Capítulo 1: ¡Te odio!
Era una tarde cualquiera en la ciudad de Magnolia. El gremio más escandaloso de todo Fiore estaba igual de ruidoso que siempre.
Gray y Natsu se estaban peleando como cada día:
- ¡¿Qué dijiste cerebro de lava?! ¡Repítelo!- exclamó Gray mientras se quitaba la camisa blanca que llevaba.
- ¡No quiero, pervertido! – le gritó Natsu levantando un puño para golpearlo en la cara del alquimista de hielo, pero Erza interrumpió su pelea.
- ¿Acaso estáis peleando? – dijo con un aura oscura.
- No, claro que no, Erza. Nosotros siempre seremos los mejores amigos que existen – dijeron a la vez los dos chicos cogiéndose del hombro.
- Me alegro – comentó Erza dirigiéndose a la barra dónde estaban sentadas Lucy, Levy y Wendy. Ellas estaban hablando con Mira, cuando la pelirroja interrumpió.
- Mira, ¿me puedes dar un trozo de pastel de fresa?- la chica de cabellos blanco asintió y dibujo una cálida sonrisa en su rostro. Cogió un plato y un trozo de la tarta preferida de Erza y se la sirvió en el plato.
- Aquí tienes Erza – dijo Mira sonriendo.
- Gracias – añadió la maga comiendo su tarta.
Al lado de la pelirroja, estaba sentada Lucy, que no dejaba de mirar a Natsu y Gray con una gran sonrisa. No habían dejado de pelear después de todo. Aunque dijese que sus peleas diarias ya eran cansinas, realmente las amaba.
De repente la sonrisa de la rubia se borró. Levy, Wendy y Erza se dieron cuenta y miraron en dirección a Natsu. Los dos magos habían dejado de pelear. El alquimista de hielo, que andaba en boxers, se acercó a las chicas. En cambio, el dragón slayer de fuego estaba sonriendo y hablando con Lissana, la hermana menor de Mira.
Lucy miraba a Natsu con tristeza. Hacía tanto tiempo que no pasaba tiempo con ella, que no se metía por la ventana y ella le gritaba que entrase por la puerta como una persona normal, que iban juntos a una misión… Eran tantas las cosas que ya no hacían juntos, incluso había dejado de ir con su equipo a las misiones por ir con Lissana, solo con ella, no se llevaba ni siquiera a Happy. Sabía que ella era su amiga de la infancia y que cuando volvió de Edoras no le hizo demasiado caso hasta el regreso de la Isla Tenrou, es decir, ahora. Pero podía estar con las dos amigas a la vez. "¿Qué hay de malo? puede pasar el día con las dos"- pensó la rubia.
- Lu- chan, no pongas esa cara – comentó Levy – todos los presentes sabemos como te sientes, pero por favor sonríe, no dejes que la tristeza te invada.
- No te preocupes Levy-chan, estoy bien – respondió forzando una sonrisa.
- Lucy – interrumpió Erza- ¿por qué no vamos a una misión y alegras esa cara? Parece que haya muerto alguien.
- ¡Si! ¡Al fin una misión! – exclamó Gray dando saltos de alegría- ¡Tenía ganas de salir!
- ¡Y está vez, sí o sí, Natsu se viene! ¡Él es parte del equipo! – gritó Erza a los cuatro vientos. Se levantó, cogió de la oreja a Natsu y lo arrastró para ir a una misión. Lucy, Wendy, Charle, Happy y Gray reían ante la escena, mientras Natsu balbuceaba cosas sin sentido. Finalmente se distinguió:
- Erza, venga, - dijo suplicando – vayamos otro día. Ahora que me lo estaba pasando bien con Lissana. Sé buena…
Erza, al escuchar las palabras del pelirrosa, se subía por las paredes. Quería matarlo de un solo golpe, pero decidió calmarse y responderle:
- ¡¿QUÉ SEA BUENA?! ¡¿QUÉ VAYAMOS OTRO DÍA?! ¡¿TU QUE TE CREES NATSU?! ¡Llevas meses sin venir a una misión con nosotros por salir a trabajar y estar con Lissana! ¡Nos has dejado de lado! Y, encima, ¡A Lucy casi ni la hablas! ¿Quieres que continúe con la interminable lista? ¿QUIERES? – regaño la maga de reequipamiento al dragón slayer de fuego. - ¡Y por eso, a esta misión te vienes si o si!
Todo el gremio estaba paralizado. Erza realmente daba miedo. Nadie nunca la había visto tan enfadada. Todos pensaron que jamás de los jamases la harían enfadar. Todavía no entendían como Natsu tuvo el valor de contestarla.
- Pero Erza… Hace años que no veo a Lis. Entiéndelo. Cuando ella volvió de Edoras no le presté mucha atención y ahora, después del regreso de Tenrou, le prometí que recuperaríamos todo el tiempo perdido. Entiéndelo… - comentó con una voz suave y dulce. Erza respondió gritándole que era imposible recuperar todo el tiempo perdido. Lo que debía hacer era pasar tiempo con ella y con el resto de sus amigos, que, sin querer, estaba evitando al resto.
Realmente, si que discutía con Gray, pero ya no era todo el día, sino media hora cada dos días, con Erza casi ni hablaba, a Happy lo evitaba y a Lucy ni la miraba a la cara. Erza cogió a Natsu por la oreja y se lo llevo hasta la entrada, donde decidió que iría a pie por si mismo.
