Sin Reservas

Capitulo 1

¿Una Vida sin Cambios?

- Algunos chefs los llaman "pajaritos del amor" o "tortolitas", son un romántico plato, para una ocasión especial. Cocinadas correctamente son tan suaves como la mantequilla, pueden ser asadas, rellenas con arroz salvaje o cebada, puede rostizarlas, escarparlas, hacerlas al carbón o incluso cocerlas pero no hay mayor crimen que quemar una codorniz. Cocinada correctamente debe tener un toque de rosa en el pecho pero se necesita la correcta, tiene que ser carnosa o se secara. Yo prefiero servirlas asadas realza el sabor y hace que sea más robusto, y con unos rabioles de hongos salvajes y trufas quedan estupendas, y se pueden cocinar en una vejiga de puerco con una mezcla de madeiras y coñac, y es que la vejiga protege la codorniz, la mantiene humectada – Recita una joven pelirroja mientras observa por la ventana - Se pueden servir con una salsa de tomillo, cebolla en aros, echalotes acitronados, trufas. Las trufas combinan con la mayoría de los platillos de codorniz, incluso intensifican su delicioso sabor... – Continuo diciendo la joven mientras tomaba asiento.

- …

- ¿Se siente bien? – Cuestiono preocupada

- Muy bien, continúe – Insistió el hombre desde el otro lado de la habitación

- Intensifican maravillosamente su delicado gusto, son la garantía de un plato perfecto pero uno tiene que tener dinero para comprarlas sino ni mencionarlas – Rio un poco al decir esto – Y ahora como aperitivo yo sugiero…

- Ginny, ¿le importaría si cambiamos de tema? – Pregunto el psicólogo un poco fastidiado

- No

- ¿Por qué viene a verme cada semana?

- Mi jefa amenazo con despedirme sino venia a terapia – Contesto simplemente, riendo al recordarlo.

- ¿Y porque cree usted que ella cree que necesita terapia? ¿Por qué?

- Le digo algo – Repuso Ginny incorporándose mejor en su asiento - No tengo ni idea – Termino de decir sin entender la pregunta

Ginevra Molly Weasley, con solo 29 años, se había convertido en uno de los chefs de mayor prestigio, era la chef ejecutiva del restaurante 22BEA, el lugar más visitado de Inglaterra. Ginny se sentía bien con su trabajo, pero ¿su vida personal?

- Ordenes: dos menús de degustación y un par de entremeses. ¿Lee?

- Si, chef.

- Una codorniz, y ustedes un filete soul para la nueve. Sigo esperando – Ordena firmemente Ginny al personal – Rápido. Terrina, Carpacho.

- Disculpe chef, ¡Que cree Victor Krum dice que el cordero nunca estuvo tan bueno! – Comento emocionado Colin, uno de los meseros

- ¿En serio? – Pregunto Ginny un tanto sorprendida – ¿Y el que sabe de esto? – Termino de decir con ironía mientras decoraba uno de los platillos

- Ginny, los Patterson están aquí – Comento entrando a la cocina Anissa Bress, ella era la jefa del restaurante – Desean elogiar tu comida

- Envíales mis agradecimientos, un chef debe estar siempre en la cocina – Se disculpaba torpemente Ginny mientras seguía preparando los platillos

- Solo un hola, sabes que son los mejores clientes – Rogo Anissa. Ginny suspiro

- Un minuto – Respondió yendo con Lee – No las cocines demasiado porque sino…

- Se enduren, ya se – Repitió Lee cansada por el tono de voz

- Se secan, Lee – Corrigió Ginny – Yo soy dura, ellas se secan

- Ginny, quisiera discutir los menús de la semana – Comento Anissa regresando a la recepción

- Más tarde – Contesto la joven entrando al almacén, se apoyo en la puerta mientras respiraba con dificultad. No le gustaba hablar con los clientes, para ser sincera ni siquiera se relacionaba bien con los empleados. Dio un último suspiro y salió rumbo a donde se encontraban los Patterson.

Los vio ahí, platicaban alegremente con Anissa sobre la próxima visita. En cuanto vieron a Ginny sonrieron efusivamente.

