Zootopia no me pertenece, escribo esto por entretenerme y entretener sin ánimos de lucro, ¡Gracias por leer!

Att: Kalpana R.S

Capítulo 1

El dolor en su tobillo era insoportable pero ni eso, la obscuridad de la noche o el miedo que la consumía evitaban que Judy Hoops continuara corriendo desesperada entre los arboles de Rainforest, se había fracturado el tobillo y su ropa se traslucía al estar húmeda por la lluvia que caía dejando ver la frágil figura de la coneja.

¿Cómo había llegado a eso? Ni ella misma lo sabía.

Sus pasos la llevaron hasta una cueva creyendo que ahí podía esconderse de aquel terrible depredador que la perseguía… pero estaba equivocada, y lo supo en el momento en que un fornido cuerpo caía sobre ella.

Su corazón dejo de latir por un segundo al sentir como unas tibias manos recorrían sin pudor alguno todo su cuerpo, acariciándolo con brusquedad mientras mordía con fuerza el inicio de sus senos.

Judy se retorció todavía con los ojos cerrados por el miedo que poco a poco desapareció, los sollozos se detuvieron y fueron remplazados por gemidos de placer al sentir los colmillos perforando su piel y brindándole un lujurioso ardor que jamás había experimentado, incluso su tobillo dejo de dolerle al sentir la boca del contrario atacándola con necesidad hasta dejarle los labios rojos e hinchados.

-Me encanta tu sabor… -susurro de pronto aquel depredador a su oído logrando que ella abriera los ojos de golpe al escuchar esa voz.

-¿Nick? –Pregunto incrédula mirando al zorro sobre ella –No… por favor, ¡Reacciona! … Eres mi mejor amigo…–rogo ella entre nuevos sollozos, sin embargo lo único que obtuvo fue una carcajada de canido.

-Te equivocas… solo soy un depredador cazando a su presa – declaro reluciendo sus colmillos mientras hábilmente rasgaba su ropa dejándola desnuda.

Un fuerte trueno hizo que la linda conejita de ojos amatista se despertara sobresaltada, su pecho subía y bajaba con frenesí, de su frente caían pequeñas perlas de sudor y su ropa interior se encontraba completamente húmeda.

-¿Todo era un sueño?- murmuro avergonzada de lo último mientras se sentaba en su cama y miraba hacia el buró que tenía a su lado para poder ver la hora en su reloj -¿Qué? ¡Hay no! ¿Por qué? -se quejó al ser consciente de que apenas eran las tres cuarenta y cinco de la madrugada y todavía faltaba mucho para que su alarma sonara.

Necesitaba cambiarse pero sabía que si se levantaba después le sería imposible volver a dormir así que frustrada se recostó de nuevo en forma fetal mientras la fuerte lluvia del exterior no dejaba de escucharse y algunos rayos seguidos de truenos alumbraban la obscura habitación a través de su ventana que apenas era cubierta por una delicada cortina blanca.

Maldiciendo su mala suerte por haber despertado que aquel placentero pero extraño sueño intento ponerse en varias posiciones pero le fue inútil, los minutos pasaron y soltando un profundo suspiro sus ojos se giraron de nuevo a ver la hora, ¡Apenas eran las cuatro de la mañana!

-¡No puede ser! -grito exasperada sentándose otra vez en la cama antes de aventar su almohada y levantarse a prender la luz de su recamara.

Olvidando su sueño rápidamente se dispuso a bañarse intentando pensar de forma optimista que todo era por algo y quizá su insomnio le serviría para algo bueno al final.

-¡Oh sí! –Exclamo feliz quitándose la bata rápidamente para ingresar a la regadera, se dio una remojada cerrando los ojos y comenzó a enjabonarse con entusiasmo -¡Hoy pagaras! – reía malévolamente mientras el chorro de agua quitaba toda la espesa espuma que cubría su escultural figura, aquella que había obtenido gracias a los pesados entrenamientos en la academia.

Cuando termino con su baño salió envolviendo su cuerpo en una enorme toalla color purpura y otra más pequeña en sus largas orejas formando un turbante.

-¡Ya veras, torpe Zorro! ¡Te dije que no siempre serias el primero en llegar al trabajo! -continuaba hablando alegremente mientras caminaba directo a su closet y seleccionaba la ropa que se pondría.

Todo había comenzado como una simple apuesta para demostrar quién llegaba antes al trabajo y había terminado como una de las cosas favoritas que usaba el depredador para sacarla de quicio. Es decir… ¡Siempre llegaba antes! Sin importar lo que ella hiciera o la hora en la que se levantara él ya estaba esperándola con una irritante sonrisa fanfarrona.

Sobre la cama puso el conjunto de pantalón y blusa azul marino junto con su pequeño chaleco negro y los demás complementos de su uniforme de policía, luego de un cajón saco un hermoso coordinado negro e inevitablemente sus recuerdos se remontaron a ese excitante sueño.