El equipo logró la misión con éxito y tres días después volvió al gremio. Erza y Gray suspiraron a la vez y se voltearon para ver a Lucy. Ella no tenía muy buena cara. Natsu solo la había hablado para que le ayudase a bajar del tren, ya que estaba mareado. La maga pensó que solo la quería como un objeto. Tras pensar y darle vueltas al asunto se sentía peor, y decidió que cuando llegase, se iría pronto a casa.
- Lo siento Lucy. Parece que él solo quiere a Lissana. – comentó la pelirroja poniendo la mano sobre el hombro de Lucy.- Se dará cuenta que tu también eres importante el día que no estés para él. Hasta entonces…- dijo bajando la cabeza. La rubia volvió a suspirar y a pensar en lo que le había dicho su amiga, cuando oyó a Gray.
- ¡Su cerebro está lleno de lava! – gritó para que Natsu se diera por aludido.
-¡¿Qué dijiste exhibicionista?! – exigió el otro mago.
- ¡Lo que oíste cabeza llama! ¿O es que ahora también eres sordo? – dijo el alquimista de hielo provocando al dragón slayer. Cuando Natsu se dispuso a contestar, Lucy le interrumpió.
- ¡Ya basta los dos! – Ella ese día no estaba de humor para aguantar sus discusiones. Se encontraba mal y el corazón se le rompía en mil pedazos. Quería llorar, pero no podía, no delante de ellos.
- Luce, ¿estás bien? – preguntó Natsu después de oír el grito de su amiga. Sabía que normalmente ella hubiese reído y Erza era quien les hubiese detenido. Le pasaba algo pero no sabía el que y tampoco tenía tiempo para escuchar sus problemas. Lissana lo estaba esperando y quería verla, oler su olor y abrazarla.
- Si Natsu, tranquilo, no es nada. Solo es un pequeño dolor de cabeza. – mintió. Él sabía que lo había hecho pero ya estaban cerca del gremio y prefirió hacer ver que la había creído.
Happy, que estaba en los brazos de la maga estelar, sabía que ella había mentido.
- Lucy, - dijo el gato azul entristecido – ¿estás así por qué Natsu lleva meses sin hablarte y cuando decide venir a una misión con nosotros, te evita? – Lucy estaba sorprendida. No esperaba que el exeed azul lo supiese. Happy suspiró y añadió:
- Luce, te conozco, y tranquila no le diré lo que sientes por él. A mi también me ha estado evitando y he estado pensando en mudarme e irme a vivir contigo. No creo que note la diferencia... – acabo diciendo con una voz temblorosa.
- Happy vente a vivir conmigo. No me importa, estos días me siento muy sola y no me vendría mal un poco de compañía. – le dijo la rubia con una sonrisa.
Cuando llegaron al gremio, Lissana se lanzó encima de Natsu y le dio un gran abrazo y dijo que le había echado de menos. Que sin él, ella se sentía sola. Él solo le correspondió el abrazo mientras ella miraba de arriba abajo los demás integrantes del equipo, a excepción de Wendy y Charle que aquella vez no habían podido ir porque decidieron ir a una misión por su cuenta. La peliblanca decidió llevarse a Natsu a una de las mesas y se giró para que Lucy le leyera sus labios: " Él es mío, jamás te pertenecerá. Yo le quise antes, y además, eres débil, muy débil."
Lucy odiaba que la llamasen débil. Sabía que ella no era una gran maga, pero si quería se las podía arreglar. Un día le haría tragar a Lissana sus palabras. La derrotaría.
Las horas pasaron y llegó el día siguiente. La maga estelar se dirigió a la barra donde estaba Mira y le pidió un zumo de naranja. Mientras lo bebía se le acercó Natsu por la espalda.
- Lucy, ¿Tienes un momento? – preguntó muy serio
- ¡Dios Natsu, que susto! – dijo la chica aún asustada - ¿Dime, qué quieres? – terminó de decir apartándose de la barra.
- Pues verás Lucy… Yo… quería decirte… - Natsu hablaba cortado. No quería decir lo que iba a decir, pero algo le impulsó a decirlo.- Que estuve hablando con Lissana y decidimos que estás fuera del equipo para que ella pueda entrar. Eres demasiado débil para estar en él.
Lucy comenzó a llorar. No quería hacerlo. Ella había hecho el equipo con él y Happy. ¿Cómo la podía echar así como así?.
- ¡Natsu, algún día te arrepentirás por esas palabras!. ¡Prepárate para perder! ¡Me vengaré! ¡Recuérdalo!
Todo el gremio oyó gritar a la rubia. Cuando Erza, Gray y Happy se enteraron de lo sucedido dijeron que ellos también del equipo. Sin Lucy no sería lo mismo y querían dejar el equipo y montar uno aparte junto la maga estelar. Lucy les convenció de que se quedaran, que ella ya iría con Juvia, Gazille y Lili o con Levy. No tenía problema. La habían aceptado sin ningún problema.
Happy le confirmó a Natsu que se mudaba esa noche con Lucy. Natsu le respondió que a él tampoco lo necesitaba. Happy lloró durante horas en las faldas de la rubia. Él era su mejor amigo ¿Cómo le podía hacer eso?. Nadie lo entendía. Lucy, mientras miraba a su antiguo mejor amigo con odio, se prometió que jamás le perdonaría por lo que les había hecho. Se vengaría, y tanto que lo haría, pero para ello necesitaba volverse fuerte y lo haría.
