Geeente! Acá estoy otra vez, con un fic que personalmente me encanta :D (Bah, todos mis fics me encantan :P) Pero este... no sé, tiene ese 'algo' que me genera escribir por horas e imaginar miles escenarios y situaciones para poner a nuestro amado peligris y a nuestra envidiada pelirosa.
Pero en fin, espero que les guste :)
PD: Los personajes le pertenecen a Masashi Kishimoto. Lo sabías, ¿verdad? Sí, eso pensé ;)
Disfruten.
1- Él.
Las tardes de Tokio eran muy tranquilas. Las personas salían de sus trabajos, o entraban a ellos; los adolescentes disfrutaban del hermoso día soleado mientras caminaban y compartían con sus amigos; la brisa era agradable para todos, el Sol no irradiaba un calor agobiante, puesto que se estaba escondiendo, y las nubes no aparecían en el cielo. Sí, todo era muy placentero para la mayoría de las personas que habitaban la gran ciudad… la mayoría. –Sí, Ino…- musitó con pesadez la pelirosa, sentándose en el sillón. –Sí, Ino…- contestó otra vez, igual que la anterior. –Mañana a las 21:30hs en el lugar de siempre…- dijo cansada. –Nos vemos…- saludó, antes de cortar la llamada. ¡Por favor! ¡Ino cerda estaba completamente insoportable! ¿Tan importante era la salida de mañana en la noche como para recordársela 20 veces en el día? –Aparentemente…- musitó algo molesta, recostando su cabeza en el respaldar del cómodo sillón. Cerró sus hermosos ojos verdes, sintiendo la paz que se respiraba en su nuevo hogar. ¿Por qué nuevo hogar? Simple: sus padres le regalaron un departamento. ¿La razón? Era su ante último año en el colegio, y sólo le faltaba un año para ingresar a la facultad de Medicina… por lo que necesitaría completo silencio. Qué suerte, ¿eh? Sí, sus amigos se lo vivían diciendo. Pero no, no era así. Sus padres estaban tan concentrados en el trabajo de su empresa que casi ni los veía. Pero bueno, ella ya sabía eso de ante mano… creció así. Fue su tía, Tsunade, quien prácticamente la crió. Pero ahora su tía estaba en pareja con un viejo pervertido. Divertido, buena persona, amigable… pero no le quitaba lo pervertido, ése seguía siendo su rastro característico.
Sonrió divertida. ¿Quién diría que Jiraiya ablandaría a su queridísima tía Tsunade que no creía en el amor, en la fidelidad, ni en la pareja? ¡Eso era suerte! Se sentía muy feliz por su tía, de verdad que la mujer ya necesitaba un hombre que la quisiera y la tratara bien. No como ella... Su sonrisa se borró al recordarlo. ¿Por qué tenía que gustarle él? Era tan frío, orgulloso, calculador, distante, callado, reservado, egocéntrico… odioso. ¿Por qué no Naruto? No, claro, él era su mejor amigo de toda la vida. ¿Por qué no Shikamaru? No, él era de su mejor amiga de toda la vida. ¿Por qué no Chouji? No, él era demasiado amable. ¿Por qué no Kiba? No, él apestaba a perro. ¿Por qué no Shino? No, él era raro. ¿Por qué no Neji? No, Tenten no dudaría en matarla. ¿Por qué no Gaara? No, demasiado problemático… ¿¡Por qué no Lee! "Bueno…" pensó, reconsiderando esa pregunta. ¿¡Pero por qué Sasuke! Suspiró molesta con ella misma. Si sabía la clase de chico que era, ¿por qué dejó que su corazón lo eligiera a él? Maldito sentimiento. Maldito afecto. Maldita atracción… Maldito él. Sus ojos se abrieron abruptamente al escuchar un estrepitoso ruido, proveniente del piso de arriba. Oh, no. Maldito él.
¿Quién era él? El odioso, antipático, molesto, insoportable, antisocial, roñoso, malhumorado, exasperante… su vecino de arriba. Suspiró para tratar de calmarse, aunque con esa música era imposible. Ella entendía que había personas con problemas de entendimiento, ¡pero ese hombre sobrepasaba los límites! ¿Lo haría apropósito? Tal vez ¡era tan mal llevado! Recordaba como si fuera ayer la primera vez que le pidió que 'por favor' baje el volumen, y él lo único que dijo fue 'ummm' ¡'UMMM'! ¿¡Pueden creerlo! ¡Era tan exasperante! Lo odiaba. Con el alma, lo odiaba. Hacía un mes que estaba ahí, y siempre, todas las santas noches subía a decirle que bajara el volumen, ¡pero él no hacía nada! Sólo le cerraba la puerta en la cara, y seguía con esa música horrenda. ¿Y el conserje del lugar? 'El ruido sólo la molesta a usted, tiene que arreglarlo con él' fue la estúpida excusa que le dijo el hombre. ¿Hablarlo con él? ¡No se puede hablar con un simio! ¡Con un bruto que no sabe razonar! Era imposible. Ese hombre era IM-PO-SI-BLE. ¿Y cómo era eso de que sólo le molestaba a ella? ¿Nadie más en todo el edificio escuchaba ese ruido? Al parecer, como ambos apartamentos estaban en las esquinas de los respectivos pisos, se formaba como un 'acople', y sólo ella podía escuchar ese insufrible sonido. ¿¡Tanta mala suerte se puede tener en la vida! Sí, toda la mala suerte. Pero su paciencia tenía un límite, y algún día le diría mil y una cosas, para nada agradables, en la cara a ese desaliñado. Se puso de pie con decisión, y caminó hasta llegar a la puerta de entrada, para salir del lugar. Subió las escaleras de a dos escalones, cegada por la furia que sentía. Caminó por todo el piso 5 hasta llegar al final. Se paró en frente de la puerta, donde podía verse claramente el número: 25C.
