba con el… eso era… -"Tsuna!¡ Si sigo aquí afuera me voy a enfermar!"- Aquella voz hizo eco de nuevo, parpadeo sorprendido y una gran sonrisa apareció en sus labios, alguien jalando su ropa llamo su atención movió su cabeza cual poseso y eso asusto un poco a Futa…
-¿Tsuna-Nii? ¿Pasa algo?- Pregunto el menor curioso, en respuesta se paro de golpe, cual resorte ante la mirada sorprendido y algo confusa de todos, y dando zancadas grandes y torpes camino hasta la puerta donde la abrió de golpe…
Sus ojos se llenaron de lágrimas
Su corazón bombeo fuertemente
Y Una enorme sonrisa se formo en sus labios…
Frente a el, ya hacia un chico castaño con una maleta a lado, su ropa empapada y una mueca de falto enojo y un sonrisa en sus labios…
-¡Tu!... Como… No puede ser-exclamo con ojos aguados, casi a punto de derramar lagrimas, antes de que su mano se estirara para acaricias suavemente las mejillas del contrario, que parecía se estuviera viendo en un espejo…
-Tsuna-chan… Tiempo sin verte… hermano-
-¡Tsunarashi!- Chillo con alegría… Miradas curiosas y sorprendidas y una mujer sonriendo de alivio, sorpresa y lagrimas de felicidad en sus orbes…
La Familia estaba casi completa….
Chan! Primer capitulo terminado xDu
¿Y que tal? ¿Merece que siga escribiendo? ¿Esta interesante? ¿No sirvo para escribir?
*Tsunarashi: ¿Con que se come? xDu ni yo se, de repente, estuve jugando con el nombre de "Tsunayoshi" y eso me salio... no se si queda, pero me gusto... -No se que tome ese día (?) xDu-
Y bueno, para seguir adelante, necesito a 6 chicos que sean de la familia "Segretti" -a la cual, el hermano de Tsuna pertenece- Necesito que sean chicos, -Ya que es Yaoi- así que si alguien se quiere anotar me avisa~
~Ficha de rellenar~
- Nombre:
- Edad (entra entre los 16-19 años)
- Llama:
- Cajas y Armas:
- Personalidad:
- Físico:
- Extras:
Si no tengo a nadie que quiera participar xD no hay problema, seguiré adelante, pero con creaciones mías~
y supongo que es todo...
¿Algo para inspirar -o deprimir- a esta primeriza escritora? owo!
