Disclaimer: Five nights at Freddy's es propiedad de Scott Cawthon; los diseños humanizados le pertenecen a Pole–bear. Nala, Gabriela y Chiquinquirá son propiedad de Simbalaika, SoFiLeXa y LanyCookie respectivamente. Sólo Isabella y una parte de este alocado especial me pertenecen. El resto de ideas son de mi compañera Lany.

Advertencias: Lenguaje vulgar, insinuaciones sexuales entre los personajes, posible OoC (Out of Character/Fuera del personaje), incoherencias, etc.

¡Disfrútenlo!

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Era otro día – o mejor dicho noche – normal en la pizzería.

—¡QUE ALGUIEN ME ALEJE A ESTA PUTA LOCA!

Sip, lo normal en este lugar.

—TEDDY... —canturreó divertida Nala acercándose cautelosamente al castaño de mejillas pintadas – quien por cierto estaba con los cabellos artificiales totalmente desordenados y ni hablar de esas pequeñas quemaduras que portaba en distintas partes de su cara y atuendo – entre que este iba retrocediendo aterrado.

—¡ALÉJATE DE MI, LUNÁTICA!

—Ay, no exageréis~. No fue para tanto.

—¡Vete! ¡No me atormentes más! —quedando acorralado contra la pared.

—Ven, osito gruñón~. —arremetió contra él con pistola eléctrica en mano, el castaño la esquivó justo a tiempo antes de que le diera otro calambrazo y se posicionó justo detrás de Isabella, llorando como niñita.

—Ya basta, Nala ¿Qué estás haciendo?

—Divertirnos un rato —expresó Gabriela a su lado bebiendo de una botella de refresco —. No sé por qué te arrechas tanto.

La de lentes magenta la miró con los ojos entrecerrados.

—Será porque dejaste a mi novio convulsionando en el piso ¿tal vez? —señaló al pirata con orejas de zorro que estaba retorciéndose en el suelo.

—¡Meh! Era el primer weon que estaba al alcance. —respondió mirando sus uñas, sin darle la más mínima importancia al asunto.

—Lo dices porque él nunca te hace caso —destilando veneno en dichas palabras—. ¡Ya deja de lloriquear, oso maricón! —regañando a Toy Freddy quien seguía lamentándose como una magdalena detrás suyo.

—Yo solo quería una selfie con él. ¿Es mucho pedir acaso? —poniendo una mano en su frente en pose dramática.

—¿Solamente era una selfie o tus intenciones iban más allá de eso, Gabriela? —bajando sus lentes hasta la punta de su nariz para observarla con atención.

—¿Quién te crees que soy? ¿La perra de Allison?

—Nah, no creo que haya nadie más puta que ella. —ambas quedaron con la vista puesta en Foxy quien aún no se recuperaba. La de mirada verdosa miró su botella para luego mirar a la que estaba a su lado por el rabillo del ojo y sonrió con malicia.

— ¿Quieres? —ofreciéndole un poco de bebida.

—Primero dime si me vas a dar.

—Ño, primero dime si quieres.

—¿Entonces me vas a dar? —Gabriela asintió extendiéndole la botella, Isabella sonrió—. Está bien. —iba a tomarla cuando la caraqueña se la apartó de repente seguido de un "comprate" y mostrando su lengua.

Smith por su parte prefirió no decir nada, aunque eso lo tendría en cuenta para otro momento más tarde.

A lo lejos se oyó unos cuantos gritos y corridas, Freddy y Bonnie aparecieron asustados por el pasillo, ocultándose debajo de una de las mesas, y con Chiquinquirá pisandoles los talones a ambos.

—¡¿Dónde COÑO está?!

—¿Quién? —inquirió la de ojos miel. Quinqui rodó los ojos.

—¡El mamaguevo de Toy Freddy!

—No lo sé. Estaba detrás mío hace un momento.

—¡Coño e' la madre!

—¿Para qué lo quieres?

—Voy a rifar una coñacera y él tiene todos los números... —murmuró entre dientes mientras lo buscaba con el aparato electroshock en la mano.

Miró el panorama fijamente sin éxito, no lo veía.

—¿Pero qué es lo que sucedió? —quiso saber Isabella.

—Ese pendejo güebon... ¡Ahí estás! —comenzó a explicar pero de la nada corrió hasta debajo de una mesa y después se escuchó un grito de dolor del mismo lugar. TFreddy como pudo trato de escapar de debajo de la mesa pero la morena lo alcanzó y lo atacó con el aparato electrónico una y otra vez.

