Summary: Cinco sentidos. Lorelai Gilmore y Luke Danes. Nieve y café.

Disclaimer: en mi perfil pone que me llamo Blackie-Noir, no Amy Sherman-Palladino, ergo... nope. Nada me pertenece, bla bla bla.

El título se debe al tremendo honor que me concedió la inspiración al aparecer después de tanto tiempo cuando, al escuchar Let it snow! de Dean Martin (adoro a ese hombre, en serio), caí en que la canción era perfecta para la BSO de fondo de la pareja.

OoOoO

-Eh, ¿sabes lo que es un fractal?

Luke parpadeó sin saber a qué venía aquello. Le sirvió café antes de que lo pidiera y preguntó, recordando el día de la semana en el que estaban y el desayuno que solía tomar:

-¿Un bollito?

-¡Meeeh, respuesta incorrecta! –golpeó la mesa, como si se tratara de un concurso con botones para contestar- Pero sí, quiero un bollito, una magdalena y panqueques felices.

Luke asintió, sorprendido, yendo a por el pedido y llevándose la cafetera para servir a más gente. A los pocos minutos apareció con un plato a rebosar y la miró resignado pero conteniendo el acostumbrado puchero matutino.

-No es sano comer así.

No podía entender cómo no enfermaba ni engordaba, aquella mujer no era normal.

-Pero es más divertido- le señaló con el tridente del tenedor antes de dejarlo caer, con dramatismo, mirándolo con ojos de cordero degollado.

-¿Qué pasa ahora?-suspiró con paciencia.

-Luke, mis panqueques no son felices-los miró con expresión desolada-. Les falta la sonrisa de chocolate-se quejó como una niña pequeña.

Luke bufó por la nariz y le hizo una carita sonriente sobre los panqueques, dejándole el bote de sirope sobre la mesa, junto a la cafetera.

Ella sonrió dulcemente y miró de forma brusca por la ventana, conteniendo un grito de alegría.

-¡Por fin, ya está nevando!-miró a todos los presentes- Mis panqueques son felices y nieva. ¡Mira cuántos fractales juntos, Luke!

Él se limitó a negar con la cabeza, sonriendo al verla salir la calle y dar vueltas sobre sí misma mirando al cielo, con una sonrisa de oreja a oreja. Volvió a suspirar y alzó la cafetera, con resignación:

-¡Está nevando, la casa invita a café!

-¡Felicidad!-corearon todos esta vez.