- ¡Ginny, que placer verte! ¡Prácticamente vives en esa cocina! – Saludo la señora Patterson mientras extendía una mano en saludo hacia la pelirroja

- Si, bueno, es mi trabajo

- Estuvo estupenda tu comida, como siempre, mi esposo no para de elogiarte cada vez que venimos. Cualquiera sentiría celos – Comento en broma la señora

- Bueno, querida, yo adoro a cualquiera que pueda sorprender mi paladar – Se justifico el señor Patterson sonriente

- Siempre es un placer cocinar para ustedes - Comento Ginny haciendo una inclinacion de cabeza

- Hasta la próxima semana, Ginny – Se despidió la señora yendo del brazo de su esposo

- Por supuesto – Termino de decir Ginny, inclinando la cabeza en forma de despedida – Que felices se ven… - Penso mientras veía como ambos se abrazaban amorosamente –Pero que estoy diciendo, es hora de cocinar… – Reacciono dándose unas palmadas en la cara, yendo hacia la cocina, cuando escucho a Anissa discutir con un cliente.

- Le estoy diciendo que no está bien preparado – Reclamo el cliente elevando la voz

- ¿Puedo preguntar que pasa? – Cuestiono Ginny, quien se había acercado rápidamente a la mesa

- Usted debe ser la chef, ¿cierto? – Pregunto el cliente con arrogancia

- La misma – Afirmo Ginny

- Perfecto. Quiero que vea esto – Le dijo sosteniendo el plato de su esposa y mostrándoselo – El foie gras de mi esposa no está cocido lo suficiente

- No hagas esto – Murmuro la esposa, mas que apenada por el comportamiento del hombre

- Se equivoca – Se limito a decir Ginny cerrando los ojos

- Porque no le traemos otro platillo, invita la casa – Intervino Anissa conociendo el mal carácter de Ginny. Ambos la ignoraron

- No tiene que sentirse mal, "corazón" – Dijo en tono fingido el cliente – A todo puede fallarles el foie gras

- Es cierto – Empezó a decir Ginny tratando de controlarse – Cualquiera puede equivocarse pero yo no. Esto no tiene absolutamente nada de malo. Es un perfecto "comme d faut"

- ¿Y eso que rayos significa? – Cuestiono el cliente molesto por la actitud de la chef. Ginny sonrió con superioridad

- ¿Comme d faut? "Como deber ser". El horno a 140º, el agua a 80º por 25 minutos, no tan largos ni tan cortos, esperando el tono rosado perfecto, "corazón" – Finalizo diciendo con una sínica sonrisa la última palabra

- Listo, nos iremos a un mejor lugar – Gruño el cliente poniéndose de pie, arrojando con enojo la servilleta al piso

- ¿Tan pronto? – Pregunto Ginny con inocencia – Pues en ese caso les recomiendo el puesto de la esquina. Les encantaran sus sugerencias. Vuelvan pronto – Se despedía sonriente Ginny, mientras Anissa con una mano en la frente se lamentaba internamente.

- ¡Ginevra! – Grito Anissa mientras seguía a la pelirroja a la cocina – ¡No porque seas la chef en jefe debes tratar así a los clientes! – Termino de decir al entrar a la cocina

- Algún dia me agradecerás haber sacado a ese bárbaro

- No, si era un cliente que paga. Si él dice que el foie gras está mal, está mal.

- El foie gras es cruel para los animales – Comento Lee a la ligera

- ¡No te metas, Lee! – Dijeron al unisonó Anissa y Ginny.

- Lo juro, Ginny. Si no fueras uno de los mejores chefs en Inglaterra, te despediría hoy mismo – Concluyo Anissa yendo hacia la recepción

- ¿¡Que significa uno de los mejores chefs! – Cuestiono Ginny sumamente furiosa – Lo dice solo para molestarme, ¿cierto? – Pregunto viendo a todos los empleados

- Lo que usted diga, chef – Contestaron todos con torpeza, al parecer todos tenían miedo de ver a una Ginny enojada.

Despues de eso la jornada paso sin ningún problema. Al terminar el aseo todos se iban acompañados por algún colega, Ginny era única que se iba sola a casa, vivía a solo dos cuadras de ahí, pero aun así era algo triste.

Al llegar al apartamento siempre era el mismo ambiente sin ningún cambio. Siempre revisaba el teléfono por si le llegaba alguna llama importante, BUZON DE VOZ, NO TIENE NINGUN MENSAJE, siempre le decía lo mismo. Aunque Ginny era la mejor en su trabajo, no era lo mejor su vida. Siempre estaba sola.

5:45AM

- ¿Qué hay de nuevo, Frank? – Pregunto Ginny al encargado de la pescadería. Cada jueves al amanecer iba al muelle y pedía los mejores mariscos para el restaurante.

