START A RIOT

Las piezas en el tablero habían tomado su lugar, Gotham había sobrevivido a la lucha por el poder en el bajo mundo. Sofía Falcone se había coronado como la nueva dueña de la ciudad y con el respaldo de sus aliados quiere reconstruir el imperio de su familia, pero los monstruos que acechan en la sombras solo habían despertado al percibir la sangre en las calles.

Un fantasma ronda las calles de Gotham consumiendo no solo la vida de jovencitas también removiendo heridas que no terminan de sanar.

Como detener a un enemigo que conoce cada instante de tu vida y lo utiliza en tu contra.

CAPITULO 1

"Cuando el gato duerme los ratones salen"

La tranquilidad tras la caída del Pingüino era solo una farsa, los cambios eran superficiales pero notables, había movimientos en las calles dejando ver que ahora los nuevos amos de la ciudad se estaban poniendo cómodos. Él se había convertido en el títere de Sofía desde el principio y solo pudo lamentarse por sus acciones los últimos meses, había perdido por completo la razón ante la "PAX PINGUINA" pero había pasado por alto lo que había sido en realidad en comparación a lo que Sofía quería para Gotham.

Harvey se había desvanecido del radar, había perdido a su amigo pensando que hacia lo correcto y en todo este tiempo había llevado a la guerra a sus compañeros de la estación, era un héroe de papel y ahora no podía encontrar la salida de lo que había provocado.

La oficina se sentía como parte de la farsa, la placa con su nombre se reía de él mientras trataba de pensar como cada uno de sus pasos había terminado con la muerte de Carmine Falcone y con su hija sentada en el trono de la mafia de la ciudad.

Un toque en su puerta lo saco de sus lamentaciones.

-Adelante-Se acomodó en su asiento para no parecer tan desanimado.

-Buenos días-Un joven se asomó por la puerta, parecía un universitario de esos que están en la biblioteca todo el día-Capitán James Gordon-La voz era firme pero había cierta duda en su entonación.

-Sí, adelante-Se levantó a saludar al recién llegado-En que puedo ayudarlo

-Señor-Entro en la oficina con paso inseguro y estrecho su mano titubeante pero con fuerza-He sido transferido de New York, soy el detective Spencer L. James-Le extendió su carpeta de documentos.

-No hemos pedido más detectives-Le comento al tomar su carpeta y abrirla para examinar sus referencias. Era una como una pared de listones de primer lugar, el mejor de su generación, graduación adelantada, especialidades adicionales.

-Lo se señor pero hice mi petición y se autorizó, la firmo el capitán anterior-Harvey había mencionado que se necesitaban más detectives con la cantidad de locos que había en la ciudad, ahora no podía contradecirlo si se contaba a sí mismo como uno.

-Puedo preguntar por qué un detective pide cambio a Gotham, en especial uno que tiene semejante historial-El joven pareció avergonzarse un poco, era verdad que no era la peor ciudad pero habían pasado suficientes situaciones para que se creara una reputación entre los cadetes cuando elegían un lugar para trabajar.

-Mi familia solía vivir aquí, supongo que tengo algo de nostalgia-Miro de nuevo el expediente, James era un apellido conocido.

-¿Es usted familiar del ex alcalde?-Su mirada se tornó seria ante la mención.

-Algo así, es mi tío pero hace años que no tenemos contacto, le aseguro que eso no será un problema-Se veía genuinamente avergonzado por la relación familiar-Señor no voy a fallarle, puedo hacer el trabajo-Lo miro, se imaginó a sí mismo en su primer día, listo para poner a los malos en la cárcel y proteger a los buenos. En su primer día se había topado en lo que sin saber desencadenaría una serie de sucesos trágicos y devastadores para la ciudad.

Una noche se encontró en un callejón consolando a un chico que había perdido a sus padres y prometiendo encontrar la justicia para ello años de esa noche aun no podía decir que la promesa se había cumplido.

-Solo no dejes que te maten el primer día…-Por el momento era lo único que podía hacer por el.

Escuchaba el ruido de la música a todo volumen pero no lograba entender la letra, era como si los coros fueran en un idioma desconocido, sentía las manos de alguien sobre sus hombros. El peso en su pecho era una constante asfixiante.