Golpeó la puerta con fuerza, y esperó. Nada. Volvió a golpear. Nada. Una vez más, con más fuerza, y... la puerta se empezó a abrir lentamente. "Gracias a Kami…" pensó molesta la pelirosa, cruzada de brazos. Lo primero que vio aparecer fue su cabellera, despeinada, enmarañada, grisácea… singular. Bajó un poco la mirada, y vio esos oscuros ojos negros que la miraban tranquilo, cansado, paciente… vago. La puerta se abrió un poco más, dejando ver un muy bien formado pecho, además de sus, aparentes, fuertes brazos. Y lo último, su pantalón azul marino, descalzo. –Ummm…- musitó tranquilo, exasperante. -¿Podrías bajar la música?- masculló molesta la pelirosa, clavando su verde mirada en la de él. –Ummm… se te está haciendo una mala manía decirme eso.- comentó divertido el chico, con una sonrisa de lado. (Podríamos perdonarlo por ser tan sexy…) Ideó su Inner. "¡No! ¡Lo odio!" contestó en su mente. –Y, hasta que te dignes a bajar el volumen voy a seguir viniendo.- contestó con una fingida voz dulce. El chico alzó las cejas, 'sorprendido' -¿No vas a cansarte de venir siempre?- le preguntó tranquilo. -¿Siempre?- cuestionó ella, con incredulidad. –Sí, siempre.- reafirmó él. –No voy a dejar de escuchar música… al volumen que me gusta.- comentó, burlándose de ella. Sakura sintió la bronca correrle por las venas, ¿¡Por qué era tan odioso! -¿Sos sordo o lo tarado te llegó a los oídos?- le preguntó molesta la chica, fulminándolo con la mirada. –Ummm…- musitó tranquilo el peligris. –Ni lo uno, ni lo otro.- respondió despreocupado. La chica apretó los puños con ira. –Algo tiene que ser…- masculló entre dientes, sin despegar su vista de él. –Ummm… sólo me gusta escuchar la música fuerte.- contestó como si nada el chico.
Las llamas de la furia se pintaron en los orbes verdes de la pelirosa. –¡Pero podrías hacerlo en un volumen que no moleste!- gritó histérica Sakura. –Ummm… que odiosa.- comentó el peligris, sin inmutarse por el enojo de la chica. -¿Yo odiosa?- le preguntó con incredulidad. -¡Vos sos el odioso, el insufrible, el exasperante, el molesto!- gritó, cegada por el enojo. -¡Podrías bajar el volumen, pero no lo haces porque sos un roñoso que lo única que busca es pelear, y…- decía como loca, pero cuando vio la puerta cerrarse en su cara, la furia creció más. Emitió un gritito histérico, mientras apretaba los puños con impotencia… la había ignorado otra vez. -¡Te odio!- exclamó enojada frente a la puerta, y después se marchó. –Estúpido…- musitó, mientras bajaba la escalera. –Idiota…- agregó, entrando en su casa. –Tarado…- fue el último insulto, antes de inhalar y exhalar para calmarse. –No tengo que darle importancia a la gente que NO la merece.- se dijo a sí misma, pero todavía se escuchaba esa música infernal. Suspiró cansada, en algún momento tendría que irse a bañar, o cocinar, o ver tv… ¡o dormir! Pero en algún momento apagaría la música. Suspiró una vez más, se estiró un poco, y caminó a la cocina. Empezó a cocinar su cena, para concentrarse en otra cosa. Pero el estrepitoso ruido siguió sonando en todo momento. Hasta que, cuando estaba por sentarse a comer, la música se dejó de escuchar. Sonrió aliviada, ¡al fin un momento de paz! Porque después de aguantar los gritos de Naruto e Ino TODA la mañana, el ruido de la calle cuando volvió a su casa, y a eso agregarle la música de su 'querido' vecino… nunca tenía paz. Sus oídos jamás escuchaban el silencio. Su cabeza no dejaba de taladrar. Hasta que se terminaba el colegio, llegaba a su casa, y su vecino apagaba la música… sí, ahora tenía paz, silencio, calma. Hermoso, sencillamente, hermoso.
Comió tranquila, luego se dio un relajante baño, y miró su programa favorito hasta las 22:00hs. Bostezó cansada, apagó la tv, y se encaminó a su pieza. Una vez en el lugar, se puso su piyama color verde manzana, que consistía en un short y una musculosa. Puso el despertador a las 6:00hs de la mañana, ya que al otro día había que ir al cole, y dejó el aparato en la meza de luz. Se metió en la cama, y se acomodó debajo de las cómodas sábanas. Cerró los ojos, y se dispuso a descansar. Bah, a tratar de descansar… ya que la 'adorable' música volvió a escucharse. Trató de calmarse, de no darle importancia, de tratar de dormir… ¿¡pero quién podía dormir con semejante ruido! Salió de la cama hecha un volcán, que en cualquier momento haría erupción… una vez más. Llegó a la sala, y no dudó en salir de su hogar. Volvió a subir las escaleras, caminó otra vez ese largo pasillo, y ya había perdido la cuenta de las veces que se paró en frente de esa puerta, 25C. Golpeó la madera con insistencia, y esperó. Como siempre, él no atendió, e intentó una vez más. Nada. Otro golpe, insistente y molesto, hasta que él se dignó a abrir. –Ummm… 2 veces en un día, ¿a qué se debe el honor?- preguntó divertido el peligris, con esa estúpida sonrisa de lado. (Vamos, sabes que es sexy) Dijo con obviedad su voz interior, pero ella no iba a darle la razón. –La música.- masculló entre dientes la pelirosa, matándolo con la mirada. –Oh, ya estaba empezando a pensar que venías para verme…- comentó burlón el chico, sin borrar la sonrisa. -¡Ya quisieras!- exclamó con sorna la pelirosa, sonriendo triunfal. -¿Y vos pensas? Eso sí que es sorprendente.- contó la chica, devolviéndole la broma. –Ummm… ¿Decías algo?- le preguntó él, despreocupado. Sakura apretó sus puños con una gran ira ¡Cómo odiaba que la ignorara! -¡Qué bajes la música!- le gritó molesta. –Qué carácter…- musitó divertido el peligris. -¿No trabajas, no estudias?- le preguntó irritada. –Ummm… ¿tanto te intereso?- le cuestionó burlón. -¡Ni en tus sueños!- exclamó ella, algo sonrojada.
