Capítulo 1
Transfer un R8…
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Existen grandes cosas en el mundo, maravillas naturales nacidas de la tierra, mismas que conviven con aquellas creadas por la ingeniería de los autos que ahí habitan. Ambos coexistiendo en armonía, avanzando con el tiempo, transformando los contornos; haciendo de ellos zonas habitables, extendiéndose para comunicar ciudades, poblaciones. Creando la cultura de las grandes autopistas, de los corredores solitarios, de los aventureros, de los comercios de las vías, refugio para los choferes, zona segura de reposo entre el desierto o el bosque, en medio de la flora o la fauna, porque eso es parte de ese mundo, como muchas otras cosas o historias, como la que estoy a punto de contar.
Yo soy Transfer un Prototipo de Audi R8 y esta es mi historia…
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Todo comenzó un día como cualquier otro, el atardecer se relevaba a lo lejos sobre el desierto, invadiendo el escenario con sus cromas carmesí y dorado, la superficie arenosa se envestía de sus tonos, combinando las luces con las sombras sobre el asfalto que irrumpía la armonía creada por la flora.
En medio de todo esto se encontraba mi hogar, un pequeño merendero con una zona diseñada para cobijar a los choferes y autos viajeros que buscarán una buena noche de sueño, o reposo del extenuante sol diurno. Esos días sin embargo habían estado flojos, la afluencia de vehículos era bajo por lo que tuve algo de tiempo libre para poder trabajar en algunas de las reparaciones del local, como sustituir algunas zonas estropeadas, pintar la fachada, entre otras cosas. Esa tarde en particular había decidido retocar el frente nuevamente; observe la entrada del recinto recién pintada maravillándome del trabajo, la verdad es que no era muy bueno para eso de la decoración pero a mis estándares se veía bien.
-Quedo perfecto- Susurre preparándome para guardar las herramientas, cuando algo llamo mi atención. Era un sonido intenso de motores, al parecer la vía no estaría tan sola esa noche, desde mi posición podía apreciar las luces que brillaban a lo lejos enunciando su llegada con alevosía.
Sólo existía un grupo de autos tan ruidosos como para ser escuchados desde esa distancia; los Tunners.
Las pandillas aprovechaban esas horas para salir, irrumpiendo el monótono ambiente e iluminando la autopista con sus impactantes colores neón. Los gritos eufóricos, las sonrisas, chistes, bebidas y competencias relucían en un desfile de estilos personalizados con cromas contrastantes, música alta, nitro y chicas hermosas.
Sonreí al pensar en ello, era verdad que algunos de los negocios de la vía sentían algo de aversión por esos autos, decían que sólo eran un grupo de criminales peligrosos que aterrorizaban a los habitantes del camino, pero yo no compartía esa opinión, yo admiraba la fuerza que tenían al desafiar las reglas planteadas por la sociedad, creando sus propios destinos, los cuales buenos o malos eran forjados por ellos sin depender del resto.
"Hasta cierto punto eran afortunados a pesar de lo que muchos podían afirmar"
-¿Por qué lo decía?, era simple, fueron justo esos estándares los que habían arruinado mi vida, encasillándome en un punto sin retorno, obligándome a sobrevivir como lo hacía hasta ahora, deje atrás mi sueño debido a esas tontas reglas, perdí todo manchando el prestigio de mi familia y su nombre por juicios injustos y premeditados que simplemente no me brindaron una oportunidad, pero eso estaba en el pasado ahora.
Esa noche en particular el ruido se hizo más notorio, con la música irrumpiendo el ambiente a todo volumen. Por mi parte, continúe guardando las cosas esperando que el grupo se detuviese mi establecimiento, pues era el único en muchos kilómetros a la redonda. Los vehículos llegaron poco después deteniéndose justo al lado de la vía, los jóvenes jugueteaban entre sí con leves empujones, mientras la música retumbaba del sistema de sonido de uno de ellos, un sistema de audio que parecía componer la mitad de su estructura. Observe de reojo los diseños que componían sus trabajos de pintura, con los contrastes vivos del neón el cual contorneaba sus figuras.
