Disclaimer: Nada es mío.

oooOoooOoooOoooOoooOooo

1. James Potter: Arrogancia

Mucha gente habla de James Potter y a James Potter le gusta que hablen de él.

Lo hace sentirse bien, infla su ya de por sí gran ego, alimenta su arrogancia, lo vuelve más sinvergüenza... Pero no podía evitarlo, sus miradas prepotentes, sonrisas arrogantes, guiños descarados y comentarios burlones, era algo natural en él.

James Potter es muy seguro de sí mismo, demasiado quizá, entra a cada lugar con un aire de superioridad, de prepotencia, adueñándose del espacio, hace que todo presente lo mire: que toda chica lo desee y que todo chico lo envidie.

Entonces él solo sonríe, pero no con las sonrisas a las que están acostumbrados los mortales, no. Con una sonrisa digna de un dios, que sabe que se merece, que sabe que es.

Y es que James sabe que todos lo admiran, que todos lo envidian: te mira con suficiencia, invade tu espacio sin importarle, porque no está acostumbrado a los límites, no está acostumbrado a un 'no'. Cuando quiere algo, lo consigue, así de simple. No hay trucos ni arrepentimientos, no lo deja hasta que lo obtiene, persevera hasta el último momento. Y es que su desenfadada arrogancia no le permitiría fallar.

Sabe que le quieren, lo sabe. No tiene miedo de mirarte a los ojos y decirte en una voz confiada: 'Sabes que me quieres'. Y al verlo parado frente a ti con esa seguridad tan envidiable, no hay otra posible respuesta que una afirmativa.

Porque así es James Potter, le gusta escucharlo, le gusta sentirse querido, importante, y aunque sepa que lo es, no le importa oír que lo repitan una y otra vez.

Porque así es James Potter, le gusta que le des razones para seguir siendo así, arrogante y prepotente, bromista empedernido, descarado e inmaduro, al punto de llegar a ser cruel...

Le gusta saber que aún siendo así, le quieres.