Saludos moradores de ffnet, hace mucho que no me pasaba por acá con una historia, pero no sé, estos días me entraron unas ganas de escribir xD. La verdad pensé que desarrollaría otra historia que tengo en mi mente, pero después de que esta idea me llegara una mañana en mi clase de teología no pude resistirme a irme por este camino xD. En fin, espero que les agrade, o por lo menos los entretenga un poco...

Disclaimer: Naruto es propiedad intelectual de Masashi Kishimoto.

Prólogo

La multitud de adultos que la rodeaban le lanzaban miradas mal disimuladas de lástima, en medio de conversaciones acarreadas en susurros; esperando quizá, que no pudiera escuchar sus palabras, creyendo que así la escudaban de la horrible realidad de la situación.

Sus ojos verdes estaban hinchados y enrojecidos, pero ni una lágrima se visualizaba en ellos. Había llorado y gritado durante horas, hasta que su pequeña garganta pareció desgarrarse del dolor. Las palabras de consuelo carecían de significado para ella, y podía ver claramente entre las mentiras que intentaban alimentarla.

De pronto, la figura que hasta entonces había estado parada rígidamente a su lado se alejó un momento, llevándose consigo la atención de los adultos reunidos en el lugar.

—Pobre niña, tan joven y ya perdió a sus padres…

—Pero no entiendo en qué estará pensando Hokage-sama, dejando que ese hombre sea su guardián, ¡ni siquiera vive en la aldea!

—No hables tan alto, te podría escuchar.

—Dicen que Sato-san no está bien de la cabeza y por eso le dieron de baja como ninja.

—Sí, escuché que fue el único sobreviviente de su equipo y eso lo volvió loco.

—Yo escuché que lo tuvieron prisionero por meses…

Oía toda clase de cosas, pero su mente infantil no entendía de lo que hablaban. Sólo sabía que estaba relacionado con el primo de su padre, Haruno Sato, su guardián. Pronto dejó de escucharlas, su mente llevándola fuera de ese lugar. Era lo mejor que podía hacer para atenuar un poco el sufrimiento que sentía.

Las luces naranjas del crepúsculo bañaron su inmóvil figura. Uno a uno, los adultos se fueron retirando hasta dejarla sola, con su mente abstraída y sus ojos mirando al vacío.

Cuando el Sol terminó de ocultarse y las estrellas iluminaron el cielo, unos pasos se escucharon acercándose a su persona. Pero la pequeña Sakura seguía desconectada del mundo, aun así, el autor de los pasos se arrodilló frente a ella.

—Hora de irnos pequeña flor —lo había dicho con suavidad, tratando de no sobresaltarla.

Sakura se enfocó en su rostro ante sus palabras, fijándose en aquellos ojos negros y esa cabellera negra que eran tan diferentes de las de su padre. Una vocecita en su interior le decían que no se fuera con él, que él sólo quería apartarla de sus padres, pero otra voz le decía duramente que ya sus padres no estaban, se habían ido de este mundo y jamás regresarían.

El hombre que estaba frente a ella se puso de pie y le ofreció su mano, Sakura lo tomó con vacilación, dejando que sus ojos nuevamente se escabulleran hacia aquellas dos piedras talladas a su izquierda. Aquellas lápidas que simbolizaban el lugar de descanso eterno de los restos de sus padres.

Con una última mirada, Sakura siguió al primo de su padre, perdiéndose ambos en medio de la noche, dejando atrás una vida y dando paso a otra.

Continuará...

Corto, lo sé, pero este es apenas el prólogo. En dos días estaré subiendo el primer capítulo que tendrá lugar 11 años después de los sucesos contados aquí. Cabe aclarar que esta historia será un recuento y estará enfocado en Sakura. Habrán muchas cosas iguales y otras completamente diferentes. En fin, esperen y verán n.n

Si llegaron hasta aquí, muchas gracias por su atención y hasta la próxima.

Próximo Capítulo: Equipo 7