–Lo decía porque son las 22:00hs y vos seguís escuchando esa música estrepitosa.- le contó, con sus cejas rosadas juntas, enojada. –Ummm…- musitó él, tranquilo. –Bueno, algunos SÍ tenemos cosas que hacer, y necesitamos dormir.- masculló histérica la chica. El peligris se la quedó mirando, calmo, tranquilo, sereno… ¿la estaba escuchando? Suspiró para calmarse. –Por favor, baja la música, necesito dormir…- le pidió con voz suave, mirándolo a los ojos. Silencio. Incómodo silencio. Tal vez… ¿lo estaba pensando? Quizás él no era tan malo, quizás era considerado, quizás le haría el favor. Lo observó: alto, muy buen físico, era innegable; lindos labios, finos y sensuales; su cabello alborotado era divertido, su color le daba un toque único; sus facciones varoniles y fuertes, atrayente. (Wow, estás aceptando el hecho de que es atractivo… sorprendente) Comentó la Inner, burlándose. "No lo acepto" negó la chica. "Sólo… admiro lo que es bueno" aclaró, haciéndose la tonta. –Ummm…- musitó al fin el chico. Sonrió de lado, estúpidamente sensual. –Veré que puedo hacer…- comentó divertido, burlándose, cerrándole la puerta en la cara. Sakura apretó sus puños con fuerza. -¡No sabes cómo te odio!- le gritó molesta. Caminó con pasos agigantados hasta la escalera, y la bajó rápidamente. Llegó a su casa, azotando la puerta, y se encaminó a su pieza. Se metió en su cama, y se tapó bruscamente con las sábanas. La horrenda música siguió escuchándose, fuerte, molesta, insoportable… igual que él. Giró mil veces su posición, miró unas mil más el reloj, hasta que empezó a sucumbir a su gran cansancio… empezando a dormirse. El sonido de un piano empezó a escucharse… o tal vez empezaba a soñar… no importa, estaba cansada, y el dulce sonido la adormeció más. –Tarado…- musitó, antes de caer rendida ante la magia de Morfeo.
-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-
Su despertador sonó, como todas las mañanas, a las 6:00hs. Lo apagó todavía algo dormida, y se dedicó a desperezarse. Bostezó unas 5 veces mientras se cambiaba, otras 5 veces más mientras se lavaba los dientes, se peinaba y desayunaba, y otras 3 cuando salía de su casa. Sus zapatos negros estaban bien lustrados, y sus medias grises fijas en sus pantorrillas. Su linda pollera tableada de color azul marino estaba perfectamente planchada, su impecable camisa blanca no tenía una sola arruga, y su corbata roja estaba prolijamente hecha. Su cabellera rosada estaba peinada en una cola de caballo tirada a su izquierda, y su mochila en su espalda estaba repleta de libros y carpetas. Suspiró mientras esperaba el ascensor, esperaba que estuviera vacío, así poder bajar sola los demás pisos que quedaban; ya que a las 6:30hs nadie se despertaba en ese edificio. Por fin el aparetejo llegó, y ella sonrió contenta… pero esa sonrisa fue reemplazada por una mueca de enojo: él. -¿Tan temprano con esa cara?- preguntó burlón el peligris. Ella lo ignoró, y subió al ascensor sin decir nada. –Ummm… no va a servir de nada el ignorarme.- comentó divertido el chico. –A mí sí…- masculló ella, sin mirarlo. –Ummm…- musitó él. -¿Vas a Konoha?- le preguntó tranquilo. -¿Qué te importa?- devolvió tajante la chica. –Ummm… yo sólo trato de llevarme bien con mi vecina….- comentó, haciéndose el pobrecito.
Y fue por ese comentario que no lo aguantó más y lo encaró. -¿Tratando de llevarte bien?- le preguntó molesta, caminando hacia él. –Si quisieras llevarte bien conmigo, me harías el favor de bajar la música.- le comentó, haciendo que retrocediera, hasta chocar con la pared del lugar. –Pero no, no es eso lo que queres. Porque te gusta molestarme.- concluyó la pelirosa, con una sonrisa triunfal en su rostro. Lo vio sonreír de lado, estúpidamente de lado. –Sí, me gusta molestarte.- aceptó con voz suave el peligris. Se acercó a ella, y la chica retrocedió un paso. –Me encanta que te enojes y que muerdas molesta.- contó burlón, caminando hacia ella, haciéndola retroceder más. –Me divierte que vengas todas las noches a gritarme, que aprietes los puños conteniendo la rabia.- dijo, sin borrar su sonrisa, mientras la acorralaba entre la pared y él. Vio su sonrojo, sintió su nerviosismo, su respiración algo irregular… y esos labios entreabiertos… Acercó su cara a la de ella, rosando sus narices. –Ahora… ¿no vas a decirme que baje la música?- le preguntó con voz suave. –No hay música… genio.- le dijo la pelirosa, controlando sus nervios. El chico sonrió sensualmente de lado, estúpidamente de lado. Y siguió a cercándose a ella, pero frenó a milímetro de sus labios. -¿Y ahora?- le preguntó en un susurro. La chica sonrió con burla. –Sigue sin haber música, idiota.- le susurró con superioridad. La sonrisa del peligris se amplió más. -Sí, ¿verdad?...- musitó, y volvió a retomar su aproximación.
