Hola… soy yo de nuevo…! Hahahaha en cuento acabe el anterior fic a cerebro-chan se le empezó a ocurrir nuevas y nuevas ideas…
En fin, les muestro una nueva historia que estará llena de seres fantásticos y cosas raras…:3 hahaha a cerebro-chan le encanta las cosas raras… Y bueno, espero que les agrade.
Este primer capítulo solo será como una introducción por lo que espero sean pacientes, ya a partir del siguente empezara la bueno. Hahaha XD en fin espero puedan entender mi nuevo mundo y que podamos recorrerlo con curiosidad… haha No será muy largo o eso espero y tratare de darle un feliz más feliz que el anterior… hahahaha
El titulo lo saque de una de las palabras de la saga del legado.. la acabo de terminar de leer y me ha encantado, y como no se me ocurría un buen nombre para la historia esta me pareció el más correcto..
Helgrind o Hellgrind significa Las puertas de la muerte…
En fin basta de palabrerías…
Skip beat no me pertenece, es de propiedad de la mente maestra de Yoshiki Nakamura….
QUE LO DISFRUTEN
El precio del poder.
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Se dice que hace mucho tiempo existió un reino donde la paz y la prosperidad era algo de todos los días. El rey quien se dice era un hombre sabio tuvo dos herederos, los cuales fueron entrenados toda su vida para el día en que alguno de ellos llegara a ser el gobernante de aquel fantástico lugar. En aquellos tiempos las cosas se podían decir que eran más complicadas. Hoy en día, los problemas de nuestros antepasados ya no son nuestros problemas. Ellos temían a las magníficas criaturas que existen en los extensos bosques y grandes montañas, pero en cambio ahora mantenemos una alianza con ellos y sabemos la forma de controlarlos.
Entre todos esos seres los que más temían era una raza en específico. Majestuosos seres de grandes tamaños, su piel que era más dura que una roca brillaba con el sol de una forma en la que deslumbraban, esos seres hermosos causaron mucha conmoción en el pasado, comiéndose ganados enteros y en muchas ocasiones a la gente del pueblo. Eran seres invencibles, con gigantes alas y que escupían fuego de sus fauces, las mismas con las que eran capaces de comerse ejércitos enteros. Su furia movía todos los elementos; los mares se alteraban, el viento generaba tormentas de aire con los que solían acabar con sus enemigos. Antes estos seres eran conocidos como demonios de la noche, pues antes solían atacar durante la noche, cuando son más fuertes y sus cuerpos brillan con la misma intensidad que el sol durante el día. Pero se sabe que nuestros antepasados fueron aprendiendo de estas criaturas al grado de lograr congeniar con ellas y hoy en día son las montaduras de nuestro ejército. Hoy en día las llamamos dragones.
Se cuenta que aquel antiguo reino era envidiado de muchos por la riqueza de sus tierras y en ocasiones eran atacados, en una de esas batallas se le dio muerte al rey. Empezaron las revueltas internas a causa de la elección del próximo monarca, pero al final la decisión quedó entre los dos herederos. Todos apreciaban al hermano mayor y al final fue el quien fue coronado frente a la envidia del hermano menor. Lo que ocurrió después nadie lo sabe con certeza.
Hay varias versiones en las que se dice el hermano mayor escapo al no poder soportar llevar tanta carga entre sus hombros; hay otra que dice el hermano mayor fue exiliado por el hermano menor. Esa historia fue la que se contó a lo largo del pueblo, motivo por el cual muchos llegaron a odiar al hermano menor impidiéndole la entrada al trono frente la desaparición del hermano mayor, aun cuando él no era el culpable de la situación. El hermano menor conociendo la verdad y al lograr entrar al poder controlando a la población con su gran ejército juro frente a todo el mundo tomar venganza por lo que le hizo el hermano mayor, llevándolo a buscarlo hasta los confines de la tierra, esperando algún día sus predecesores puedan cumplir aquel juramento.
Pero lo que conoce mi pueblo es la verdad. El hermano mayor, junto a una parte de la población fue en la búsqueda de un ser de leyenda. Un antiguo dragón capaz de controlar a los demás dragones, pues en aquel entonces ellos eran un enemigo; aunque nunca se supo si realmente el hermano mayor lo encontró. El hermano mayor se instaló junto al resto de la población en lo que hoy en día es nuestro hogar. Una gigante isla apartada de todos los demás reinos y pueblos. En este lugar hay un gigantesco bosque que se dice es el hogar de seres mucho más antiguos y fuertes que los dragones y que nosotros mismos, nunca nadie los ha visto, pero se cuentas leyendas en las que el hermano mayor realizo un pacto para que pudiéramos vivir en paz con ellos. En el que nadie se atreve a adentrarse por miedo a las leyendas. Además del bosque en el fondo de la isla hay muchas montañas en donde viven los dragones. En medio de toda la cordillera se alcanza a distinguir una montaña mucho más grande a todas las demás, esta se dice es el hogar de aquel ser de leyenda.