—¡PIEDAD! —se oyó sus súplicas en todo el local

—¡Eso te pasa por cachuo, vergo sádico! —gritaba histérica.

Bella resopló.

—¿Qué hizo él?

—A ti también te grabó en vídeo esta mañana cuando nos cambiabamos ¿no es cierto? —opinó Gabriela de rodillas en el suelo junto al pelirrojo y picándole la cara con el dedo. Chiquinquirá asintió mientras seguía dándole descargas al pobre oso.

—Ngh, mi cabeza. Todavía siento la descarga que me dieron en el trasero. —al fin se le habían terminado los ataques y sus circuitos comenzaban a funcionar con normalidad.

—¡Foxy! —exclamó su novia agachándose repentinamente a abrazarlo por el cuello y llenarlo de besos.

—¡Hermoso, estás vivo! —la castaña a su lado también lo abrazó.

—Si, y no gracias a ti. —empujándola lejos de su pirata.

—Ya. Relaja las tetas, reina pirata de la nación del Fuego —ésta al ver que Isabella la estaba amenazando con la pistola eléctrica, se dirigió al pirata—. Foxy, ¿vas a permitir que me trate así? —fingiendo un puchero.

El aludido miró a su sirena – quien ya lo estaba abrazando posesivamente – para luego volverla a mirar.

—Me diste una descarga que me provocó cortocircuito, Gabriela —Foxy la miró con el ceño fruncido al recordarlo

Ella hizo un mohín.

—¡Ay, si eres picao! —dijo enojada y se fue quién sabe a donde.

Mientras tanto, Nala regresó – ¿en qué momento se fue? Eso no lo sabemos (?) – refunfuñando por lo bajo y dando fuertes pisadas con desgano.

—_Puta marioneta dels cullons._

—¿Qué pasó, Nala? —Quinqui ya estaba más calmada, se encontraba sentada encima del cuerpo inerte de el oso toy.

—¡Tu novio! ¡Ese condenado hijo de Slenderman!

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—Puppet~. —trató de reprimir su risa malévola.

La europea iba acercándose sigilosamente a la caja de música con taser en mano, dispuesta a darle al títere un electroshock que no olvidaría en siglos. Claro que con lo que ella no contaba era que él no era como los demás robots.

—¿Qué se te ofrece, Nala? —apareciendo de sorpresa a milímetros de su cara, haciéndola chillar del susto.

—¡COÑO, RESPETA EL PUÑETERO ESPACIO PERSONAL! —quiso electrocutarlo, más no pudo; de hecho, parecía que la marioneta era inmune a las descargas—. ¡¿POR QUÉ MIERDA NO TE RETUERCES EN EL SUELO?! —picándolo con el objeto repetidas veces.

The Marionette se encogió de hombros.

—Haberlo dicho antes~. —se tiró al piso a fingir un ataque de epilepsia, aunque parecía más una lombriz agonizando que otra cosa (?).

—¡No te burles de mí, muñeco anorexico! —dicho esto se regresó totalmente cabreada, pasando justo por al lado de su novio quien la miraba con temor. Nala lo volteó a ver y le dijo "Buh" haciendo que el conejo gritara como una niña y se agarrara de sus coletas espantado.

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—Yo te dije, te dije que mi Puppet no se sorprende así de fácil... pero vos no parais bola —la maracucha seguía encima de TFreddy, tenía la impresión que ya se había recuperado y se estaba haciendo el dormido para que se fuera y él poder escapar.

—Tu Puppet huele a vomito de niños. —le espetó aún cabreada.

—¡Bueno, ya! —intervino la de lentes—. Nala, por favor, pongamosle fin a todo esto, ¿está bien?

—¡Si, por el amor de Scott! Este juego ya no me divierte. —habló el conejo pelimorado asomando su cara debajo del mantel de la mesa.

—Fecundo la emoción. —agregó Fazbear a su lado.

—Se dice 'secundo la moción', Freddy. —le corrigió su amigo.

—Tsk, da igual —mirando a todos lados—. ¿Dónde está Mangle?

—Oculta en algún lugar, tal vez.

Si, efectivamente Mangle, las Chica's y los más pequeños estaban muy bien escondidos; hasta se podría decir que eran muy inteligentes en pasar desapercibidos (?).

—Ya te divertiste Nala y Quin ya se vengó, ya podemos dejarlos en paz —habló calmadamente para convencer a las otras dos de terminar con esto.