Aun podía sentir las enormes garras de Nick destrozando su ropa interior para abrirse paso a ella, su voraz hocico recorriéndola entera y sus hechizantes ojos esmeraldas obscurecidos por el deseo.

Torpemente reacciono regañándose a sí misma por seguir fantaseando con algo tan… ¿Pervertido? que inmiscuyera a su mejor amigo y compañero. Para su desgracia esos sueños se estaban tornando tan usuales que comenzaban a asustarle y después le era casi imposible ver a los ojos a su compañero.

En el pasado a ella nunca le había interesado tener novios pues se encontraba más ocupada luchando por su sueño de ser policía pero desde hace unos meses atrás la idea de tener una pareja rondaba por su mente sin que pudiera evitarlo y para colmo, el único en quien pensaba para eso era Nick.

Admitía sentir una fuerte atracción por Nick pero él era un zorro y ella una coneja, incluso su misma naturaleza estaba en contra de que algo ocurriera entre los dos, eso sin contar con que ella no se consideraba la clase de hembra que el pudiese desear.

A comparación de la altura que tenía Nick era baja pero para cualquier macho de su especie resultaba tener una buena altura, su cintura era estrecha y tenía el vientre plano, sus caderas tenían un buen tamaño y su pecho era pequeño pero firme. En conclusión: Tenía un hermoso cuerpo, bien delineado para un conejo macho, pero para Nick... Estaba segura de que no era nada.

Intentando animarse un poco se colocó el coordinado, se vistió y una vez lista comenzó a cepillarse el pelaje grisáceo de sus orejas. Cuando acabó dejo el cepillo sobre el pequeño tocador improvisado, dio un recorrido a su habitación con la mirada y después acomodo las sabanas de la cama.

Apenas eran las cinco quince de la mañana cuando vio su reloj de pulsera y salió directo a la cocina, abrió el refrigerador con los ánimos renovados y saco una cuantas zanahorias para preparar su desayuno ¡Ya no podía esperar a ver la frustración arrastrándose al rostro de Nick cuando ese día llegara después de ella!

Sin dejar de fantasear con eso fue hasta un mueble cercano a la ventana donde tenía un pequeño pero costoso aparato que había comprado hace dos sueldos, puso la radio para escuchar las noticias pues le gustaba estar bien enterada de todos los asuntos políticos del momento y luego tomo asiento en la mesa de madera soltando una leve risa al recordar que Nick solía decirle que hacer eso era una tortura que se hacía a sí misma

La voz del locutor hablando del clima se escuchaba como fondo en la habitación mientras Judy tomaba la primera zanahoria para comenzar a comer, sin embargo antes de que ingresara a su boca para darle la primera mordida algo la hizo parar abruptamente.

-¡No, no puede ser! ¡Tal vez escuche mal, si eso es! -se repetía a sí misma en un intento por tranquilizarse al mismo tiempo que soltaba la zanahoria y esta caía al plato. Se levantó de la silla de golpe, camino hacia donde tenía su celular y lo prendió, de inmediato su rostro se descompuso por la frustración -¡NOOOOO! -comenzó a gritar y casi patear el sofá, ¡Domingo! ¡Era domingo! ¡Había olvidado que los domingos no trabajaba!

Judy vio la hora de nuevo y apagó la radio antes de regresar a su recamara apenas reprimiendo la furia dentro de sí, eran las seis veinte de la mañana y habría finalmente logrado ganarle a ese zorro mañoso... Si hubiese sido cualquier otro día menos ese.

Cuando estuvo en su habitación se dejó caer en la cama y cerró los ojos.

-Tranquila Judy, respira, respira profundamente y relajante -se aconsejó a si misma inhalando y exhalando -No pasa nada, solo olvida este pequeño error, además nadie tiene por que saberlo -abrió los ojos sintiéndose más tranquila hasta que se le vino a la mente la encantadora y al mismo tiempo irritante risa de su compañero. Casi podía oírlo a su lado llamándola "Coneja torpe"

Furiosa comenzó a golpear el colchón mientras gritaba con el rostro completamente enrojecido hasta que por fin cansada de hacer eso cerro los ojos y se quedó profundamente dormida, era consciente de que resultaba ser algo muy infantil a su edad actuar de aquella forma pero no le importaba.

Las horas pasaron hasta que el sonido de su móvil la obligo a despertarse, con torpeza busco el aparato y presiono el botón para contestar.

-Hoops al teléfono - dijo con voz somnolienta.

-¡Hey zanahorias! No me digas que todavía estabas dormida -se escuchó la suave y profunda voz de Nick al otro lado de la línea logrando que la conejita tuviera que abrir los ojos de golpe por el susto -¿Zanahorias sigues aquí? -pregunto riendo al ver su expresión de susto y el sonrojo que adornaba su bello rostro por medio de la pantalla - No me digas que te pille teniendo sueños indecentes conmigo, tesoro -añadió con la voz más seductora que pudo.

