¿Es una orden o es lo que deseas?

(Harry)

No sé exactamente como ocurrió solo... ocurrió. De un día para otro pasé del odio al respeto, de los insultos a la admiración y de rehuir su mirada a buscarla.

Recuerdo que una vez denominé a esos ojos "los ojos de un hipogrifo", calculadores y rencorosos pero ante mí han cambiado, veo la experiencia, la preocupación por todos nosotros, ésa que intenta esconder tras su velo de frialdad. También veo soledad, tristeza, la necesidad de tener a alguien a su lado que lo mire diferente y lo escuche, no como compañero de trabajo, no como profesor sino como hombre, como ser humano.

Mis compañeros aún rehuyen a su paso, odian la forma que utiliza para hablar peor yo me quedo admirado ante su tono fuerte, seguro y que, aún no pretendiéndolo, te hace sentir a gusto a su lado aun cuando nos echa en cara nuestra incompetencia en su materia.

¿Cuándo cambié? Creo que todo se traslada a casi dos meses, cuando me enfrenté a mi otra mitad. Al señor del Mal. Recuerdo como si fuera ayer como consiguió arrebatarme la varita en un descuido y me vi inofensivo delante suya. Ese era mi fin.

El Lord se acercaba a mi pleno de alegría al ver mi derrota, levantaba la varita hasta mi pecho.

- Adiós joven Potter.

Cerré los ojos para sentir el maleficio que mandó a mis padres corroer mi cuerpo y matarme pero.... él me salvó. Dejó su sitio entre las filas de los vasayos, dejó ya su farsa de leal seguidor, puso precio a su cabeza pero me salvó. Me abrazó a él en segundos y trasplanamos. Uno junto al otro, agarrándonos, yo aún con los ojos cerrados con el rostro en su pecho. Llegamos a las afueras del castillo, abrí los ojos y al verme a salvo no pude resistir la tensión.

Mis ojos me jugaron una mala pasada y en segundos empecé a llorar en su pecho.

- Ssshh tranquilo, ya estas a salvo.

Pero me abracé con más fuerza temoroso de que si lo soltaba todo eso se desvaneciese volviéndome a encontrar frente a Voldemort. Sentí su mano atrayéndome a él mientras la otra se posaba en mi barbilla obligándome a levantar la cara.

No llores Harry, no por él, no si puedo evitarlo- susurró.

Me hundí en esos ojos negros y fue entonces que mi idea sobre el hombre cambio.

- Profesor Snape- me separé un poco con timidez- yo... no se como dale las gracias. - No tienes que darlas. - Pero usted... acaba de sentenciar su vida por mi, usted... me ha salvado infinitas veces y nunca se lo he agradecido o más bien no se como hacerlo. - Tu agradecimiento queda saldado solo al verte vivo- me secó el rostro con el torso de su mano- vamos al castillo, deben esperarlo Potter.

Su tono amable cambió de nuevo al suyo pero sabía que lo hacía para seguir con su papel de mal hombre y nos adentramos al castillo.

Si, estoy seguro que fue allí cuando empecé a fijarme en como era, tal vez al principio era admiración pero luego... supe ver más allá y sentí algo especial por él, algo que no llegué a sentir por nadie más, ni siquiera por Cho. Y por primera vez el destino me sonrió y po ello ocurre lo de ahora. Mi vida vuelve a tener sentido.

****

- Serás mío pequeño, mío para siempre.

Me desperté sudoroso y con la respiración agitada. Hacía una semana que oía lo mismo en mi mente. Sabía que era Voldemort pero no le daba mucho sentido a lo que decía. Me levanté sin hacer ruido y me fui a duchar. Al salir del baño vi como los demás empezaban a levantarse.

Como estaba algo nervioso bajé solo a desayunar. Tenía un mal presentimiento, algo me decía que ese día ocurriría algo y así fue.

No llegué a entrar al Comedor ya que me llamaron, me giré para toparme con Dumbledore, nunca lo había visto tan serio como en ese momento.

Harry, tenemos que hablar.

Confundido, intentando recordar que había echo en esa ocasión, subí hasta su despacho y me vi sentado delante suya. En un minuto llegaron Snape y McGonagall que me miraron extrañados.

- Los dos sois mis mayores amigos y confidentes, lo que diga aquí no debe salir de esta sala hasta cuando sea necesario.

Los dos adultos inclinaron la cabeza y tomaron asiento, noté como el director intentaba decir algo pero no sabía por donde empezar.

- Harry- carraspeó- hay algo que deberías saber lo antes posible. - Usted dirá señor- ¿por qué no quería escuchar eso? - Acabo de recibir una carta del ministerio, en ella se me avisa que... tu... custodia ha sido entregada a otra persona. - ¿A quién?, creí que Remus... - Remus no tiene nada que ver- no sabía donde mirar, a mi ya no lo hacía- Harry... Tom Riddle ha pedido tu custodia y se la han concedido.

Definitivamente no era lo que quería oír. Me quedé quieto, sin decir nada, las palabras aún entraban en mi cerebro. Solo reaccioné ante la voz de la jefa de mi casa.

- ¿Cómo puede ser Albus? NO PUEDEN ENTREGAR A HARRY A UNA MUERTE SEGURA. - Minerva tranquila, a mi me ha sorprendido tanto como a ti pero... es lo que hay, no puedo hacer nada. - ¿Nada?