- Tengo unas lindas langostas, recién salidas del mar – Comento Frank elogiando toda su mercancía - ¿Las mejores?

- Las mejores – Puntualizo Ginny – Envíelas a las 2:30. Quizás deberías enviar las enclenques a La Fontaine

- ¡Ginny! – Grito uno de los comerciantes al verla pasar – ¿Quién es tu mejor amigo?

- Hola, jefe – Saludo animada Ginny - ¿Los tienes? ¿Los peces azulejos?

- ¿No me los pediste? – Le pregunto de forma obvia, después le enseño una enorme caja – Solo para usted

- ¡No puedo creerlo! – Grito Ginny mientras abrazaba emocionada al jefe

- ¿Por qué a mí nunca me abrazas así, Ginny? – Pregunto tristemente Frank viendo la escena

- Es que no traes de los buenos – Respondió el jefe mientras le enseñaba uno de los peces a Frank, Ginny solo veía divertida la escena.

9:20AM

Ginny se encontraba en la cocina de su departamento, preparando una nueva receta, era la única diversión que tenia, la cocina.

De repente oye el teléfono sonando y acude rápidamente a contestar.

- ¿Hola? – Saluda Ginny desde el auricular

- ¡Hey, soy yo! – Saludo animadamente Ron al escuchar la voz de su hermana – Reportando. Creo que llegaremos como a las nueve

- Estaré de regreso a esa hora – Afirmo Ginny contenta de oír a su hermano

- Perfecto. ¿Oye que estás haciendo? Leyendo una de tus recetas, cierto – Dijo Ron para después reír al saber que tenía razón

- Por favor, Ron. Tengo otros intereses, sabes – Exclamo mientras cerraba el libro de cocina

- Genial, dime uno

- ¿Y Rose? – Pregunto Ginny tratando de cambiar de tema

- Preciosa. Tendrías que verla, no es la misma que viste hace un año. ¿Verdad linda?

- Supongo – Decía una pequeña de 9 años sin prestar mucha atención. Venía jugando con unas plumas de pavorreal

- ¿Entonces que desean cenar? – Pregunto Ginny pensando en que podría cocinarles a su hermano y sobrina

- A nosotros nos da igual, con una pizza ya nos sentimos felices – Comento Ron sin tomarle importancia

- Por supuesto que no – Se quejo Ginny - ¿Qué le gustaría a Rose?

- Ella come cualquier cosa. Es igual a mí

- ¡Papa! – Grito Rose apenada completamente. Ron simplemente rio.

- Bueno, te llamare cuando estemos cerca, despídete Rose

- ¡Adiós, tía Ginny! – Se despidieron al unisonó Ron y Rose.

- Adiós – Musito Ginny

Termino de cocinar y se fue a su cita diaria con el psicólogo, aun no entendía porque iba pero no le molestaba. Estaba por bajar las escaleras cuando vio que alguien venia subiendo, trato rápidamente de volver a entrar a su casa pero no lo consiguió, el ya la había visto.

- Hola, Ginny. ¿Apenas llegas? – Indago curioso Harry, su vecino

- Es que olvide algo – Mintió la joven tratando de no hablar mucho

- ¿Y como estas?

- Bien, gracias

- ¿Trabajas esta noche? Conozco un restaurante tailandés fabuloso – Comento Harry sin apartar su vista de Ginny

- Si, pero solo un par de horas. Ron viene de visita – Confeso Ginny apenada

- ¿¡En serio! ¡Mañana pasare a saludarlo! – Exclamo emocionado Harry. Ron y el eran buenos amigos – Pero no creas que me daré por vencido. Algún dia lograre que cenes conmigo

- Harry, sabes que no hago eso – Aclaro Ginny mirándolo afligida

- ¿Cenar?

- Salir con alguien a cenar

- ¿Desayuno? ¿Almuerzo? – Intento Harry convencerla

- Vivimos en el mismo edificio, nunca salgo con alguien que viva en mi edificio. Es una norma

- Pareces que tienes muchas normas, ¿no? – Concluyo mientras abría la puerta de su departamento, Ginny quiso seguir caminando pero fue interrumpida por la voz de Harry - ¿No dijiste que olvidabas algo?

- Oh, es cierto, gracias – Agradeció mientras volvía a subir

- Descuida, hasta luego – Se despidió Harry, Ginny espero a que cerrara la puerta, golpeo la suya para aparentar y bajo rápidamente.

