¡¡¡Bongiorno!!! Acá les traigo esta nueva historia larga, que empecé a escribir hace ya bastante. Actualmente voy por el capítulo 6, así que no voy a tardar mucho en publicar –creo-. Bueno, sin más... ¡a leer!
Todos los personajes pertenecen a JK Rowling, y a cualquiera que haya gastado una millonada comprándolos.
Memorias de una Amistad
El humo de las mazmorras era verdaderamente insoportable. Los alumnos agitaban los calderos con una parsimonia desesperada, sabiendo que no conseguirían los resultados especificados en la vieja pizarra que se encontraba el frente de la clase. Todos los calderos presentaban diversos colores que indicaban peligro, yendo del azul marino al naranja claro. Todos, excepto, claro está, el de Hermione Granger. Su caldero salpicaba alegres gotas de una sustancia color blanco inmaculado que parecía leche.
Ron miró con odio el exitoso resultado de su amiga. Contempló su propio caldero, donde, en vez de una poción para evitar el insomnio y tener sueño alegres, se encontraba una dura roca.
Harry frunció el entrecejo frente a su poción grisácea, que olía como si estuviera hecha con huevos podridos. Hermione lo miró de reojo, y luego de unos segundos de silenciosa contemplación, le ofreció a Harry lo poco que le quedaba de pezuñas de cabra. Harry las tomó extrañado; Hermione, con un movimiento de la cabeza, le indicó que las echara a su poción. Harry lo hizo, y luego de unos segundos durante los cuales el líquido gris produjo muchas burbujas, su color cambió al blanco. Hermione sonrió satisfecha y volvió a su perfecto trabajo. Harry le sonrió, pero la joven no se percató de ello.
Slughorn se paseaba por la mazmorra oliendo y fisgoneando en los calderos. Aplaudió cuando llegó frente al de Hermione. Ron murmuró algo por lo bajo. Slughorn fingió no haberlo escuchado y cuando vio la piedra que se encontraba en el fondo del caldero, le echó una sombría mirada al pelirrojo. Se acercó al caldero de Harry, que estaba un tanto nervioso. Todavía no se acostumbraba a realizar pociones sin el libro del Príncipe. "Snape" se recordó Harry con odio.
- ¡Ah, ah!. Muy bien, Harry. Justo lo indicado, ni más, ni menos. Aunque esperaba alguna demostración más fehaciente de lo buen alumno que eres en esta materia
Harry sonrió tímidamente, él sabía muy bien que no era un buen alumno.
- Estúpido Slughorn. Malditas pociones. Odio esa clase- murmuraba Ron de mal humor, cuando ya se encontraban fuera de las mazmorras.
- ¡Ron!- reprochó Hermione.
- ¿Por qué ayudaste a Harry y a mí no, eh?- indagó el susodicho.
- Tu poción era irrecuperable- contestó Hermione mirando hacia otro lado.
Ron abrió la boca para decir algo más, pero Harry lo detuvo:
- Oh, por favor, no empiecen- dijo molesto y apresuró el paso hacia el Gran Comedor dejando a sus amigos detrás.
- ¡Harry!- llamó Hermione apenada.
- Déjalo- interrumpió Ron- Si se quiere ir, que se vaya
Hermione vaciló unos segundos, pero se decidió y corrió tras su amigo. Ron bufó y la siguió.
- ¿Qué te pasa?- preguntó la joven sentándose junto a Harry en la mesa de Gryffindor.
- Nada- contestó él masticando un pedazo de carne- No soporto verlos pelear, eso es todo. Por Merlín, hace apenas un mes comenzamos las clases y no se dan un respiro
Ron llegó jadeando. Tomó asiento junto a Hermione y atacó la comida sin hacer ningún tipo de comentario.
- No puedo negar que peleamos demasiado. Pero no quiero que por eso te enfades con nosotros. Al fin y al cabo, sabes que tarde o temprano nos reconciliamos- susurró Hermione dubitativa.
Harry no respondió. Su amiga lo observó unos segundos con tristeza y, rindiéndose, se dedicó a su plato.
Luego de unos incómodos minutos en que ninguno de los tres dijo nada, Harry se levantó y se fue. Hermione lo observó retirarse. Ron hablaba con Seamus despotricando contra Slughorn.
Hermione suspiró y se levantó, dando por terminado su almuerzo. Tomó rumbo hacia la biblioteca, sabiendo que tenía una hora libre antes de su próxima clase.
Harry, por su parte, se sentó bajo el árbol que siempre usaba con su amigos para estudiar, hacer los deberes o simplemente dormitar.