El sonrojo de ella aumento considerablemente y se levantó de la cama asustada.

-¡N-no! ¡Claro que no! -grito nerviosa porque en realidad si había tenido esa clase de sueños con él, no en esta ocasión pero si en la anterior.

-Qué pena, sabes... Yo si los tuve contigo -comento el cánido sonriendo torcidamente y mirándola con los ojos entrecerrados desde la pantalla.

Ella se paralizo ante la declaración, en un pasado no muy lejano podía responder a eso pero ahora... Era más difícil, ya no podía simplemente fingir que se lo tomaba a broma e ignorarlo.

-Tranquila nena, era broma -Nick soltó una risa divertido al verla en ese estado, amaba ponerla nerviosa y dejarla sin habla, era algo que no cambiaría por nada.

-Que gracioso -comento irónica.

-Lo sé, eso es lo que amas de mí... Además de mi físico, claro - respondió sonriendo encantadoramente, ella solo puso los ojos en blanco y torció la boca ante su fanfarronería -Oye, me gustaría invitarte a salir hoy que tenemos el día libre ¿Qué me dices?

Judy sintió un repentino tirón en su estómago y tuvo el impulso de brincar de emoción en su cama pero no lo hizo, simplemente guardo la compostura al mismo tiempo que analizaba los pros y los contras de aceptar dicha propuesta.

Nick era su pareja en el trabajo, su mejor amigo y confidente ¿Había olvidado mencionar algo?... ¡Ah sí, también no eran de la misma especie!

-Yo creo que mejor no, Nick

-¿Pero por qué no? -pregunto dejando ver la confusión en su rostro, ya tenía varios días que la coneja se portaba un poco distante y se negaba a salir con el fuera del trabajo. Aunque le costara admitirlo, eso le preocupaba demasiado -Anda compadécete y dime que si -insistió volviendo a su típica sonrisa.

-Es que no es una buena idea, tu eres un zorro, yo una coneja y...

-¡Hey, no seas tan vanidosa! Si te estoy invitando a salir es porque somos amigos y me gusta estar contigo, pero nada más.

-Ehm si yo… ya lo sabía, es solo que…

-¿Acaso creías que te estaba conquistando? -pregunto con picardía.

-¡¿Qué?! ¡NO! –grito sintiendo su cara arder de vergüenza mientras el comenzaba a reír -¡Jamás pensé eso! Solo estaba...

-No te avergüences tesoro, si quieres podría intentarlo ¿Crees que tengo oportunidad?

-¡Basta ya con tus bromas, zorro descarado! -exigió molesta, intentando ocultar lo abochornada que se sentía con esa situación.

-Está bien zanahorias, entonces... ¿Si me acompañas? Quiero comprarle un regalo a alguien.

-¿A quién? -pregunto curiosa.

-Una amiga

-¿Amiga?

–Aja.

-¿La conoces desde hace mucho?

-Claro.

-¿Y cómo se llama?

-¿Porque tantas preguntas agente Hoops? ¿Necesito un abogado? -cuestiono riendo divertido al ver la forma en que lo había bombardeado de preguntas.

-Bueno… solo tenía… curiosidad, quiero saber quién además de mí esta lo suficientemente chiflada como para ser tu amiga -se excusó nerviosa encogiéndose de hombros.

-¿De verdad? –Pregunto sin creerle, era como si le molestara la relación con su amiga y eso lo explotaría al máximo –Si es así solo te diré que ella es muy linda y cocina exquisito –respondió mientras la miraba atentamente en espera de su reacción.

El hermoso rostro de la conejita hizo una casi imperceptible mueca de molestia que rápidamente se transformó a desilusión, aquellos ojos amatista que tanto le fascinaban intentaron verlo con indiferencia y sus largas orejas grisáceas se levantaron orgullosas en un intento por aparentar que no le importaba el comentario, pero para su desgracia él sabía que estaba mintiendo. Si había alguien a quien Nick conociera como la palma de su mano, esa sin duda era Judy Hoops.

Judy por su parte primero sintió una enorme molestia al saber de las virtudes de su amiga desconocida, luego una extraña punzada de dolor atravesó su pecho y finalmente se obligó a si misma a fingir que no le interesaba. Lo que menos quería era que el zorro se riera a costa de sus sentimientos.

Porque si, de nada servía negarse a sí misma que eso la hacía sentir un poco herida, sabía que Nick probablemente le coqueteaba y se le insinuaba en broma como lo hacía con ella, solo que esta probablemente era una linda zorrita de brillante pelaje rojo.

-Me alegra pero no creo que pueda acompañarte, hoy tengo muchas cosas importantes que hacer.

-¡Anda, yo te ayudo! ¡Incluso seré tu esclavo por una semana si me acompañas! - insistió haciendo una graciosa mueca de súplica que siempre conseguía hacerla reír, sin embargo esta vez no causo el efecto de siempre.