Pero todo intento de un beso se vio fallido cuando uno de los finos dedos de la chica se posó sobre sus labios, y con una pequeña presión los alejó de ella. –Ni te creas, roñoso.- le dijo con tono burlón la chica. Los ojos negros del peligris pestañaron varias veces, incrédulo de que una mujer se le este negando ¡a él! –No estoy así de desesperada.- le dijo con sorna la pelirosa. Le sacó la lengua, en un gesto infantil, antes de que las puertas del aparetejo se abrieran y la dejaran ir. El sonrió de lado ¿con que no estaba así de desesperada, eh? ¿Y él era un roñoso que no merecía sus besos? ¿Un idiota? ¡Já! –Veremos…- musitó suavemente, con picardía. Si antes le gustaba molestarla, ahora le fascinaba. Por otra parte, Sakura siguió su camino, refunfuñando por lo bajo algunas palabras para el peligris. "¿Quién se piensa que es para hacer eso?" se preguntó molesta, mientras caminaba. (¡Por favor! Te morías de ganas porque lo haga) Afirmó su Inner. "¡Mentira!" exclamó ella, sonrojándose un poco. (Por Kami! ¡Es hermoso!) Comentó la voz en su cabeza. "Si vos decís…" dijo sin darle importancia. (Vamos, vamos. Que somos pocos y nos conocemos mucho) Acotó la Inner, empezando a enojarse. "¿Qué? Es la verdad" se defendió la chica. La voz interior se calló, puesto que no tenía ganas de andar discutiendo con una cabeza dura tan temprano. La pelirosa agradeció eso, ya que tampoco quería que su parte pervertida salga a flote a esas horas de la mañana.
Afortunadamente, llegó al colegio sin darse cuenta. Konoha, esa era la institución que se alzaba imponente frente a ella. Suspiró cansada, le esperaba un largo día. Caminó con perezosos pasos hasta entrar en el lugar. Al llegar al salón, todos sus amigos la saludaron. Ino y Naruto con gritos, típico. Hinata con una tierna sonrisa, adorable. Shikamaru con cansancio, aburrido. Y Sasuke sólo la miró… previsible. El profesor de Matemática llegó rápido, puntual como siempre. La clase pasó lentamente, monótona, aburrida. El sonido del primer recreo se hizo escuchar, y todo el alumnado salió como loco de los salones. Sakura salió junto con los demás, al patio del colegio. Hablaron animadamente, hasta que Ino tuvo que sacar el tema, claro. –Frentona, ¿dormiste bien?- preguntó con burla la chica. –No, cerda.- negó cansada la pelirosa. –Mi querido vecino no me dejó dormir.- masculló molesta. -¿Cómo que no te dejó dormir?- preguntó con picardía el Uzumaki. –No en ese sentido, Naruto.- le aclaró irritada la chica. -¿Entonces?- cuestionó el aburrido. –Pone la música muy fuerte, hasta altas horas de la noche.- contó cansada la Haruno. –Todas las noches le pido que baje el volumen, pero le divierte hacerme enojar.- dijo entre dientes la pelirosa. -¿Y a quién no?- preguntó divertida la rubia, ganándose una mirada fulminante por parte de su mejor amiga.
–La cuestión es que esa música no me deja dormir.- concluyó la chica, molesta. -¿No hablaste con el conserje?- preguntó una tímida Hinata. –Sí, y me dijo que tengo que arreglarlo con él porque no sé qué.- respondió la pelirosa, no tenía ganas de explicar todo. –Bueno, frentona. Tendrás que hablar con tu vecino.- resumió la rubia. –No se puede hablar con un bruto como él.- masculló la chica. –O sea que ya lo intentaste, pero no le dio importancia.- entendió Shikamaru, con cansancio. –Exacto.- respondió Sakura. –Hace un mes que se lo vengo pidiendo, pero es tan maldito…- comentó molesta la pelirosa. –Y bueno, tendrás que seguir intentando, Sakura-chan.- resolvió fácilmente el rubio Uzumaki. –Es tan fácil decirlo, Naruto…- musitó cansada la chica. –Bueno, cambiando de tema….- dijo el rubio. –Sakura-chan, ¿te acordás que el Lunes empezamos tenis?- le preguntó su mejor amigo. Ella asintió, ¿cómo no recordarlo? Si Naruto se lo vivía diciendo. –Bueno, el sensei me pidió tu mail para conocerte mejor, así que aceptalo.- le contó el chico. –Mmm… bueno.- contestó la chica, sin darle importancia. El timbre que anunciaba el final del recreo sonó, y todos volvieron a sus respectivas aulas. El profesor de Geografía llegó rápidamente, y Sakura suspiró aliviada, el hombre siempre se ponía a hablar y ni cuenta se daba que nadie lo escuchaba. "Ahora voy a tener que hablar con un viejo baboso por internet" pensó la chica, recordando la conversación con su mejor amigo.
