JUN KAZAMA
Jun miraba espantada como un enorme gato montes asesinaba a un inocente conejo, pero no podía intervenir porque entonces la asesinada seria ella, espero hasta que el gato se fue para acercarse, se arrodillo junto al conejo mientras que algunas lagrimas caían por su rostro.
- Si quieres yo voy por el gato – dijo una voz tras ella, se dio la vuelta y vio a un joven no mucho mayor que ella de piel blanca, ojos y cabello negro que bestia solo un pantalón de karate blanco, mirándola fijamente.
Entendió rápidamente lo que sus palabras querían decirle, si le decía que si mataría al gato.
- No… esa es su naturaleza – respondió en un susurro.
- ¿Como te llamas? –pregunto el joven curioso
- Jun ¿y tú?
- Kazuya.
Kazuya la miro curioso como examinándola por unos segundos hasta que una voz rompió su concentración.
- ¡Que significa esto! – Le regaño un hombre agarrándolo fuertemente de un brazo - ¡Fuera de aquí niña! – le grito llevándose al joven sin hacer caso de sus forcejeos.
Jun se alejo un poco, espero hasta que se perdieron de vista y luego muy sigilosamente fue tras ellos, el hombre iba regañando a Kazuya por todo el camino sin parar ni un segundo, Jun los siguió hasta que el hombre paro frente a la boca de un volcán aun agarrando firmemente al joven luego sin ningún remordimiento lo golpeo dejándolo inconciente y luego lo cargo y lo lanzo al volcán.
Jun tuvo que taparse la boca con las manos para que el hombre no escuchara su grito, luego corrió lo más rápido que pudo hasta llegar a su casa, entro a su cuarto y comenzó a llorar sin saber que la pesadilla de ese recuerdo la perseguiría el resto de su vida.
KAZUYA MISHIMA
Kazuya estaba totalmente exhausto, su padre y entrenador el gran y ambicioso Heihachi Mishima no le daba ni un segundo de descanso, lo obligaba a entrenar más de 18 horas al día, aunque tenia que aceptar que gracias a eso era uno de los mejores luchadores pero de todas formas no le gustaba ni un poco ya que Heihachi lo trataba excesivamente mal de echo peor que a un esclavo, desde su nacimiento hace 16 años había sido así, por ello aunque fuera su padre no le tenia el mas mínimo aprecio.
Ese día espero a que oscureciera un poco para que Heihachi fuera a dar su ronda diaria y se escapo.
Camino sin rumbo en el bosque por algunos minutos hasta que vio una escena que le llamo la atención era un gato montes devorando a un pequeño conejo los observo por un rato hasta que el gato se marcho, decidió continuar con su caminata pero de la nada apareció una joven que se arrodillo junto al conejo.
Tenia el cabello negro corto la piel muy blanca y los ojos tambien negros estaba llorando por el conejo, sintió un impulso y fue hasta ella
- Si quieres yo voy por el gato – le dijo, la joven se dio la vuelta y lo miro fijamente, tardo unos segundos en responder y cuando lo hizo fue en un susurro
- No… esa es su naturaleza
- ¿Cómo te llamas? – le pregunto con curiosidad, no entendía porque no quería que fuera por ese gato, estaba llorando por su culpa por haber matado al pequeño conejo ¿cierto? Entonces porque no quería que lo matara para de alguna forma tomar venganza
- Jun ¿y tú? – le pregunto con sus ojos llorosos clavados en los de el, eso lo ponía incomodo pero no aparto la mirada.
Ahora que la miraba bien era muy bonita.
- ¡Que significa esto! – le grito Heihachi tomándolo tan fuerte del brazo que pudo habérselo partido si tantos años de entrenamientos no hubieron dado sus frutos - ¡Fuera de aquí niña! – le grito a la pequeña Jun eso le molesto mucho, forcejeo intentando liberarse pero era inútil Heihachi era mucho mas fuerte, vio como Jun se alejaba corriendo mientras que su padre se lo llevaba a la fuerza.
¡Tendrías que estar entrenando! – Le grito mientras le apretaba mas fuerte el brazo - ¡No he desperdiciado la mitad de mi vida entrenándote para que lo eches todo a la basura por una estupida niña! ¡¡No puedo permitir que en mi familia haya ese tipo de debilidades!!
Kazuya no respondía solo lo miraba con profundo rencor pero su padre al estar mirando por donde lo llevaba no podía notarlo, entre regaño y regaño solo lo miro de reojo una sola vez en ese instante cambio el rumbo, hasta ahora iban de camino al Dojo Mishima o sea a su casa, pero ahora si no se equivocaba iban hacia el volcán, eso no le dio buena espina.
Su padre paro justo en la boca del volcán luego sintió un fuerte golpe en el cuello y todo se volvio negro
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Aquí esta el primer capitulo de esta historia espero les guste
