Hola a todos!..Aquí empiezo una nueva historia…un UsUk con algo de Nyotalia…me ha estado dando vueltas por la cabeza estos días y me decidí a escribirla…Espero sea de su agrado!...
Disclaimer: Los personajes no son míos, son de Himayura Hidekaz, yo sólo los tomo prestados para mi propia diversión…y la de los que leen esto…
Nota: AméricaxInglaterraxFem!América…y nada más…por el momento…
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La noche estaba fresca y sol se respiraba tranquilidad en la casa de Alfred. A este su superior lo había mandado a dormir temprano porque al día siguiente llegaría de visita varios gobernantes de la Unión Europea, entre ellos el inglés, y los respectivos representantes de cada país, y él debería estar presente.
-¿Qué fue ese ruido?-Alfred se despertó y cogió sus lentes. Le pareció ver a una chica sentada en la ventana de su habitación.-¿Quién eres?-preguntó nervioso. Nadie le respondió. Volvió a echarse, tenía que descansar pues al día siguiente tenía una reunión importante.
-Él va a ser mío…vas a ver que me va amar a mí…-sonó por la habitación. Pero el americano estaba casi dormido y creyó que estaba alucinando.
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Debía tomar desayuno rápidamente, se había quedado dormido y su presidente lo mataría si llegaba tarde. Se fue cambiando en las escaleras y fue directo a la cocina a embutirse lo primero que encontrara en su refrigerador. Menuda sorpresa se llevó al ver a una muchacha sentada en la mesa comiendo.
-Ghoda…¿Dógmo egstás?-exclamó ella con la boca llena.
-¡¿Quién eres, intrusa?-chilló el americano.-¡¿Qué haces en mi casa?...y sobre todo..¡¿Por qué te comes mi tocino?-Esto último lo dijo con una furia inmensurable. Nadie se mete con la comida de Alfred, nadie.
-Mgas degspeto congmigo, Algfregd.-La chica tragó lo que estaba masticando y le dio un sorbo a la gaseosa que tenía al lado.-Tengo tanto derecho de comerme esta comida al igual que tú.
-¡¿Por qué? ¡Ni mi presidente coge cosas de mi refrigerador! ¡¿Quién eres?
-Yo soy tú. ¿No me reconoces?-Alfred la miró de pies a cabeza. Algo le resultaba familiar en ella. Tenía el cabello rubio y los ojos azules como él, su cara parecía su versión femenina y su manera de comer era tan chancha al igual que la suya.
-¡Encima te has puesto mi casaca, ladrona!
-¡Esta es mi casaca! ¡Tú tienes puesta la tuya!-Él se miró para cerciorarse y era cierto.-Okay, me estás confundiendo, dime quién eres en este momento o llamo a la CIA, al FBI a los bomberos y a cuántos falten para sacarte. Has perpetrado en terreno del Estado.
-¿Este chiquero es terreno del estado? Por Dios, Alfred, that's so funny. Déjate de tonterías y apúrate que vas a llegar tarde.
-Claro, si tú eres la que me hace perder el…¡¿Quién te crees para darme órdenes? ¡Yo aquí soy el héroe?
-¡Yo soy una heroína!
-¡Fea!
-¡Miope!
-¡Gorda!
-¡Mira quién habla! Mi cuerpo es escultural a diferencia del tuyo. La chica se dio unas palmadas en el vientre desnudo.-Has subido varios kilos este mes, tanto que ese pantalón ya ni te cierra.
-¿Cómo lo sabes?-Alfred se quedó asombrado. Nunca le comentaba a nadie sobre sus problemas con la balanza.
-Porque yo soy tú. Sé todo sobre ti, somos iguales, nos gustan las mismas cosas…
-¿Película favorita?
-Nacido el 04 de Julio.
-¿Cantante?
-Elvis Presley y odio a los Beatles, bueno…no…pero ¡El Rey del Rock es Elvis!
-¿Comida?
-Mc Donald's o Burguer King en caso de emergencias.
-¿Libro?
-No leo. Leer me da sueño. Espera…¿Superman y la Liga de la Justicia valen como libros? Alfred se quedó asombrado. La mandíbula le llegaba al piso.
-Te faltó preguntarme quién me gusta.
-¿Quién te gusta?
-Eso es obvio, Alfred. Inglaterra, ¿Quién más? Sabes que nos gusta lo mismo.
-¡¿QUEEEEEEEEEEEEEEEEEEÉ? ¡¿De dónde has sacado esa información?-gritó el americano haciéndose el ofendido.
-Te lo pondré claro. Mi nombre es Emily M. Jones y soy tú. Somos lo mismo y por eso te conozco mejor que a nadie.
-¿Por qué te has aparecido después de varios siglos de existencia? ¡Yo he tenido que hacer todo el trabajo duro! ¡No puedes venir así como así y decir que eres los Estados Unidos de América!
-No pretendo quitarte tu puesto. That's too much for me. Sólo que ya me cansé. Te he dado varios años de ventaja y tú no has hecho nada más que tratarlo mal y romperle el corazón.
-¿Qué yo qué?
-Sí, Alfred ¡Maldito gordo capitalista! Él que te cuidó, te salvó de ser el juguete sexual de Francia, te protegió del pedófilo español, dejó morir a miles de sus soldados para que nada te pasara, te dio todo lo que necesitabas para sobrevivir en este lugar tan agreste…¡¿Y tú qué hiciste? ¡Preferiste a una ballena!
-¡Mi jefe quería tener ballenas!