-¿Tanto te importa tu amiga? –inquirió abriendo los ojos sorprendida ante la propuesta.

-Pues sí.

La cara de Judy se descompuso por el coraje mientras Nick sonreía dichoso de ver su reacción.

-Pero serán dos semanas ¿Trato hecho?

-De acuerdo, seré todo tuyo por dos semanas -respondió nuevamente con aquella sonrisa torcida que tanto le gustaba, claramente utilizando un doble sentido en sus palabras.

-Entonces nos vemos hasta más tarde -se despidió la coneja de mala gana ignorando la insinuación y colgó, luego se levantó para estirarse al sentir sus músculos agarrotados por la incómoda posición.

Un minuto después el aparatito nuevamente sonó con una rítmica melodía indicando que había un mensaje nuevo. Al revisarlo descubrió con pesar que se trataba de Nick.

"Hay zanahorias, tenías tanta prisa que no me dejaste decirte a qué hora y en donde nos veíamos. ¿Qué te parece si paso por ti a las 12:30? Quiero invitarte a comer... Por cierto, preferiría que no llevaras tu uniforme pero si tanto te gusta usarlo en tus días libres adelante"

Judy termino de leer el mensaje y maldiciendo su torpeza respondió con un simple: "Okey", había olvidado que aún tenía el uniforme puesto y sus celos no le habían permitido seguir hablando con él ni un momento más para acordar bien la cita.

Desganada salió de su habitación y fue directo a poner música, algo suave pues en ese momento no estaba como para algo diferente.

Ya en la sala recorrió con la mirada su nuevo departamento, aquel había conseguido después de tantas desventuras y vecinos metiches. Era un poco más grande que el otro, no muy lujoso, casi igual de retirado a su trabajo que el anterior y lo mejor, la pared era lo suficientemente gruesa como para tener privacidad.

Sin saber cuándo sonrió al recordar que Nick le había ayudado a escogerlo. Su alegría desapareció casi al momento al notar que estaba pensando en el de nuevo.

No sabía como pero si no quería salir herida tenía que dejar de ser tan débil, ella era su amiga y compañera así que podía enamorase de él. Con esa idea en su cabeza fue hasta su habitación para cambiarse de ropa, sin pensarlo mucho se puso un pantalón de mezclilla azul obscuro y una blusa de mangas cortas color rosa que se amoldaba a su figura maravillosamente.

Cuando se colocó frente al espejo sonrió satisfecha y miro el reloj, apenas eran las doce veinticinco.

-No será tan malo, Nick es mi mejor amigo y yo como buena amiga tengo que ayudarlo a encontrar un lindo regalo -le explicó a su propio reflejo mientras sonreía de forma optimista.

En ese momento tocaron a la puerta e imaginándose quien era suspiro profundamente antes de ir y abrir.

Parado frente a ella estaba la esbelta e imponente figura del Nick mirándola con sus profundos ojos verdes entrecerrados y una leve sonrisa. Sus patas delanteras permanecían dentro de los bolsillos de su pantalón de forma despreocupada mientras su esponjada y vistosa cola serpenteaba entretenida.

-Te ves muy guapa -halago recorriéndola de arriba a abajo mientras un extraño brillo se posaba en sus ojos -¿Es por mí? -pregunto dibujando una sonrisa pícara.

-¿Ahora quién es el vanidoso? –Sonrió burlesca - No te sientas tan importante torpe zorro, solo tome lo primero que encontré.

-Entonces tuve mucha suerte de poder verte con "Lo primero que encontraste" -susurro inclinándose a su oreja.

-Así es y no abuses de tu suerte que aún estoy a tiempo de arrepentirme -amenazo dulcemente mirándolo a los ojos una vez que el zorro se alejó. Ya no dispuesta a ser intimidada de nuevo.

Nick sintió una molesta resequedad en la garganta acompañada de las inconfundibles cosquillas en su estómago que solo podía despertar Judy cuando sus hipnóticos ojos lo miraban fijamente. Era como si lo estuvieran quemando por dentro, sus latidos se volvían locos y debía tener una gran voluntad para controlar sus instintos.

No entendía que le pasaba exactamente, si bien la tierna y adorable coneja también le parecía extremadamente hermosa él era un zorro y no era lógico sentir eso con ella. Una parte de él se aterraba al pensar en todo lo que sentía cuando bromeaban de esa forma mientras que otra ansiaba ver más avances.

¿Que si Judy le gustaba? ¡Claro, no estaba ciego! ¿Que si la deseaba? Cada maldito día, ella despertaba su lado más primitivo aun cuando solo le sonreía con dulzura o ponía una mirada decidida justo antes de atrapar a un maleante pero lo que menos quería era arruinar su amistad.

-Entendido, ¿Nos vamos? -dijo tendiéndole el brazo, ella tomo las llaves de su departamento y después se abrazó a él.