Contempló el lago con melancolía. No podía dejar de pensar en lo ocurrido durante el año anterior. La peligrosa búsqueda, los encuentros y desencuentros, las destrucciones de los Horcrux. La temida y esperada batalla final contra Voldemort.
Harry se revolvió el cabello, mortificado con los recuerdos. Si, estaba libre. Si, ya no tenía el peso del mundo sobre los hombros. Si, ahora podía vivir tranquilo. ¿Podía realmente¿Y a costa de qué?.
Escuchó a lo lejos el timbre que anunciaba el comienzo de otra clase. Se levantó pesadamente. No tenía ganas de escuchar lo que sea que Hermione tuviese para decirle. Sabía que ella le diría algo, nunca dejaba nada sin concluir. Y su breve conversación durante el almuerzo era una de esas cosas.
Ella y Ron estaban esperándolo en la puerta del aula de Encantamientos. Harry los saludó con un vago gesto; pudo apreciar que el humor de Ron estaba mejor después de haber almorzado. Miró a Hermione, esperando lo que sea que ésta tuviese para decirle. Pero, para su extrañeza, la joven no dijo nada. Sólo lo miró a los ojos durante unos segundos y luego entró silenciosamente al aula. Esto descolocó a Harry. Él estaba seguro, tenía la absoluta certeza, de que Hermione querría hablar con él. Últimamente siempre quería hacerlo, y en los momentos menos oportunos. Harry tenía la vaga impresión de que su amiga estaba preocupada por él, preocupada por lo que sea que le haya dejado la experiencia del año anterior. Sacudiendo la cabeza y aun extrañado, entró al aula.
El profesor Flitwick no había cambiado en nada. Su estatura seguía siendo tan baja que su cabeza sobresalía apenas unos centímetros por sobre el escritorio; debía usar almohadones para sentarse sobre su silla y poder observar a toda la clase. Ese día estaba especialmente bondadoso, y no mandó deberes, algo verdaderamente extraño, ya que todos los presentes era alumnos EXTASIS. Ni siquiera regañó al pobre de Neville, que rompió un vidrio intentando encantar la pared para que se vuelva incorpórea.
Debido, precisamente, al buen humor del profesor Flitwick, la clase pronto se dispersó; los alumnos hablaban de cualquier cosa menos del encantamiento que deberían estar haciendo. La única aplicada era Hermione, que consultaba su libro de vez en cuando. Harry no podía evitar dirigirle algunas miradas furtivas. La joven permanecía callada, sumergida en sus pensamientos y en lo que debía hacer.
- ¿Hermione?- preguntó Harry vacilante.
Su amiga dejó quieta la varita, con la que estaba practicando el hechizo, y lo miró fijamente.
- ¿Si, Harry?
Harry evitó los ojos castaños de su amiga; no sabía el motivo, pero le incomodaba su mirada.
- Nada, nada...- las palabras se perdieron en algún recodo de su garganta.
Hermione lo observó unos segundo más, antes de volver a lo que estaba haciendo. Harry se maldijo por lo bajo.
- ¿Qué les parece si vamos a visitar a Hagrid?- preguntó Ron al salir de Transformaciones, la última clase del día.
- Gran idea- dijo Harry.
Hermione asintió. Harry la miró, preguntándose qué le pasaba ese día. Estaba más callada de lo normal y casi no le había dirigido la palabra.
Fang comenzó a ladrar apenas sintió que alguien se acercaba a la puerta de la cabaña.
- ¡Somos nosotros!- gritó Ron justo antes de que la puerta se abriera y la peluda cara de Hagrid apareciera frente a ellos.
- Vaya, qué sorpresa- exclamó alegre- Pasen, pasen
Fang se lanzó sobre Harry, llenándolo de babas.
- ¡Al suelo, Fang, al suelo!- aulló Hagrid.
Harry y Ron se sentaron en la mesa; Hermione se ofreció a preparar el té. Tuvo una pequeña discusión con Hagrid, pero al final la castaña venció, y con un toque de la varita el agua de la tetera comenzó a hervir.
Harry la contemplaba en silencio. Ron y el guardabosques hablaban sobre las últimas novedades de las clases.
- Listo- anunció Hermione depositando las tazas humeantes en la mesa.
- Gracias- susurró Harry mirándola a los ojos.
Hermione le sostuvo la mirada unos segundos y luego se inclinó sobre su propio brebaje. Harry miró hacia otro lado, ofuscado. No sabía qué le sucedía a su amiga, pero lo averiguaría.
Apenas escuchaba la conversación de sus amigos, estaba totalmente sumergido en sus pensamientos.
- ¡Harry!- gritó Ron dándole un golpe en el brazo.
Harry se agitó y lo miró con enfado.
- ¿Qué?- preguntó bruscamente.
Hagrid se rascaba la barba mientras le dirigía una mirada de preocupación.