-Sí, ¡Pero no tenías que decirle que no querías ser su amigo!
-¡¿A qué viene todo esto?
-Que lo voy a conquistar, tú no lo quieres. Yo sí.-exclamó Emily en una pose solemne.-Se va a enamorar de mí y nos vamos a casar y tendremos muchos hijos que se llamaran el "Reino de los Estados Unidos de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte" y viviremos felices para siempre.
-¡¿WHAT?
-No debería importarte…¿Verdad? Ahora, si me disculpas, iré a buscarlo.
-¡Claro que no me importa! Pe-pe-pero…¡¿Por qué habría de preferirte e ti? ¿No dices que somos lo mismo?
-Somos lo mismo pero al mismo tiempo somos diferentes.-Alfred tenían una ensalada cerebral.-¡Yo soy más linda, inteligente, madura amable, responsable, cariñosa…y no estoy fofa como tú!
-¡Yo no estoy fofo!
-¡Cállese señor malagüa! Además, a mí me gustan sus scones…
-¡No puedes ser yo si eres capaz de comer esas cosas inmundas! Están consideradas como arma de destrucción nuclear por la ONU…
-¡No dejaré que insultes su comida!
-¡Su comida en sí es un insulto!
-¡No mereces que te quiera!
-¡Eso sólo lo sabe él!-Se podía sentir la tensión en el ambiente. La mirada de ambos echaba chispas.
-¡Entonces será un reto!
-Nadie nunca ha salido bien librado de un reto contra los Estados Unidos de América.
-Recuerda que yo también soy los Estados Unidos de América.-De pronto, Emily desapareció en medio de una nube de humo.
-¡No me importa! No me gusta para nada ese cejón horroroso. Se lo regalo con todo y moño.-Alfred hizo un puchero y se cruzó de brazos. Pero muy dentro de él había algo que le incomodaba. La idea de que Arthur quisiera a alguien más que a él no le agradaba. Simplemente nunca había estado en esa posición y creyó que el inglés siempre estaría ahí para él. Aunque reconocía haber sido cruel con éste muchas veces, eso no significaba que lo odiara. Simplemente se había hecho costumbre pelear todo el tiempo. No soportaría que se fuera con su "otro yo".
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Después de los típicos actos protocolares que se realizan para recibir a gobernantes de otro país, se comenzó una ronda de juntas. Era un aburrimiento completo tener que sentarse por horas a ver estadísticas del producto bruto interno, las importaciones, la producción nacional…todo un asco. A Alfred le habían dejado leer varios informes sobre el tema pero ni los había ojeado.
Ni si quiera prestaba atención a lo que se estaba hablando. Estaba concentrado en Arthur, quien estaba sentado al lado de su primer ministro, muy enfocado en el tema, a diferencia de él. Mientras la canciller alemana se peleaba sobre las responsabilidades de la crisis con el presidente de Francia, Alfred pensaba que la tal Emily se aparecería en cualquier momento.
¿Y si Arthur la prefería? Fea no era, obviamente porque, según Alfred, era lo mismo que él. Tenía mal carácter pero sabía que al inglés le gustaba el golpe. Y lo más importante, era mujer. Sí, tenía un útero que podría albergar a un futuro paisito si se diera el caso.
-¡No, no y no!-gritó Alfred en medio de la reunión.
-¿Tienes algo que opinar al respecto, América?-Le preguntó Alemania con el ceño fruncido. Justamente había interrumpido su discurso sobre el rescate económico a Italia.
-Yo…esteee…sólo quería decir que Italia también debería opinar.
-Veeeeeee.-Todos miraron a Feliciano y no supieron decir si estaba despierto o dormido.
-Capaz no.-Alfred se sentó derecho nuevamente. Vio como Arthur se rió de él por lo bajo. Necesitaba refrescarse. Pidió permiso para ir al baño.
Entró al lavabo y se echó agua fría en la cara. De repente, sintió una humareda a su costado. Giró la cabeza y vio a Emily sentada sobre las mayólicas.
-Das vergüenza, Alfred. No has prestado ni un gramo de atención a la reunión.
-¡A ver anda tú y prueba si logras hacerlo!
-Tienes razón. Estaría totalmente concentrada en Arthur. ¿Notaste que sus cejas han crecido?
-No y no me importa.
-Me olvidaba que a ti no te interesa nada de él a diferencia de mí que lo amo con todo el corazón. ¿Crees que en la hora de almuerzo sería un buen momento para entablar una conversación?
-Tú no vas a poder entrar. Sólo gobernantes y países pueden ingresar a un evento de tal magnitud.
-Yo no entro a ningún lado. Yo me aparezco. Podría aparecerme en su habitación…sería un poco agresivo pero creo que no se resistiría.
-¡No lo permitiré!-gritó Alfred muy molesto.
-¡¿Por qué? ¿Estás celoso?
-Po-po-porque sería algo poco digno de una señorita.
-Por favor, Darling. Uno cuando está enamorado hace lo que sea por esa persona. Y si me tengo que poner en bandeja de plata, lo hago.
-Eres una regalada.
-Claro que no.
-Claro que sí.
-¡Señor América! El presidente pide que regrese inmediatamente a la reunión!-se escuchó afuera del baño.
-Parece que tienes que cumplir con tus responsabilidades.-Emily desapareció nuevamente ante la mirada iracunda de Alfred.
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Espero que les haya gustado… …..me gustaría saberlo así que espero sus reviews… así me hacen saber lo que les gusta y lo que no…Siempre serán bienvenidos!..Gracias por leer…!
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