Era una mañana excesivamente calurosa en Magnolia. Los miembros de Fairy Tail se arrastraban por el gremio tratando de pasar lo mejor posible esos días de verano. Los más atrevidos habían salido a hacer algún trabajo, pero quedaban bastantes vagos en el gremio.

En una mesa apuraban sus bebidas unos cansados Jet y Droy, mientras Levy aprovechaba para leer y así evitar pensar en el calor que estaba pasando. En otra mesa, no muy cercana porque decía que le daba calor la mera presencia de cualquier persona, Gray jugaba con su magia para sobrevivir a la temperatura, mientras Juvia se relamía mirando su permanente torso desnudo, aumentando un par de grados todo lo que hacía contacto con su aura. Lucy estaba apoyada en la barra quejándose de aburrimiento cuando llegó Cana para pedir otro barril de cerveza.

- Mira, por favor, dame algo de beber que me muero de calor!

- Cana-san, no crees que para la hora que es, hoy vas un poco deprisa?

- Tienes razón, debería buscarme un novio. -contestó ebria.

- No creo que se refiriera a eso! -dijo Lucy sobresaltada.

Cana la miró y le dijo muy seria.

- Tú ya tienes novio? -preguntó desafiante.

La joven se puso a temblar de repente.

-A qué viene esa pregunta?

-Cana-san, -medió Mirajane- no deberías meterte con Lucy-chan. Su búsqueda del amor va a su propio ritmo.

- No será porque no lo tiene fácil. Con esas tetas...

- QUEEEE? -gritó nerviosa la aludida- Podéis dejar de hablar de mí como si no estuviera?

Las dos mayores se miraron con una sonrisa que rozaba la malicia.

- Como sea, creo que con este calor debe ser mucho más fácil encontrar a algún tío con el cerebro reblandecido y conseguir un novio.

- Si necesitas que se les reblandezca el cerebro para que sean tus novios creo que tienes un problema... -murmuró Lucy. -Pero en parte creo que tienes razón.

Y con ese pensamiento estaba cuando poco antes de medio día entro Natsu al gremio muy contento con Happy volando a su lado.

- Buenos días!

- Aye, sir!

- Ara ara, buenos días a los dos! -sonrió dulcemente Mirajane.

- Natsu, cómo puedes estar tan activo? -Le preguntó su compañera de equipo.- Este calor es gobiante...

- A mí no me molesta el calor. -contestó con una enorme sonrisa.

- Pues debería molestarte! Al menos por compañerismo! No ves que estamos todos agobiados?

El muchacho se extrañó por la contestación, pero como sus luces en total no daban para iluminar un cuarto pequeño, no reaccionó como debía. Se encogió de hombros y le preguntó.

- Quieres hacer algún trabajo?

- Aún tienes más ganas de trabajar?! -Lucy empezaba a perder la paciencia.

- Bueno, el calor me revitaliza.

Ella le miró un momento. Estaba claro que solo conseguiría encenderse más si continuaba con la conversación. Acaso no entendía que no era un buen momento para ella? Con las mismas, suspiró y se recostó en la barra girándo la cara hacia el otro lado. La dulce camarera llegó al rescate del dragon slayer, apartándolo del centro de la tormenta.

- Natsu, será mejor que la dejes tranquila un rato.

- Le pasa algo?

- Bueno, Cana-san ha estado hablando con ella y... digamos que la ha hecho pensar en cosas poco agradables. Parece que se ha deprimido un poco. Pero no te preocupes, se le pasará enseguida.

- Y no hay nada que pueda hacer para animarla?

- Eres muy dulce -sonrió la chica- pero creo que no.

No contento con eso y tras observarla un rato, se acercó a su amiga.

Durante todo el tiempo que estuvo siendo observada sin saberlo, la maga de espíritus estelares estuvo haciendo balance de su vida y sus posiblidades. Nunca había tenido un novio, y Cana tenía razón. Ya era hora. Además, era una buena chica, guapa, dulce, simpática, y con un cuerpo de escándalo. Por supuesto que podría conseguir a todo el que se propusiera! Eso es, hoy mismo empezaría con su búsqueda del amor. No podía ser tan difícil! Y con esa determinación se incorporó dando un puño a la barra y con expresión de poder con todo. Natsu acababa de llegar a su lado en ese momento.