—De acuerdo, pero antes déjame electrocutar en el culo a Pedobear una vez más y... —Quinqui iba a continuar, pero su víctima la interrumpió apareciendo en escena.

—¡No, Chiquinquirá! ¡Baja ese tesar! ¡AHORA! —le regaño Bella. Quin murmuró algunas maldiciones pero terminó tirando el aparato lejos que cayó frente a Bonnie y Freddy que al verlo gritaron y huyeron ds él como si se tratara de una granada a punto de explotar.

—Esta bien... ya vete, estúpido pajero de mierda —se quitó de encima del oso.

TFreddy abrió un ojo asegurándose que era cierto que no lo volverían a atacar, se fue levantando lentamente mirando a las tres humanas con cautela y al ver que no hacían nada salió corriendo despavorido. Su escape hubiera sido triunfal de no ser por esa baldosa salida que lo hizo estrellarse como mierda en el piso.

Nala y Quinqui se reían a carcajadas de lo sucedido mientras Bella se daba un falcepalm y miraba al oso decepcionada.

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Horas más tarde de aquel encantador suceso, las chicas se encontraban reunidas en casa de Nala pensando qué disfraz usaría cada una esa misma noche; la pizzeria permanecería cerrada durante la noche de brujas y ya tenían planeada una salida fuera de ella con los robots.

Claro que la identidad de dichos disfraces sería sorpresa entre ellas.

—Vamos, Isabella~, al menos dime el color de tu traje.

—Ya te dije que no, Gabriela. Es una sorpresa y lo sabes.

—¡Dímelo! ¡Dímelo! ¡Dímelo! ¡Dímelo! ¡Dímelo! ¡Dímelo! ¡Dímelo! ¡Dímelo! ¡Dí–!

—¡QUE NO, CARAJO!

—Conocéis las reglas, Gabi. Ninguna de nosotras puede saber qué disfraz usarán las demás hasta esta noche.

—Eh, corrección, querida Nala. Ya sabemos todas el disfraz que usarás para hoy. —replicó la castaña de mirada verdosa con una sonrisa de oreja a oreja.

—Gabriela tiene razón, Nala —habló Isabella—. Reglas son reglas, tienes que cumplir tu castigo.

—¿Castigo? ¿Cuál castigo? —se cruzó de brazos haciéndose la desentendida.

—Nala~, Nala~, Nala~, ¿no lo recuerdas? —preguntó Gabriela con diversión.

*Flashback*

—Les apuesto a que puedo sorprender a Puppet. —exclamó la europea con cierto aire de superioridad.

—¿Segura? Él no es de sorprenderse tan fácil —mencionó la morena divertida.

—¡Pues yo seré la primera en sorprenderlo!

—¡Pff! ¿En serio? ¿Por qué no pruebas con quitarte toda la ropa y correr desnuda por toda la pizzería? —acotó la caraqueña en tono de burla.

—¡Ya veréis! Puppet quedará flipando y mucho.

—¿Quieres apostar? —mirándola con desafío.

—Uh, Gabriela, no creo que sea buena idea. —murmuró la de lentes quien estuvo callada durante esa conversación.

—¿Y quién dijo que esto era una buena idea? —mirando a Nala—. Mira, si pierdes, tendrás que disfrazarte de conejita Playboy. Ya tú sabeh, mamita, así toa bien prostiputa~. —haciendo un movimiento bien sensual, o lo que sea que haya sido ese movimiento epiléptico extraño con su cuerpo (?).

—¿Y si gano?

—Pues… —rascándose la barbilla—. Nosotras tres nos disfrazaremos de conejitas prostiputas —esbozó una sonrisa diabólica—. Y eso te incluye a ti, Isabella cara de botella. —en eso se escuchó un "¡¿Qué?!" salido de los labios de la aludida, la cual por cierto tosia con dificultad al ahogarse con lo que estaba comiendo.

La castaña casi rubia analizó por un momento las palabras de su amiga y compañera, para luego estrecharle la mano.

—Vale, trato hecho.

—Recuerda, Nallie~ —Gabi mantuvo fijamente su mirada verdosa en ella sin soltar su mano—. Tienes tiempo hasta que el turno se termine.

—¿Te acuerdas, marica?

La de orbes hazel se sonrojó.

—No puedo creer que recordéis la apuesta y no cuando os menciono cosas más importantes.

—Seh, es triste. Pero así es la vida. —dándole palmaditas en la espalda.