-¿Puedo ayudarles en algo?- Pregunte finalmente aproximándome, sin embargo uno de ellos, el líder me miro con seriedad, peleando por contener su sorpresa al observarme ahí frente a él esperando alguna respuesta.
-¡¿Qué diablos?- Exclamo un poco exaltado, -No me digas que tú eres el dueño de este basurero- Pregunto.
-Supongo que si- Replique bajando la lata de pintura que llevaba conmigo. Mientras me disponía a brindar una réplica, pero las palabras fueron interrumpidas por el grito de otro de los Tunners.
-¡Pero qué sorpresa!- Resonó con un toque más agudo, este auto contaba con verde y anaranjado sobre su figura y su spoiler era impresionantemente alto.
-Si es un Audi R8- Continuo aproximándose para dar una buena mirada a mi estructura. –En medio del desierto, eso si que es raro,- Exclamo, -Dime, ¿Cuántos cilindros reposan bajo ese cofre, 10 o 12?- Prosiguió excitado analizando el blanco y negro que componía mi propia forma con el contraste más básico entre los autos, sin detalles en color, con excepción del azul de mis ojos.
-No, sólo 8, no soñaría con 10 y menos con…"12"- Replique enfatizando con un suave toque de desprecio el término "12", oh si el glorioso 12 que había robado mi orgullo; pero no tenía porque entrar en detalles sobre mi vida personal, esos autos no me conocían, ni yo a ellos. Era sólo un encuentro casual con clientes.
-Escuche que los tuyos compiten con algunas contrapartes italianas, ¿Es cierto?, -¿Tu sabes algo al respecto Boost?- Dijo regresando al lado del auto de cromas más oscuros; pero su líder solo me miraba de manera analítica sin intervenir en la conversación, dejando a su compañero decir todas esas cosas sin sentido.
-Estamos aquí porque necesitamos combustible si queremos llegar a la gran carrera- Intervino finalmente después de un rato mirando a los otros dos autos que parecían comenzar a desesperarse. El chico del sistema de sonido y un muscle car, un barracuda de cromas anaranjados.
-Yeah, necesitamos el combustible- Aclaro el del spoiler, cambiando el tema rápidamente.
-Okay las bombas están justo al frente, si hay algo más que necesiten háganmelo saber - Replique dirigiéndome a la caja, no quería seguir el rumbo que estaba tomando esa conversación. Los otros autos se sirvieron con gusto con excepción de su líder el cual comenzó a seguirme mientras yo arrastraba la pintura de vuelta al local.
-Tú sabes que no soy de los que acostumbra pagar, es de imaginarse- Comento como si no fuera gran cosa, sin embargo tengo curiosidad en algo; verás, estoy dispuesto a pagarte, pero lo haré si respondes una pregunta- Aclaro llamando mi atención.
Era obvio que esa clase de autos tendían hacer sus juegos esperando marcharse sin dar un centavo por el combustible.
-¿Acaso perteneces a las series anteriores al 1610? -Exclamo. Me detuve de inmediato dejando caer el bote metálico, el color verdoso cayó ensuciando parte de mi chasis pero eso no me importo. -¿Cómo sabía?, ¿Acaso mi obvio desprecio en el "12" me había delatado?- Pensé mirándole de reojo.
-¿Eso te molesta?- Replique con un tono más frío de lo normal, notando su descarada sonrisa, -¿Por qué habría de importarme?, sólo tenía curiosidad, es una pena desperdiciar esa maquinaria de un modo tan patético, pero así es la vida… Injusta…- Afirmo. Continúe inmóvil incapaz de enfrentarle, no era la primera vez que escuchaba esas palabras, pero el tono era tan ajeno a lo acostumbrado, sin el clásico estilo burlesco, tampoco contenía lástima, sólo la ironía de una vida condenada al fracaso por algo que no se podía controlar.