"Aunque Naruto dijo que tenía 22 años…" consideró. "Igual, voy a tener que hablar con él" pensó desganada. "¿Para qué querrá el mail de sus estudiantes?" se preguntó curiosa. "Ningún profesor lo hizo antes…" recodó la pelirosa. "Es algo… peculiar." Pensó divertida. Suspiró. Sólo tenía que esperar y sabría qué clase de persona era su futuro profesor de tenis. El resto de la mañana pasó sin ton ni son. Las horas de clases que siguieron eran aburridas en todos los sentidos, pero el 2º recreo le dio ánimos y se divirtió hablando con sus amigos. El timbre que anunciaba el final del día sonó dándole alegría a los alumnos, sobre toda a Sakura. La pelirosa suspiró aliviada ¡al fin era viernes! ¡Y el colegio había terminado! "Al menos por esta semana…" pensó la pelirosa guardando sus cosas en la mochila. -¡Nos vemos esta noche, frentona!- saludó con emoción Ino, pasando al lado de ella. –Nos vemos, cerda…- devolvió con tranquilidad la Haruno. Terminó de guardar sus cosas y salió lo más rápido que pudo de la institución. Inspiró y suspiró aliviada ¡al fin estaba fuera de ese lugar! "Libre, como el Sol cuando amanece yo soy libre… como el mar" cantó en su mente, riendo por lo bajo. –Creo que estoy exagerando…- musitó para ella, mientras caminaba hacia su casa. El camino se le hizo corto, mirando vidrieras con cosas lindas que podría comprarse, desde ropa hasta bolsos.
Abrió la puerta del edificio donde vivía y saludó al conserje que limpiaba los pisos. –Buenos días, señor Myoga.- dijo con muy buen humor la pelirosa. -¡Ah! ¡20C!- exclamó el señor, como acordándose de algo. -¿Qué pasa?- preguntó divertida la chica, ¡ese hombre tenía la manía de llamar a los residentes con el número de apartamento! Por eso, contuvo la risa. –Estuve haciendo algunas averiguaciones por eso de su problema con el 25C.- contó el hombre. Ella suspiró cansada, ya tenía que arruinarse su día ¿Y por quién? Claro, por él. -¿Qué averiguaste, Myoga?- preguntó cansada la pelirosa. –Que ni el 24B ni el 19B están ocupados, por eso nadie más se queja.- explicó tranquilo el señor. –Ah… además del acople…- murmuró la chica, a lo que el conserje asintió con la cabeza. Sakura suspiró. –Gracias por la información, Myoga.- las dio desganada, comenzando a caminar para tomar el ascensor. "Debo ser la persona con más mala suerte del mundo" pensó la chica, mirando como el aparato baja lentamente del piso 14. –Oh, 25C, ¿cómo estás?- escuchó la amable voz del hombre. "¿25C?" pensó la pelirosa incrédula. –Ummm… bien, Myoga.- contestó una voz despreocupada, parándose a su lado. "No, definitivamente yo NO TENGO suerte" pensó irritada la pelirosa. Sintió su mirada vaga posada sobre ella, pero no lo miró. Al contrario, siguió con su vista fija en el numerito rojo que cada vez baja un piso. Escuchó su burlona risa por lo bajo, y frunció el ceño con molestia.
¡Se estaba riendo de ella! Porque sabía que lo odiaba, y a él le encantaba hacerla rabiar. ¡Oh! ¡Era tan maldito! Cerró sus ojos con fuerza, y contó mentalmente hasta 10 para calmarse. El ruido de las puertas del ascensor abrirse la sacó de su relajación, y rápidamente entró en el lugar para apretar el botón nº 4 de su piso. Sintió como él se paraba a su derecha, y gracias a Kami no le había dicho nada. "Y le conviene quedarse así…" pensó amenazante la chica. Pero un varonil aroma la golpeó de lleno, desencajando sus sentidos. Miró al chico a su lado, y lo vio revolviéndose esa melena grisácea. Él le sonrió de lado, estúpidamente lindo, y ella corrió la mirada 'molesta' (Es hermoso, ¿verdad?) preguntó embobada su Inner. "Si te gustan como monos…" contestó tajante la chica. (¡Por favor! Sabes que ese aroma es increíblemente atrayente) contó su voz interior. "Si te gusta el olor a simio en celo…" dijo divertida la pelirosa. La puerta se abrió, sacándola de sus pensamientos. Salió rápidamente del ascensor, y dio media vuelta para sacarle la lengua al chico que todavía seguía adentro. Él simplemente sonrió de lado, y la miró con esa profunda mirada. Sintió su cara arder levemente, y con agilidad giró para entrar en su casa; al mismo tiempo que el ascensor seguía su camino.
-Idiota…- masculló molesta una vez que estuvo dentro de su casa. Dejó las llaves en el desayunador a su izquierda, y la mochila al pie de éste. Caminó a su pieza sacándose la corbata y la camisa, para al llegar ahí cambiarse con una musculosa color amarillo y un short de jean oscuro junto con unas ojotas negras. Ató su cabellera rosada con una hebilla, y volvió a la sala donde se sentó a ver tv. Buscó algo para ver en la caja boba, pero nada le llamaba la atención. –La programación de hoy en día es TAN aburrida…- musitó cansada, dejándolo en un programa de cocina. Lo miró sin prestarle demasiada atención, hasta que mostraron un suculento plato en la pantalla. Se le hizo agua la boca, y su estómago rugió hambriento. Anotó los ingredientes de la comida, y se encaminó a la cocina para ver si tenía los ingredientes. ¡Y milagrosamente los tenía a todos! –Tal vez mi suerte no esté tan mal después de todo…- comentó sonriendo la pelirosa. La receta era fácil, por lo que no se molestó en escribirla. Y cuando tuvo todo preparado para empezar… se dio cuenta que le faltaba algo. -¿Tomillo?- preguntó confusa. Suspiró cansada. –Sabía que era demasiado bueno para ser verdad…- musitó algo molesta. Sólo le faltaba una ramita de tomillo, ¡de tomillo! Esa maldita especia no la derrumbaría, ¡oh no! Haría la comida sin tomillo, quedaría igual de rica ¿no? –Y recuerden queridas amigas, las especias le dan un giro increíble al sabor de las comidas.- escuchó la voz de la presentadora del programa culinario. –Por Kami…- masculló la pelirosa, ahora tenía curiosidad.