—Bueno —la ojimiel se levantó—, me encantaría seguir con esta charla tan amena, pero hay que prepararse para esta noche —tomó las llaves de su coche—. Quinqui, necesitaré de tu ayuda con mi cabello, ¿podrás venir conmigo hasta casa?

—Si, solo deja que tome mi disfraz y nos vamos.

—Te esperaré afuera, ¡nos vemos más tarde!

—¡Chabela, espera!

La castaña volteó a ver a Gabriela.

—¿Si?

—¿Puedo ir a tu casa a ver tu disfraz? —sonriendo con inocencia.

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En la pizzería, los animatronicos se habían reunido en Partes y Servicio para hacer otra de las tantas "juntas" que hacían, esta vez para hablar sobre algo que los tenía molestos desde la noche anterior. Algunos estaban charlando animadamente, otros miraban el techo, como buscando algo que echara a volar su imaginación – en otras palabras, matar el aburrimiento mientras esperaban – y por último estaban Endo y Mangle, quienes no paraban de cantar la misma canción una y otra vez.

—¡Esto es Halloween~! ¡Esto es Halloween~! ¡Halloween~! ¡Halloween~! ¡Halloween~! ¡Hal–!

—¿Quieren callarse ustedes dos? —se quejó el líder de los toys ya cabreado con oírles cantar.

—Déjala tranquila —Freddy Fazbear le dirigió una mirada de desaprobación—, ¿Te molesta que mi sirena mitológica cante como un pájaro? —los demás no aguantaron la risa y se carcajearon como focas retrasadas al oírle—. ¿Qué? ¿De qué se ríen? ¿Cuál es la gracia?

—Definitivamente ser pirata no es lo tuyo, Freddo. —se burló Foxy. El castaño iba a replicar, pero la mágica aparición de Puppet lo interrumpió, todos lo saludaron y guardaron silencio esperando que comenzara a hablar.

—Muy bien, ya estamos todos. Ahora, los que pidieron que se hiciera esta improvisada reunión, que digan el motivo por el cual quieren quejarse y qué desean para solucionarlo (?).

Toy Freddy fue el primero en levantar la mano.

—¡Yo más que todos solicité esta junta para quejarme de la broma pesada de esas psicópatas!

—A mí me pareció muy divertida, la verdad —comentó Puppet divertido por la reacción de Nala horas antes.

—Después se pregunta la gente porque asesinabamos personas por orden tuya... —murmuró Bonnie molesto con el sadismo escondido de Puppet.

El castaño lo ignoró y siguió con su discurso.

—Como decía, estoy totalmente enfadado con la situación que viví durante el turno de la noche anterior y creo que no soy el único aquí.

—Pues a mi me dieron también electroshock y no me estoy quejando. —murmuró el conejo azul afinando su guitarra.

—Al menos admite que te dolió como al resto que lo sufrimos. —las demás víctimas asintieron con la cabeza y las orejas echadas totalmente hacia atrás.

BonBon bajó las suyas también, sintiéndose algo apenado.

—Está bien, lo admito.

—¿Lo ves, Puppet? Tal parece que somos varios los que sufrimos.

The Marionette se mostró neutral.

—¿Y qué quieren hacer?

—¿Qué queremos? ¡Venganza! ¡Eso es lo que queremos! —Toy Chica se dio un facepalm al escuchar a su novio.

—Teddy, ¿estás seguro de lo que dices? —la rubia comenzó a frotarse los ojos.

—¡Claro! ¿Por qué?

Chica intervino.

—Ella cree que algo va a salir mal. —con cierta expresión de angustia.

—¡Tonterías! Al menos no si vamos a usar los poderes mágicos de nuestro querido David Copperfield aquí presente. —señalando al pelinegro quien rodó los ojos.

—¿Y qué idea tienes en mente? —inquirió el pelirrojo.

—Vamos a asustar a las guardias. —sonrió macabramente. Los demás comenzaron a murmurar hasta que el pelinegro dio una señal para que guardaran silencio.

—¿En serio creen que voy a ayudarles con algo así? —cruzado de brazos.

—¡¿No nos vas a ayudar?!

—Yo no tengo ningún problema en hacerle maldades a Natalipa. —se metió Endo.

—¡Oye! Deja de ponerle apodos a mi novia, cabezota parlante!

—¡Cierra la boca, conejo andrógeno! —se defendió.

—¡Ja! Mira quién lo dice.