Esa es la historia de mi pueblo, la historia del hermano mayor quien fue mi bisabuelo.
Cada año, los miembros hombres del pueblo que fueron entrenados, al cumplir 17 años son llevados a aquellas montañas con el fin de obtener su propia montura. Tenemos una escuela con diferentes clases en las que nos enseñan el manejo de las armas, pero hay una clase en específico en la que les enseñan a los hombres el dominio de los dragones. Las mujeres no están permitidas en esa clase, pues se dice que las mujeres no tenemos el aura lo demasiado fuerte como para que un dragón nos respete y no intente comernos.
Cada persona en mi pueblo es especial. Cada persona nace con una habilidad nata. En la gran mayoría esta habilidad refiere el uso de armas y desde pequeños nos hacen pruebas para saber a qué clase correspondemos dependiendo del tipo de arma que mejor se nos adapta. Así que se podía decir que mi pueblo es un pueblo guerrero, aunque en realidad los únicos que entran en la lucha son el ejército junto con sus dragones.
El ejército está dirigido por mi padre, el rey. El y su gran montura son los primeros en entrar en combate ya que es el monarca según nuestras tradiciones el que primero se debe mover en casos de necesidad. También las tradiciones dictan que solo un heredero hombre puede ejercer el título del rey y una vez que este sea titulado con este cargo es libre de encontrar una esposa la cual lo seguirá hasta los confines de la tierra.
El problema en mi familia radica en ese punto. EL rey solo tiene un heredero y es mujer. Existe mucho conflicto a causa de mi existencia, mi madre me odia aunque mi padre me respeta y me cuida de aquellos que desean dañarme. Mi padre a pesar de ser el rey siempre busca espacios para estar conmigo, o eso era hasta que cumplí la edad para ingresar a la escuela.
Yo por ser parte de la familia real, nuestra sangre es mucho más fuerte por lo que nosotros nacemos con más de una habilidad, usualmente van entre tres a cuatro. En mi caso, cuento con tres habilidades y las tres van en el uso de armas, desde que nací ya sabía por instinto como debía usar el arco, la espada y las dagas.
Desde pequeña fui entrenada por especialistas en estas armas a pesar de aun no tener la edad de ir a la escuela y cuando por fin entre era demasiado fuerte y la gran mayoría me temía.
Cuando cumplí 15 años se dijo que lo mejor para mí era casarme y que mi esposo fuera el monarca, pero mi padre no lo acepto, pues en tal caso sería mi apellido el que cambiaria y la memoria de mi bisabuelo desaparecería con el paso del tiempo al perder el rey el apellido. Así que se me empezó a entrenar para ser la próxima reina. Cuando entrara al poder se me casaría con algún joven de las familias ricas y el sería el encargado de dirigir el ejército bajo mis estrictas órdenes.
-¡hey!, Kyoko por fin has llegado. Creí que ya no vendrías y te irías de vaga por ahí…
-Sho-san, aunque se tenga planeado que nos casemos no me hables con tanto informalismo. Se respetuoso, sigo siendo hija del rey. Y sabes que no debo faltar a mis clases.
-hahaha , solo eres hija del rey cuando te conviene pequeña mocosa. Y a pesar de que dices eso sigues faltando a clases.
-Siempre que falto son por órdenes del rey. No puedo hacer nada al respecto.
Ambos entramos a la escuela. Era grande, tenía muros gruesos y cada especialidad, por así decirlo estaba separada de las otras, eran como ver pequeñas casas dentro de un gran muro. AL igual que el resto de las casas del pueblo las aulas eran blancas, y cada una tenía lo que se requería para aprender el arte del arma con el que habías nacido.
Sho, como siempre iba vestido al igual que un príncipe. Sus ropajes del mismo material de los míos, la seda era algo que muy pocos éramos capaces de vestir. El llevaba uno de sus pantalones negros con su usual playera a manga larga y botones al frente de un azul rey. Llevaba un chaleco de piel café y en la cintura llevaba su espada en el cinto, sabía que como siempre atrás llevaba una pequeña daga con una funda de hermosas decoraciones verdes muy parecida a la mía.
Aunque él no supiera usarla la portaba como símbolo de su familia.
Yo en cambio llevaba un vestido ligero, el que usaba para entrenar, pues al ser de la realeza no se me tenía permitido usar pantalones como el resto de las chicas en la escuela. Llevaba también mi espada al cinto, llevaba un protector en el torso del cuerpo, el que usábamos aquellos que usábamos arcos. Mi arco era de madera de un roble del bosque, según mi padre era mágico y cuando uso su tronco para tallar mi arco este se hizo más resistente, y es cierto que lo es pues nunca he tenido que cambiar de arco, cosa que me alegra pues siempre me ha parecido hermoso. En una de la punta de mi arco llevaba amarradas las plumas de la primera ave que cace. Algo que no me agrado fue que lo primero a lo que le dispare fue a un hermoso fénix con plumas que al moverse parecía una llamarada de fuego. Siempre me arrepentí de haber soltado la flecha, pero en cambio a lo que pensé mi padre se alegró de aquella hazaña. Las plumas en mis flechas se hicieron con el resto de las plumas del fénix.