- Lucy, te encuentras bien?

- Perfectamente! -Contestó sin mirarle.

- Eto... te he visto un poco decaída. Hay algo que pueda hacer para ayudarte?

La muchacha se giró hacia él extrañada.

- Quieres ayudarme?

- Sí.

- Acaso sabes qué me pasa?

- No.

- Y aun así estás dispuesto a hacer algo por mí?

- Sí.

Ambos se miraron un momento. La determinación e inocencia del chico estaban implícitas en sus ojos rasgados.

- Como no me ayudes a encontrar novio...

- Eso es lo que te pasa? -preguntó incrédulo?- Si solamente es eso, te aydaré a encontrar novio.

- En serio?

- Claro! Happy y yo te ayudaremos.

Una voz sonó en una mesa cercana.

- Aye sir!

- Natsu... -dijo emocionada.- Por qué?

- Porque me gusta ver sonreir a Lucy -respondió sincero y sonriente-. No quiero verte deprimida.

Ella se conmocionó. Su corazón dio dos fuertes golpes dentro de su pecho y eso causó que todo su cuerpo se erizara en un segundo. Entonces asintió con una sonrisa, a petición de su amigo, y contestó:

- De acuerdo. Esta noche saldremos los tres a buscarme novio entonces!

Ya era la hora. Natsu y Happy aguardaban sentados en una de las mesas de aquella coqueta cafetería que les había dicho su amiga, cerca de un atractivo chico que leía un libro mientras tomaba un té sentado a solas. Lucy entró y se sentó en la barra, pidiendo un refresco. El plan comenzó.

- Wow! Happy, aquella no es Lucy? La maga de espíritus estelares de Fairy Tail? -interpretó el dragon slayer.

- Aye sir! Creo que sí lo es!

- Es tan guapa... lo que daría por conocerla. Y ahora no tiene novio!

- Dicen que es muy dulce y simpática, y muy buena con la gente. Además le gusta el pescado y eso es algo adorable! Ouch... -el gato se llevó una discreta colleja.

- Además es muy atractiva. Hay que tener mucha suerte para que te de una oportunidad. Sólo los más hombres tienen ese privilegio. Pero no tengo nada que hacer con ella, sólo le gustan los chicos guapos que leen libros y que toman té.

La protagonista, desde la barra, escuchaba lo que sus amigos estaban haciendo y trataba de ignorarlos para no saltar sobre ellos y patearles el culo a los dos por tontos. Pero entonces el apuesto chico que ella había elegido cerró el libro, se levantó y se acercó a ella tímido.

- Perdone señorita... -le preguntó cuando llegó a la barra.- Está libre este asiento?

Ella le miró con una sorpresa que en principio debía ser fingida, pero que tal como estaba saliendo el plan, era del todo verdadera.

- Eto... sí claro.

- Disculpe que la moleste. Es usted Lucy, la maga de espíritus estelares de Fairy Tail?

- Sí, esa soy yo! Y usted es...?

- Mi nombre es Maxwell Conrad. He oído hablar mucho de usted, y al verla aquí no he podido evitar venir a conocerla.

Los dos celestinos salieron de la cafetería con disimulo. El plan iba genial. La pareja se conocería y si se gustaban saldrían por ahí. Si todo iba bien, volverían a quedar.

- Bueno Happy, ya hemos terminado por hoy. Volvamos a casa y mañana veremos qué tal le ha ido con el señor intelectual.

El día siguiente era otro día normal en el gremio. Mirajane sonreía detrás de la barra a todo el que venía a quejarse del bochornoso calor, y los demás pretendían escaquearse de trabajar durante las horas de sol. Natsu y Happy esperaban aburridos sobre una mesa a que llegara Lucy con el parte de la noche anterior, y cuando por fín entró por la puerta con una gran sonrisa dedujeron que su plan había salido bien. La chica al verlos corrió hacia ellos.