Suspiró rendida, tal vez alguno de sus vecinos tenía el bendito tomillo. Salió de su casa, y fue tocando de puerta en puerta por todo el piso 4 pidiendo la especia… pero ninguna de esas personas tenía. –Oh, podrías pedirle al muchacho del 25C.- comentó la anciana señora del 18A. -¿25C?- repitió incrédula. –Sí, una vez necesitaba orégano, y él fue el único que tenía en todo el edificio.- contó la señora. –Ah…- musitó desanimada la pelirosa. –No pongas esa cara, es un chico muy amable y carismático.- comentó la mujer con dulzura. –Mmm… gracias señora Yuma.- las dio la chica, dando media vuelta para irse. "¿Él Amable y carismático?" se preguntó incrédula la pelirosa. –Sí, y yo soy la esposa de Chris Martin…- musitó divertida enfrente de la puerta de su hogar. Pero no la abrió. La curiosidad de saber cómo sería la comida con tomillo todavía la invadía… y ella sabía perfectamente que la única manera de dejar esa curiosidad era poniéndole tomillo a su comida. Y también sabía que para eso debía ir a pedirle la especia a él. Suspiró desganada, giró sobre sus talones y se encaminó a la escalera. Subió los escalones con pesadez, esperando a que se hicieran eternos… aunque llegó arriba más rápido de lo querido.
Caminó una vez más por el largo pasillo, hasta llegar a esa bendita puerta: 25C. Suspiró con molestia y cansada, pero tenía que hacerlo… por el bien de su comida. "Exagerada" se dijo a sí misma, con un toque de humor. Golpeó la puerta con desgano y esperó. Como siempre, nada a la primera. Golpeó más insistente. Nada a la segunda. Golpeó más fuerte, sabiendo que era la última. Y a la tercera… -Ummm…- musitó con su típica pose despreocupada. Pero al verla, sus facciones cambiaron a una de completa burla. –Vecina…- dijo en forma de saludo. Ella rodó los ojos molesta. -¿A qué debo el honor de tu visita?- preguntó con sarcasmo el peligris. -¿Tenes tomillo?- cuestionó sin vueltas la pelirosa. -¿Tomillo?- repitió divertido el chico. –Sí, tomillo.- reafirmó un poco irritada la chica, odiaba su estúpido jueguito. –Ummm… sí, tengo.- respondió tranquilo. -¿Me prestarías una ramita?- preguntó sin emoción la pelirosa. –Ummm…- musitó él, pensándolo. Ella suspiró cansada. –Por favor…- masculló, dejando su orgullo de lado. –Ummm… ¿queres pasar?- le preguntó con tono pícaro y divertido. Ella lo miró con los ojos entre cerrados. –No, prefiero esperar acá.- contestó, cruzándose de brazos. Él rió por lo bajo, y entró en el lugar para buscar la especia. Ella, por su parte, no pudo con la curiosidad y echó una miradita dentro del departamento del chico. Por lo poco vio, el lugar estaba limpio. La tv estaba puesta en un documental sobre la 2º Guerra Mundial. Y en el piso pudo divisar algunas pesas. (Con razón tiene esos brazos…) Comentó babosa su Inner.
Ella sólo rodó los ojos, y cuando quiso volver a inspeccionar el hogar del peligris, él ya había vuelto. –Tomá.- le dijo, entregándole la especia. La pelirosa la tomó y sintió su aroma… raro. "Tal vez el sabor sea mejor" pensó la chica. –Te estás olvidando de algo.- le avisó el chico. Levantó su verde mirada, y vio esa sonrisa de triunfo pintada en sus labios… idiotamente sexy. –Mmm… gracias.- las dio entre dientes, con el orgullo por el piso. Él sonrió más ampliamente, y luego, le cerró la puerta en la cara. La chica apretó sus puños con fuerza. -¡Te sigo odiando!- le gritó a la puerta, para después encaminarse a su casa. Bajó como un tornado las escaleras, y se metió en hogar. Contó hasta 10 mentalmente, y una vez que se calmó, empezó a cocinar. Para las 13:30hs ya estaba almorzando la deliciosa comida que había preparado, y de verdad, ¡no podía ser más rica! Todo gracias al bendito tomillo. Una vez que terminó, lavó la vajilla y todo lo que había utilizado; lo ordenó en sus respectivos lugares y decidió que era mejor dormir una siesta. Después de todo eran las 14:00hs, y ella saldría esa noche… así que tenía que recargar las baterías. Llegó a su pieza, colocó el despertador a las 18:00hs y se dispuso a acomodarse en su cama y dormir plácidamente.