10:30AM

- No creo que sea malo tener un par de reglas – Se justificaba Ginny mientras prepara un platillo para el psicólogo – No quiere decir que sea controladora o algo así – El psicólogo no sabía de que forma hacer que se detuviese - ¿Sabe lo complicado que es coordinar 40 platos a la vez? – El doctor solo suspiro – Por eso prefiero que las cosas se hagan de la mejor forma posible – El asiente – Espero que le gusten – Termino de Ginny limpiándose las manos andando hacia el sofá.

- Creí haberte dicho que no quería que cocinara para mí – Sentencio el doctor mientras colocaba una servilleta en su regazo y tomaba los cubiertos

- Si, me dijo – Admitió Ginny dándole la espalda al doctor – Pero no los cocine para usted, quería probar nuevas ideas. ¿A quién se lo iba a dar?

- Si al menos me acompañaras, sentiría que estamos progresando en la terapia – Murmuro el doctor afligido

- Lo lamento

- Descuida – Consoló el doctor – Ginny, quisiera intentar algo diferente esta semana, te parece bien – Ginny asintió – Te hare algunas preguntas y tu me respondes. ¿Hace cuando fue tu última relación seria?

- Eso no es algo personal – Repuso Ginny desviando la vista, apenada.

- Bueno, es una terapia. Entonces

- Hace 4 años

- ¿Quien la termino?

- Yo. La relación pedía más de lo que yo podía dar

- ¿Qué quieres decir? – Cuestiono el doctor, quería saber un poco más.

- El me pidió que viviéramos juntos después de dos años.

- Eso me parece de lo más normal – Dijo el doctor sin entender el problema

- El me pidió que dejara mi departamento. ¿Por qué iba a hacer algo así? – Dijo con burla lo último – Nos mudaríamos juntos, al final terminaríamos y donde viviría yo

- ¡Dios mío! – Exclamo el doctor, haciendo que Ginny perdiera el equilibrio

- ¿Qué ocurre?

- La salsa… - Tartamudeo un poco al decir esto. Su rostro mostraba emoción –esta exquisita

- Ahh… gracias – Agradeció apenada Ginny jugando con sus manos en el regazo

7:25PM

- ¡Donde está la langosta de la 12! – Grito Ginny mientras se esmeraba en la decoración de los platillos. La única vez en años que iba salir temprano y parecía que nadie en la cocina estaba atento

- Lista, chef – Respondía uno de los cocineros, mientras se acercaba Morissette, una de las meseras, junto con Colin

- Soy una actriz. No hago desnudos ni escenas fuertes – Declaraba dándose aires de grandeza mientras Lee y Ginny decoraban los platillos – El mundo está lleno de pervertidos. Por ejemplo, el tipo de la 11 cada semana viene solo a verme el escote. Te juro que si me vuelve a mira el pecho, me va a conocer

Término de decir sujetando los platos y yendo a la salida, sin fijarse que detrás de ella venia un lavaplatos, ambos tropezaron, y los platos terminaron en el suelo. Ginny estaba que no se lo creía.

- ¡Mierda, Oliver! ¿¡Porque diablos no te fijas! – Exclamo Morissette al lavaplatos

- ¡PONGAN ATENCION TODOS! – Ginny se veía furiosa y no dejaba de ver a Morissette - ¡DOS LANGOSTAS, YA! ¡ESPERA LA 15! – Indico viendo a los cocineros

- Lo lamento mucho, chef – Se disculpo la mesera sin atreverse a ver a Ginny

- Que sea última vez que sucede, debes poner atención – Sentencio Ginny ya mas calmada – Se van a quedar sin langostas antes de que me vaya – Comento acercándose a Lee

- No te preocupes. Ten hidrátate – Ordeno Lee dándole una botella de agua

- Actúas como mama

- Bueno, hay que practicar para los que vienen – Se defendió Lee mientras acariciaba su pronunciado vientre de 8 meses

- Gracias – Dijo Ginny entregándole la botella

- A ti

Ginny continúo decorando los platillos cuando escucho el teléfono sonar.

- Que alguien conteste el teléfono – Pidió sin distraerse

- ¿Bueno? – Contesto Morissette quien era la más cercana

- Si es mi hermano, dile que saldré hasta las 9. Me es imposible llegar antes –Indico Ginny esperando la respuesta de Morissette

- Ginny, es para ti – Le respondió seria

- Puede dejar mensaje

- En serio, creo que deberías contestar

Ginny suspiro y rápidamente fue a tomar el auricular – Diga