Una vez que salieron del edificio caminaron hasta llegar al coche rojo de Nick quien caballerosamente le abrió la puerta a Judy, la conejita subió al asiento del copiloto y se puso el cinturón de seguridad como buena ciudadana de Zootopia mientras el reprimía las enormes ganas que tenia de burlarse por aquello.

-¿Qué tal si vamos a comer primero? – pregunto el zorro emocionado con una enorme sonrisa.

-Nick, apenas va a ser la una de la tarde.

-Por eso, no se tu pero yo tengo un hambre feroz.

Ella soltó una risa recordando que su amigo a pesar de estar delgado y haber obtenido un cuerpo atlético por los entrenamientos comía demasiado, o tal vez era normal esas cantidades en su especie.

Cuando llegaron al centro comercial la pareja comenzó a caminar entre el tumulto de diversos animales que disfrutaban de su "Domingo familiar", conversaban con sus amigos o paseaban tomados de la mano con su pareja.

Al ver a los últimos Judy sintió una pequeña punzada de envidia, ¿Por qué no podía simplemente ignorarlos como antes en lugar de añorar algo así?

-Y dime Nick ¿Y cómo cuanto quieres gastar? –pregunto tratando de distraer su mente de ese incomodo tema.

-Mientras tu crea que a ella le va a gustar no importa el precio –respondió con simpleza encogiéndose de hombros.

-Ah… -fue lo único que atino a decir sonriendo para reprimir las ganas que tenia de mostrar su desilusión.

Un par de minutos después comenzaron a entrar en diversos establecimientos hasta que Judy más relajada se dirigió a una enorme tienda de ropa donde comenzó a recorrer la sección de "Conejos" buscando sin verdadero interés entre los vestidos, blusas, pantalones y faldas.

-¡Este, este por favor! ¡Cómpratelo! –exclamo Nick enseñándole una diminuta falda negra.

-¡¿Qué?!... Olvídalo.

-Pero…

-No

-¡Por favor Zanahorias! ¡Por favor, por favor, por favor! –insistió siguiéndola por los pasillos de la tienda.

-¡Ya Wilde, no voy a comprar eso! -grito la coneja riendo como una niña al ver el rostro suplicante de su amigo.

-¿Y si te lo regalo yo?

-¡NO! Además no lo podría usar, es demasiado corto.

-Bueno, el intento se le hizo – dijo Nick haciendo un puchero mientras dejaba la prenda en uno de los anaqueles cercanos.

Judy lo miro sonriendo divertida y ambos salieron de la tienda, una vez fuera Nick dijo algo que logro borrarle la alegría del rostro a su acompañante:

-¿Y qué crees que pueda regalarle a mi amiga? Nada me ha gustado hasta ahora.

-Te gusto la falda negra, ¿Por qué no se la regalas? –sugirió sin dejar ver su molestia.

Al escucharla el zorro estallo de risa sosteniendo su estómago como si hubiese contado el chiste más gracioso del mundo, incluso los demás animales a su alrededor se alejaron con cautela al creer que podía tener algún problema psicológico.

-¿Qué es tan gracioso?

- No creo que le guste, además esa falda solo te queda a ti.

-Ah cierto, me imagino que es una zorra ¿Verdad?

-No

-¿Una loba? ¿Una gacela?

-No me refiero a eso Zanahorias, esta es una tienda así que deben tener el mismo modelo para otros animales, solo decía que esa falda te quedaría perfecta… Por qué se ve que tienes unas piernas preciosas –afirmo acercándose a su oreja para murmurarle lo último.

Ella se sonrojo al sentir su cálido aliento tan cerca mientras Nick se alejaba lentamente y le guiñaba el ojo con picardía, nerviosa desvió la mirada encontrándose con una pequeña tienda que no recordaba haber visto antes.

-¡Oh mira! – exclamo caminando apresuradamente hacia la entrada, Nick simplemente sonrió feliz sabiendo que su cercanía no le era indiferente y la siguió.

Una vez dentro descubrieron que se trataba de una tienda de antigüedades. Curiosos comenzaron a ver los estantes llenos de jarrones, katanas, armaduras y de más objetos que hacían parecer el lugar un tembló sagrado.

-¡Mira Nick! ¡Que bonitas! –exclamo la conejita mirando unas bellas figuritas de vidrio cortado que se exhibían

-Y seguramente muy caras –dijo el zorro mirándolas.

-¿Acaso no dijiste que el dinero no importaba? –se burló ella.

-Y no importa, solo era un comentario ¿Acaso no puedo decir lo que pienso? ¡Creí que este era un país libre! –se quejó dramáticamente mientras Judy reía.

-Buenas tardes – se escuchó una voz que manaba tranquilidad a sus espaldas, ambos se giraron encontrándose con una tortuga de avanzada edad, canosa barba y con gafas.

-Buenas tardes –respondieron al unísono.