-A ti que - Proseguí perdiendo la compostura, sin saber que esperar; ese auto me tenía atrapado, sabía lo que hacía, daba al blanco anotando en los puntos clave sin siquiera tener un toque de consideración, pero en cierto modo su frialdad era bienvenida, con la honestidad de un auto acostumbrado a las calles, a la falta de argumentos políticos, directos, francos y al punto, doloroso pero refrescante al final.
-Solo decía- Prosiguió con indiferencia como si no fuera gran cosa. –No eres el primero- Susurró.
-¿Qué es lo que quieres?- Respondí con mi propia interrogante, las palabras del Mitsubishi me confundían, ¿Solo jugaba?.
-Ahora supongo que esperas el pago- Confirmo.
-Sería lo justo- Dije, pero sus carcajadas me dejaron congelado.
–No respondiste a mi pregunta verbalmente- Aclaro poco después, yo lo mire por un segundo comprendiendo su trampa.
-Maldita sea- Exclame molesto conmigo mismo, reaccione a la pregunta, me delate tontamente, pero jamás di una afirmación literal; resignado suspire. -Si quieres el combustible gratis adelante tómalo, no hay manera de que los alcance si deciden huir, pero eso ya lo sabes- Dije finalmente con un tono derrotado.
-Eres bueno en los juegos de palabras "Audi", pocos comprenden esa clase de insinuaciones y se van con lo básico, algo que es hasta cierto punto desagradable- Respondió recorriendo con la mirada los pocos objetos que reposaban en la estantería.
-Gracias por el cumplido- Aclare con sarcasmo.
-Si quieres el dinero tendrás que vernos en la carrera,- Comento antes de dar media vuelta para reunirse con el resto del grupo, sólo ahí podrás cobrar la deuda- Finalizo marchándose. Los Tunner encendieron sus motores siguiéndole sin mirar atrás, yo en cambio me detuve a observar la caja vacía, ¿Había sido eso un reto?; probablemente, pero como siempre, fui un cobarde, nada más que un maldito cobarde ocultándose del mundo en lugar de enfrentarlo para demostrar que todos estaban en un error, para recuperar el buen nombre de mi familia, mi honor, pero como competir cuando no son ellos los que están en un error.
ETRON lo había confirmado hace un par de años, aún tenía las marcas de mi más grande fracaso ocultas bajo la pintura.
-¿De qué sirve tener ese cilindraje si no eres capaz de usarlo?- Me pregunte, escuchando las voces burlonas de los otros deportivos nuevamente en mi mente.
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Flashback…
Estaba frente al camino, una pequeña pista oculta que sólo algunos de los que vivíamos en el vecindario conocíamos, estábamos ahí por una apuesta, me jugaba el nombre de mi familia ante mis amigos y su prestigio de una manera ridícula. Recuerdo haber analizado la vía nuevamente mientras mis neumáticos acariciaban el pavimento con suavidad, esperando la señal que diese inicio a ese encuentro.
-Papá estará orgulloso al final- Pensé tontamente ignorante del destino que me aguardaba, pero cuando uno es adolescente es tonto e impulsivo.
Yo había nacido en una familia acomodada, mi padre era un elegante A6 y mi madre una linda A4, mi llegada fue una sorpresa agradable para ellos, a pesar de que mi modelo no era conocido aún entre los nuestros ellos me amaban y yo quería demostrarles que era digno de esto. Pero lo que ninguno de nosotros sabía era que al ser un modelo innovador había nacido con un defecto, uno que nadie entendería hasta después de esa tonta apuesta.