Yo aún no podía hablar, me sentía en un pozo sin fondo. La respiración se fue volviendo más agitada, casi no entraba oxígeno en mis pulmones- Empecé a ahogarme.

- Harry ¿estás bien?

Clavé los ojos en los azules del anciano que se levantaba al verme casi sin aliento.

- No... no me deje... con él.

Me llevé las manos a la garganta, ya no llegaba oxígeno, me derrumbé de la silla.

- ¡¡Harry!!- gritaron los adultos.

Entre la niebla que me envolvía vi los negros ojos de Snape y como se inclinaba encima mía. Algo hacía contacto con mis labios y otra cosa tapaba los orificios de mi nariz. En segundos empecé a reaccionar y mis mejillas se tiñeron de rojo al ver a Snape haciéndome el boca-boca.

El último aliento que me pasó el hombre pude notar la suavidad de sus labios, no eran fríos como creía sino cálidos. Tuve que reprimir el impulso de agarrarme a su cuello pidiendo un contacto más íntimo.

- ¿Estas mejor?- me preguntó - S-si- tartamudeé.

Con su ayuda y la del director conseguí ponerme en pie. De seguro estaba más blanco que el jefe de los serpientes. No sabía que hacer, allí estaba el mago que creí que lo podía todo con su sola presencia y ahora, cuando lo necesitaba más, me decía que no tenía el poder de cambiar las cosas.

Mi destino estaba en manos de aquel que deseaba mi muerte incluso ante su propia vida. El pánico volvió a invadirme pero esta vez emparejada con una idea: HUIR. Me fui alejando de los adultos.

- ¿Harry?- me llamó el anciano al verme retroceder. - No iré con él- fue lo último que dije antes de salir corriendo.

Oía a alguno de los tres seguirme, corrí como nunca antes aprovechando que algunos alumnos salían de sus aulas. Me metí entre ellos y seguí corriendo. A lo lejos, cortado por la marea de jóvenes, oía la vos de Snape.

Potter vuelva aquí.

Por supuesto no le hice caso. Corrí, corrí y corrí hasta llegar a las afueras del castillo. ¿Dónde ir? No lo sabía, ahora solo debía seguir corriendo. A los cinco minutos tuve que para, no podía más. El corazón me iba a estallar en el pecho. Me apoyé en un tronco y cerré los ojos unos momentos.

- No vuelvas a irte así si quieres llegar a anciano.

Casi me dio un ataque, abrí los ojos y vi a Snape justo delante mía, a centímetros. Quise dar un paso atrás pero el tronco me lo impidió además de la mano del hombre en mi brazo.

- Aún no entiendo como los demás se desviven por ti si ni siquiera respetas tu propia vida- me dijo. - He escapado por eso, me quiero demasiado como para entregarme a Voldemort. - Pero, joven león, si te vas así, sin más, no creo que tarde mucho en encontrarte un mortífago y entonces yodo de acabó- gruñó.

Pues ahora que lo decía, tenía lógica.

- Vamos- tiró de mi brazo. - No- volví a dar un paso atrás- no quiero, no me lleve por favor, se lo suplico.

Se me quedó mirando, seguramente comprobando mi terror, aflojó un poco la mano pero no me soltó.

- Hay... hay una solución pero es un compromiso muy elevado de tu parte. - ¿Qué es?- pregunté con un haz de esperanza. - Si consigues la unión con otra persona capaz de protegerte, si entregas tu cuerpo y tu alma a esa persona serás de el, de su propiedad, por lo tanto el Lord no podría conseguir tu custodia.

Me quedé callado, pensativo. ¿Quién querría unirse a mi y protegerme?, sin duda tendría que ser un mago o bruja adulto, experimentado.

- No creo que nadie quiera el papel de mi dueño. Musité.

En ese momento sentí como Snape se me acercaba más posando su otra mano en mi cintura, el frío desapareció de mi al estar contra su cuerpo. No podía apartar mis ojos de los suyos. Poco a poco fue inclinando el rostro hasta estar a escasos milímetros.

- Si tu me dejaras yo sería tu dueño- me susurró.

Tragué saliva y por segunda vez en pocas horas sentí los labios del adulto sobre los míos y como el suelo desaparecía bajo mis pies. Era trasplanado.

Aún con los labios de Snape sobre los míos, la luz volvió y al ser conciente de donde estaba y delante de quien me sonrojé aún más de lo que estaba.

- Por lo que veo Severus ya te ha contado la solución- dijo con tono divertido el director.

El hombre se apartó y mirándome por última vez se marchó del despacho y yo me quedé quieto aún notando su calor juntarse con el mío.

Notas- bueno es una de las historias slash que he hecho y que me ha va gustando como va quedando. Lo escribo en un cuaderno entre clase y clase ^- ^ ya me diréis q tal esta Rewieesss!!!

Se lo dedicó a mis gemelas preferidas (ya sabéis q sois vosotras) por darme ánimos siempre y por leer todo lo que escribo, a mi mejor amigo Toni por creer en mi futuro (eres lo mejorcito del mundo) y con mucho cariño a Pichurri por ser mi musa al tenerla como maestra en esto del slash harrry/severus, un beso todos y a los lectores.