–Mi nombre es Hiroto y me gustaría saber qué es lo que buscan para poder ayudarles a encontrar algo a su entero gusto –añadió sonriendo amablemente.

-Oh muchas gracias, yo soy Judy Hoops y él es Nick Wilde- señalo al zorro.

- Venimos por algo lindo para una amiga que va a cumplir años esta semana–explico el manteniendo una expresión despreocupada.

-Ya veo, bueno tengo varios objetos que estoy seguro de que les van a encantar –aseguro caminando hasta uno de los pasillos, una vez ahí el anciano comenzó a enseñarles varias cosas, todas de muy buen gusto pero demasiado extravagantes.

Fue solo hasta que los ojos amatista de Judy observaron un hermoso y delicado joyero con una extraña florecita en el centro, lo tomo en sus manos y comenzó a examinarlo con cuidado.

Nick al notar esto la miro con disimulo y sonrió.

-¿Te gusta?

-Es lindo -admitió encogiéndose de hombros y volviendo a dejarlo en el aparador mientras sus ojos continuaban inspeccionando. Nick sonrió y la tortuga soltó una suave risa al verla hacer eso, era claro que su clienta resultaba ser muy curiosa.

-Si gusta puede dar un recorrido sola señorita Judy.

-¡Gracias señor Hiroto, eso haré! –Exclamo emocionada - No te molesta ¿Verdad Nick?

-Claro que no Zanahorias, ve y que tengas buena suerte.

Ella le sonrió feliz y se alejó para poder ver cada uno de los objetos que estaban expuestos al público encontrándose en su camino con infinidad de detalles que le gustaban pero que jamás compraría, había desde lo más común hasta lo más extraño como era el caso de un yelmo que aparentemente había sido diseñado para hipopótamos.

La linda conejita intento seguir con su camino pero algo hizo que se detuviera… un pesado metal cayendo justo en el fondo de la tienda, sus ojos buscaron a Nick y al señor Hiroto pero ellos continuaban con su recorrido como si nada.

Confundida frunció el ceño y su oreja izquierda se levantó rápidamente al volver a oírlo, cautelosa camino hasta la parte trasera de la tienda pero cuando llego se dio cuenta de que en la pequeña bodega no había nadie.

Dio media vuelta para regresar pero sus ojos se toparon con algo que llamo su atención, sin poder evitarlo su cuerpo se puso rígido al acercarse y ver un par de muñecas que parecían estar hechas de jade. Eran admirables las facciones de estas, estaban tan detalladas sus expresiones que realmente parecían estar asustadas... O sufriendo.

Estaba a punto de tocarlas hasta que alguien la detuvo y ella dio un brinco asustada.

-Disculpe señorita, las muñecas no están en venta –sonrió la tortuga un tanto nerviosa.

-Ah, lo siento... Yo... -comenzó a reír avergonzada -Escuche un ruido y...

Un poco desconcertado el anciano abrió los ojos.

-¿Qué clase de ruido? – la interrumpió rápidamente.

-No lo sé, era como si se hubiese caído un…

-¡Hey Zanahorias, ya encontré lo que voy a darle a mi amiga! –Interrumpió Nick llegando con ellos -¿Puedo robármela un momento? –Pregunto a la tortuga que asintió perturbado - ¡Mira ven! -emocionado la tomo de la mano para jalarla hasta donde estaba una linda pantera de porcelana vestida de princesa -¿Qué te parece?

-Es... Bonita, ¿Eso vas a darle?

-Así es nena, ella es muy dulce y creo que le gustara ¿No crees?

-Si tú lo dices entonces comprársela.

-¿A ti que te gusto?

-El joyero sería un bonito rega... -Judy se calló abruptamente pero para su desgracia ya lo había dicho, la verdad no quería que el zorro le regalara algo lindo a esa dichosa amiga, de hecho estaba comenzando a detestarla por ver a Nick tan emocionado con ella.

-Es cierto –asintió sonriente -Disculpe señor, ¿Acepta tarjeta?

-Si joven Nick –llego el anciano muy pensativo, Nick saco su cartera y le extendió una tarjeta.

-¿Podría cobrarse la muñeca y el joyero?

-Claro tiene un excelente gusto señor–dijo la tortuga tomando la tarjeta y desviando su mirada al rostro de Judy, la cual trataba inútilmente disimular su molestia.

Nick por su parte solo sonrió egocéntrico ante el halago mientras la tortuga empaquetaba los objetos y los colocaba dentro de una bolsa para después entregárselos al Zorro.

-Su Tiket y su compra joven Nick- dijo entregándole ambos -¿Podría firmarme aquí antes de irse? -dejo un libro en la mesa, el zorro asintió tomando la pluma y firmando -Gracias, ahora... Permítanme un momento por favor -dijo entrando a su oficina.

Ambos se miraron confundidos y después de unos momentos volvió a salir con un paquete que dejo en el mostrador cuidadosamente.