La señal se dio, yo arranque al momento acelerando sin dificultad, el viento golpeo mi chasis recorriendo la estructura con fuerza, era un sentimiento indescriptible; "Hermoso", sin embargo segundos después el sueño acabo destrozado por la pesadilla, la temperatura interna de mi sistema hidráulico subió estrepitosamente más rápido de lo que yo recorría el camino, sentí el dolor abrasador envolverme con el fuego mientras frenaba, no súpe lo que sucedió al final, sólo recuerdo el dolor y la oscuridad.
-¿Cómo sobreviví?, fue un misterio para mí, pero jamás olvidaré el rostro afligido de mi madre o la mirada decepcionada de mi padre, tantas esperanzas, deseos y sueños perdidos por una tontería, la que me costaría años de recuperación, yo con otros pocos de esa generación sufrimos esa extraña enfermedad marcándonos como los anteriores a 1610, los "Prototipos", las fallas. Después de eso todo se vino en picada, los problemas comenzaron con mi familia, principalmente con mi padre, para él nada de lo que hiciera era bueno, estudie arduamente pero eso no cubría sus expectativas, era un fracaso para él, sus sueños de tener un corredor del circuito europeo se habían venido abajo con mi enfermedad.
Fin del flashback…
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Ha sido mi falta de valor lo que me ha mantenido en las sombras, hace años manche el nombre de los míos y no fui capaz de pelear por recuperarlo, ahora un grupo de tunners se aparece de la nada, recordándome aquello que tanto luche por olvidar.
-Tonterías- Gruñí, era un cobarde no había manera de negarlo.
Esa misma noche vi a otros autos correr, todos se dirigían a la "Gran Carrera", en los circuitos callejeros, al parecer cada año se reunían de manera sorpresiva para su gran evento, donde las apuestas eran buenas y los premios mejores. La verdad es que no sabía que hacer, el Mitsubhisi había lanzado la moneda al aire, pero ¿Cómo podía ir?, no pertenecía a ese mundo, de hecho a ninguno si seguía auto compadeciéndome. Pero todo pensamiento se borró cuando otro auto llego a la estación, su nombre era Solarius, él al igual que el resto de los visitantes era un tunner de origen japonés, un Toyota célica que vestía su propio diseño, compuesto por grandes flamas en los costados las cuales que armonizaban con su pintura carmesí. Tenía una que otra modificación como un spoiler trasero, rines deportivos y un buen sistema de sonido, tal vez no tan impactante como el del chico del primer grupo que me visito, pero con buena calidad de sonido, un joven bastante interesante.
El Toyota sin embargo estaba sólo a diferencia del resto, el quería competir en los circuitos callejeros de la gran carrera, había practicado durante mucho tiempo preparándose para la misma pero tenía un problema, necesitaba un equipo, ya que sólo por pandillas se podían inscribir.
El deseaba volverse uno de los mejores en esas pistas, me comento su problema y me invito acompañarle, pensaba que un modelo como el mío tendría oportunidad en esas vías, lamentablemente me vi forzado a explicarle mi problema, pero a él no le importo, insistió una y mil veces tratando de convencerme, me aseguro que ahí las cosas no eran como con los profesionales y que todo se valía.
Pensé en sus palabras toda la noche, tal vez era la oportunidad que estaba buscando, si no, al menos habría escapado de la monotonía de mi patética vida, por lo que le dije que si lograba juntar un equipo de al menos 4 autos le acompañaría.
Quien sabe, tal vez era la oportunidad atravesar esas fronteras, por lo que decidió esperar en la estación mientras lograba reclutar miembros para su pequeña pandilla callejera, corredores que decidieran desafiar todo para volverse los campeones de las calles; la fecha final estaba cerca, no disponíamos de mucho tiempo, pero eso no le preocupaba, estaba seguro de que encontraría a los autos perfectos, fue gracioso imaginar que su insistencia era lo que le daría comienzo a esa aventura, conformando un grupo que estaba a punto de competir en uno de los eventos underground más importantes de ese año, el primer movimiento se había dado; ahora sólo nos quedaba esperar…
Continuará…