La cabeza de endoesqueleto metálica iba a continuar insultándolo, pero la albina la detuvo.

—Endo, ya te he dicho que su nombre es Nala. —la corrigió acariciando su cabeza.

Al ver que la discusión había cesado, Puppet decidió continuar.

—Nadie va a hacerle maldades a nadie. Está decidido, y nadie me hará cambiar de opinión.

En eso, a Freddy 2.0 se le vino una idea a la mente.

—¿Y qué pasaría si te dijera que yo sé un secretito tuyo que ninguno de aquí sabe? —le dijo cerca de su oído, él lo miró con una ceja alzada—. Y tiene algo que ver con Quinqui~. —canturreó.

La marioneta lo miró por el rabillo, analizando por un momento sus palabras mientras trataba de leer los pensamientos del oso. Debía admitir que aquella descabellada idea era la mejor, pero por otro lado estaba su ángel, su adorable Quinqui, y a ella menos que menos le haría algo. Sin embargo, si no cumplía la petición de sus "hermanos", Toy Freddy revelaría algo que vio entre él y su novia días atrás, una razón para terminar invadido de burlas y trolleadas por parte del resto; por lo que tomó una decisión.

—Está bien, me convencieron —todos dieron un grito de alegría—. ¿Qué tengo que hacer?

—Simple, deberás transformarnos a todos en algo bien aterrador y así saldremos a perseguirlas, ¿qué tal eh?

—Pues yo me opongo. —se oyó de los labios del zorro.

—¡Puta madre, Foxy! ¿Cuando será el condenado día en que estemos de acuerdo en algo?

—Oh si, déjame pensar… —frotándose la barbilla con su garfio—. Ah si, nunca. —sonriendo con burla.

Toy Freddy lo fulminó con la mirada.

—Eres tan odioso, ¿sabes?

—Bueno ya, ¿por qué no hacemos lo de siempre? Levantar la mano y ver por mayoría de votos lo que se va a elegir. —opinó Bonnie, los demás estuvieron de acuerdo.

—Esperen, si Puppet puede hacer magia para transformarnos, también puede hacer magia para otras cosas.

—Déjame adivinar, Chica. Otra vez se te rompió el delantal, ¿o me equivoco? —preguntó su hermano al ver que no lo tenía puesto.

Ella infló las mejillas.

—De acuerdo, "haré magia" para arreglar tu delantal. ¿Alguien más? —dijo moviendo los dedos al hablar sobre sus poderes, rodando los ojos.

Todos comenzaron a murmurar entre todos.

—¡Yo quiero una guitarra nueva! —habló el pelimorado —. O quizás un bajo. —dudando pensativo.

—¡Yo quiero un juego de té de porcelana! —exclamó Toy Chica agitando su mano de lado a lado.

—Entonces yo quiero ser el rey de los piratas. —el pelirrojo estaba entretenido mirando su garfio, divertido.

—¡Queremos juguetes! —chillaron los más pequeños.

Cada uno comenzó a pedirle cosas a su líder quien estaba cubriéndose los oídos, hasta que se hartó y los hizo callar a todos.

—¡YA BASTA! ¿QUÉ PAREZCO? ¿SANTA CLAUS?

Toy Bonnie siguió hablando.

—¡Pues yo exijo ser más macho para Nala! —todas las miradas se centraron en él—. ¿Q-qué? —bajó sus orejas tartamudeando totalmente avergonzado.

Freddy fue el único en burlarse.

—Que alguien me defina la palabra macho.

—¡HE DICHO QUE SE CALLARAN! —todos le obedecieron —. Vayan levantando la mano quienes están de acuerdo en esta broma y quienes no, ¡YA! —todos a excepción de Foxy, Toy Bonnie, BB, BG, Toy Chica y él mismo las levantaron—. Muy bien, está decidido. Por mayoría de votos, ganan el equipo de los bromistas. Ya pueden bajarlas.

—Alto ahí, ¿qué pasará con los que no hemos levantado la mano? —interrogó el zorro pirata.

—Tendrán que hacer con nosotros la broma, les guste o no. —respondió Teddy con aire de superioridad, Foxy lo miró gruñendo.

—¿Y cuando empezamos el plan macabro, predecesor mío? —Fazbear sonrió de manera macabra.

—Pues esta misma noche, mi estimado antecesor.

¿Y qué mejor para ellos que la noche de brujas para llevar a cabo cierta broma?

Toy Freddy Fazbear dio una carcajada digna de un villano de película.

—Que empiece el juego...