-Esto es para ti linda –dijo mirando a Judy mientras abría la caja dejando ver al par de muñecas de jade, Nick miro sorprendido examinando las lindas figuras y pensando en lo admirable que era ese trabajo.

-¿Y son auténticas? -pregunto el Zorro interesado, obteniendo como única respuesta un golpe con el codo de Judy en el estómago y una mirada de reclamo.

-Señor, muchas gracias pero no puedo aceptarlas... Además usted dijo que no estaban a venta.

-Y no lo están, no te las estoy cobrando ¿O sí? –sonrió dulcemente.

-Pero...

-Acéptalas, yo sé que eres la indicada para tenerlas.

-¿La indicada? –pregunto Nick, Judy por su parte únicamente sonreía al ver el asombro y desconcierto del canido.

-Vamos Judy, solo tienes que aceptarlas –insistió la tortuga ocultando sus nervios.

-Está bien, muchas gracias señor Hiroto, acepto su regalo –sonrió encantadoramente.

La tortuga cerró los ojos, inclino la cabeza y uniendo las manos hizo una reverencia.

-¡Gracias, gracias! -dijo para luego meter las delicadas figuras a su estuche y entregárselas en una bolsa.

Cuando salieron del bazar ambos voltearon a ver a la tortuga para despedirse.

-¡Hasta pronto y muchas gracias! -gritaba Judy feliz agitando su brazo animadamente en el aire mientras el zorro la miraba sonriendo.

La tortuga hizo reverencia y agito su mano lentamente mientras los veía alejase.

-No, adiós, adiós... –murmuro una vez que desaparecieron, cerró los ojos y dejo escapar un suspiro de alivio. El canje se había efectuado, por fin después de tantas noches en tantos años era libre. Su misión había terminado.

-Vaya zanahorias, obtuviese regalos gratis ¿Cómo lo hiciste? –comento Nick mientras sonreía al verla reprimiendo las ganas que tenia de brincar por miedo a romper las figuritas.

-Yo no hice nada.

-Uhm, y yo que planeaba darte esto -dijo sacando el joyero de su bolsa.

-¡¿Enserio?! -pregunto la conejita deteniéndose emocionada.

-Sí pero ya no –volvió a guárdalo en la bolsa.

-¡Hey!

-Estoy bromeando nena, toma –soltó una risa entregándole el joyero.

-Gracias Nick –sonrió Judy con dulzura mirándolo a los ojos y logrando acelerar los latidos en el corazón del Zorro. Ambos permanecieron así por unos segundos, como si estuvieran bajo un hechizo hasta que fueron interrumpidos por un escándalo que se escuchó a lo lejos.

-¡Mi bolso! -gritaba histérica una oveja.

Los dos paralizados veían como un atractivo chita de ojos ámbar corría velozmente mientras sonreía de forma cínica, sin pensarlo Judy reacciono dándole sus bolsas a Nick e intentando correr tras el ladrón.

-¿Qué? ¡Oye espera! –intento detenerla Nick pero ya era tarde, la conejita había iniciado una persecución -¡Si claro! Dale las bolsas al zorro y vete -refunfuño acomodando las bolsas y comenzando a correr tras ellos a pesar de estar cargado.

-¡Alto en nombre de la ley! –gritaba Judy corriendo tras el veloz ladrón mientras esquivaba ágilmente a cualquier animal que se cruzara en su camino, sin embargo de un segundo a otro este desapareció de su vista.

Desesperada se detuvo buscando con su mirada amatista entre el tumulto de animales pero no lo encontró.

-¡Zanahorias, esperarme! -grito Nick llegando junto a ella casi al momento, sin duda ser un zorro le daba toda la agilidad que ella había obtenido en años.

-¡Maldita sea! ¡No sé por qué no reaccione antes, que torpe soy!–exclamo furiosa.

-Ya por favor, no seas tan dura contigo misma.

-¡Nick se escapó en mi cara y yo no hice nada!

-Mentira, lo perseguiste hasta aquí ¿No? -se rió abrazándola cariñosamente, ella correspondió el abrazo con tristeza -Además tu sabes que era imposible que pudieras alcanzar a una chita y menos estando al otro extremo de donde ellos estaban-añadió mientras caminaban de regreso.

-Si pero le robo a esa pobre oveja.

-¿Te refieres a esa? -pregunto mirando a la "Pobre" oveja que alterada le gritaba a una cerdita.

-¡Señora, por favor cálmese! La señorita no tuvo la culpa, usted dejo el bolso en la mesa –decía un cerdo que aparentemente era el gerente del restaurante.

-¿Me está acusando de descuidada? ¡Fue ella la que hizo que olvidara mi bolso, ella me llamo!

-Señora, le llame a un número para que viniera por su pedido –intervino la cerdita asustada.

-¡No! ¡Exijo que la echen!