-Llévame a casa contigo-Unos labios susurraban en su oído con promesas veladas. Tenía la cabeza nublada por el alcohol pero no había perdido por completo la cabeza, no llevaba más chicas a casa, era peligroso cuando no había nadie vigilando a los invitados.

-Es hora de cerrar pero podemos seguir en algún hotel-Siempre tenía alguna habitación lista para seguir la fiesta, en su caso para no volver a la casa que estaba vacía.

-Nunca quieres llevarme contigo-La voz caprichosa de la chica lo exasperaba y quería alejarse pero había tanto que quería alejar de sí que la voz era lo menos importante.

-Déjalo en paz cielo, él quiere ser el misterioso-Tommy se sentó entre la chica y Bruce-Quieres un aventón Wayne-Sus facciones eran diferentes a sus días en el colegio, habían desarrollado una amistad poco probable considerando su historia previa.

-Sin escalas Eliot-Con el poco equilibrio que le quedaba se levantó y salió del club con Tommy rumbo a casa, era lo común cuando no tenía ganas de estar cerca de los demás, su amigo se quedaba en la mansión y pasaban la mañana tratando de mitigar el dolor de cabeza por la fiesta.

Se sentía tan entumecido que apenas podía sentir el tiempo escurrirse entre sus manos, todo era un borrón de colores y sonidos, era lo mejor no pensar y no sentir.

-Pronto reabrirán un bar "The Sirens"-Entre la bruma escucho a su amigo entusiasmado por ello.

-Nada nuevo, he estado ahí, solo cambio de dueños-Era el Bar que había pertenecido a Bárbara Kean, después al Pingüino y ahora regresaba a su dueña original al parecer habían pasado muchas cosas en el bajo mundo de la ciudad.

-Tenemos que ir, estoy harto de chicas comunes-Las palabras dichas con desinterés iban enfocadas a hacerle saber que se estaba aburriendo de la rutina, conocía lo que había en el bar de las sirenas, lo sabía muy bien.

-No es de nuestro nivel-Rara vez usaba la carta de los niveles sociales pero cuando quería cambiar opiniones era fácil moverlas con esa estrategias, pero como lo probaría con el tiempo Tommy Eliot no era como la mayoría de los chicos del circulo dorado de Gotham.

-A veces lo mejor está donde no lo esperas Wayne, me han dicho que hay una sirena que es inconquistable-Se escuchaba el ansia por la cacería en su voz-Tengo que ver si es verdad, puedo ir solo pero pensé que te gustaría ir-El auto se detuvo frente a la mansión y bajaron.

-Amelia no se sentirá feliz

-Amelia es linda pero nunca has pensado que es demasiado fácil, qué caso tiene si ellas simplemente caen ante ti, no hay emoción-La mirada de Tommy era lejana y ansiosa, casi como si anticipara el juego.

-Ellas jamás dirán que no, soy un Wayne…-Era la certeza de la experiencia

-Puede que te sorprenda amigo , ahí afuera hay chicas a las que no las impresionan nuestros apellidos y eso es más divertido, cuando ellas te miran sabiendo que no es el dinero lo que buscan , hace la conquista más dulce-Era cruel y a la vez atractivo, podía ver por qué Tommy estaba empeñado en ello.

Un recuerdo de rizos cobrizos y brillantes ojos verdes lo atacaron, supo al instante lo que decía su amigo, para ella no era más que un chico con problemas y eso lo volvía loco, hacía meses que no sabía de Selina, ir al bar se volvía cada vez más interesante.

-Solo quiero dormir un poco-Dejo el tema por cerrado y fue a su habitación mientras Tommy encontraba el camino a la suya, el servicio hacia horas que se había retirado sabiendo que el amo de la casa se levantaría tarde, desde que había despedido a Alfred no había logrado dormir en paz sin tomar.

Así adormecido por el alcohol su mente lo llevo a un sueño donde estaba en una azotea en la oscuridad con unos ojos verdes intensos mirándolo.

El mundo donde todo tiene un precio y todos son prescindibles era al que pertenecía, podía sentir el frio del aire nocturno acariciar sus mejillas, había estado tantas veces en esta azotea. Un universo de momentos que se amontonaban uno tras otro como pedazos de un espejo que no podía volver a juntarse.

