"Neville Longbottom".

Cuando Minerva McGonagall pronunció el nombre de uno de los recién llegados, el chico se quedó unos instantes sin reaccionar.

Por eso, antes que alguien gritara, Neville avanzó torpemente, tratando de no chocarse o resbalarse con nada… fracasando en el intento.

Algunos en el Gran Comedor rieron. La profesora, frunciendo el ceño hacia los adolescentes, colocó el sombrero en la cabeza del joven Longbottom.

Neville estaba asustado. No quería quedar en Slytherin, y eso no pasaría, estaba claro. Tampoco estaría en Ravenclaw. No se consideraba una persona muy inteligente.

"Hufflepuff sería la casa perfecta para ti" dijo el sombrero.

"No" pensó Neville "Yo quiero ir a Gryffindor"

El sombrero lo meditó.

"Soy valiente" pensó Neville "Eso creo. Yo quiero ir a Gryffindor, como mi padre".

El chico estaba nervioso. El Sombrero Seleccionador no consideraba a Neville un típico miembro de Gryffindor.

Ante el silencio del Sombrero, Neville se temió lo peor. Estaría en Hufflepuff. Bueno, eso no era lo peor, lo peor era Slytherin, ¡Pero el quería ir a Gryffindor!

"Siendo sincero" dijo el Sombrero Seleccionador "No creo que Gryffindor sea tu casa ideal"

"¡Voy a ir a Gryffindor!" pensó Longbottom, esta vez determinado. El sombrero se sorprendió por tanta determinación mostrada por parte del chico. Tal vez debajo de esa timidez y torpeza había un verdadero miembro de la casa…

-… ¡Gryffindor!-gritó el Sombrero Seleccionador. Neville, feliz, y muy sorprendido, fue corriendo a la mesa de los leones.

Ni siquiera se dio cuenta que todavía llevaba el sombrero puesto.