-Pero que odiosa, en lugar de preocuparse por su bolso lo único que quiere es que despidan a la empleada –comento Nick molesto –Odio a los animales presuntuosos.

Judy asintió también molesta.

-Deberíamos ayudarle.

-¿Cómo? Ni siquiera estábamos presentes, yo creo que lo mejor será olvidarse de esto, recuerda que es nuestro día libre –aconsejo poniendo su mano en la espalda de ella para guiarla hasta la salida. Judy realmente no quería dejar a la empleada en ese estado pero su compañero tenía razón así que no opuso resistencia y lo siguió.

El tiempo había pasado volando y cuando Nick llevo a Judy hasta la puerta de su departamento ya era casi de noche.

-Gracias por acompañarme Zanahorias

-No gracias a ti por el regalo –se recargo en su puerta sonriendo -realmente yo no hice nada.

-Entonces gracias por la buena compañía –dijo devolviéndole la sonrisa, los segundos pasaron pero el permanecía inmóvil viéndola -¿No me invitas a pasar? –pregunto acortando un poco la distancia entre ambos.

-No-respondió torpemente intentando disimular sus nervios al verlo cada vez más cerca.

-¿Por qué no?

-Estaré ocupada

-¿Y no quieres estar ocupada conmigo?

-No tienes tanta suerte –respondió burlesca.

El soltó una suave risa y se acercó aún más esta vez inclinándose a su rostro, una vez que estuvo a escasos centímetros judy cerró los ojos mientras su corazón revoloteaba en su pecho esperando probar finalmente los labios de Nick.

Si, era así como siempre lo había imaginado: un día perfecto con alguien que le gustara y por último el tan esperado beso. Aun con los ojos cerrados sintió los labios de el en su mejilla. ¡¿Qué?! ¡Se había equivocado, esos no eran sus labios!

Roja por la vergüenza ella abrió los ojos cuando sintió que él se alejó, creyendo que el Zorro se burlaría de ella pero eso no ocurrió, de hecho el parecía estar muy nervioso también. Sin ánimos de burlarse, hacer algún comentario o pregunta simplemente se puso de puntillas y tomándolo de la camisa lo obligo a inclinarse para devolverle el beso en la mejilla.

-Hasta mañana torpe Zorro, que pases una buena noche –se despidió sacando sus llaves y abriendo.

-¿Soñaras conmigo?-pregunto volviendo a su encantadora expresión despreocupada mientras en su interior se librara una batalla entre el ser primitivo que deseaba tomarla en sus brazos para saciarse de sus labios y el ser asustado que le rogaba irse.

-Espero no tener tan mala suerte.

El soltó una risa mientras se despedía, decidiendo que nuevamente ganaría el ser asustado. Cuando Judy entro cerrando la puerta tras de sí, se recargo en ella cerrando los ojos y abrazando sus bolsas con fuerza.

-Esto no puede seguir así, tengo que sacarme este sentimiento –susurro antes de caminar a la mesa para sacar los paquetes con las figuras que le había regalado el señor, mismas que acomodo en el pequeño buró cerca de su cama y bajo la ventana.

Cuando regreso a la mesa vio el joyero que le había regalado Nick y lo acaricio con sus dedos antes de ponerlo junto a las muñecas y sacar su bata de dormir.

Necesitaba darse una ducha para relajarse y tratar de borrar el aroma de Nick.

Notas de autora:

¡Hola, Hi, Nihao, Namaste!

Bueno esta es la primera vez que escribo en otro foro que no sea Ranma ½ y admito que estoy un poquito nerviosa a sus críticas, en el pasado quise hacer fics de otros animes, películas o series pero no al final no me convencían lo suficiente.

Hoy por fin me arriesgue a salir de lo usual y subí esta humilde historia que rondaba por mi mente con los personajes de Zootopia, así que espero que no haya quedado tan mal el primer capítulo y sea bien recibida en el foro.

La película se volvió una de mis favoritas, fue muy bella y estuvo llena de mensajes para superarse a uno mismo, para creer en ti y no rendirte aun cuando el mundo te dé la espalda.

Gran mensaje, muy inspirador.

¿Y qué decir de los personajes? Son muy especiales, el optimismo de Judy y lo embustero, cínico y astuto de Nick… (Espero no haber cambiado mucho sus personalidades originales, juro que trate de no hacerlo)

Si alguien del foro Ranma lee este fic: Verán que últimamente pongo a mis protagonistas mucho con sus celulares jajaja.

Como último comentario: No saben lo difícil que se me hace escribir con "Animales", jajaja. Pongo manos y algo en mí interior me dije: "Mejor escribe patas", y después pongo patas y veo que suena demasiado extraño así que lo regreso a manos.

En fin, gracias por leer esto, dudas, comentarios y quejas ya saben dónde.

¿Y qué? ¿Merezco Review?

¡Adiós, Good Bye, Sayonara… Alvida!