Bridget, Ivy, Bruce, Alfred, su madre, todos habían llegado y se habían ido, ella seguía aferrándose a esta azotea como si fuera el pedazo que podía unir todo de nuevo pero la verdad era que incluso ella era una pieza que ya no encajaba en el rompecabezas.

Camino a la puerta de la jaula, podía escuchar las palomas revolotear al sentir su presencia, había cuidado de ellas incluso mucho tiempo después de que Bridget no fuera más que un recuerdo deslavado de sí misma, había cuidado de ellas cuando Ivy había desaparecido, había cuidado de ellas cuando Bruce se había lanzado al peligro sin pestañear y había cuidado de ellas incluso cuando la rabia se había apoderado de su pecho tras la traición de su madre pero por alguna razón ya no podía seguir en esta azotea cuidando de estas palomas.

Era como si algo se extinguiera y fuera imposible reanimarlo, desde que se había aliado a Tabitha la claridad que la golpeo fue brutal, había jugado el juego mil veces y siempre había apostado a lo seguro sin darse cuenta que todos subían las apuestas.

Abrió la puerta sin ningún cuidado y se hizo a un lado para que las palomas salieran volando en medio de la noche a lo desconocido. Cuando das un salto de fe lo hacías con los ojos abiertos consiente que tal vez no sobrevivirías al salto, por que cuidar algo que iba a morir si ella no sobrevivía a la caída.

El cielo estrellado abrazo las figuras de las palomas alejándose y en ese instante se sintió más ligera, el apego puede ser un peso si dejas que te consuma, ella se había dejado consumir pero esta noche subiría las apuestas y daría su salto de fe.

Se giró a cerrar la puerta y al fondo de la jaula en una esquina aun en su pedestal una paloma no había salido, se había quedado dentro como resistiéndose a abandonar, entro a la jaula y la tomo entre sus manos la calidez del pequeño ser fue reconfortante contra el frió de la noche.

-Eres la inteligente o solo eres muy terca-Entre sus manos podía sentir latir el corazón de la paloma, constante y sereno, considero abrir las manos para que se fuera pero por más que lo pensaba no podía hacerlo-Al parecer eres la terca…-Se encamino con la paloma aun en sus manos para dejar a tras la azotea de una vez por todas.

Y así en medio de la noche, en el frio de la ciudad que no tenía piedad, cada uno de esos momentos se quedarían atrapados en la azotea para convertirse en algo más que se quedó en el camino.

Había estado toda la tarde viendo casos pendientes como asignación de novato, había tomado la decisión de volver a Gotham antes incluso de saber que sería detective, podía pensar en un millón de cosas que podría haber elegido y que quizás le hubieran dado una vida más tranquila, pero no podía imaginarse haciendo algo más.

Su padre había sido una persona respetable y había deseado hacer mucho por su comunidad, solo que las cosas no habían resultado de la manera que el esperaba; no siempre las buenas acciones eran bien vistas, había molestado a las personas equivocadas.

Pero una sola acción cambio por completo el rumbo de su vida, su madre decidió dejar atrás todo y se mudaron a New York pero él seguía de cerca lo que pasaba en Gotham, era como una obsesión como si esperara una señal…y sucedió.

Cuando había visto las noticias sobre lo que había pasado con los Wayne se había sentido tan identificado, él había perdido a su padre de una manera parecida pero recordaba con claridad la cara del detective Gordon cuando había declarado que encontrarían a los culpables y supo que no sería la misma historia.

Lo empujo en la dirección correcta y lo hizo acelerar todo, había puesto el máximo de si para salir antes de la academia y tomado los cursos adicionales que le ayudaran a hacer más fácil su trabajo.

Había elegido Gotham por que tenía que demostrar que no tenía miedo y que había sobrevivido en más de una manera a su pasado.

En medio de la frialdad de la noche la muerte recorría las calles de Gotham susurrando en el oído de su emisario las más sangrientas promesas, en un callejón un cuerpo sin vida queda expuesto a las estrellas como únicos testigos.

Esta es la corrección de mi fanfic, decidí que si iba a continuar debía ponerlo al corriente y aprovechar el corte de media temporada de la serie. Ahora que sabemos que papel jugo Bárbara y que personajes volvieron, me es más fácil plantear mi idea, sumando que también se integra de nuevo Jerome a la historia original podemos garantizar que la segunda parte de la temporada será muy intensa.