- Oye, Harry. No te enfades, es sólo que estabas como ido... y no escuchabas lo que Ron te decía- dijo.
Hermione miraba atentamente la situación. Harry bufó.
- Lo siento¿de acuerdo?. Estaba pensando en...
Ron y Hagrid intercambiaron una mirada curiosa. Hermione tenía el entrecejo fruncido e insistía en mirar hacia un punto fijo en la mesa.
- ¿En...?- preguntaron al mismo tiempo Ron y Hagrid, súbitamente interesados.
Harry los miró negando con la cabeza.
- En nadie. Sólo recordaba lo sucedido el año pasado- dijo calmo.
- Deja de torturarte con eso, Harry- le recomendó Hagrid.
Su amigo asintió.
Dejaron la cabaña un tanto apurados, ya que comenzaba a anochecer. Llegaron a la Sala Común jadeando. Ron se echó sobre uno de los sofás libres, cerca de una ventana. Hermione se retiró, alegando que iría a buscar un libro. Harry se sentó en el piso, frente a su amigo. El resto de los sofás estaba ocupado por casi toda la casa Gryffindor.
Harry seguía sumergido en sus pensamientos. Aun le extrañaba la actitud de Hermione. O tal vez estoy imaginando cosas, pensó.
- ¿Harry?
- ¿Si, Ron?
- ¿Estás pensando... en eso?- preguntó dudoso.
Harry miró a su amigo. Suspiró.
- Porque, déjame decirte, que si ése es el caso... Bueno, no deberías hacerlo. Te hace mal, Harry- Ron se veía un tanto abochornado- Hermione y yo sabemos lo duro que debe ser vivir con esos recuerdos, pero...
- No es eso- Harry intentó sonar lo más convincente posible.
Ron lo miró desconfiado. Pareció cavilar unos segundos, y luego, decidiendo que la conversación ya no tenía escapatoria, se inclinó hacia Harry.
- Mira, todos los días estás como perdido... te encierras en esos recuerdos... y Hermione y yo, pues... te conocemos, y sabemos cuando algo te perturba.
Harry asintió. Tenía la garganta seca.
- Así que... si quieres hablar, estamos aquí para ti¿de acuerdo?
- Hay veces en las que quisiera...- murmuró Harry- En las que quisiera tener un escape, algo con lo que desquitarme. El Quidditch ayuda, pero no es suficiente. No hago más que recordar, que pensar en todo lo que atravesamos. No sé si me ayudaría hablar con ustedes. O por lo menos no lo suficiente.
Ron asintió, comprendiendo.
- Sé que no soy bueno dando consejos, Harry. Pero deberías hablar con Hermione. Ella sabe mucho, lo sabes, así que tal vez pueda ayudarte mejor que yo. Seguro encuentra una solución a tu problema.
Harry se movió incómodo. Ron volvió a recostarse en el sillón y murmuró algo sobre la cena. Harry le agradeció internamente a su amigo por los consejos.
Hermione apareció cinco minutos después con un gran libro entre las manos. Se dirigió hacia ellos. Ron la contempló con desgano.
- Te tardaste demasiado- se quejó.
- Quise darme un baño. ¿Vamos a cenar?
Ron se levantó rápidamente asintiendo fervientemente con la cabeza. Hermione puso los ojos en blanco.
- ¿Vamos, Harry?- preguntó, extendiéndole una mano a su amigo para ayudarlo a levantarse del suelo.
Harry tomó la mano que su amiga le tendía. Al tocarla, tuvo el impulso de contarle lo que sentía. Tuvo la seguridad que Hermione encontraría una solución. Ella lo contempló a los ojos unos segundos antes de jalarlo para que se levantase.
Se miraron. Hermione lo observó suspicazmente.
- ¿Qué te sucede?- preguntó con un suspiro triste.
Harry se sorprendió de que su amiga se diese cuanta tan fácil de que quería hablar con ella.
- Bueno...
- ¡Hey!- gritó Ron desde el orificio del retrato- ¿Vienen o no?
Toda la Sala Común se giró hacia él, quien sonrió avergonzado. Harry y Hermione se miraron una vez más antes de ponerse en camino al Gran Comedor. No hablaron durante el trayecto y poco durante la cena. Pero aun así, Harry sabía que debía conversar con Hermione, en lo posible esa noche.
Ron se levantó de repente de la mesa de Gryffindor, provocando que algunos platos y cubiertos tintinearan.
- ¡Me olvidé de la tarea de Defensa!- gritó, y salió corriendo.
Harry rió, pero Hermione negó con la cabeza. El primero la contempló unos segundos antes de tocarle suavemente el brazo. Hermione lo miró curiosa. Harry le indicó con la cabeza la puerta. Ella asintió y se levantó al instante.