-0-
El despertador sonó exactamente a las 18:00hs. Ella lo apagó algo adormilada. Se sentó en la cama y se estiró, desperezándose. -¡Qué bien dormí!- exclamó contenta la pelirosa. Salió de la cama, para luego arreglarla un poco. Se miró en el espejo que tenía en el placar, y luego de peinarse un poco salió con rumbo a la sala. –Bien, ¿qué puedo hacer ahora?- se preguntó la chica con curiosidad. –Mmm… ¡bañarme!- ideó con ingenio. Volvió una vez más a su pieza, y buscó ropa para después entrar al baño. El agua sobre su cuerpo la relajó tanto que no quería salir de ahí, pero si seguía sería una pasa de uva con patas. Rió ante la imagen, y salió de la bañera lentamente. 18:30hs ya estaba lista, con un short de jean celeste, una musculosa gris claro y las ojotas negras; además de su cabellera seca y peinada. -¿Y ahora?- se preguntó aburrida. –Puedo elegir lo que voy a usar a la noche…- pensó en voz alta. Sonrió divertida, y se adentró en su pieza. Abrió el guardarropa de par en par y lo observó con detenimiento. –Mmm… ¿chupín?- preguntó, tomando un chupín de jean color negro. -¡Lindo!- exclamó en afirmación. Dejó la prenda arriba de su cama, y siguió con la búsqueda. –Mmm… tal vez…- musitó tomando una remera con un escocés verde y negro trasparente. -¿Con qué uso esto?- preguntó confusa. Su mirada volvió al guardarropa, y tomó una musculosa blanca. –Mmm…- musitó, combinando ambas prendas. –Queda bien…- comentó con una sonrisa de satisfacción. Puso las remeras junto con el chupín, y sonrió contenta, ¡le encantaba! –Ahora los zapatos…- comentó, girando para buscar el calzado.
Miró sus opciones, hasta que se decidió por unas botineras negras de charol. Soltó un gritito de emoción, y aplaudió complacida. -¡Listo!- exclamó al finalizar. Dejó todo ya preparado para cuando tuviera que cambiarse, y salió de su pieza. –Bien, ¿ahora qué?- preguntó llegando a la sala. –Mmm…- musitó pensando. Miró la hora, 19:25hs. –Podría…- dijo mirando todo el lugar. –Podría conectarme a internet.- ideó, divisando la computadora portátil. Agarró el aparato y lo prendió, sentándose cómodamente en el sillón. Entró en el Messenger, y lo primero que vio fue una nueva solicitud de aceptación. Iba a rechazarlo, cuando recordó las palabras de Naruto 'El sensei me pidió tu mail para conocerte mejor, así que aceptalo.' –Menos mal…- musitó aliviada, aceptando la petición. Vio la gente que estaba conectada: Ino, Naruto, Shikamaru, Hinata, Lee… Sasuke… en fin, todos. –Genial, Naruto e Ino ya empezaron a bombardearme.- dijo divertida, contestándole a sus dos amigos que rápidamente habían iniciado la conversación. -¿Y él por qué no saluda?- preguntó algo nerviosa, mirando un mail en particular. –No, claro, debe estar hablando con la arrastrada de Karin.- escupió con asco, ¡cómo odiaba a esa zorra regalada! –Si supiera que Sasuke no siente amor por nadie…- comentó burlona, pero la triste realidad la golpeó. –Ni por ella… y menos por mí…- musitó desanimada.
-There's a bad girl in every good girl, she's dangerous dice:
¡Hola nueva alumna! ^^
Su cara fue de completo asombro y sorpresa, ¿ése era su nuevo profesor? –Qué saludo más… peculiar.- musitó confusa.
- Now my feet won't touch the ground dice:
¡Sensei! Jaja, bien ^^' ¿Usted?
- There's a bad girl in every good girl, she's dangerous dice:
¡Muy bien! Tal vez te parezca raro esto de pedir los mails, pero lo
Hago para conocer mejor a mis estudiantes… además de que no me gusta
Perder horas de clase.
- Now my feet won't touch the ground dice:
Lo entiendo perfectamente, sensei. Igual, no tenía por qué explicarme…
- There's a bad girl in every good girl, she's dangerous dice:
Tal vez no, pero no quería que pensaras que era un viejo baboso ^^'
- Now my feet won't touch the ground dice:
Ay, sensei… ¡cómo voy a pensar eso!
-Aunque sí lo pensé…- rió nerviosa la pelirosa.
- There's a bad girl in every good girl, she's dangerous dice:
Sakura, ¿verdad? ¿Puedo pedirte algo?
Sus ojos se abrieron dudosos… ¿qué le iba a pedir?
- Now my feet won't touch the ground dice:
Sí, claro…
- There's a bad girl in every good girl, she's dangerous dice:
¿Podrías no llamarme 'sensei' ni tratarme de 'usted'? Es que me hace sentir viejo (?)
Rió divertida, ¡ese hombre era todo un caso! ¿Viejo? ¡Pero si tenía 22! No podía sentirse viejo de ninguna forma.
- Now my feet won't touch the ground dice:
¡Qué exagerado! Pero está bien, como quieras…
- There's a bad girl in every good girl, she's dangerous dice:
Kakashi… Hatake Kakashi.