- Hola chicos!

- Lucy viene muy contenta hoy -dijo feliz el gato.- Eso es que anoche encontró novio!

- Pues la verdad -comenzó con una enorme sonrisa- es que fue genial. El plan salió bien, y aquel chico era... muy interesante. Salimos a tomar algo y nos conocimos un poco. Pero creo que no es para mí.

- Cómo? -Preguntaron los dos a la vez.

- No sé, le faltaba algo. Pasión, determinación, fuerza... algo. De todas formas, muchas gracias por la ayuda, ha sido divertido.

-Lucy... -se lamentó Happy.- No te rindas, seguro que eres lo suficientemente buena para algún chico.

- Debería ser alrevés... -comentó la chica molesta.

- Seguiremos intentándolo -sentenció el muchacho.- No podemos rendirnos ahora.

- Natsu... -murmuró ella conmovida.

- Sólo tenemos que encontrar a otro mejor. No te desanimes, seguro que esta noche va mejor. Venga, elije el sitio y allí estaremos.

Esa cálida energía fue el empujón que le faltaba a la casadera para acceder a continuar con su búsqueda del amor. Decidió el lugar, les dio las instrucciones a sus cómplices y cuando llegó la hora, ejecutaron el mismo plan que la noche anterior. Volvió a funcionar. Los chicos se fueron dejándo a Lucy con un guapísimo rubio cachas, y más simple que una ameba. Antes de salir del local, ya le había rechazado. Siguieron así durante unos días más. Cada noche ella elegía a un chico y Natsu y Happy se encargaban de hacer que se interesara por ella y se acercara. Lucy solía mirar de reojo la actuación de sus compañeros, y reía entre dientes con las ocurrencias que tenían. Pretendiente tras pretendiente los fue rechazando a todos. Ninguno acababa de convencerla, y no sabía qué era eso que les faltaba a todos para terminar de llenarla.

Aquella mañana, al contarle a sus compinches el fracaso de la noche anterior, la chica preguntó un poco nerviosa.

- Natsu, por qué te empeñas tanto en ayudarme a encontrar novio? Ya no estoy deprimida, puedes dejarlo cuando quieras.

- No, Lucy está de mejor humor cuando tiene una cita, aunque no llegue a encontrar al chico que quiere. Al menos estás todo el día sonriendo, y eso me encanta. -Y añadió con una enorme y sincera sonrisa- Seguiré así el tiempo que haga falta, mientras tú sigas sonriendo de esa manera.

La muchacha notó un tremendo golpe en el corazón, y acto seguido una enorme descarga eléctrica por todo el cuerpo, que la dejó una sensación de calor abrasador mientras no podía apartar la vista de esa dulce sonrisa.

"Mierda, creo que ya sé qué es lo que les falta a todos los chicos que conozco..."

- Gra... -dijo con dificultad- gracias, Natsu...

- No hay de qué! Luego nos dices dónde quieres ir esta noche.

Y guiñando un ojo se marchó.

Aquella tarde, en la que ya no hacía tanto calor y el gremio empezaba a tener movimiento, Lucy y Levy jugaban divertidas en una de las mesas cuando se les acercó la pareja de cupidos.

- A dónde iremos hoy a "pescar"?

- Hoy no me apetece salir. -le contestó- Quieres que nos quedemos en el gremio? O podemos dar un paseo.

- No puedes abandonar! -gritó Happy- Ya casi has conocido a la mitad de los chicos de Magnolia, no deben quedar muchos. Pronto lo encont...

De una patada el gato salió volando por su brillante comentario. Levy se retiró cortesmente al ver que su amiga empezaba a olvidar su presencia y seguía hablando.

- Te apetece cenar algo? Podríamos encargar algo de comida y comer en mi casa.

- Podemos pedir pescado? -Preguntó desde la lejanía el impertinente.

- No. -Respondió la anfitriona.

- Pues yo no voy.

"Mejor..."

- Considéralo un agradecimiento por las molestias que te estás tomando por mí.

El chico dudó un poco pero al final, todo inocente, aceptó.