No pronunciaron palabra hasta llegar a la Sala Común, solitaria ya que todos se encontraban cenando. Ron era el único que permanecía en una de las mesas, escribiendo desesperado sobre un pergamino. Ni siquiera levantó la vista de la hoja al escucharlos entrar.
Hermione se dirigió automáticamente al sillón frente a la chimenea. Harry la siguió, nervioso. Ambos se sentaron; la primera esperando que el segundo hablara. Pero Harry no parecía encontrar las palabras adecuadas para comenzar.
- Harry... sé que te sucede algo...- dijo Hermione hablando pausadamente.
- ¿Ah, si?- preguntó Harry.
Hermione asintió y se acercó más a él.
- Sé que no puedes quitar de tu mente las imágenes de lo sucedido...
Harry suspiró, recordando. Apretó fuertemente los puños. Hermione lo miró con tristeza.
- Así es. No puedo. Por más que quisiera, no puedo- Harry se pasó la mano por el cabello, desesperado.
- Es lógico- susurró Hermione- Fuiste... fuimos partícipes de una guerra, y eso es muy difícil de superar.
- ¿Tú también...?- inquirió Harry.
Hermione no dijo nada, simplemente desvió la mirada y continuó, ignorando la pregunta del Gryffindor.
- He estado pensando la forma de ayudarte. Ron me dijo que inclusive duermes mal durante las noches, que tienes pesadillas...
Harry asintió, mudo.
- Sólo se me ocurre algo- el ojiverde la miró, ansioso- Es arriesgado, el hechizo es difícil de aprender, pero una vez que se realiza no puede haber errores. He estado pensando... que puedes utilizar el pensadero de Dumbledore.
Harry se irguió, sorprendido. No se esperaba eso. Hermione esperó su respuesta, expectante. El joven dudaba. Sentía que si utilizaba el pensadero que Dumbledore le había dejado hacía más de un año, lo estaría "profanando". No encontraba otra palabra.
- No sé...- Harry estaba indeciso.
- Podría servirte. He estado leyendo sobre los pensaderos. Al depositar tus recuerdos en ellos, tu mente se libera de la carga que es llevarlos, de alguna manera
Harry reflexionó en silencio. Si, tal vez ayudaría. Pero aun así tenía dudas.
- ¿Y... cómo es el hechizo?- preguntó.
Había visto a Dumbledore hacerlo un par de veces; se colocaba la varita sobre la sien y ponía una mueca de concentración. Luego sacaba de su cabeza una hebra plateada de algo como humo... un recuerdo.
- Bueno, es en latín. Tienes que practicarlo antes de utilizarlo en forma definitiva. Debes tener las imágenes del respectivo recuerdo bien claras en tu mente. De lo contrario, no funciona. Una vez que tengas las imágenes claras, posicionas tu varita...
- Está bien. Luego me lo explicarás con más detalle- Harry se paró; la gente comenzaba a entrar por el relato y la Sala se estaba llenando de alumnos.
Hermione también se levantó. Harry quería agradecerle, pero no lo hizo. Simplemente la miró serio, y estuvo seguro que su amiga supo que con esa mirada le agradecía. Se acercaron a Ron, que ponía el punto final de su ensayo. Suspiró extenuado. Hermione tomó las hojas de pergamino y comenzó a leer.
- ¡Hey!- Ron se quejó y quiso quitárselo, pero Hermione se alejó de él leyendo.
Ron bufó y miró a Harry, cansado.
- ¿Hablaron?- preguntó con curiosidad.
Su amigo asintió.
- ¿Y?
Harry se encogió de hombros.
- Tiene una idea.
- Qué raro...
- Dice que puedo utilizar el pensadero de Dumbledore
Ron lucía sorprendido.
- Pero tengo dudas. Quiero decir... es el pensadero que le perteneció a Dumbledore. Aun conserva alguno de sus recuerdos y pensamientos.
Ron asintió, comprendiendo. Hermione se acercó a ellos nuevamente y le tendió los pergaminos a Ron. Al hacerlo, la manga de su túnica se subió un poco, dejando ver una cicatriz en el costado de su muñeca que se perdía más adentro. Harry la contempló, y un nudo se formó en su garganta al recordar cómo y dónde su amiga se la había hecho. Algo en él se quebró.
- Está bien- dijo de improvisto, mirando a Hermione- Hagámoslo.
¡Listo! Acá termina el primer capítulo. ¿Qué les pareció¡Escriban un REVIEW, y me entero! Si les gusta, sigo publicando... y si no les gusta, también, jeje.
¡REVIEWS!
Besos a todos n.n
·Towanda·