- Now my feet won't touch the ground dice:
Como quieras, Kakashi. Pero después no digas que me tomo
Muchas libertades, eh :P
- There's a bad girl in every good girl, she's dangerous dice:
No te preocupes, prometo no hacerlo :P
Y volvió a reír. No sabía por qué, pero ese hombre le caía bien desde ahora… además que la hacía reír sin ningún esfuerzo. Siguieron hablando por mucho más tiempo, conociéndose mejor como él había dicho, y la pelirosa tomó confianza enseguida. ¡Y cómo no! ¡Él le había contado casi toda su vida! Sabía que tenía 22 años recién cumplidos. Que su padre era un empresario y su madre una diseñadora de interiores. No tenía hermano, y tampoco más familiares. A los 16 empezó con su carrera deportiva, y hasta los 20 años jugó en los grandes torneos de todo el mundo. Había llegado a la cima en poco tiempo, había sido el más joven en casi todo… pero una grave lesión lo dejó fuera de cualquier otro torneo… de por vida. Claro, ahora era profesor de tenis, y además de Matemática, de Física, Química, Historia y Literatura. ¡Era un genio! ¡Un superdotado! ¡Un iluminado! ¡Y todo a sus cortos 22! ¡Por Kami! Era todo un ejemplo a seguir… Ahora su opinión sobre el 'viejo baboso' había cambiado. Era un hombre increíble. Fuerte, decidido, luchador, triunfador… era… magnífico. Además tenía sentido del humor, ¡y era tan divertido hablar con él! Su profesor le caía bien, ¡qué suerte! Tal vez porque era joven, sí… definitivamente era por eso. –Aunque hay algunos que también son jóvenes y parecen unos viejos gruñones.- comentó, mirando arriba con su ceño fruncido. Pero volvió a fijar su vista en la pantalla, un nuevo mensaje.
- There's a bad girl in every good girl, she's dangerous dice:
Y, Sakura, ¿por qué no queres que tus pies toquen el suelo? :P
Ella rió divertida.
- Now my feet won't touch the ground dice:
Tal vez, para no enfrentar la realidad…
- There's a bad girl in every good girl, she's dangerous dice:
¿Mal de amores?
- Now my feet won't touch the ground dice:
Algo así…
- There's a bad girl in every good girl, she's dangerous dice:
Mmm… sea por lo que sea, todo va a estar bien Sakura.
Acordate que todo problema tiene solución ^^
Ella sonrió suavemente.
- Now my feet won't touch the ground dice:
Gracias… Y, cambiando de tema, ¿por qué crees que hay una mala chica
En toda buena chica? ¿Y quién es peligrosa? :P
- There's a bad girl in every good girl, she's dangerous dice:
Mmm… porque es la verdad. En toda buena chica siempre hay algo de mala.
Aunque todas digan que no, es así. Y… bueno, ella sabe que es peligrosa.
-Now my feet won't touch the ground dice:
¡Todo un Casanova! ¡Jaja!
- There's a bad girl in every good girl, she's dangerous dice:
Mmm… algo así :P Sakura, tengo que irme. Tengo que empezar
A prepararme, la noche me espera :P
Rió divertida ante eso. Miró la hora, ¡y eran las 20:30hs!
-Now my feet won't touch the ground dice:
Sí, yo también. ¡Nos veremos el lunes! ¡Saludos!
Cerró sesión sin siquiera leer el saludo del chico, y se apresuró a apagar la computadora. La dejó en la mesa de café en frente de ella, y salió corriendo para su pieza. Se cambió con delicadeza, tratando de no romper la ropa; y con rapidez, tratando de no perder tanto tiempo. Una vez que estuvo lista, salió de su pieza 'corriendo' y llegó a la sala donde pidió un taxi. Suspiró aliviada al ver que eran las 21:00hs y ella ya tenía todo hecho. Decidió bajar para esperar al taxi en el lobby del edificio. Así que tomó su cartera negra combinada con su calzado, guardó algunas cosas en ella, y salió de su casa. Llamó el ascensor, y se alegó que llegara tan rápido… lástima quién venía en él. Un chiflido la sacó de sus maldiciones mentales, y lo miró. Con esa estúpida sensual sonrisa de lado, una camisa gris oscuro mostrando parte de su gran pecho, un pantalón de jean oscuro y las zapatillas negras… provocador.
-¿Vas a pasar, vecina?- le preguntó con su tono burlón. Sintió sus mejillas arder levemente, ¿¡cómo siendo tan sexy y lindo podía ser tan idiota! Entró en el aparatejo sin decirle nada, mirando al piso. Se colocó a su lado y esperó a que el ascensor siguiera su camino. (Sabía que ibas a aceptar que es sexy…) Comentó triunfante su Inner. "No te alegres mucho, su estupidez supera su belleza" le dijo segura. La Inner rodó los ojos sin creerle nada, y se calló. -¿Vas a salir?- preguntó el chico a su lado. –No, voy a ir al cementerio.- contestó tajante la chica. Él rió por lo bajo. -¿A visitar a tu buena cara?- preguntó burlón. Ella le sonrió falsamente. –No, a visitar a tu amabilidad.- le dijo molesta, antes de salir por las puertas del ascensor que ya había llegado a destino. -¡Auch!- exclamó con falso dolor el peligris, siguiéndola. –Ni creas que con eso podes herirme.- le avisó divertido el chico. –Oh, no busco herirte. No soy vil como vos.- le comentó con forzada dulzura la pelirosa. -¿Entonces?- preguntó el peligris, alzando una ceja. –Sólo no quiero ver tu horrenda cara otra vez.- le escupió irritada, saliendo del edificio para subirse en el taxi que la estaba esperando a fuera. El chico sonrió divertido al verla huir. -¿Mi horrenda cara?- le preguntó al viento. –Vamos a ver si después de esta noche pensas lo mismo…- musitó con picardía el peligris, para luego salir.
1- No crean que lo del tomillo es exagerado, a mí me pasó. u.u A veces la curiosidad puede más :P
2- Y no crean que la noche terminó ahí, ¡claro que no! En el capítulo 2 van a saber qué pasó ;)
Dejen un comentario, gente!
Nos vemos! ^^