Hoy me tocaba práctica con la espada al igual que sho. Sho era un amigo de la infancia, de los únicos con los que jugué por lo que en cierta forma me parece alguien muy preciado y en cierta forma me alegra que sea el con quien deba cazarme a pesar de que sea todo un Don Juan.
-Hime-sama. ¿Le gustaría practicar conmigo?
-Lo siento mucho, pero prometí que practicaría hoy con Sho-san. Y puedes usar mi apellido para llamarme, no me gusta que me llamen de esa forma.
-Entiendo, gracias Mogami-sama
El joven que Kyoko no reconoció se marchó dando una reverencia.
Sho se acercó a ella y le mostro una sonrisa, era hora de practicar. Sho le paso una espada de madera como la que llevaba el y empezaron a rodearse el uno al otro buscando la mejor forma de dar el golpe.
Kyoko como siempre mostraba todos sus movimientos rápidos y elegantes, parecía que no le costaba ningún esfuerzo aquel combate, pero Sho al igual que ella había recibido prácticas especiales por lo que ambos estaban muy a la par.
Después de que Kyoko le hubiera ganado en varias ocasiones decidieron detenerse y al finalizar el día cada uno se dirigió a su respectivo hogar.
Kyoko estaba aburrida de siempre hacer lo mismo, pero de momento no tenía opción. De vez en cuando visitaba en pueblo cerca de las orillas del mar y ayudaba a las personas de ahí. Siempre le había gustado la vida que llevaban esas personas y se preguntaba lo que podía ocurrir si tan solo ella fuera una más de ellos.
Kyoko camino por el puente que la llevaría a la entrada a su castillo. Era al igual que todo lo demás blanco, aunque en algunas partes tenía pequeños detalles en oro por lo que el castillo brillaba desde la lejanía.
Kyoko después de saludar a sus padres se fue a su cuarto pidiendo que le llevaran la cena a su habitación. Le gustaba la vista que tenía, desde su ventana podía observar las casas y una parte del bosque y las montañas como también podía observar el mar.
Las calles durante las noches eran muy movidas, había hombres y mujeres bailando a lo largo de todas las calles. Ella siempre deseaba estar por las noches afuera, pero para alguien como ella siempre había sido muy peligroso.
Después de tomar la cena y una agradable ducha Kyoko tomo un pergamino y se recostó en su cama a leerlo. En el pergamino estaba descrita una de sus más grandes leyendas, contaban la historia de una de las civilizaciones que vivían en el bosque, el cual se dice que eran seres de bellos rasgos y de orejas puntiagudas a los que llamaban elfos, ellos eran capaces de usar magia con la que hacían que la naturaleza fuera más bella. Esa es la historia del por qué nuestro bosque se prende al igual que los dragones durante las noches. Generando un hermoso espectáculo de luces de diferentes tonalidades. Kyoko se quedó dormida, recordando algo que había vivido en su niñez. Algo que había cambiado su vida.
Kyoko se había perdido, después de una pelea con su madre había salido corriendo del castillo y sin querer se había adentrado al bosque que estaba prohibido. Cuando había dejado de llorar se encontraba asustada pues ya no sabía cómo regresar. Tenía sed y empezó a seguir el ruido de un rio rogando que fueran aguas dulces. Cuando llego disfruto del agua y apago sus deseos de tomarla. Pero aún se encontraba perdida. Cuando iba a volver a romper en llanto algo llamo su atención. Era un pequeño niño que había volado hasta aterrizar en las mismas aguas de las que ella había bebido. Por un momento pensó que estaba soñando, pero eso en verdad estaba ocurriendo o al menos eso le había gustado pensar.
El niño llevaba ropas que ella nunca había visto. Ropas verdes que se podían confundir con la naturaleza. Kyoko observo al chico, quien al contario a sus ropas lucía un llamativo y reluciente cabello color del oro que brillaba igual que el sol. Cuando Kyoko se cruzó con su mirada quedo perdida en la profundidad de sus ojos verdes y le llamo la atención sus orejas puntiagudas que a pesar de ser diferentes iban muy bien con él.
-¿Quién eres pequeña?
LE había dicho el chico cuando se acercó a ella, su voz sonaba igual de dulce que el rio pero al mismo tiempo se escuchaba muy poderosa….
Algo despertó a Kyoko sobresaltándola. Algo que casi nunca sonaba estaba sonando ahora.
Era la alarma de guerra.
Una de sus sirvientas entro corriendo a la habitación llevando una vela en las manos.
-Hime-sama es mejor que nos movamos, se han infiltrado a l ciudad, su padre está en combate pero aun así no pueden detenerlos, se dirigen al castillo…..
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